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Mi exmujer y su novio me cogen
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Tiempo de lectura: 4 minutos

La vida sexual con mi novia ha sido muy buena desde que nos conocimos, tenemos sexo al menos tres veces a la semana, usamos juguetes de varios tamaños y formas y realmente, la pasamos bien en la cama.

Sin embargo, admito que soy un inconforme y desde hace unos dos meses he sentido nuevamente la necesidad de que me abran el culo y me metan una polla en la boca.

Antes de continuar, como he dicho en otros relatos, soy moreno, chaparrito, cabello negro, lampiño y un pene de 14 cm, pero un tanto grueso, por lo que algunas amigas de cama lo han llamado "cabezón". También estoy haciendo más deporte, por lo que tengo más tonificadas la espalda, las nalgas, las piernas, el pecho y otras zonas del cuerpo.

Aprovechando esos cambios físicos que me dieron más confianza en mi mismo, me tomé un par de fotos en posición de perrito: con tres dedos dentro de mi culo y otra con un juguete de cristal bien metido adentro. Entré a una de esas App para conseguir ligues, me abrí un perfil sencillo: Bi. Lo quiero en la boca. Dispuesto a todo. Luego de un par de días inicié conversación con cuatro chicos, todos bien dotados y que querían darme.

Uno de ellos fue el que más me atrajo, tanto por su polla larga que me provocaba lamerla como una paleta y porque era muy salido al decirme lo que quería hacerme: pasar la lengua por mi culo y llenarme de leche entre las nalgas.

Congeniamos y después hablar por varios días seguidos quedamos en coger en su casa. A pesar de no decirlo en su perfil, me confesó que también era bisexual y tenía polola, pero que ella estaba de viaje y no íbamos a tener problemas.

Al llegar a su casa todo fue muy rápido, éramos como si nos hubiéramos contratado de putos y tuviéramos poco tiempo. Aunque nunca había besado a un hombre, él se sacó la polera y no pude evitar besar su pecho, su cuello y bajar por su ombligo mientras él metía su mano bajo mi pantalón para comprobar que mi polla, estaba dura.

Hice lo mismo, y con su ayuda, le bajé los pantalones, la ropa interior y frente a mí quedó ese pene que solo había visto en fotos. Estaba morcillón, recordando lo que me había enseñado el porno, lo tomé entre mis manos y le besé la punta. Luego pasé la lengua y me encantó la sensación, así que continué hasta tenerlo todo en la boca.

Él me tomó por la cara y me estaba follando la boca, me excitaba cómo esa polla iba creciendo dentro de mí. Nos terminamos de desnudar y me llevó a su cama. Me puso de perrito, pasó su lengua por mis pies, por la cara interna de mis piernas, mis bolas, hasta que llegó a mi culo.

Era muy rico, sentía como la entrada de mi esfínter se abría y cerraba con cada lamida. Mientras él me seguía besando, yo me masturbaba frenéticamente pidiendo que me cogiera. Con mis manos abría mis nalgas para ofrecerle mi culo y no pudo rechazar la invitación.

Puso su polla en la entrada de mi culo y sentí como la punta entró primero. La sensación era increíble, aproveché de echar mi cintura para atrás hasta que metí todo ese pedazo de carne, sentí todo mi cuerpo abrirse y mis bolas, pegar con las suyas.

Me tomó de la cintura y empezó a bombear, era algo indescriptible. Mientras me movía de adelante hacia atrás y de lado a lado, escuchamos como la puerta de su casa se abría. La cogida se detuvo y mi amante se salió rápidamente de mí, con mi culo aún muy abierto volví la mirada a ver qué pasaba y casi muero en el acto.

En el umbral del cuarto, estaba mi ex, sentí mi mundo dar vueltas y recordar lo que leí alguna vez por allí: todos nos encontramos varias veces en la vida, así no lo deseemos. No sabía qué hacer, así que me acosté, intenté taparme mientras el chico hablaba con mi ex, ahora su mujer.

Ella primero le gritó, le reclamó y le confesó que lo sabía, que sabía que se cogía a hombres cuando estaba ausente. Yo conocía a mi exmujer y recordé que ella tenía deseos ocultos porque una vez me lo dijo: – Me encantaría tener al menos por un día una polla para saber lo que es cogerse a alguien –

Efectivamente cuando la vi a los ojos, entendí que estaba llena de deseo y que fingía estar molesta. Mientras le gritaba a su novio, lo tomó de la cara y le plantó un largo beso, luego se puso de rodillas y comenzó a hacerle una mamada, yo pasé de la incertidumbre a sentir toda clase de deseos, mi sueño se estaba cumpliendo, verla con otro.

Mientras le daba una mamada de campeonato, se quitó su blusa, su corpiño negro y quedó con esas hermosas tetas al aire, que se apretaba y se pellizcaba para ponerse más perra.

Se sacó el pene de su chico y casi como una orden, mirándolo fijamente como la puta que siempre fue, me señaló: – Quiero que te lo cojas, pero esta vez con los ojos tapados –

Admito que mi culo quería más y mi pene estaba a punto de reventar, así que como buen puto me puse de nuevo en cuatro mientras mi exmujer me tapaba los ojos con una de sus medias negras. Nuevamente sentía como me estaba cogiendo, era demasiado perfecto para ser verdad mientras unas manos me masturbaban y en el fondo, escuchaba como mi exmujer gemía, seguramente se estaba metiendo los dedos en su encharcada concha.

Luego el chico se detuvo por unos segundos y volvió a entrar en mí, a lo bestia sin pedir permiso y cuando gemí, sentí como me metían un consolador en la boca, hasta la garganta. Destaparon mis ojos y era mi exmujer, cogiéndome la boca mientras sus tetas se movían al ritmo de sus caderas, era una escena de postal.

Los dos me estaban cogiendo al mismo ritmo, luego ella salió de mi boca y nuevamente, como la puta perversa que era le ordenó a su novio: – Quiero que él te coja a ti -.

Él se puso en cuatro y su culo también era apetitoso, así que casi a gatas y con el culo bien parado, comencé a lamerle entre las nalgas, primero meter un dedo, luego dos y después tres. En esa posición mi esfínter quedaba al aire, por lo que en un abrir y cerrar de ojos sentí que me estaban abriendo el culo nuevamente. La perra de mi ex me estaba cogiendo, sin pedir permiso, sin avisar, y lo peor, me había gustado.

Comencé a gemir y con mucho cuidado para que no se saliera el juguete de mi ano, me acomodé para cogerme a mi chico. Quedamos los tres pegados al mismo ritmo. Unos segundos después su leche quedó esparcida en la cama, mi culo comenzó a palpitar y acabé dentro de él.

Mi exmujer siguió cogiéndome por unos minutos más hasta que se salió, me dio una nalgada y con una mirada socarrona me hizo una advertencia para lo que serían mis próximos meses: – Ahora sus culos son míos.

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