Os voy a contar una historia, un relato, una experiencia y mi impresión sobre un tema que nos atañe a todas, aunque parezca un relato para chicas, no lo es, pero si creo que más de una se va a sentir reflejada, otras posiblemente no y seguramente estén en desacuerdo, es normal no todas pensamos y sentimos igual. Lo que sí, es un canto a dos posturas de cómo experimentamos nuestra sexualidad, una reivindicando el cuerpo femenino, otra a nuestros compañeros o compañeras de juegos.
Las mujeres tenemos un cuerpo maravilloso, lleno de zonas erógenas con el que disfrutamos estando a solas o en compañía, pero me quiero centrar ahora en la masturbación, en la que loca de deseo, ya sea una mañana, una tarde o una noche decides jugar y darte placer, sé que siempre hubo muchos tabúes, pero eso ya pasó hace tiempo, ahora ya hemos roto las cadenas, ahora ya somos libres y no tenemos vergüenza ni para hacerlo, ni tan siquiera para contarlo, si amiga, repite conmigo bien alto y que lo oiga todo el mundo.
-Yo, también me masturbo.
Hace años que me masturbé por primera vez, no puedo decir hace cuánto, qué más da, fue hace mucho tiempo, fue una noche de verano pensando en mi novio, aquella noche descubrí por fin mi cuerpo, ya lo había hecho antes, ya lo había experimentado, pero nunca con aquella intensidad y nunca había llegado a terminar, cierto es que él durante la tarde ayudó a que me calentara tanto que al final terminara sola por la noche en mi habitación pensando en él, con mis dedos acariciando mi clítoris haciendo círculos sobre él y metiéndolos en mi vagina, realmente fue increíble, inexperta si, pero increíble, fue la primera vez que sentí como las fuerzas se me escapaban y como pequeños espasmos recorrían mi cuerpo paralizándome mientras evitaba gemir alto para no despertar al resto de mi familia que dormía plácidamente.
El tiempo fue dándome mas experiencia, haciendo que conociera más a fondo mi cuerpo, ahora sé que mi clítoris es una máquina de matar, de matarme a mí misma quiero decir, pero antes no lo sabía, antes, hace mucho tiempo si es cierto que lo acariciaba, lo rodeaba con mis dedos en forma circular, mojándolo bien con mi saliva o metiéndome los dedos en mi vagina, para que resbalaran bien, lo pellizcaba suavemente y terminaba con dos o tres dedos dentro de mi coño, metiéndolos y flexionándolos dentro de mí tocando mis paredes vaginales a la vez que me pellizcaba los pezones de mis tetas.
Los pezones, jaaaa, eso es un mundo aparte también para mí, pero en este caso en compañía, solo os diré que es acariciarme las tetas, acariciar mis pezones y ya los tengo en punta y muy… pero que muy sensibles, tanto que por sí solos hacen que mis bragas se empapen, pero esto, shhh, es un secreto entre nosotros. Hay otras partes de mi cuerpo y estoy segura del vuestro que hacen que te pongas a cien, como mi cuello o los lóbulos de mis orejas, cierto es que sigo hablando de una compañía masculina, también femenina para muchas y por eso mi conclusión final, pero antes amigas sigamos con nuestro clítoris, esa arma de matar que tenemos todas ahí escondida, sabéis que tiene una función muy importante para cuando hacemos pis de pie y que así no te mojes las piernas… ja, ja, ja bueno eso, eso es otro tema, eso lo hablamos otro día.
Los años van pasando y tanto sola como acompañada vas descubriéndote cada vez más, los juguetes sexuales caen un día en tus mano, como arte de magia o como en mi caso, casi siempre por regalos de mis queridas amigas… las muy guarras… ellas saben que las quiero con locura y si, con locura he probado aquellos mecanismos tan sofisticados como un simple pene de látex sacando el lado más lujurioso que todas… todas llevamos dentro, recuerdo un día en mi casa de Madrid, cuando estaba todavía en la universidad, una tarde en que todas mis amigas habían salido salvo yo que tenía uno de los exámenes más complicados y quería dejarlo atrás, tras horas de estudio intenso e ininterrumpido me levante para prepararme un té caliente, encender un poco la televisión y no sé cómo terminé tumbada en la alfombra con mi coño mojado y palpitando.
Recuerdo que aquel día como uno de los más fríos que pase en Madrid, pero en mi casa siempre hacía demasiado calor, la calefacción central siempre a tope, recuerdo que siempre estaba con ropa muy ligera o directamente solo con las bragas y una camiseta y que desde la ventana del salón mientras me tomaba un té caliente podía ver como la gente jugaba en los campos de golf del canal o paseaba por la calle, recuerdo que todo empezó al pasar una de mis manos sobre el pecho mientras miraba por la ventana, tenía una camiseta de tirantes muy fina y estaba sin sujetador, noté como mi pezón se elevaba y un pequeño escalofrío, me acuerdo que pensé, que ponerme a estudiar podría esperar un poco más y sin más empecé acariciar mis tetas por encima de la camiseta, me la subía pellizcando mis pezones y casi sin rozarme mi piel, mis manos bajaban por mi vientre hasta la frontera donde la goma de mis bragas separan y cubren la zona mas delicada de mi cuerpo, el vaho en la ventana cuando mis dedos acariciaban el vello del monte de venus, cuando separando un poco las piernas, de pie frente a la ventana viendo a la gente pasar, jugar, correr, empiezo a acariciar mi clítoris.
Fue rozarlo y un escalofrío me activo por completo, mi mente paso del modo estudio al modo placer, me dirigí a mi habitación y sin saber todavía que hacer, abrí el cajón de mi ropa interior, del fondo saque un pene de látex enorme que mis amigas me habían regalado estas navidades, estaba todavía en su caja sin abrir y pensé que ya era el momento de probarlo. Nuevamente en el salón me senté en el sofá y separando un poco mi braga hacia un lado, el capullo de aquel pene rozaba y se metía entre mis labios menores, rozando el anillo de la entrada de mi vagina, cerraba los ojos mientras que con mi otra mano me levantaba la camiseta y liberaba mis tetas pasando las yemas de mis dedos mojadas en saliva por mis areolas, pellizcando mis pezones, las piernas bien abiertas en el sofá notando como aquel pene de látex empezaba a penetrar en mi vagina impulsado por mi mano, haciendo que ésta quien os lo cuenta abriera la boca para inhalar una bocanada de aire y soltarla lentamente al sentir como me estaba follado a mi misma, los pelos del coño se empezaban a mojar cada vez más, las bragas se empapaban al contacto del pene que salía y entraba de mi y termine en la alfombra del salón tumbada en el suelo quitándome toda la ropa quedándome desnuda.
Me acuerdo que una de las primeras imágenes que me vienen a la mente es verme como me masturbaba, como me follaba delante del cristal de la puerta del balcón, la noche había caído y yo disfrutaba metiéndome aquel trozo de látex en mi coño hasta tal punto que termine con un orgasmo realmente delicioso empapando la alfombra de la cantidad de flujo que expulse aquella noche por mi rajita.
Hablando de juguetes, los consoladores, desde los más simples hasta los más sofisticados, las bolas, los huevos, son increíbles si es cierto, pero mi preferido es sin duda el seccionador de clítoris, todavía no sé cómo he podido vivir tanto tiempo sin el, quiero desde aquí poder dar las gracias aquel o aquella, que con tanta maestría inventara este dispositivo de tortura y de placer, no sé si estaréis conmigo chicas, pero es… lo más, vale si es cierto estoy con vosotras que el ruidito le pone el punto negativo, si vale que las pilas se gastan, pero que quieres cariño… quemarte el clítoris, todo en su justa medida no, yo solo os puedo decir que doy las gracias por tenerlo en el cajón de mis braguitas, que ha sustituido y llevado casi al ostracismo al resto de juguetes y que la primera vez que lo probé fue como tocar el cielo.
Yo en particular y recomendada por una amiga lo compré hace como unos tres años, una no se conoce a sí misma hasta que no lo prueba. Mi casa sucia, mi perra con hambre, mis amigos ya me echaban de menos, mi novio con celos de un aparatito y yo, siempre con una sonrisa en la boca de oreja a oreja durante aquellos días que no paraba de usarlo y ahora pregunta que porque sé que las baterías se agotan…
Es un vicio del que me tuve que desenganchar como cualquier yonqui, tuve que ser fuerte y pasar una abstinencia muy dura si quería seguir teniendo mi clítoris, o a mi novio, únicamente diré a la que no lo haya probado, a qué esperas… no seas tonta y date el placer de unos orgasmos durísimos y súper largos, ahora mismo tengo dos, uno con la opción de penetración y vibración, no hace falta chicas, no hace falta la opción de vibrador, ya con el succionador vais listas eso sí no, no seáis impacientes y empieza poco a poco y no lo pongas al nivel alto que te veo las intenciones, no hace falta, no te lo vayas a quemar lo que ya sabemos.
La primera vez que lo probé fue estando sola en casa, esta vez tenía muy claro lo que quería hacer así que me quite las bragas, me quite la camiseta y empecé a tocarme los pechos encima de la cama, lo puse en funcionamiento y abriendo las piernas lo empecé acercar a mí, a succionar un poco el clítoris, fue como un escalofrío que me atravesó todo el cuerpo, lo sujete con mi mano en el clítoris para que lo succionara del todo, lo movía un poco y lo dejaba quieto, fue tal el placer que me apartaba los pechos con fuerza, nunca había gritado de placer masturbándome y nunca había sentido al masturbarme un orgasmo tan duro que me llegó a expulsar por mi coño una cantidad de flujo tal, que empape las sabanas de la cama como si me hubiera meado y en tiempo récord.
Como ya os he comentado mi novio durante un tiempo me echo de menos, durante un tiempo se olvidó a qué sabía mi coño y lo caliente y húmedo que lo tenía cuando me penetraba con su polla, durante un tiempo… si porque es cierto que es un aparato que te puede llegar a matar de orgasmos, si es cierto que me encanta jugar con mi cuerpo y darme placer, pero he de reconocer que el mejor juguete para el sexo que tengo, es él, mi novio que con sus besos, sus abrazos, sus caricias hacen que mi cuerpo reaccione de tal manera que consigue en poco tiempo también moje mis bragas, que mi coño se humedezca de tal manera que cuando le siento dentro de mí me hace volar y si… también disfruto con los orgasmos que me provoca cuando me folla y si, con el también tengo que irme a lavar después de que me llene y me ponga perdida.
Pero sabes, no le tengo que sacar de ningún cajón donde guardo mis bragas y mis tangas, me gusta demasiado como para apartarle de mi vida y disfruto mucho más quitándole la ropa, que sacar fríamente ese aparatito de su caja, me gusta sentir su piel caliente sobre la mía, como se cuela entre mis piernas y como su pene recorre mis labios y golpea mi clítoris a la vez que mis pezones son secuestrados por su lengua, tiene que aprender todavía a como succionar mi clítoris eso si, supongo que todos tenéis mucho que aprender de esta maquinita infernal, pero al fin y al cabo es una máquina y el lo suple con sus dedos en el interior de mi vagina, con su lengua dentro de mi boca besándome, sintiendo como empieza a penetrarme, como la piel de su polla roza con la piel de mis paredes vaginales y como me llega tan al fondo que siento sus testículos chocar con mi culo.
Si amigas, esos artículos de placer están muy bien, que digo… están más que bien, están geniales y no los cambiaría nunca, pero… reconozco que no hay dilema hoy por hoy, para mí, el roce de su piel, el olor de su cuerpo, la sensación de tenerlo dentro de mí, hoy por hoy… no la cambio por nada, prefiero a mi novio, prefiero a un hombre, cuidado eso no quiere decir que abandone mis juguetes… vamos ni loca, además por si no lo sabéis o no lo habéis hecho podemos jugar los dos con ellos.
Pero además… sabéis lo mejor de todo amigas…
Que a mi novio… hasta ahora, no se le han agotado las baterías.