Una noche inesperada
mi esposa por follar
se sentía desesperada.
Las niñas en casa
de mi suegra dejamos,
manejando a casa, en el auto,
muy rico nos tocamos.
Justo cuando a casa
llegabamos para solos
podernos amar,
el vecino nos invitaba
a su casa pasar.
Un poco ecepticos, decidimos entrar,
pero nuestros deseos no eran allí estar.
El vecino y su esposa,
una pareja muy hermosa,
un aniversario mas de boda,
junto a otra pareja, celebraban.
Dos chicas enmascaradas
muy sensual danzaban,
el vecino y el otro invitado
desde unos sillones las observaban.
Para nuetra sorpresa!
Era la vecina y su invitada;
al rítmo de reggaeton
un show de striptease nos daban.
La noche se hacía más candente.
La vecina y su invitada,
se besaban, tocaban,
teniendo sobre sus cuerpos nada,
con juguetes sexuales
se masturbaban intensamente.
La vista era para todos,
algo muy sorprendente.
Esto era algo inesperado,
mi esposa sintió q estaba
parado, y ella confesó
tener su pussy muy mojado.
De repente…La vecina y su invitada
se acercaron a mi amada,
ella me miró y yo asintí,
y ella accedió finalizando su chelada.
Ambas, a mi amada,
en un sofá tumbaron,
de su ropa despojaron,
su boca y su cuerpo devoraron,
sus ricos pechos mamaron,
mientras su pussy masturbaron,
y un rico squirt le sacaron.
Era un show más que sorprendente,
teniendo a tres hombres
con sus falos de fuera bien parados
por lo que tenían de frente.
Cada chica a su hombre fue.
mi amada se acercaba
me besaba y acariciaba,
mientras mirábamos
a los vecinos y su pareja de invitados
en una orgía, los cuatro, concentrados y extaciados.
Mi esposa una rica mamada me daba,
la vecina de manera sutil se cercaba,
se basaban, mi esposa puso mi miembro
en su boca y ambas lo devoraban.
El vecino se nos unía.
La vecina y mi amada
de rodillas se ponían
para darnos una sabrosa
y sensual mamada.
La vecina sobre mi boca se subía
para su vulva devorar
en un 69 con sabiduría,
mi esposa de perrito se ponía,
mientras ambas me chupaban y mamaban,
el vecino a mi esposa su verga le metía.
Qué experiencia más excitante
fue sentir a la vecina y a mi esposa
venirse a cada instante;
sentir la mirada lujuriosa
de la pareja de invitados
viendo como se venian
por el show que le habiamos dados.
Y fue aún más sorprendente,
cuando de manera inminente,
la vecina y mi amada, como dos locas,
nuestras leches compartían
en sus pechos y en sus bocas.
Sin duda fue… una noche inesperada.