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La que se empina (3)
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Antonio estaba desbocado, quería aprovechar su poder y realizar su sueño, follar a todas las vecinas de la comunidad. Después de descubrir que Maxi "mente fría" había engañado a Raquel para dejarla embarazada decidió que había llegado su momento.

Se propuso hacer una inspección al piso de las inquilinas y para ello espero que Nines, la fea, no estuviera en casa no fuera caso que decidiera apuntarse al plan. Llegó el viernes noche y Raquel se ponía guapa para salir y ligar con algún chaval joven, fuerte y musculado joven de la noche madrileña pero lo que ella no sabía es que iba a acabar con su viejo y vicioso casero y lo que es peor, por gusto y decisión de ella. Antonio llamó al timbre, Raquel abrió, iba súper ceñida, marcando escote y raja y deseando dar guerra.

Al abrir la puerta el efecto del parásito extraterrestre empezó a surgir efecto, Raquel quedó paralizada, prendada, aun tenía el coño escocido por las repetidas corridas del portero Maxi pero como no recordaba nada al estar bajo los efectos de las drogas no le dio mayor importancia. La vecina además sabía que debía tres meses de alquiler y se lo hizo venir bien para aprovechar el extraño deseo que sintió de repente por el pescadero. "Antonio, se que te debo tres mensualidades, entiendo tu enfado pero se como recompensarte" el Rancio no daba crédito, estaba a punto de cumplir su mayor deseo pero ante tal propuesta le propuso otro pequeño requisito, perfecto, "yo te perdono tus tres mensualidades pero con una condición" la vecina accedió sin dudarlo, "tu propón y yo cumpliré" Antonio le propuso pasar una noche entera con ella, a su disposición y en un hotel que ella misma tenía que pagar.

La rubia estaba tan y tan hipnotizada que aceptó, pero quiero que sea esta noche. Y dicho y hecho, Antonio y Raquel se dirigieron a un hotelucho de mala muerte, sucio y dejado pero era el único que Raquel podía pagar. Llegaron y se dirigieron a una habitación que no cumplía las mínimas normas de higiene pero a Raquel le daba igual, ella solo deseaba tener esa polla en su boca, al entrar no tardó ni dos segundos en bajar los pantalones a Antonio y meterse esa pija en la boca, el Rancio bombeó y bombeó sin parar, sabía que la inquilina estaba bajo su dominación y accedería a su voluntad a realizar todas sus peticiones.

Raquel tragó su leche, se dejó correr dentro, le lamió los huevos y su ano, hizo el 69 y se dejó penetrar por el culo, pero a Recio aun le quedaba un deseo por satisfacer pero debería vendar los ojos a la señorita Villanueva y atarla para que no descubriera el truculento plan. Ella aceptó, Antonio hizo una llamada para que un amigo suyo viniera raudo y veloz al motel.

En menos de 20 minutos llegó, Raquel, tal como aceptó estaba vendada y atada a la cama, el invitado de Antonio no se podía creer lo que ahí sucedía, era Coque, que por aquellos tiempos daba placer con su enorme nardo a Nines, la prima de la sometida.

Coque había tenido infinidad de fantasías con la prima de su novia y ahora al fin iba a ver cumplido sus sueños, se desnudó en un tiempo récord, dejando su inmensa polla al aire, además el jardinero conserje venía un pelín colocado pues esa misma tarde había abusado de los porros, no estaba en sus cabales pero si sabía y tenía claro que esa oportunidad no la iba a desaprovechar, le metió su enorme rabo en el coño afeitado de Raquel y en las apenas 2 horas que quedaban para que amaneciese logró correrse 12 veces en su concha, el jardinero era una bestia sexual fue capaz de correrse hasta 4 veces seguidas sin sacársela del coño.

El placer que recibió Raquel era indescriptible, solo repetía que no parase y que quería repetir. Antonio vio cumplido su deseo, en pocos meses la vecina sabría que estaba esperando un hijo y solo el sabría quienes podían ser los padres, el viejo abusador de Maxi, el tonto y retrasado Coque o el mismo, el vicioso y depravado casero de Raquel.

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