Los tres nos bañamos, y nos pusimos las mallas y fuimos a tomar sol. Gala fue a buscar unas latas de cerveza y las repartió. Fabiana, dolorida del culo se sentó en la reposera. Gala estaba sentada a mi lado.
-Nunca un hombre me cogió como Sergio, y no me avergüenza decir que no fueron pocos. No vayas a ser tan boluda de perderlo Gala.
-Ni loca voy a perderlo… y quiero ser su puta… que me haga gozar como te hizo gozar a vos.
-Me hicieron gozar, vos hiciste tu parte, desgraciada.
-Sergio me obligó, todo culpa suya.
-Vi como te negabas, desgraciada.
-Las dos son muy calientes, y si se sueltan… Dije.
-¿Si nos soltamos? Te parece que no nos soltamos…
-Vos dijiste que te gustaban los jueguitos, jugar duro. Y fue todo chachara, solo esposas.
-Con eso me bastaba para ponerme loca y gozar a un tipo, nunca ninguno supo hacer que lo suelte.
-Fabiana, vamos a comprar algo para cenar, si me invitan a quedarme claro. Dije.
-Por supuesto amor. Voy con vos.
-No… voy con tu madre.
Nos vestimos y fuimos a un mercado a comprar carne para hacer a la parrilla. Y después, al lugar que yo quería ir. Un sex shop.
-Hijo de puta, a comprar la cena.
-Vamos.
Entramos y empezamos a mirar… por su cara vi que Fabiana se estaba calentando. Compre varias cosas, collares de sumisa, un arnés con consolador intercambiable, sogas, y aceite aromatizado.
Subimos al auto y de la bolsa saque un collar, sin arrancar.
-Póntelo.
-Hijo de puta.
-Separa las piernas. Fabiana se había puesto un solero sobre la malla y separo las piernas.
Con mi mano busque por debajo del solero su concha y estaba empapada. Cuando sintió que uno de mis dedos entraba gimió.
-Te gusto chuparle la concha a Gala, te pusiste muy caliente.
-Sí, me calentó mucho.
Nos pusimos en marcha y ella quedo con las piernas separadas.
-¿El arnés que compraste?
-Para que te saques las ganas de cogerte a Gala.
-Yo…
-Busca en consolador grande que compramos, y directo a tu concha.
-Sergio…
-¿Te queres sacar el collar y no ser mi puta?
-No…
Fabiana busco el consolador y abrió la bolsa. Se lo metió en la concha y reclinando el asiento un poco, se empezó a masturbar.
-¿No me vas a contar?
-Guacho, ya sabes…
-Sé que la vamos a atar a la cama, esposada, con los tobillos en sus muñecas, y vos le vas a chupar la concha con todas tus ganas, los pechos, el orto, mientras ella me chupa la pija.
-Aggg… para Sergio.
-No… vamos a seguir… te vas aponer el arnés, y la vas a coger lentamente, gozando escuchar los gemidos de Gala, y yo te la voy a meter en la concha desde atrás, mientras te ponto unos broches en las tetas hermosas que tenes.
-Hijo de puta… no doy más…
-Y como soy muy bueno, te voy a dejar estrenar el culo de Gala y mientras lo haces, te voy a coger la boca, con todo, sin piedad, de la misma forma que vos le vas a coger el culo a ella.
-Aggg… no doy más. Ayudame….
-No… ¿queres acabar?
-Si…. Por favor….
-Pues levanta las piernas y métetelo en el culo.
-Estamos en el auto…
-Bueno…
Fabiana levanto una pierna y se metió el consolador en el culo. Con una mano lo metía y con la otra tapaba los gritos de dolor producto de mi cogida anterior. Era tal su calentura que no podía acabar, estaba de costado metiendo y sacando el consolador de su culo.
-Basta, llegamos.
-No… espera…
-Basta dije. Bajemos. Ha habrá tiempo de sacarte la calentura. Dije.
-Sos un desgraciado, estoy que exploto, te aseguro, la agarro y la hago mierda. Dijo Fabiana.
-¿Quién te lo prohíbe? Dije sonriendo y bajamos del auto.
Entramos y yo llevaba la bolsa del mercado, Fabiana la otra. Gala estaba tomando sol, escucho nuestras voces y vino a la cocina.
-¿Qué compraron?
-Ni te imaginas, veni conmigo. Dijo Fabiana y fueron a su cuarto, yo detrás de ellas.
Fabiana puso la bolsa en la cama y la agarro de un pezón a Gala, que grito de dolor.
-Ponte este collar.
-Mami…
-Callate y hacelo, te conviene pendeja. Dijo Fabiana totalmente caliente.
Gala lo hizo y Fabiana la hizo acostar, esposo sus muñecas separadas al espaldar y los tobillos a las muñecas.
-Mami… ¿Qué haces?
-Sacarme la calentura que Sergio me hizo tener. Goza mi niña, goza.
Recién ahí se dio cuenta que no le había sacado la tanga de la malla. A tirones se la arranco de una pierna. Gala la miraba sin poder creer. Y se puso a chuparle la concha con todo, separaba los labios vaginales y le enterraba su lengua chupaba su clítoris y ella misma se masturbaba con un consolador.
Gala, entregada gemía como loca de placer. Me acerque y le puse mi pija ya parada sobre su boca. Me chupaba desesperada, de la misma forma que la madre chupaba. La mirada de Gala era de una mujer super caliente, estallando cada segundo. Ahí supe que iba a cambiar mis planes.
-Ponete eso y acostate. Le dije a Fabiana, que sin protestar se puso el arnés y se acostó.
Solté las piernas de Gala, y una sola de sus muñecas. Hice que monte a la madre y ella se metió el consolador en la concha. La espose nuevamente ahora, con las muñecas en la espalda. Ella saltaba literalmente sobre su madre, enterrándose el consolador en la concha y gimiendo de placer. Busque el látigo y con suaves golpes, castigaba la espalda de Gala y los pechos de Fabiola.
Fabiola la tomaba de la cintura y bombeaba desde abajo con todo. Puse mi pija en la boca de Gala y nuevamente chupaba desesperada. El látigo alternaba entre los pechos de ambas, Fabiana gritaba de placer.
-Mira como te cojo pendeja, que placer hacerte mierda. Quiero escucharte gritar de placer.
-Yegua puta, me están haciendo mierda… Contesto Gala.
Las dos tenían orgasmo, Gala, uno tras otro. Estuvimos un rato así… hasta que decidí participar activamente. Me puse detrás de Gala y moje dos dedos en su concha, y los metí en el culo de gala. Levante un poco las piernas de Fabiana y en un solo movimiento le enterré la pija en el orto. Fabiana dio un grito tremendo, y se puso loca a bombear la concha de Gala, que con mis dedos en su culo no paraba de tener orgasmos. Estuve un poco y guie mi pija al culo de Gala.
-No amor… me vas a hacer mierda.
-¿Queres ser mi puta?
-Si…
Fui metiendo mi pija lentamente en su culo. Ella se quejaba de dolor y mordía el hombro de su madre, y en otros momentos la besaba y gritaba como loca en su boca. La metí totalmente y lentamente me fui moviendo. Ella empezó a gemir, y por supuesto a gozar con todo. Cuando entraba y salía con facilidad, le solté las muñecas, y le dije al oído.
-Es tu turno mi amor, demostrale a tu madre que tan putas sos.
Ella se empezó a mover como loca, se enterraba el consolador y mi pija sin piedad para su culo.
-Me hiciste tu puta en serio, desgraciado, mira como gozo.
-Una hermosa puta, le mejor de las putas. Dije.
Me escucho y apretó con todo las tetas de su madre. Se siguió moviendo como loca hasta que tuvo un tremendo orgasmo, yo acabe en su culo llenándolo de leche y Fabiana gritando de placer. Gala se dio vuelta y se puso chupar mi pija y limpiarla. Como vio que no se bajaba me siguió chupando, sentada sobre el consolador.
Hice que se levante, y se ponga el arnés, cambié el consolador y puse el más grande. Y la hice poner en cuatro a Fabiana.
-Cógela, es toda tuya. Le dije a Gala.
Ella se pudo detrás y le metió el consolador en la concha bombeando con todo. Yo me puse frente a su cara y le metí la pija en la boca para empezar a cogerla con todo. Gala me miro como le cogía la boca a la madre y hacía lo mismo con la concha. Fabiana apenas podía recibir mi pija en su boca, tenía arcadas y le lloraban con todo los ojos. Gala le metió dos dedos en el culo a la madre y le dijo:
-Puta, ahora es mi turno… te voy a romper el culo.
No tardó mucho en penetrar ese culo hermoso, Fabiana, totalmente sometida se dejaba coger por la boca y el culo, Gala, me dio el látigo y tomo un consolador para metérselo ella misma en su culo mientras cogía el de la madre. Yo azotaba la espalda de Fabiana, que se retorcía de placer. Acabé en la garganta de Fabiana, que se arqueo y tuvo otro orgasmo. Dejé que me la limpiara, mientras Gala no paraba de cogerla hasta ella llegar a un orgasmo con el consolador en el culo.
Se sacó el arnés y dejo el consolador enterrado en el culo de su madre. Se acercó a mí y me dio un tremendo beso. Me tomó de la mano y fuimos al baño, directamente se metió en la ducha.
-Ahora sí, oríname, haceme tu puta para siempre.
Me pare frente a ella y yo la orinaba y ella trataba de atrapar todo con su boca. Nos duchamos y nos pusimos la malla. Fabiana nos miraba desde la cama sonriendo.
-Dos hijos de puta, me hicieron mierda. Dijo.
-Un hijo de puta y dos tremendas putas… Digo Gala.
Fuimos a la cocina, y luego a la pileta. Los tres tomabamos sol. Yo miraba el cielo sin hablar.
-¿Qué pensas?
-En que nunca imagine coger con dos tremendas minas como Uds., dos tremendas yeguas y muy putas.
-Perdón, te acepto lo de yeguas, vos nos hiciste putas, muy putas. Dijo Fabiana.