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Sorpresa con la madre de mi novia (1): Llegada
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Tiempo de lectura: 18 minutos

—Jorge, me ha dicho mi madre que me vaya con ella de vacaciones!

—Pero nena, ya habíamos planeado irnos nosotros solos una semana!

—Joder, hace dos meses que se ha separado de mi padre, y no me apetece dejarla sola!

—Ya, pero dejarme a mí sólo si que te da igual!

—No me da igual! Además, le he dicho que ya lo teníamos planeado y me ha comentado que no le importa que te vengas con nosotras. Es más, ella correrá con todos los gastos de las vacaciones!

—Joder, que generosa! Dije con sarcasmo.

Yo tenía entonces veinte años y llevaba saliendo dos con Lucía que tenía mi edad. Estaba enamorado de ella y nos entendíamos muy bien en todo, sobre todo en el sexo. La verdad es que estaba muy buena además de ser guapa. Era bajita, uno sesenta y cinco, comparada conmigo que mido casi el uno ochenta, pero estaba muy bien conformada. Un culo perfectamente redondeado, unas tetas medianas con unos pezones que se le ponían duros como piedras y que me volvía loco comérselos viento como se excitaba. Su piel era de un moreno suave que lo adornaba con una media melena que se solía teñir de rojo. Sus ojos verdes y su boca grande, con labios sensuales, le daban un atractivo especial.

Vivíamos cada uno en casa de nuestros padres por falta de recursos y manteníamos sexo cuándo podíamos, que no era siempre que queríamos. Su madre me caía bien, pero parecía que nos iba a estropear la semana, una semana que pensaba pasármela follando con Lucía hasta reventar.

El padre de Lucía se había pirado de casa con otra tía, pero las había dejado bien acomodadas dado que tenía una empresa que daba mucho dinero.

Viendo que parecía no haber más opciones cedí ante la presión de Lucía.

—De acuerdo, iré con vosotras, pero espero que tu madre no nos incordie demasiado!

—Tranquilo, tendremos nuestra habitación y me ha prometido no incordiar!

—Menos mal! Pensaba que nos iba a hacer dormir separados!

—Desde que se ha marchado mi padre ha cambiado mucho!

Me dijo abrazándome muy contenta y pegándome un morreo como ella sabía darlos. La verdad es que el roce de su cuerpo ya me ponía cachondo.

—Lo mismo se escandaliza cuando estemos follando y te oiga gritar!

Le dije con sorna.

—Ya te he dicho que ha cambiado, y si es preciso morderé la almohada cuando me metas hasta el fondo ese pedazo de polla que tienes, cabron!

Me contestó con entusiasmo y excitación.

—Te comeré el coño todos los días como desayuno, zorrita!

—Y yo te dejare la polla en carne viva, cerdo!

Estás frases eran muy habituales en nuestras conversaciones, nos gustaba el sexo y también hablar de él.

Por fin llegó el día de la partida y me presenté en casa de Lucía con mi maleta. Allí estaban Lucía, y su madre Carmen esperándome en la puerta con el coche ya cargado.

“Ostias!“ Dije casi en voz alta al verla. Carmen siempre había sido muy recatada y religiosa con un vestuario austero, y ahora iba con unos shorts tan cortos como los de su hija y una camisa que parecía que le iban a estallar los botones. Pude ver que tenía un culo redondo y apretado seguido de unos muslos impresionantes. Las tetas me impresionaron aún más al ver lo grandes que eran, siempre las había disimulado con ropa ancha. Su piel era algo más morena que la de Lucía, pero tenía la misma cara, con ojos verdes y labios gruesos pintados de un rojo intenso. El pelo castaño adornaba su cara perfectamente.

Las dos se habían vestido igual y casi parecían hermanas. Carmen tenía cuarenta y cuatro años, y nunca antes me había fijado en ella, seguramente por la ropa que se ponía.

Cuando me acerque, Lucía me dio un tierno beso en los labios y su madre dos en las mejillas que me llegaron a parecer más largos y sensuales que los que me solía dar.

—Me alegro que vengáis a pasar las vacaciones conmigo, hijo!

Me dijo con una amplia sonrisa como nunca se la había visto antes. Lo de llamarme hijo se había vuelto habitual desde hace varios meses.

Nos dijo que podíamos montarnos los dos atrás si queríamos ir hablando y así lo hicimos. La guarra de mi novia fue manoseándome la polla todo el camino y llegué con una inflamación tremenda. Llevaba unos pantalones cortos y veía que se iba acabar saliendo el capullo por uno de los cañones.

Cuando llegamos me quedé alucinado, era una casa en medio de un bosque, aunque muy cercana a un pequeño pueblo. Tenía una gran cantidad de terreno vallado por una pared alta de piedra, pero vamos, creo que te podías perder sin salir de la valla. Y lo mejor, una piscina en la parte trasera. Se notaba que la señora manejaba dinero.

Solo tenía dos habitaciones, algo que me consterno un poco, pues dormiríamos pared con pared. También solo había un baño común en el pasillo que tendríamos que compartir con su madre, pero bueno, en general me pareció un sitio ideal para pasar unos días follando sin ruidos.

Nos metimos en una de las habitaciones a deshacer las maletas y Carmen hizo lo mismo en la otra.

—Diosss, que zorra eres! Traigo la polla que me va a reventar!

—No te gusta que te la ponga dura?

—Si, pero no en el coche, y con tu madre conduciendo. Seguro que se ha dado cuenta como estaba cuando hemos salido!

—Bueno, pues que se vaya acostumbrando. Creo que te va a ver a menudo con el pantalón abultado! Jajaja!

Rió con ganas mientras me abrazaba para besarme.

La agarré del durito culo y la apreté contra mi polla que estaba como un tronco de madera.

—Creo que te voy a bajar el hinchazón para que no salgas así a la piscina!

Me dijo quitándose la camiseta y el sujetador. Me desabrochó el pantalón con su torso desnudo y me empujó contra la cama. Cuando tiro de la tela hacia abajo, mi polla apareció tiesa y erguida apuntando al techo.

—Ummm, que buen aspecto tiene! Dijo mientras subía y bajaba la tersa piel que envolvía el tronco lleno de hinchadas venas.

Se arrodilló entre mis piernas y comenzó a lamerme el capullo como si fuera un helado. Su boca era deliciosa, y me encantaban las mamadas que me hacía. Mi polla tiene un buen tamaño y nunca había conseguido tragársela entera, pero sentía chocar mi capullo contra su garganta y eso me ponía como una moto. Siempre pensaba que algún día sería capaz de tragársela entera para sentir mi capullo atravesando su garganta, eso debía de ser la leche!

Comencé a sobarle las tetas sintiendo como se le ponían duros los pezones. Ella abrió la boca y comenzó a succionar el capullo que lucía un rojo intenso. Succiono hasta meterse media polla en la boca mientras me la sujetaba con una mano y sobaba mis huevos con la otra. Comencé a tirar de sus pezones sabiendo como eso la ponía de cachonda.

—Vamos zorrita, métetela más, que tú puedes! Era la frase que le decía casi siempre pensando que algún día pasaría, pero tampoco fue ese día.

Ella siguió a lo suyo, pegándome unas chupadas que no tardaron en hacerme jadear. Llevaba tanto tiempo con la polla dura y no tardé en correrme.

—Chupa, chupa! Que ya llega! Le grité apretándole las tetas.

—Te voy a llenar la boca de leche! Vamos perra, no pares! Tragártela toda!

Eran mis frases habituales, aunque innecesarias, siempre se tragaba todo lo que salía, y así lo hizo de nuevo.

Mi polla comenzó a soltar leche como una manguera, y mi novia se la tragó como si fuera una rica cerveza en un día caluroso de verano. Siguió chupando y tragando hasta que salió la última gota. Cuando se la sacó de la boca estaba limpia y brillante. Me sonrió relamiéndose los labios y viendo que mi erección no acababa de bajar del todo.

—Creo que necesito otra mamada! Le dije de guasa.

—Pues va a tener que ser más tarde. Mi madre estará esperándonos en la piscina. Le he dicho que saque unas cervezas y se van a calentar!

Contestó riéndose con sorna.

Se quitó las bragas, que era lo único que le quedaba, y se puso un bikini.

—Te gusta? Me lo compré ayer!

—Joder! Estás para comerte con él!

Era un pequeño tanga naranja que contorneaba sus muslos deliciosamente. La tira trasera se perdía entre la raja del culo y dejaba ver sus duros y preciosos glúteos. El sujetador también era pequeño, tapaba lo justo para que no se le vieran sus bonitos pezones, aunque los marcaba claramente. El color naranja hacia su piel más hermosa y atractiva.

—Pues mi madre se ha comprado otro igual!

—No me jodas! Se va a atrever a ponerse algo así?

—Ya te he dicho que ha cambiado mucho. Además, creo que lo vas a comprobar en breve!

Salimos a la piscina y allí estaba Carmen, sentada en una de las cuatro sillas que había alrededor de una mesa redonda de jardín con tres cervezas sobre ella. Al vernos se levantó, y mi polla que seguía con cierta erección, dio un respingo bajo el bañador. Se había levantado para que la viéramos con el bikini naranja de infarto.

—Te queda muy bien mamá! Se apresuró a decir Lucía.

Carmen me miró a mi con una sonrisa preciosa algo interrogante, quería oír mis palabras.

—Está… estupenda, Carmen!

Es lo primero que me salió, aunque las palabras de mi mente eran “Está para follársela!“. No sé si el bikini era de la misma talla que el de Lucía, pero la carne que se veía era más abundante y muy bien puesta.

—Gracias chicos!

Contestó muy complacida mientras mis ojos estaban como platos y mi boca casi babeante, creo que era el morbo que me producía ver con ese bikini a una mujer tan recatada. Mi polla comenzó a coger consistencia de nuevo y di un trago a la cerveza y me lancé a la piscina. Lucía hizo lo mismo y después de dar unas brazadas nos encontramos en el lado opuesto a donde estaba Carmen. Lucía enroscó sus piernas a mi cuerpo y sus brazos a mi cuello para después darme un beso metiéndome la lengua hasta la campanilla.

Sus tetas se apretaban contra mi pecho y su coño contra mi polla, y me era imposible doblegar la tremenda erección.

—Para, para! Si sigues así no voy a poder salir!

—Por qué?

—Porque tengo la polla como una columna de mármol y tú madre se va a dar cuenta!

—Pues se tendrá que ir acostumbrando. Pienso mantenértela así todas las vacaciones! Además, si no es tonta, sabe que vamos a follar como locos! Dijo con sonrisa perversa y volvió a lamer mi boca a la vez que mordisqueaba mis labios.

Comenzamos a juguetear en el agua mientras Carmen nos miraba con sonrisa complaciente.

—No sé si tú madre se va a aburrir si solo va a estar mirándonos todas las vacaciones! Le dije a Lucía algo compasivo.

—Bueno, podemos invitarla a que juegue con nosotros!

—Joder, a que juegue! Y que va a hacer, chapotear a nuestro lado mientras nos metemos mano? Dije sarcástico.

—Bueno, le damos un poco de marcha!

—Como?

—No sé joder, nos pasamos la pelota, puedes darla unas vueltas sobre el agua como me haces a mi, o la subes a caballo que seguro que le gusta!

—Vale, pero no sé si habrá cambiado tanto como dices para subirse a caballo sobre mi!

—Bueno, pues si no quiere, que se joda y que mire, joder!

Noté que ni negacionismo la irritaba y opté por callarme. Además, lo mismo aceptaba ese tipo de juegos y tendría que tragarme las palabras.

—Mamá, quieres meterte con nosotros a jugar un rato!

Carmen no lo dudó ni un instante. Se levantó y entró por los escalones que tenía la piscina al otro lado y cuando llegó a nuestro lado tan solo dijo.

—Vale, pero no me torturéis mucho!

Dijo al llegar a nuestro lado. Sus grandes tetas flotaban sobre el agua como dos pequeños balones de playa y esa visión mantenía las palpitaciones de mi polla a un buen ritmo. Chapoteamos un poco y nos lanzamos la pelota riéndonos cuando salpicaba.

—Dale vueltas como me las das a mi sujetándola por la espalda! Túmbate boca arriba mamá, que Jorge te sujeta. Ya verás qué bien se va!

—Cómo?

—Échese, que yo la sujeto para que no se hunda!

Le dije poniéndole una mano sobre la espalda cercana al cuello. Carmen se fue recostando a la vez que levantaba los pies del suelo hasta quedar horizontal. Mi otra mano ya la sujetaba por la parte baja de la espalda casi pegada al culo. Ahora la visión fue peor para las palpitaciones de mi polla, sus tetas emergían poderosas sobre su torso y los pezones, que me parecieron enormes al verlos tan de cerca, se abultaban amenazantes bajo la tela mojada. También podía ver sus muslos, con el pequeño tanga marcando unos voluminosos labios genitales. Yo ya estaba que me salía y me entraron ganas de empezar a comerle todo.

—Ahora relájese y le daré unas vueltas suaves!

—Vale cariño, pero no dejes que me hunda!

Me dijo algo nerviosa con los brazos extendidos sobre el agua. Comencé a girar con suavidad mientras Lucía se ponía a mi espalda metiendo las manos bajo el agua para tocarme el miembro a la vez que me mordisqueaba la oreja.

—Te gusta mamá?

—Síii, síii! Pero se me hunden las piernas!

Creo que yo ya estaba más nervioso que ella sintiendo a la cabrona de mi novia manoseándome la polla.

—Bajé la mano un poco más y la puse con timidez bajo su hermoso culo. No sabía que reacción podría tener.

—Ahora mucho mejor, jajaja! Río Carmen algo nerviosa.

Mi novia ya me había puesto la polla como el mármol y dejó de toquetearme.

—No la metas mano, a ver si le va a gustar!

Me susurró Lucía al oído para joderme más mientras se restregaba el coño contra mi culo. Creo que el morbo la estaba divirtiendo más que a mí.

—Bueno, voy a nadar un rato mientras juagáis!

Dijo Lucía dejándome empantanado con su madre sobre mis manos.

A Carmen parecía no haberle importado que le pusiera la mano bajo el culo así que ahora que se había alejado Lucía decidí ponerla a prueba para ver si realmente le había gustado. Bajé la mano algo más a la vez que hundía los dedos en esa deliciosa carne.

—Uy qué bien! Sigue, sigue dándome vueltas que se está fenomenal!

Intenté no sonreír ante su expresión, lo de las vueltas parecía que sobraba pues estaba claro que se refería al apretón. Sus manos subían y bajaban bajo el agua como si ayudará en el movimiento y comencé a notar que cada vez rozaba más mis piernas. Apreté su culo más descaradamente, vamos que ya era un sobo lo que la estaba dando.

—Uy, que delicia! Sigue hijo, sigue, que me está gustando esto que me haces!

Dijo torciendo la cabeza para mirarme con una sonrisa que no supe definir. Lo que si noté fue su mano palpando mi bañador bajo el agua hasta tocar mi polla que no paraba de cabecear.

Lucía parecía agenda a la situación y en ese momento le sonó el teléfono. Salió del agua y lo cogió alejándose de la piscina.

Yo ya estaba cardíaco sin saber que hacer, seguía o me paraba. El dilema era grande con ese pedazo de mujer entre mis brazos y tocándome la polla. Me lie la manta a la cabeza y tiré a lo derecho, tenía que oírla decir algo más claramente.

—Le gusta lo que le hago Carmen?

Le pregunté sobándola el culo descaradamente.

—Me está encantado hijo! Y a ti, te gusta?

Contestó apretándome el miembro por encima del bañador. Ya no sabía si se refería a que yo tocará su culo o a que ella me palpara la polla.

Me había quedado estupefacto, no hubiera esperado nunca algo así de esa mujer púdica y recatada, pero el problema ahora era que hacía? Nos íbamos a limitar a los manoseos bajo el agua o podríamos… llegar a más? Andaba yo divagando con mis preguntas mentales cuando volvía oír su voz.

—De verdad que me queda bien el bikini, o lo has dicho para alagarme?

Ya no me contuve y le solté lo que pensaba.

—Con este bikini, está para comérsela!

—Uy, que cosas me dices hijo. Nunca me habían dicho algo así, jajaja!

—Pues es la verdad, Carmen, está para darla un buen revolcón!

Continúe con mi verborrea de salido contenido sin saber dónde acabaría esto.

—Ufff, como me gustan las cosas que me dices, aunque solo sea para complacerme!

Me miró con cara de pillina y tocándose las tetas me susurró.

—Te parecen bonitas? No crees que son demasiado grandes?

Yo ya estaba que me salía del bañador, mi mente se desbordaba y le solté otra bomba.

—Son tan deliciosas que se las comería ahora mismo si no estuviera su hija!

Sonrió mordiéndose el labio y miró hacia donde estaba Lucia. Volvió la cara de nuevo hacia mi con una mirada que desprendía un brillo especial.

—Pues es una pena que esté, porque me encanta que me las chupen, aunque mi marido apenas lo hacía!!

“Joder, que me ha dicho que si no estuviera su hija me dejaría que le chupara las tetas!“.

Mi mente totalmente perturbada trabajaba a gran velocidad y no tardé en hacer una sugerencia.

—Pero la mano que tengo debajo del agua no la ve!

—La mía tampoco! Jijiji!

Río como una niña traviesa mientras manoseaba mi miembro. Eso sugirió otra pregunta en mi mente perversa.

—Y a usted, le gusta lo que toca?

—Ufff, me está gustando mucho! Pero me encantaría verla fuera del agua!

—Ahora no pude ser, pero seguro que encontraremos un momento para ello!

Contesté sin pensarlo dos veces, aunque nada más hacerlo me vine abajo, estando solos los tres iba a ser difícil encontrar ese momento. Le volví a manosear el culo abriendo los dedos de la mano y profundice con el pulgar entre sus grandes muslos hasta tocar la tela del tanga. Sentí sus gruesos labios genitales y pasé el dedo por la raja que formaban. Noté un ligero temblor en su cuerpo.

—Ufff, que bien! Sigue, sigue!

Me dijo abriendo más las piernas, y continúe pasando el dedo a la vez que lo hundía en la raja y sus suspiros se hicieron más largos y sonoros. Se mordía el labio constantemente para ahogar los gemidos que salían de su boca, y su mano apretaba con más fuerza mi miembro a través del bañador. Llegó un momento en el que ya estaba muy excitada y temí que Lucía se diera cuenta.

—No podemos seguir Carmen, Lucía se va a dar cuenta!

Le dije soltando la mano del culo para que se incorporara.

—Ay hijo, es verdad, pero me estaba gustando tanto!

Contestó algo consternada ya de pies frente a mi con sus grandes tetas flotando a escasos centímetros de mi pecho. Miró hacia donde estaba Lucia y al ver que estaba de espaldas aplastó sus tetas contra mi pecho y me dio un beso en los labios sin lengua pero muy ardiente.

—Gracias hijo! Me ha gustado mucho!

Su boca y sus ojos emanaban deseo mirándome y no dude en preguntar.

—Le gustaría… jugar en otra ocasión… en la que no estuviera Lucía delante?

Era una pregunta arriesgada aunque ella casi me lo había sugerido unos minutos antes.

—Si, síii! —Se apresuró a contestar, y sin cortarse continuó – Esto deseando ver tu pene!

“Joder con la púdica de Carmen, lo único recatado había sido llamar a mi polla pene!“ Pensé casi riéndome. Me estaba empezando a gustar la conversación y quise saber hasta donde estaría dispuesta a llegar.

—Solo lo miraría?

Le dije esperando su reacción. Se volvió a morder el labio mirando hacía Lucía que seguía al teléfono.

—Ufff, es que he notado que es muy grande y nunca he visto un pene a parte de el de mi marido!

La respuesta no había sido concluyente y el morbo se había apoderado de todo mi cuerpo. La seguía tocando el culo bajo el agua y ella tampoco paraba de manosear mi polla por encima del bañador. Mi mente ya no era lúcida y solo pensaba en cómo follarme a esa tímida y sensual mujer, el problema sería como separarnos de Lucía al menos media hora. Como no podíamos hacer mucho más decidí satisfacer mi curiosidad y aumentar el morbo de la situación con una pregunta más directa.

—Y que hacía con el pene de su marido?

—Me vas a poner colorada, jajaja!

Río nerviosa ante la pregunta. Sus tetas flotaban a escasos centímetros de mi boca y yo cada vez estaba más desquiciado. La miraba su extensa boca de gruesos labios y me imaginaba penetrando con mi polla entre ellos, vamos, que ella se habría puesto colorada, pero seguro que mi capullo estaría morado a punto de encangrenarse.

—Solo es curiosidad, la tenía por una mujer recatada y me ha sorprendido gratamente!

Le dije para relajar la situación, además de darle confianza.

—Era mi marido el que quería que fuera así, yo tan solo le obedecía! A mi me gusta divertirme y pasármelo bien, y ahora que ya se ha ido me voy a desquitar de tantos años de sumisión!

Parecía que se estaba soltando y aproveché ese speed.

—Entonces… no practican mucho sexo?

—Solo cuando el quería y como quería. A mi no me dejaba opinar sobre mis gustos!

No sé por qué, pero la seguía tratando de usted a pesar de lo que habíamos hecho, creo que era porque alimentaba el morbo que me estaba produciendo aquello. Estaba casi babeante mirándola sumido en las fantasías sexuales que podría llegar con ella cuando volvió a sorprenderme.

—Me hubiera gustado hacer más cosas aunque las he tenido que reprimir!

Estaba claro que se había soltado y ahora podía profundizar más. Tan solo tendría que darle más confianza abriéndome yo.

—A Lucía y a mí nos gusta todo y practicamos de todo!

—Ufff, me estás poniendo los dientes largos pero no quiero romper vuestra relación, me parece que estáis muy enamorados y lo pasáis muy bien!

—Tranquila Carmen, no la romperá! Esto tan solo sería una diversión agradable, si lo desea!

Se volvía morder el labio, creo que era un signo de autor represión.

—Ufff, no sabes cuánto lo deseo, pero si se enterara Lucía, me sentiría muy mal!

—No se enterará! – le dije volviendo a sobarla el culo en un estado de salidismo total – lo mantendremos en secreto y lo pasaremos muy bien! – le dije con una sonrisa cómplice totalmente descontrolado y añadiendo – Estoy deseando comerle sus preciosas tetas!

—Ufff, hijo, me pones caliente tan solo con tus palabras!

—Pues imagine como se pondría si la comiera el chochito!

Le había dicho “chochito”, una palabra que no había utilizado nunca pero que fue lo que creí más apropiado para una mente como la de ella.

—Jijiji, que bandido que eres! Vas a hacer que me moje y no va a ser de agua de la piscina!

En ese momento Lucía colgó el teléfono y se acercó hasta la piscina.

—Quién era? Pregunté con rapidez para disimular.

—Sandra, que tiene unos apuntes que me ha pasado, pero en el teléfono no se ve una mierda!

—Y que vas a hacer?

—No sé, miraré a ver si hay algún sitio en el pueblo donde los puedan imprimir!

Dijo volviendo para sentarse en una de las sillas alrededor de la mesa.

“Joder, que buena oportunidad si se va y nos deja solos!“ pensé cada vez más excitado por la situación que se presentaba. Mi polla no paraba de palpitar bajo el bañador y no podía sacármela.

—Que tal lo estás pasando mamá?

—Muy bien hija! Jorge me está haciendo cosas muy divertidas! Contestó bastante nerviosa.

“Y tan divertidas!“ pensé con la mente y en plena fase de depravación mental.

—Te ha montado a caballo?

—No!

—Pues que te monte ya verás qué divertido!

Dijo mirando al teléfono sin prestarnos atención.

“Joder, el que tengo ganas de montarla soy yo!“ pensé totalmente ofuscado.

Lucía estaba lo suficientemente lejos como para no oírnos si hablábamos en voz baja.

—Quiere subirse a mi grupa, Carmen?

—Ufff, yo encantada de montarme en un potro joven y apuesto! Contestó bajito intentando dar connotaciones de picardía a su modo.

—No le da miedo? Le dije mientras me agachaba un poco bajo el agua para que subiera.

—Que va hijo! No le tengo miedo al agua. Nado y buceo de maravilla!

—Su hija pensaba que le daría algo de miedo!

—Mi hija no sabe muchas cosas, jajaja! —Río con ganas – luego si quieres te hago una demostración! Acabó diciendo con una mueca que me pareció algo perversa.

Ya la tenía a mi espalda, abrazada a mi cuello con las tetas aplastadas sobre mi piel. Sujeté su hermoso culo que se abrió al colocar una mano en cada nalga y no pude evitar imaginar ese ojete abierto y mi polla penetrando en el. Ufff, creo que sudaba a pesar de estar dentro del agua.

—Preparada para galopar? Dije en voz alta para ver si Lucía miraba, pero no nos hizo ni puto caso, estaba fija en el teléfono.

—Preparada para un galope salvaje! – contestó ella con entusiasmo – Espero que me agarres de donde tú sabes para disfrutar más de este hermoso caballo!

Me susurró a la oreja donde podía notar el roce de sus labios.

Comencé a caminar mientras intentaba llegar con los dedos al centro de sus muslos. Ella aflojó las piernas de mi cintura dejando que flotara su cuerpo para facilitarme la labor. Por fin llegué a los voluminosos labios de su coño y los presioné con los dedos.

—Ufff, que bien galopa este potro! Más, masss! Susurró de nuevo al sentirlo.

Con Lucía allí sentada tenía pocas opciones de darla un buen sobo, por lo que decidí seguir calentando la a base de verborrea.

—Pues no veas que ganas tiene este potro de comerse lo que está tocando!

—Ufff, de verdad? Quieres comérmelo?

Me susurró como si no se lo creyera.

—No quiero comérmelo, quiero devorarlo!

Continúe subiendo el tono del mensaje.

—Diosss, hijo, cada vez estoy más caliente!

Volvió a susurrar aplastando sus tetas con más fuerza contra mi espalda.

Me fui acercando a la pared que estaba más cercana a Lucía, donde apenas nos podía ver el borde de la cabeza.

—Pues no vea cómo estoy yo! Tengo el bañador que me va a reventar!

Sabía que no podíamos seguir así, en cualquier momento Lucía se levantaría y se acercaría hasta nosotros. Mientras pensaba que hacer, Carmen volvió a susurrarme.

—Esta yegua también está dispuesta a comerle la verga al potro!

Estuve a punto de soltarla y sacarme la polla allí mismo. Esa mujer, aparentemente tímida y recatada, volvía a sorprenderme, acababa de decirme que me iba a comer la polla en su verborrea equina.

Eso ya fue demasiado, si no salíamos me la iba a follar allí mismo. Notaba como movía su pelvis intentando que nos dedos profundizarán más y pensé que era mejor dejarlo, de momento. Tenía el bañador tan abultado que si me tumbaba iba a parecer una tienda de campaña.

—Mejor salgamos. Vaya usted primero, ahora saldré yo!

Tenía que hacer que ese tronco de alabastro que tenía bajo mi bañador disminuyera como fuera, si Lucía me veía así podría sospechar que nos habíamos pasado jugando. Me puse a nadar como si estuviera compitiendo para intentar bajar la inflamación. Después de un par de largos salí y me senté junto a Lucía.

—Que pasa? Te aclaras de algo?

—Pues no, pero he encontrado un sitio en el pueblo que me lo pueden imprimir!

—Pues solucionado, noo!

—Creo que sí! Iré por la tarde!

—Que tal con mi madre? He notado que se reía bastante!

—Como tú dices, ha cambiado! Casi todo lo que le he propuesto lo ha aceptado y se lo ha pasado en grande!

—Como me alegro! Creo que necesita reírse y algo de cariño!

Tragué saliva al oír lo de ”algo de cariño“, creo que le había dado más de lo que su hija pensaba.

—Creo que está encantada con que hayamos venido, sobre todo tú! Me da que le agradas más de lo que suponía, jajaja! Habló de nuevo Lucía.

Yo seguía mudo, sin saber que decir. Ya no sabía si por mi cuerpo resbalaba el agua de la piscina o era sudor.

—Bueno, la verdad es que se lo ha pasado bien y no le ha importado que la agarrara del culo para montarla a caballo, jajaja! Reí yo para quitar hierro a esa frase cargada de veneno.

—Perdona, por lo de agarrarla del culo!

Dije de inmediato como para disculparme.

—Jajaja, no, no! Estoy encantada de que se lo pase bien, así estaremos todos mejor! Incluso podrías coquetear un poco, creo que necesita sentir que algún hombre se fije en ella para superar lo de mi padre y por aquí hay pocos, vamos, que solo estás tú, jajaja!

Río de nuevo totalmente agenda a mis pensamientos depravados.

—Y que pretendes que haga, que la corteje como un noble caballero de la edad media?

—No seas capullo! Tampoco es tan antigua, jajaja! Dile cosas bonitas, que está guapa, que la ves atractiva, algún roce involuntario, dale crema para el sol! Joder cosas de esas que nos gustan a las mujeres!

Una amplia sonrisa se dibujó en mi mente, Lucía me estaba facilitando esa cercanía a su madre sin que se mosqueara.

—Vale, vale! Pero luego no te pongas celosa si me la ligo! Intenté bromear.

Continúe con la broma.

—Jajaja, no seas gilipollas!

Río ella sin dar absoluto crédito a mis palabras.

En ese momento apareció Carmen con otra remesa de cervezas.

—Hace mucho calor y pensado que querríais otra cerveza! Comentó con una amplia sonrisa.

—Gracias mamá! Realmente la necesito!

—Tienes mucho lío hija?

—Pues sí, tengo que intentar ver unas cosas antes de imprimirlo. Esta tarde me acercaré al pueblo para que me lo pasen a papel! Te importa dejarme el coche?

—Que va hija! Puedes usarlo cuanto quieras!

—No te importa quedarte con Jorge? Creo que tardaré un par de horas! Podéis bañarnos, tomar el sol, dar un paseo!

Comenzó a sugerir cosas como si intentará evitar una negativa de su madre.

—No te preocupes hija, ya nos entretendremos con algo! Hasta ahora no lo hemos pasado bien!

—Y a ti Jorge, te importa? Preguntó Lucía cómo si yo no supiera nada.

—Estaré encantado de acompañar a una bella dama!

Paula se río y me dio un beso en la mejilla aprovechando para susurrarme.

—Eres un cabron encantador y te voy a echar un polvo después de comer que te voy a dejar seco!

Lucía volvió a su teléfono y su madre dijo que se iba a preparar la comida.

—Bueno, te dejo que sigas! Comenzaré mi compromiso de coqueteo e iré a ayudar a tu madre! Incluso, a lo mejor le canto algo al oído!

—Jajaja! Gracias caballero! – dijo con sorna – estaré en media hora!

—Pues me voy en busca de mi bella dama! Le dije con la misma sorna.

—Eso, a ver si la pones cachonda, jajaja!

Por supuesto, Lucía lo había dicho totalmente en broma, pensando que su madre no sería capaz de nada parecido.

Entré hasta la cocina y la visión era espectacular, ver a Carmen con ese bikini naranja por detrás era como un sueño lleno de sensualidad. Su redondo y gran culo adornado con la tira del tanga que se perdía entre su gran raja, sus estupendos muslos llenos de carne prieta alargados por las sandalias de tacón alto que le hacían unas piernas más largas, ufff, creo que volvía a empezar a sudar.

—Puedo ayudarla Carmen?

—No hace falta hijo. Ya traía la comida preparada, solo hay que calentarla!

—Entonces… la miraré mientras lo hace!

Le susurré acercándome más hasta rozar mi pelvis contra su hermoso culo. Paró en seco sus manos al sentir el roce de mi miembro.

—Ufff, si te pegas tanto no sé si podré seguir!

Pase las manos rodeando su cintura pegando todo mi cuerpo a su espalda.

—Ufff, como me ponen tus caricias cielo! Pero nos podría descubrir Lucía!

—Tranquila, me ha dicho que necesita media hora para ver todo lo que le han enviado, además, me ha pedido que coquetee un poco con usted!

Subí las manos hasta sus grandes tetas mientras hablaba y sobé la deliciosa carné tocando los grandes pezones con las yemas de los dedos a través del bikini. Claro, mi polla volvió a coger consistencia de inmediato sin poder no querer evitarlo.

—Ufff, eso te ha dicho?

—Si, quiere que se lo pase bien estas vacaciones, aunque no me ha especificado cuanto cariño tengo que darle!

Tiré hacia abajo de la tela y los gordos pezones saltaron fuera de su prisión para sentirlos entre mis dedos.

—Ufff, hijo, creo que ella lleva razón a si que… dame todo el cariño que puedas!

Dijo sin ya cortarse. Comencé a pasarle la lengua por el cuello, lamidas suaves y húmedas, haciendo que el deseo manara de cada gota de saliva que dejaba en su piel. Percibí como movía el culo para sentir más mi miembro, que ya estaba de nuevo como una columna de mármol. Pellizque los pezones con suavidad hasta arrancar un gemido de su gran boca.

—Ufff, potrillo! No sabes cómo estás poniendo a esta yegua!

A Carmen parecía gustarle la verborrea equina y le seguí el lenguaje.

—Pues no sabe cómo esta yegua pone la verga del potro!

Se dio la vuelta con ojos chispeantes y en ese momento vi por primera vez sus pezones. Eran grandes, como los había imaginado al tocarlos, pero verlos ya fue la ostia. Tiré más de su bikini dejando que sus tetas afloraron por completo. Realmente eran grandes y preciosas, adornadas con dos grandes aureolas con los gordos pezones en su centro que sobresalían de una forma espectacular. Su extensa boca entreabierta mostraba unos abundantes labios de los que manaba una sensualidad desbordante. No pude reprimir besarlos y pegue mi boca a la suya, se abrazó a mi cuello como si quisiera que la salvará en medio del océano, y el deseo contenido de largos años pareció explotar como un volcán. Sentí como su lengua, larga y carnosa, devoraba el interior de mi boca mientras aplastaba sus tetas contra mi pecho. Fue un beso descarnado, lleno de deseo y pasión. Frotaba su pelvis buscando mi miembro durante el largo beso, un beso tan húmedo y sensual que acabó llenando de saliva nuestras ávidas bocas. Sentí un torrente de lujuria penetrar en mi boca y correr como un río desbordado. Su excitación se palpaba en el ambiente y bajó una mano con nerviosismo buscando mi miembro. Ahora no se conformó con tocármelo a través del bañador, metió la mano dentro y lo abrazó con sus largos dedos.

—Dios mío! Que grande es! Dijo abriendo su deliciosa boca en forma de sorpresa.

Mi cuerpo sintió un calambrazo al notar el apretón de su mano y me lancé contra sus tetas como un depredador hambriento. Metí uno de los gordos pezones en mi boca y lo lamí y lo chupé con un deseo casi incontrolado.

—Síii, dios mío! Síii! Como me gusta!

Casi gritó al sentir mis chupadas. Pasé al otro pezón y lo lamí como un perro sediento para después succionarlo con fuerza. Parecía una fiera ante esas grandes tetas, no sabía lo que le gustaba, ni como le gustaba, pero sus jadeos y la presión de su mano sobre mi cabeza aplastando mi boca contra sus tetas fue una señal de aprobación. Busqué con la mano el centro de sus grandes muslos y sentí los gruesos labios marcando poderosamente la fina tela. No esperé más, no quería que me pasará como en la piscina, y metí la mano por encima del tanga para pasar todos mis dedos por esa deliciosa carne. Instintivamente abrió las piernas y uno de mis dedos se introdujo entre ellos, fue una sensación como si esa tremenda raja me lo absorbiera y su cuerpo comenzó a temblar como un flan.

—Ahhh, uffff, Ahhh!

Fueron unos leves jadeos y al momento noté como mojaba mis dedos. Su mano apretaba tanto mi cabeza contra sus tetas que casi me quedé sin aire.

—Ahhh! Dios mío! Creo que me he mojado!

—Pero Carmen, si apenas la he tocado!

—Hijo mío, llevo tanto tiempo sin sentir las manos de un hombre, ufff, que no he podido aguantar!

Yo no sabía que decir, su corrida exprés me había descolocado. Si se había corrido con tan solo unos roces, que sería cuando le metiera la polla! Empecé a alucinar pensando en todo tipo de cosas, cuando me la follaría? De que maneras? Si me llenaría la boca de corridas cuando la comiera el coño? Si querría chuparme la polla?

—En cinco minutos estoy!

La voz de Lucía gritando desde el jardín me hizo casi pegar un salto y todos mis lascivos pensamientos cayeron como un castillo de naipes. Cinco minutos acababa de decir, vamos, que la media hora se había quedado en algo más de diez minutos y yo con otro calentón. Carmen se dio la vuelta de inmediato y volvió con la comida dejándome con el bañador plenamente abultado.

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