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Rosa la madura deseada
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Tiempo de lectura: 5 minutos

Mientras limpiaba mi verga y me alistaba para salir del hotel, recordaba aquella primera vez que cogí a Rosa Maria, una antigua compañera y amante con quien la pase super rico.

Yo tenía 21 años y ya un camino recorrido en lo sexual, ella tenía 33 años, morena, 1.57, tetas medianas, nalgas paradas, piernas morenas pero con un poco de estrías, pero aun asi bien antojables.

Ella era diseñadora y yo en aquel entonces era responsable de logística, apenas a mis 21 años ya tenía una jefatura y hacía bien mi trabajo por lo que no me costaba trabajo socializar con las chicas de la empresa.

Rosita como yo le decía, era un amor, muy amable y amigable, todas las mañanas llegaba apresurada para poder platicar unos 20 minutos conmigo, la verdad me encantaba demasiado.

Ella me hacía olvidar que yo ya tenía novia, una hermosa mujer de 24 años nalgona y piernuda, pero como todo hombre no me era suficiente.

Así anduve detrás de ella, logré que me diera entrada y me permitió abrazarla de más y tocarle las piernas, la verdad ya no aguantaba las ganas por ella.

El 2010 llegaba a su fin y la fiesta de fin de año se venía venir, como siempre me aliste para el festejo, ese dia le dije a mi novia que no me esperara ya que no llegaría, ella no se molesto así que ya todo en orden fui al “Desvan”.

El ambiente era bueno, me senté con algunos compañeros de mantenimiento pero estaba atento para ver si Rosa llegaba.

Tomaba una cerveza cuando la vi llegar, un minivestido negro, unas medias negras y unos tacones no tan altos acompañaban a Rosa, cuando la vi me quede estupefacto, ella me miro sonrio y sin dudar se dirigio a donde estaba yo.

R: Hola ¿me apartaste mi lugar?

O: Claro, ven, ¡siéntate!

La mirada de los compañeros fue de envidia, aunque había mujeres mas “buenas” Rosa Maria se ganaba la atención de todos.

O: ¡Te ves increíble!

R: ¡¡Gracias!! ¡Tu siempre tan lindo!

O: En serio, Rosita, me dejaste con la boca abierta, ¡ojalá así te vistieras a diario!

R: Jaja, que bromista eres.

El ambiente estaba muy bueno, cantantes en vivo, baile, desde el minuto uno del baile ella fue mi pareja y me encargue de que nadie más se le acercara.

Rosita bailaba espectacular, tenía un rico tumbao y lo demostró ganando un concurso de chicas bailando, todos se volvieron locos por ella y yo más.

R: ¡Me gane una botella!

O: Te luciste, ¡qué movimientos!

R: ¡Vamos por ella!

Ambos fuimos a recoger su premio, le dieron un whisky, ella me miró y me dijo…

R: ¿Qué te parece si nos lo tomamos solo tú y yo?

O: Claro ¿ Adónde vamos?

R: Pues, ¿tú dime?

O: ¡Corazón, yo solo pienso en llevarte a un solo lugar!

Ella me sonrió y fue por su abrigo y yo por mi chamarra, algunos se percataron de nuestra huida y me dieron miradas de aceptación, sabía que esta era mi noche.

Salimos y le dije que fuéramos a mi casa, pero ella tuvo una mejor idea, me pidió que fuéramos !al hotel!

Caminamos hasta eje 6 y tomamos un taxi, nos bajamos en el hotel más cercano, pedí la habitación, la verdad el silencio se apoderó de nosotros, así sin más ya estábamos en el hotel y no sabía qué decirle, cuando estaba por hablar, ella 13 años mayor que yo, rompio el frío dándome un tremendo beso.

Su lengua y la mía se combinaban perfecto, era un beso tan rico, ya había besado a muchas y este beso me puso duro todo.

Entramos a la habitación y ella se sentó en la cama, se quitó su abrigo y sus tacones, yo me quite los zapatos y me senté a su lado, sacamos la botella y comenzamos a beber directo de ella.

Ella subió sus piernas en la cama y yo le sobaba sus pies, me encantaba sentirlos con la seda de sus medias negras, ella sonreía y me hablaba de que tenía una relación de altibajos y que ese día quería olvidarse de él.

La comencé a besar mientras mis manos seguían acariciando sus pies, ella me quito la camisa y la camiseta y comenzó a besarme el cuello y luego fue a mis pezones los cuales mordía rico y lamía haciendo que se pusiera mas dura.

Se quitó su vestido y se acostó boca abajo, yo fui de su cuello bajando mi lengua por su hermosa espalda hasta llegar al inicio de sus pantimedias, las tome con mis manos y se las baje delicadamente dejándola en su sensual trusa de encaje blanco.

O: ¡Estás muy rica nena!

R: ¿Te guste?

O: ¡Desde que te vi cariño!

Besaba sus pies y sus piernas, ella lanzaba pequeños gemidos que me pusieron loco, le quite su trusa y su brasear, acaricie sus pechos y su rica concha con poco bello, comencé a tomar el control del momento.

Sin dudarlo un segundo me dirigí a su coño el cual probé sin contratiempo, ella gemía y se retorcía cada que mi lengua entraba en su húmeda cavidad, mis dedos jugaban con sus duros pezones sintiendo lo excitada que estaba.

R: Que rico ¡¡uhm!!

O: ¡¡Me pones a mil!!

Le hice sexo oral hasta que se mojo enterita, consegui que tuviera un orgasmo y me bebi el nectar obtenido de mi degustacion, su vagia no era tan salda, me encantaba su sabor.

Me desnude por completo, mi verga estaba a tope, ella saco un preservativo y antes de colocarlo me premio dándome un rico oral.

Ella era muy buen chupando, su lengua recorría de mis bolas a mi glande y luego jugaba con mi escroto, saboreaba cada gota de líquido pre seminal que emanaba de mi verga, yo estaba fascinado con su trabajo, la tomaba de la cabeza y dirigía la velocidad de sus chupadas, ella se dejaba como marioneta y aceptaba ser ahogada por mi aceleración.

O: ¡¡Que rico me la chupas, uhm, ah!!

Me coloco el condón con la boca, se acostó en la cama y sonriendo me invitó a metersela, le abrí las piernas y se la deje ir lento, cm a cm y saboreando sus ricos pezones.

R: Ah, que rico, ¡¡ah!!

Yo la tenia durísima, me movía despacio, sabía que si me aceleraba de más me podía venir y aun no quería, quería disfrutar a esa mujer 13 años mayor que yo.

Levante sus piernas colocando sus rodillas casi en su cara y yo se la metía enterita, parecía que hacía sentadillas, solo que el esfuerzo era recompensado con una rica concha apretando mi verga.

R: ¡Ah!, Oswaldo, que rico, ah, ¡¡mmm!!

O: Rosita, uhm, ¡¡estas sabrosa!!

La acosté de lado y le levanté una pierna, comencé a metersela mientras nos besabamos, admito que hacía ejercicios de respiración para evitar venirme a cualquier costo.

Me empujaba despacio acariciando sus ricas piernas, abdomen y tetas, su piel suave y morena me alentaba a continuar dandole mi verga.

O: ¡Ponte a cuatro patas!

R: ¡Si! Me gusta esa pose!

Rosita se puso de perrito, se veia riquisima escurriendo de su coño y moviendo su cadera pidiendo mi verga, yo como buen macho la tome de su cintura y se la deje ir con fuerza, ella lanzó un quejido de placer y me insito a darle con todo.

La cama rechinaba con fuerza, la embestía como toro salvaje, ella se movía también haciendo más placentero el momento, yo acariciaba su pechos, le daba de nalgadas, le jalaba sus chinos, ¡qué rico placer!

R: ¡¡Ah!! Mas, dame mas, que rico, uhm, ah, Oswaldo, metemela, ¡¡no pares!!

O: Toma, que rico, me encantas, coges riquísimo, toma mi verga ¡¡toma mi verga!!

R: Así, mmm, ah, dios, que dura, uhm, ¡¡agh!!

La fuerza con la que la embestía era tanta que la termine tirando boca abajo, eso no me detuvo, me acomode de tal forma que mi verga le entraba enterita y Rosita lo disfrutaba al máximo.

R: Me vengo, Oswaldo ¡¡me vengo!!

O: ¡¡Correte cariño!! ¡¡Sacalo ya!!

Le meti mi resto a mis embestidas, ella lanzó un rico quejido y sentí como su concha palpitaba, mojo todas las sabanas y yo al ver eso tambien me vine y aunque traia el condon ella sentia como salia cada ¡gota de mi verga!

R:¡¡Ah!! Oswaldo ¡¡que rico!!

O: Rosy, eres muy buena, ¡¡uhm!!

Nos acostamos y nos abrazamos, ella me quitó el condón y acaricio mi verga que aún palpitaba por la acción, el poco semen que quedó embarrado ella lo tomó con sus dedos y lo llevó a su boca.

Una vez recuperado volvimos a coger, yo quería sin condon pero ella estaba fértil así que tuve que esperarme para la siguiente ocasión.

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