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Unas vacaciones con mis tías (P. 13): Fiestón en la bodega
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Tiempo de lectura: 6 minutos

– Voy a darme un baño, estoy empapada!

Dijo cortando la conversación. Se metió en el agua lentamente bajando por los escalones y dio unas brazadas. Yo la miraba con deseo, mi estado mental de salidismo perpetuo parecía impedirme mirar de otra manera. Me metí también al agua y jugueteamos un rato hasta acabar abrazados. Sentir su cuerpo pegado al mío era delicioso y, cómo no, mi polla volvió a erguirse. Nos besamos de nuevo, era algo que deseábamos los dos, y disfrutábamos saboreando nuestras bocas. Le agarraba el culo con mis manos y se lo apretaba con deseo en un suave baile bajo el agua.

– Si sigues así, me voy a excitar de nuevo! Rió abrazada a mí.

Tuvimos que interrumpir nuestros juegos al oír el motor del coche aparcando. Salimos del agua y nos sentamos alrededor de la mesa del jardín. Mi hermana estaba eufórica, se había comprado cuatro vestidos de marca y comenzó a mostrarlos con gran entusiasmo, parecía que había conseguido lo que se proponía.

Esa noche cenamos a la vez que hablábamos con gran animación, parecía que todos estábamos felices. Mi madre y yo nos echábamos miradas cómplices y a mis tías las veía más contentas de lo que esperaba después de la situación que mi hermana había creado, la verdad es que estaba algo desconcertado.

Después de recoger los cacharros mis tías sacaron una botella de whisky y vasos con hielo, me dio la sensación que estábamos celebrando algo. Al rato mi madre dijo que estaba cansada y que se iba a dormir. Al poco de marcharse, mi hermana y mis tías seguían hablando y riendo algo alocadas y pensé que podía ser el whisky. Las tres me miraron risueñas y pensé que me estaban vacilando.

– De qué va la fiesta? Hay algo que yo no sepa? Dije un poco mosqueado aunque sin perder la sonrisa.

– Te tenemos una sorpresa preparada! Contestó Candi.

– Ah, sí?

– Si, pero nos tienes que dar unos minutos!

Ya quedaban pocas cosas con las que me podían sorprender, pero acepté el reto.

– De acuerdo, aquí os espero!

– Mejor coge el whisky y esperamos en la bodega! Dijo Sole.

Parecía que el tema se ponía interesante, por lo menos mis bajadas a la bodega lo habían sido hasta ahora. Sin perder la sonrisa, cogí la bandeja con el whisky y los vasos y me levanté.

– Pues allí os espero!

Las tres se levantaron y entramos al salón. Ellas se subieron hacia las habitaciones y yo bajé a la bodega. Puse música, me llene el vaso de whisky y me espatarre en el sofá que había pegado a la pared. Mi mente calenturienta comenzó a trabajar, había pensado que en algún momento iba a estar con mis dos tías allí, pero ahora se había apuntado mi hermana. La curiosidad empezaba a correrme pensando que habían hablado durante las compras, pero estaba claro que mi hermana les había contado algo.

Al cabo de unos diez minutos las oí bajando las escaleras, giré la vista y vi a las tres subidas en unos altos tacones y ataviadas con sendas batas que llevaban abiertas y que dejaban ver la ropa interior que se habían puesto.

El corazón me dio un vuelco al verlas en bragas, sujetador y medias con ligueros. Estaban realmente despampanantes y dispararon mis hormonas como un cañón de confeti.

No sabría cómo describir sus sonrisas, pero me llegaron a dar algo de miedo. Se pasearon delante del sofá donde estaba sentado, a la vez que se deshacían de las batas. Mis ojos revoloteaban dentro de las cuencas recorriendo sus cuerpos semidesnudos. Mi mente perturbada había imaginado muchas cosas a lo largo de mi vida, pero nunca había llegado a esto. Esas medias sujetas con los ligueros y los diminutos tangas habían conseguido una erección instantánea de mi polla.

– Te gusta la imagen? Preguntó Candi mientras continuaban moviéndose sinuosamente.

Yo me había quedado con la boca abierta y la mandíbula caía de mi cara por pura gravedad. Asentí con la cabeza y pegue un buen trago al whisky.

– Pues sigue ahí sentado y no pierdas ojo, seguro que lo que viene te va a gustar más!

Mi hermana se acercó hasta Sole y comenzó a sobarle las tetas mientras Candi se fue hasta el baúl que había en el rincón. Mi hermana actuaba como si yo no estuviera, al momento ya le había quitado el sujetador a Sole y le chupaba los pezones como una perra salida.

Volvió Candi con varias cosas en sus manos, un par de fustas, un satisfyer, unas bolas chinas y un par de pollas de silicona, muy bien conseguidas por cierto, y de un tamaño nada despreciable. Los dejó sobre la mesa que había delante del sofá donde estaba yo sentado y me dijo.

– Ahora desnúdate que vas a disfrutar con la vista! Espero que te guste!

Tía Sole se sentó en un amplio sillón que había al otro lado de la mesa, frente a mi, y se despatarró de una forma grotesca dejando el culo casi fuera del asiento. Sus grandes tetas flotaban sobre su pecho con los pezones duros y amenazantes, y sus piernas abiertas dejaban ver parte del bello púbico que no podía tapar el pequeño tanga. Mi hermana se inclinó frente a ella mostrándome su hermoso culo, y sin demora comenzó a lamer alrededor del minúsculo triángulo de tela. Tía Candi cogió una de las fustas y se situó a un lado, y soltó un par de fustazos sobre el culo de mi hermana provocándole un leve gemido gutural.

Pude ver cómo la carne vibraba y su piel blanca y tersa enrojecía. Yo ya estaba desnudo, y mi polla surgía desde mi regazo como un mástil levemente torcido.

– Quieres probar? Me dijo mirándome con ojos chispeantes.

– No, no? Sigue tú! Le contesté a la vez que masajeaba mi polla.

Le volvió a dar varios fustazos hasta ponerle el culo bien colorado. Me dio hasta miedo, pero mi hermana no decía nada, tan solo la sentía rugir sin parar de chuparle el coño a tía Sole.

– Vamos Pedrito! Fóllatela un poco para que se le ponga el coño jugoso. Luego le meteremos algo más gordo que tú rabo!

Los fustazos y las duras palabras de tía Candi me habían descolocado un poco, estaba claro que en esa ocasión yo era un actor más dirigido por tía Candi.

Dudé unos instantes antes de levantarme, pero el culo de mi hermana era uno de los tesoros más preciados en mi mente. Su cuerpo estaba inclinado con el culo más alto que su cabeza, y sus piernas se abrían de una forma grotesca que alimentaba mis instintos más básicos enturbiando mi mente de salido hasta límites insospechados.

Me puse tras ella con la polla en la mano mirando sus gruesos labios genitales que se abrían bajo los muslos. Nada más posar mi capullo entre ellos, se abrieron como la puerta automática de un garaje. Con una suave presión, mi polla se introdujo hasta la mitad, y pude sentir la humedad que manaba de su coño. Tía Candi agarró mi culo y lo empujó con fuerza haciendo que mi polla penetrara profundamente.

– Vamos! Dale fuerte, que está zorrita lo está deseando! Me dijo sin soltarme el culo.

Tía Candi seguía mandando y yo, obediente, comencé a bombear mi polla en esa cueva húmeda y caliente mientras tía Candi se acoplaba detrás de mí. Noté como pegaba su coño a mi culo y se restregaban contra él.

Esto era demasiado hasta para un salido como yo. Agarré el culo de mi hermana y comencé a darle pollazos como si la vida me fuera en ello, la situación ya me desbordaba. Miré a tía Sole y noté en su cara que se estaba corriendo, tenía las manos sobre la cabeza de mi hermana y la apretaba contra su coño de una forma que pensé que la dejaría sin respiración.

– Mira la guarra de tu tía cómo disfruta!

Me susurró tía Candi pegada a mi culo. Al momento metió la mano bajo mis piernas y comenzó a masajearme los huevos. Mi mente pervertida bullía como el agua hirviendo de una cazuela cuando noté cómo a mi hermana empezaban a temblar les las piernas, y se corría empapando mi polla copiosamente. Había retirado la cabeza de entre los grandes muslos de tía Sole y jadeaba ansiosa cogiendo aire. Yo había dejado de embestir, también jadeante, cuando volví a oír a tía Candi tras de mí.

– Vamos Pedrito! Ahora fóllatela por el culo, que se que estás deseándolo!

No sé ya si leía mis pensamientos o era ella las que los dictaba, pero esto si que no lo dudé, era un sueño que recorría mi mente desde hace tiempo “ el culo de mi hermana! “ ufff! De inmediato dirigí mi capullo impregnado de sus fluidos al centro de su hermoso culo. Mientras lo hacía, mis tías se cambiaron de posición, tía Sole se puso tras de mí y comenzó a sobar sus tetas contra mi espalda, a la vez que notaba su coño empapado como si quisiera follarme el culo. Tía Candi había agarrado una de las pollas de silicona y comenzaba a introducirla en el coño empapado de mi hermana.

– Espera! Esta guarrilla necesita calentarse un poco!

Dijo mientras intentaba insertarle ese enorme miembro por el coño. “Mas!!” Pensé yo totalmente obsesionado con metérsela. No sé cómo lo hizo, pero al momento ya había metido media verga dentro del coño de mi hermana y la oía jadear con estupor. Mi cabeza era como una grillera, pero en vez de sonar “ gri – gri – gri” sonaba “métela – métela – métela”, y eso es lo que hice, apreté con suavidad, pero con diligencia, y mi capullo empapado se insertó en su maravilloso culo. La excitación saltaba por todos los poros de mi piel sintiendo como se abría, tan solo tuve que empujar un poco más y mi polla penetró por completo. Fue una sensación maravillosa ver a mi hermana con el culo en pompa y sentir mi polla dentro, creo que me llegó a temblar el cerebro dentro de su casco óseo. La saqué y la volví a introducir con lentitud, quería saborear ese momento. Mi tía Sole estaba desatada sobándose contra mi espalda y mi culo, notaba su aliento sobre mi cuello en forma de jadeos, y también sus lengüetazos desaforados.

– Vamos, dale fuerte, que es lo que le gusta! Nos ha pedido marcha, y le vamos a dar un tren entero!

Me susurró tía Sole tras de mi. Podía notar como bajaba sobándole con sus grandes tetas por toda la espalda hasta llegar al culo, y una vez en él, sentía como la aplastaba hasta sentir su gordo pezón sobre mi amarronado agujero. Mi excitación ya era una constante, sentía mi polla como el mármol de dura y mi capullo era como la cabeza de un dragón a punto de soltar fuego.

Ya había comenzado a embestir con más fuerza, apretando mi mandíbula como si eso fuera a dar más potencia a mis embestidas. Mi hermana ya no jadeaba, emitía multitud de sonidos guturales que expresaban su alto grado de excitación. No sé cuánto tiempo estuve follando su precioso culo, pero se corrió una vez más antes de que yo lo hiciera. Yo seguí embistiendo como si quisiera atravesarla hasta que mi polla estalló en su interior. La leche comenzó a manar mientras sujetaba sus temblorosas piernas y su culo se desbordó haciendo que el blanco líquido corriera por su exterior. Noté como se empapaban mis huevos, y la mano de Sole que los masajeaba sin parar.

Cuando solté el culo de mi hermana, se derrumbó cayendo de rodillas sobre el suelo, pude ver cómo parte de la gran verga de silicona se mantenía todavía dentro de su coño empapado. Me apoye sobre tía Sole buscando el sofá para no caerme. Mi cuerpo temblaba como un flan, y mi mente rebosaba de lujuria y satisfacción.

Os diría que después de otro vaso de whisky me follé a mis tías, pero realmente fueron ellas las que me follaron a mí. No sé cuántas veces me correría esa noche, pero cuando llegue a mi habitación, caí como un edificio cuando se derrumba, y creo que me dormí antes de que mi cuerpo rozará las sábanas.

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