Después de lo sucedido en la cabaña, tanto con mi esposa como con mis otras mujeres, el día lunes y martes fueron normales, con mi esposa no había tenido comunicación, ni uno ni otro habíamos hecho el intento de hablar de lo sucedido entre nosotros, al menos de mi parte quería darle su tiempo para que se concentrara en su curso. En cambio, con Mari había estado teniendo conversaciones a través del teléfono y llamadas telefónicas, sin embargo, era miércoles y Mari me envió un mensaje pidiendo que pasara a verla ese día una vez que saliera del trabajo y como tal así lo hice.
Una vez concluida mi jornada laboral del miércoles me fui directo a casa de Mari, se me hacía raro que quisiera verme en su casa, tomando en cuenta que lo más probables es que estaría su esposo y más raro porque no me dio señal alguna del asunto que quería platicar.
Llegando a su casa ahí se encontraba ella, sentada en un sillón esperándome, por lo que al verme bajar del auto, se dirigió a abrirme.
– ¡Hola guapo!
– ¡Hola hermosa!, vine lo más rápido que pude
– Gracias, me gusta escuchar que me das la debida importancia, anda, pasa y ponte cómodo
Entramos a su casa y tomé asiento en uno de los muebles, mientras que Mari regresaba de la cocina con un vaso con agua. Le di unos tragos, dejando un poco en la mesa de centro, preparándome a escuchar lo que tenía que decirme Mari.
– ¿Y la nena? -pregunté
– No está, salió al centro a comprar unas cosas para su escuela
– Que bien, pero dime, para qué soy bueno
– Eres bueno para muchas cosas, pero lo que hoy necesito de ti es que me escuches y me des tu opinión
– Ok, soy todo oídos
– Mira, se trata de Sergio, ya tiene varios días que he notado algunas cosas extrañas en él, como verás en donde trabaja se lleva bien con su patrón, un ingeniero, tanto así que le presta los vehículos de la compañía y hasta de su mismo jefe, pero eso no es lo que me preocupa, ya que prácticamente así ha sido desde que entró en esa compañía, pero lo que si he notado últimamente es que llega tarde, recibe mensajes en su teléfono a los cuales él oculta o contesta tratando de esconder lo que dice, llamadas que contesta en otro lado de la casa y a veces se va de la casa repentinamente con la excusa de que es algo del trabajo o de su patrón, ya lo viste tú ese día en la cabaña.
Tanto me causó extrañeza que decidí revisar su celular, afortunadamente me sé su contraseña y pues no es muy dado a la tecnología así que no me fue muy difícil abrir las conversaciones y darme cuenta que el muy cabrón anda con otra. Sé que no soy la persona correcta en darme golpes de pecho, por todo lo que ha sucedido entre nosotros, pero pues una como mujer también tiene su orgullo y como para que otra vieja se esté quedando con el dinero que bien puede destinar a nosotras, su familia, es algo que no puedo tolerar, le puedo soportar que se la coja y todo lo que quiera pero no que se desviva por ella y a nosotras nos deje sin nada. Y todas esas conversaciones en su celular me permitieron darme cuenta de muchas cosas, así que preparé un plan para de una vez hacerle ver a esos dos quien tiene más valor para afrontar las cosas. Por la última conversación que revisé, planean hoy verse saliendo del trabajo, así que quiero que me acompañes para ver quién es esa mujer, ¿puedes?
En mi mente llegaba el recuerdo de aquel mensaje que vi en el celular de Sergio el día que estuvo en la cabaña, por lo que Mari decía estaba en lo correcto y no sería necesario que yo se lo confirmara con lo que había visto, así que solo acepté la propuesta de Mari y decidí acompañarla. Mari no tardó en cambiarse, se puso un pantalón de mezclilla pegado, que permitía resaltar en todo su esplendor ese culo suyo, una blusa de tirantes color rojo y unos zapatos de plataforma que la hacía ver más alta, se hizo en el pelo una cola y salimos directo a la compañía de Sergio.
Por lo que tenía entendido, Sergio debía salir puntual de su trabajo, así que esperamos en el vehículo tratando de ser lo más discreto posible, y fue así cuando alcanzamos a observar que salía una camioneta de la compañía, sin embargo no era conducida por Sergio, sino por el ingeniero, para después hacerse ver Sergio por el portón de la entrada y después subirse al vehículo, incorporándose a la avenida, por lo que procedimos a seguirlos, donde después de cinco cuadras hicieron una parada, bajándose Sergio y entrando a un domicilio, pasando pocos minutos cuando de dicha casa salió Sergio acompañado de una dama, la cual, debo de admitir, se veía estupenda con su piel blanca y más con ese vestido rosa entallado a su figura, con una cabellera pelirroja, suelta, y unas zapatillas color negro, lo cual le hacía resaltar sus tetas y ni que decir de su culo.
– Lo que me faltaba – dijo Mari sacándome de mi transe – también tú estás que babeas por esa vieja
No dije nada al respecto, la verdad Mari tenía toda la razón, es que esa mujer se veía perfecta y sabrosa. Continuamos en nuestro puesto, hasta que la camioneta continuó con su recorrido, haciendo ellos una parada en un Oxxo donde al salir llevaban consigo cerveza, para después tomar su rumbo.
– ¿A dónde es que irán esos? – preguntó Mari
– Ni idea
– ¿Es que irán a la casa del ingeniero? – justo cuando Mari terminaba de decir esto, los ocupantes de la camioneta doblaban en una esquina para después ingresar a un motel
– Oye Mari, no creo que esa sea la casa del ingeniero
– No es necesario que me lo digas
– Y entonces, ¿qué hacemos? ¿esperamos hasta que salgan?
– Ni loca, vamos a entrar
– Pero Mari, cómo es que vamos a entrar, no nos van a dejar pasar a menos que también pidamos una habitación
– Pues lo que sea necesario, anda, apúrate, necesitamos ver en qué habitación se meten
Y sin pensarlo, aceleré la marcha para ingresar al motel, logrando a penas observar la parte trasera de la camioneta dentro de la persiana de la habitación en la que se hospedarían. A nuestro auto se acercó un joven, el cual nos indicó la habitación que nos tocaba, la cual quedaba a dos habitaciones contiguas a la que se encontraba su marido.
Mari se notaba desesperada, no podía mantenerse quieta en un solo lugar de la habitación, además de que no sabía qué pretendía al estar nosotros ahí esperando, no quedándome remedio más que preguntarle.
– Mari, ya estamos aquí, y ahora, ¿qué es lo que sigue?
– Todavía me lo preguntas, ¿acaso no es obvio?
– ¿Pretendes ir a la habitación en la que están?
– Por supuesto
– Pero, no crees que eso ya sería demasiado
– No, necesito que Sergio se dé cuenta de que ya sé lo que anda haciendo
– Ok, entonces esperemos media hora
– ¿estás loco?, eso es mucho tiempo
– Pero si acabamos de llegar, al menos deja que se tomen un poco de su tiempo
– Está bien, solo espero que tengas razón
Los minutos pasaban y Mari continuaba desesperada, se paraba, se sentaba, miraba su celular, no podía mantenerse quieta, mientras que yo me entretenía por momentos con la TV, pero al verla en esa situación me acerqué a ella y me la llevé a la cama, me acomodé por detrás y la abracé de su cintura, y comencé a besarle al cuello, le decía palabras que tal vez podrían tranquilizarla, aunque no podía negar que mis intenciones eran otras, digo, aprovechando el lugar en el que nos encontrábamos existía la posibilidad de que pudiera tener sexo con Mari, pero no me encontraba muy seguro de ello y Mari así me lo confirmó.
– Espera Samuel, no tengo ánimos para coger ahorita
– Tranquila, solo intento que te relajes un poco – bajándole los tirantes de su blusa y comenzar a masajear sus senos, sin embargo no causó el efecto que yo quería
– Entiende Samuel, que no quiero esto ahorita
– Ok, ok, ya entendí, ven, acuéstate conmigo – al menos a eso no me dijo que no y ahí estábamos los dos, acostados de lado mientras que yo la abrazaba por detrás, poco a poco me fui pegando a ella para colocar mi verga en su culo
– En serio Samuel, no sé cómo puedes estar así de duro con esta situación. No aguanto más, iré a esa habitación de una vez
– Mari, espera…
No pude detenerla, tan rápido abrió la puerta y salió directo a buscar a Sergio, intenté alcanzarla y así lo hice pero ya era tarde, ya se encontraba frente a la puerta de los otros inquilinos, sin embargo solo se quedó ahí parada, al parecer su mente estaba buscando la forma de hacer frente a la situación, mientras que dentro de la habitación se escuchaba mucho ruido
– Espera Mari, ¿pretendes entrar? – hablándole en voz baja
– Si
– ¿Y si la puerta tiene seguro? ¿qué vas a hacer?
– Pues comenzar a gritar, no pienso quedarme con los brazos cruzados – para esto Mari hizo el intento de abrir la puerta, sin embargo la sujeté y le pedí encargarme yo, a lo que lentamente, tratando de no hacer ruido, giré la perilla de la puerta y oh sorpresa los muy tontos no le habían puesto el seguro a la puerta, así que muy despacio giré por completo y pude abrir, la puerta no hizo ningún ruido y fue así que Mari entró, con pasos lentos, nos adentramos al cuarto y en la cama se encontraban Sergio y sus cómplices, de mi parte al menos ya me había imaginado la escena que encontraríamos pero habría de ser muy, pero muy diferente a lo imaginado.
En primer plano teníamos de espaldas a la dama de vestido rosa, quien se encontraba parada al pie de la litera, con el vestido enrollado a su cintura, mientras que arriba de la cama estaba, en posición de perrito, totalmente desnudo, ni más ni menos que Sergio y en último plano se encontraba el ingeniero a quien Sergio le estaba devorando su verga, pero la cereza del pastel fue ver cómo la “dama” se movía de atrás hacia adelante en el culo de Sergio, cuestión que se confirmó al momento en que Mari profirió sus primeras palabras
– Eres un desgraciado
El trío de personas rápidamente voltearon a ver quién era la que hablaba, la “dama” no era una dama cualquiera, semejante verga la que se cargaba consigo y no se trataba de una de plástico, era de carne, más gruesa que la mía y un tanto más grande, ella intentó cubrir su verga con el vestido pero la erección no se lo permitió, resaltándose más con el vestido entallado, por su parte el ingeniero solo logró taparse con una sábana mientras que Sergio parecía un fantasma, totalmente pálido al verse sorprendido en la maroma por su esposa, no podía hilar palabra alguna, balbuceaba en su intento de decir algo, sin embargo Mari se encargó de sacar todos sus sentimientos, diciéndole hasta de lo que se iba a morir para después comenzar a llorar
– Nunca me imaginé pasar por esto Sergio, y menos darme cuenta que te gusta que te den verga
Esas fueron las últimas palabras de Mari, quedándose Sergio ahí parado sin decir ni hacer nada, mientras que Mari y yo salíamos de la habitación para dirigirnos al auto y salir de ahí. Durante el trayecto de regreso a su casa Mari iba con la mirada perdida, no quisiera imaginar lo que por su mente pasaba en ese momento, hasta que decidí romper el hielo.
– Mari, sé que a lo mejor no te esperabas ver lo que vimos y sobre todo que tu matrimonio se vea afectado, pero quiero que sepas que pase lo que pase puedes contar conmigo
Mari comenzó a llorar, mi intención no era provocarle ese sentimiento, pero por una parte estaba bien que, al menos, se desahogara de esa manera, tantos sentimientos contenidos como para no sacarlos.
– Gracias Samuel, no sabes lo bien que me hace escuchar tus palabras, no me queda más que agradecerte el que tú estés aquí conmigo, porque no sabría que hubiera hecho sin tu ayuda
Por fin llegamos a casa de Mari, ya la esperaba su hija, quien al ver nuestros rostros serios no tardó en preguntar qué era lo que nos pasaba a lo que Mari solo le dijo que no se preocupara, pero que más tarde lo platicaría con ella, mientras que de mi parte solo le dije que confiara en lo que decía su madre, para después despedirme de ambas y dirigirme a mi casa.
Me encontraba disfrutando de una buena película cuando comenzó a sonar mi celular, por un momento pensé que se trataba de Mari pero no fue así, era una llamada de mi esposa, la verdad no esperaba hablar con ella hasta que regresara de su viaje, así que contesté.
– Dime
– Hola
– Hola
– Eh, pues te llamaba para decirte que me encuentro bien, ha sido un poco pesado el curso pero de ahí en fuera todo está bien, y tú ¿cómo has estado?
– Bien, todo normal por acá… bueno en parte
– ¿Y eso? ¿te pasó algo?
– No, a mí no, pero a tu hermana sí, nada grave, más bien una situación matrimonial
– Pero ¿qué paso?
Le expliqué a grandes rasgos lo sucedido con Sergio, ya su hermana le daría todos los detalles, Adriana no podía creer lo ocurrido, sin embargo se tranquilizó al saber que Mari no se había puesto tan mal.
– Aprovechando la llamada, quería decirte que estuve pensando en lo ocurrido con nosotros y que lamento mis actitudes, tal vez me dejé llevar por ideas sin fundamento lo que pudo haberme afectado, en fin, lo que quiero decirte es que te amo y que espero perdones mis malos pensamientos, te conozco y sé el tipo de esposo que eres y que yo fui la tonta que puso en duda tu amor.
– Tranquila amor, ya tendremos tiempo para platicarlo, y también quiero que sepas que te amo con todo mi corazón
– Gracias Samuel, realmente necesitaba escuchar eso de ti
– Y a todo esto, ¿cuándo regresas?
– Si, es cierto, no te lo había dicho, el sábado es la clausura oficial del curso y tienen previsto hacer una comida al final, aunque no es obligatorio que acudamos
– Descuida, quédate a disfrutar la clausura, vale la pena un poco de diversión después de tanto trabajo
– Si, eso es cierto, entonces estaría de vuelta el día domingo, ¿te parece?
– Si, no te preocupes, yo aquí estaré esperándote
– Gracias mi amor, te dejo descansar, supongo que tampoco hoy no fue un día fácil para ti
– Ni que lo digas
– Ok, entonces después te llamo
– Si, amor, igual descansa, nos vemos
Y así concluyó mi día, al menos para mí fue con un final feliz, no tanto para Mari, sin embargo no podía esconder un poco de satisfacción, la imagen de Sergio había quedado por los suelos, aquél hombre rudo, orgulloso y celoso había quedado expuesto al verse ensartado por una verga y con otra en la boca, nunca esperé esos gustos por parte de Sergio.