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Yo y mi amigo el moradito
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Tiempo de lectura: 2 minutos

Me senté en la esquina de la cama con el consolador dentro,  no sabía cómo acomodarlo para sentir más placer, si no fuera porque lo estaba disfrutando tanto hasta lo sacaría y lo introdujera en mi culo.  

Hola, soy Carmen 51 años con una calentura brava que toca saciar hasta tres veces por día. Que si tengo pareja, si, la tengo, pero no da la talla para satisfacer mi sexo ardiente.

Hoy es uno de los días en que necesite más de una masturbación para quedar tranquila. Dos fueron en la mañana, sólo con mis manos, mi coño, exageradamente húmedo, no hubo necesidad de algo más que mis manos para llegar al clímax, un estímulo moderadamente fuerte en el clítoris y sentí cómo mis manos quedaron mojadas.

Pero no, no me sentía plena aún, hacia las 5:30 de la tarde quedé sola, basto coger el celular y poner un vídeo porno para de inmediato sentir palpitar mi entrepierna. Me acaricié suave, y luego un poco más fuerte, pero yo quería más, necesitaba sentirme penetrada. Hubiese dado todo por sentir la leche caliente que expulsa el macho dentro de mi, pero no, tocó coger a mi amigo, es un pene de unos 25 centímetros, de color morado. Que vibra con baterías.

Lo prendí, y me di cuenta que estás están fallando porque la vibración era suave, más no me importó, cogí el preservativo, lo coloque y de una vez lo introduje en mi sexo, que rico sentí, lo empecé a mover hacia adentro y hacia afuera, pero no era suficiente, me coloqué en posición cucharita y lo introduje en mi vagina por la parte de atrás, apreté duro las piernas porque quería sentirlo aún más. Lo movía, lo sacaba y lo metía, gemía desesperada, quería tener cinco manos, que me cogieran las tetas, que me estimularán el clítoris y porqué no, que metieran un dedo por el culito que también se contraía con el movimiento.

No sé cuánto tiempo pasó, sé que no fue mucho, y fue ahí, cuándo coloqué el consolador en la esquina de la cama y me senté con las piernas a cada lado, lo metí hasta el fondo, wow, que sensación, me movía como poseída por las lujuria, de adelante hacia atrás, lo inclinaba hacia el frente para rozar mi clítoris con él, fue ahí cuándo pensé introducirlo en mi culo, pero no me dio tiempo, me recosté en la cama, lo metí hasta el fondo con esa vibración que medio alcanzaba a sentir, con mi mano libre no deje de mover los dedos en forma circular, hasta que me corrí, lento, apreté tan fuerte mi vagina que salió expulsivo el consolador, me derrame, un líquido blanco quedó pegado en el condón, en mis dedos y en toda mi mano.

Moje la cama, no volví a pensar en sexo, hasta ahorita, son las once de la noche, hora de dormir, será hasta mañana, cuándo de nuevo pueda darme placer.

Un abrazo y buenas noches.

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