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Carla: La subasta
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Tiempo de lectura: 8 minutos

Tal como lo anunciara al terminar el último relato, pondremos al día a nuestros nuevos lectores, de viejas andanzas con Carla,  antes de dar paso al relato de la nueva visita de su tío.

En realidad, aprovecharé para hacer una versión abreviada de tres aventuras de “casi escort” algo que la fascina.

1) En Plaza Gomensoro, (Montevideo). Ocurrió en Carnaval 2019, ya con las entregas y aventuras bien establecidas, Carla quería jugar a ser escort, incluso jugar a ser prosti.

El Carnaval daba la oportunidad perfecta. En la plaza mencionada, de vez en cuando y entrada la noche para algunas chicas trabajadoras de sexo, en la propia plaza sobre la vereda de la Rambla o en la parada de buses de la esquina.

Planificamos como hacerlo, rentamos un apartamento turístico bien cerca.

Y planificamos la operativa. Ofrecerse en la plaza, y ante la pregunta clásica de: Cuanto cobras? Responder: Es gratis si mi pareja puede mirarnos.

Así se hizo, vestida con botas arriba de la rodilla, negras; short blanco, con medio culo afuera y top cortito que apenas le tapaba las tetas. Aprovechando que era Carnaval, completó su vestimenta con un antifaz negro que cubría buena parte del rostro y dificultaba un eventual reconocimiento de algún conocido.

Me puse en el coche unos 150 metros antes, y teníamos el teléfono abierto y charlábamos de lo que fuera para que pudiera oír la conversación y calentarme, cuando la abordaran.

Pararon varios, algunos pidiendo oral en el descampado del Faro de Punta Carretas, descartados. Otros huían al decirles. “Gratis pero mi pareja estará presente y nos verá coger” quizás se imaginaban muertos y con sus órganos vendidos para transplantes!

Y de repente llega Roberto, sabríamos después que es gran tipo, relacionado a negocios agropecuarios, gran amigo actualmente, fijo, y nos presentó un tiempo después a Pedro, ganadero, gran amigo, preferido de Carla, rey de la posición cucharita y uno de los amigos mas generosos en todo.

Roberto escuchó la propuesta, pensó diez segundos Y dijo: Y donde sería?

-En un apartamento, edificio precioso, con garaje, aquí cerca, con portero super seguro. Vestirme y hacer de prosti es fantasía, en realidad a Sergio le encanta compartirme, somos amantes.

Y así nos fuimos en caravana, los dos coches al garage. Y vaya si cogieron! Como se sabía de antes a que iban, no hubo seducción sino acción, prolija, con forro.

Y a posteriori, larga charla acerca de quienes éramos y como volver a conectarnos si hubiera ganas… y vaya si las hubo!

2) Apartamento de chicas. Siempre en la línea de los juegos y de nuevas experiencias, Carla me puso a trabajar para satisfacer una nueva idea.

Quería “atender” en un “apartamento de chicas” donde algunas chicas se juntan, compartiendo un celular para fijar las citas, o cada una con su propio celu. También algunos de estos apartamentos (o casas, denominadas casonas) tienen una encargada y funcionan con sistema de “desfile” sin cita previa, el cliente llega, las chicas que estén disponibles desfilan, y el cliente elige una para pasar a una habitación libre.

A Carla le encantaba el tema de desfile, “Me exhibo mas, compito, voy a ver si alguien me ve deseable”. En realidad, quería sentirse prosti por una tarde, y averigüé con amigos acerca de una casa de confianza. Llegué sin dramas, lo planteé, les extrañó y arreglamos que cobraría la misma tarifa de las otras chicas, pero por supuesto, todo el dinero que ella “ganara” iría a un fondo común a repartir entre las chicas, para que no hubiera problemas.

-Que increíble! Que fauna! Me diría Carla después. Lógicamente, salvo caso obvio de borrachera o drogado, no se rechazan clientes.

La acompañé, en total acuerdo con la encargada. Las chicas en general esperan clientes en la cocina, charlando; o en el propio living en donde desfilan, pero si llega cliente el living queda vacío y todas salen desde la puerta de la cocina.

Conversamos con Carla y la encargada sobre como vestirse, lencería, o vestido? Y nos dijo que para estar a tono, vestido o jeans y camisa, muy pocas lo hacían en lencería.

Aceptamos la sugerencia, y Carla eligió un super mini vestido, en realidad una especie de tubo elastizado, totalmente cubierto de lentejuelas negras, tacazos y bada mas.

La rutina implica la llegada de cliente, lo hacen pasar al living, y —“ Ya te hago pasar las chicas”…

Pasan de a una, — “Hola, soy XX” beso en la mejilla, y pasa la siguiente.

Al final, la encargada vuelve con el cliente y éste le dice su elección, ella le indica una habitación libre, y “si querés pasar al baño es por allí”.

Hubo momentos sublimes, super hiper excitantes para mi, oír desde la cocina, como le decían a la encargada… —Mandame a Carla. Era como un envión en mi pija, todos salvo uno, que eligió a una super tetona y super culona, la elegían. Mas de uno se fue preguntando a la encargada, que los acompaña a la salida, si” la rubia nueva va a seguir?”.

Para sorprenderlos un poquito, al ir a atenderlos Carla se sacaba el vestido con el que la habían visto y les aparecía de tacos, tanga y corpiño negros y nada mas, las piernas, con tacos y la tanga enganchada arriba de la cadera, eran impresionantes. En general, el impacto era sensacional, todos tomaron “adicionales” a la tarifa básica de media hora o una hora. Los adicionales en su caso eran acabarle en la boca o en las tetas.

Otras cobran adicional el anal, pero Carla prefirió no hacerlo por mas tranquilidad de que no la fueran a lastimar.

Hubo de todo, “Parece mentira como cambian de uno a otro” algunos solamente se la hicieron chupar en media hora, otros la ponían de entrada y al acabar se iban. Unos besaban, otros no.

En total, rompió el mercado pero les prometió a las chicas no volver, para que quedaran tranquilas. De todos modos, se demostró que la demanda sería gigantesca ja ja.

3) La subasta. Una de las experiencias mas morbosas que hemos vivido (aunque hubo muchas muy morbosas). Encantada por su experiencia en la “casa de chicas”, le surgió la duda de si sería lo suficientemente atractiva a, digamos, alto nivel económico. Me querrán? Les gustaré a señores acostumbrados a otras chicas?

Y allí Roberto, que ya conocen, nuestro amigo de la Plaza, y Luis, el dueño, junto a tres socios, del apartamento que solemos rentar frente al Golf para nuestras aventuras, idearon la subasta.

Piratas consumados ellos mismos, y conocedores por negocios de varios señores de buena economía e igual de “bandidos” fueron invitando hasta lograr tres que se interesaron seriamente.

Una improvisada ida de pesca a Punta del Este, y el alquiler de una casa posibilitaron la realización del deseo de Carla.

Se pusieron condiciones: -Ella organizaba y ponía las restricciones. —Se subastarían tres horas con ella. —Derechos totales durante las tres horas. —Riguroso uso de protección por parte del ganador; pero se negociaría si aportaba documentación sanitaria plena. —Puerta de dormitorio abierta y tablet transmitiendo por Skype al televisor del living, para compensar a los perdedores, que estarían agasajados con bebidas y picada a discreción. —Derecho “residual” para los perdedores, de igualar oferta y disfrutar de atención de dos horas al día siguiente, si lo deseaban.

Y en marcha. Nos trasladamos a la excursión de pesca (alguna visita de caza a una estancia haríamos a futuro ja ja).

Y el sábado señalado, al mediodía, comenzaron a llegar los invitados y se fue armando la fila de sillones en el living.

Llegado el momento, llegaron las indicaciones operativas. Habría pasadas de la dama, desfilando (lección que Carla aprendió en la casa de chicas); al final de cada pasada, cada interesado escribiría en un papel su ponencia, y lo entregaría a la dama. Ella leería la propuesta sin decir de quien era. Con eso se aseguraba que cada uno podía saber si iba en punta o no, pero se evitaban desavenencias personales pues ninguno conocía nada mas que su propuesta.

Y comenzó todo…

Primera pasada. En tacos (siempre ja ja!), vestido micro, mostrando en forma generosa mitad de las hermosas y firmes nalgas, y algo de escote. Presentación de los tres papelitos, lectura… y ”Vamos chicos, ustedes pueden mas!”.

Segunda pasada. Tacos, medias, mini tanga, portaligas alto y corpiño de media copa todo negro. Impresionante lucimiento de tetas, cola y piernas. Nuevamente papelitos y Carla lee la mejor cifra.

Tercera pasada. De tacos… y concherito blanco marfil, mejor dicho mini concherito, honestamente, un sueño. Pasa, vuelve a pasar, gira, pasa nuevamente a un metro de ellos. ”Por favor, recuerden, última posibilidad!”…

Y en vez de leer nuevamente la mejor opción, anuncia: han evolucionado en gran forma…merecen un bono.

El bono. Les voy a dar una degustación. Para que todos puedan elegir, les daré cuatro opciones, pero no pueden pedir lo que otro haya elegido.

Serán 10 segundos de: darme oral, recibir oral de mi parte, beso de lengua, chuparme las tetas.

Sin profundizar, les daré a elegir en orden de mayor a menor.

Tremendo éxito, salva de aplausos, nadie se esperaba ese bonus.

Eligieron, en orden: oral de ella, oral a ella y beso de lengua. Y se hicieron las ponencias finales, que ella miró y no leyó en voz alta.

Y el Ganador es…: Voy a cambiarme y vuelvo para llevarme al ganador al dormitorio. Vamos a encender la tablet y probar la transmisión a la tele, para que todos disfruten.

Se fue, verificamos la transmisión de la tablet, preparamos la picada y whisky; y allí aparece Carla.

Toda de blanco de zapatos al velo, sí, velo de novia.

Medias con portaligas, tanga mínima por encima del portaligas (así puede sacarme la tanga y cogerme con las medias y portaligas puestos), corpiño media copa y velo de tul, tipo novia.

Se toma su tiempo, pasa frente a todos, al volver se para frente a uno de ellos, le extiende la mano, y le dice…”Me acompaña caballero?” Y se lo lleva al dormitorio, dejando la puerta abierta. Antes de entrar, él entrega un sobre con el logo de un conocido laboratorio médico y una anotación a mano, su propuesta.

Lo que siguió fueron dos horas y media (él no aguantó mas) de sexo y sexo.

Para llegar a estar desnuda, pasó una media hora de besos, caricias, retiro del velo.

Lo de los besos, la especialidad de Carla, fue tremendo… picos, lengua, salivas que se mezclan, chupada de dedos, lamida de Mejillas de Carla a Pedro (recuerden siempre este nombre, es un amigo íntimo con derechos a full). Ropa que va cayendo al piso.

Todavía parados con Carla en medias y portaligas, él le pasaba la verga por fuera de los labios de la concha.

Desde la puerta, Luis les comentó que el certificado de salud era correcto y se aconsejaba proceder a full ja ja.

Y así lo hicieron. Pero Pedro dijo que prefería apreciar toda la piel de ella. En una secuencia de striptease, Carla se sacó el portaligas y las medias, poniéndose nuevamente los zapatos para no perder elegancia.

Volvieron a jugar un poco parados, tratando de no salirse de cuadro de la tablet. Si bien el plano no era cercano, igual la imagen era tremenda.

Se fueron a la cama, con Pedro desesperado, chupando todo lo que encontraba, le chupó concha y culo, tetas a full, mas besos, y por cierto llegó el turno a Carla de chupar lo que había.

“Linda pija, no es grande, pero buena cabeza, muy manuable y chupable! Ja ja”.

Luego de una buena chupada, aunque la toma no era primer plano, vimos que se la chupaba, la lamía, le lamía los huevos… en cierto momento Carla se lo montó y se ganó lo suyo y aplausos con una cabalgata monumental. Por cierto, con acabada adentro para placer y disfrute de ambos… esa es la ventaja de hacer las cosas con garantías y con gente de quien se tienen referencias. “Divino como sentí los chorros, y seguí subiendo y bajando para disfrutar mas y mas con todo ese licor de hombre adentro!”.

Un ratito de limpieza oral de pija, besos, caricias, y les alcanzamos dos copas de champagne.

Lo bebieron y comenzaron nuevamente… respectivos besos negros, gran lamida de concha sin importar que algo estuviera escurriendo, y cuando la tuvo dura de nuevo, se dio lo que pasó a ser un clásico, algo que hace delirar a Carla.

Se la cogió en cucharita. Y demostró ser un experto, tanto que con la onda entre ambos, su generosidad proverbial, y la cogida en cucharita, Pedro es uno de los preferidos de Carla, al punto de haber pasado un par de noches a solas con ella durante un viaje mío.

Pese a no ser una pija larga, se acomodaron bien, Carla sobre su costado derecho, de frente a la cámara, Pedro atrás, y Carla pasó su pierna izquierda por encima de las de él, con lo cual su intimida estaba a punto para que se la metiera, y vaya si se la metió.

A fondo, acariciándole las tetas, mosdisqueando la nuca por momentos, comenzó el vaivén, a veces rápido, a veces lento, alguna vez en el fragor de la cogida se salía la verga y se la metía nuevamente de inmediato. Y con aguante, estuvieron buenos 15 o 20 minutos hasta que el cuerpo de Pedro se puso rígido y él se quedó casi quieto, signo inequívoco de eyaculación, retomó impulso y le dio 10 o 12 embestidas mas, oíamos el plaf plaf plaf de su cuerpo golpeando el de Carla.

Finalmente cuando él se salió de ella, lo limpió prolijamente a lengua, vino sesión de caricias, besos y, para ser claro, manoseos.

Los espectadores frente a la tele, gozamos intensamente, hacíamos comentarios… whisky va whisky viene, y en cierto momento, el tercer ubicado en la subasta, se anotó para el día siguiente. Misma ponencia del ganador pero dos horas en vez de tres.

Esa altura, Carla y Pedro se prendieron en un frenético 69; que culminó con la boca de Carla recibiendo el poco licor que quedaba en los huevos de Pedro.

No llegaron a las tres horas, pero Pedro estaba encantado, y Carla dijo y sigue diciendo que Pedro es de los mejores, si no el mejor cogedor que ha probado. Hasta hoy es uno de los amigos de confianza, fijos y con plenos derechos. De hecho, es uno de los dos amigos con los quienes le hago doble vaginal a Carla.

Lo cierto es que la “subasta la fascinó” por el resultado de su valor, se sintió deseada y apreciada hasta por extraños, “porque tu amor lo doy por hecho cariño”. Y más aún creció su ego cuando supo que el tercero de los participantes, se había subido a la posibilidad de tenerla al día siguiente.

En la línea de ponerlos al corriente de viejas aventuras (obvio todas de menos de cinco años), avanzaremos en el tiempo hasta la invitación de Pedro a su estancia.

Pero antes de eso, tocará conocer dos aventuras del presente, una con el tío de Carla en su tercera vez, y la otra con un gerente bancario (amigo fijo) y sus dos hijos.

Todo ello, suponiendo que exista interés en nuestras aventuras, agradeceremos algún comentario. Hasta la próxima.

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