Dentro de la casa tenemos una habitación para ese propósito, la decoramos con un espejo grande, una cama kigzise, un despachador de agua, un potro, y un mueble en donde tenemos condones, lubricantes y lencería. El despachador lo pusimos después de algunas sesiones de sexo grupal en dónde mis machos y yo acabábamos sudando mucho. Esas sesiones son normalmente con mi esposo y Manuel o mi esposo y su hijo Armando.
Una de las que les quiero compartir es cuándo Manuel me perforó el culo. Yo ya era una esposa puta consumada. A esas alturas ya amigos de mi esposo y míos, iban a la casa sólo para cogerme, a mi esposo le avisaba que venía X tipo y en cuanto llegaba nos íbamos al nuestra habitación. Un poco después mi esposo podía escuchar a su esposa gimiendo de la excitacion que causa que se la cojan con fuerza, dejo la puerta abierta porque a veces el se une y otras me deja a solas con los machos.
En una ocasión Mario me habló para preguntar si tenía un poco de tiempo libre porque quería coger, se había peleado con su esposa y él andaba muy caliente. Le dije que llegaba cómo a las 8 porque estaba en el trabajo y que si le quedaba a esa hora podíamos vernos. Me dijo que si y las ocho llegamos casi al mismo tiempo a mi casa, Octavio ya sabía y nos vio entrar al mismo tiempo.
Qué venían juntos o qué? – preguntó mi esposo en tono de broma
No, nos encontramos aquí, llegamos casi al mismo tiempo – le respondí
Si compadre, ya me urge – respondió Mario abrazando mi cintura por un momento
Tuviste problemas otra vez con la comadre? – preguntó Octavio
Mientras ellos platicaban yo me comencé a quitar toda la ropa hasta estar desnuda enfrente de ambos, ya lista para coger con Mario.
Quieres aquí o en nuestra cama? – le pregunté a Mario empezando a sobar su bulto por encima del pantalón
Mejor en la cama para no estorbar al compadre – dijo Mario metiendo descaradamente sus dedos en mi vagina
Bueno amor, ahorita te vemos o si quieres sube – le dije divertida a mi marido llevándome a nuestro invitado de la mano.
Un rato después yo estaba empinada en la orilla de la cama con la verga de Mario reventado mi ano, la tenía super dura después de que le estuve mamando ese miembro rico que tiene. Ese día estaba cogiendo con muchísima fuerza, empujaba su verga sin detenerse pese a mis gritos. Su verga abría sin contemplación mi ano y avanzaba dentro de mí recto con una fuerza y un salvajismo que no estaba segura si sentía más placer que incomodidad. Por primera vez me sentía muy caliente sabiendo que me usaban para desquitarse sexualmente, yo estaba pagando el enojo que tuvo con su esposa, me gritaba que era una ramera, una perra, una cerda. Me tomaba del culo y me llenaba con fuerza el recto de su grueso miembro mientras me daba fuertes azotes en el culo o me jalaba el pelo. No era primera vez que estaba siendo duramente envergada pero no podía recordar otra cogida con tanta saña, sentía que Mario me partiendo, yo solo apretaba las sábanas y gritaba desaforada presa de las sensaciones tan fuertes. Afortunadamente no duró mucho tiempo por el ritmo tan intenso que tuvimos, terminó llenando el condón de abundante y espesa leche… yo no resistí y me fui de cara sobre el colchón.
No mames, me siento muy abierta, te pasaste Mario – dije entre gemidos – todo bien?
Necesito deshagarme, ando super caliente desde hace días y antes de venir me peleé con mi mujer – contestó – te molestó?
No, solamente que no me habían dado con tanto coraje – me acerque para masturbar su pene – tu esposa me cae bien, arreglen las cosas Mario no te metas con otras, esto es solo para nosotras.
Nos comenzamos a besar mientras enredaba mis piernas en su cuerpo, en ese momento era su mujer y me tenía lista para que hacer lo que quisiéramos. En algún momento acarició mi pie y tocó la tobillera que me había regalado mi marido. Mi tobillera que era comprobante de mi condición de puta con permiso.
Entre besos me dijo – Qué rico saber que hay mujeres tan putas y ricas, gracias a ti y a Octavio por esto
Dame más – le dije comenzando a masturbar su miembro – usame hasta que te canses y después arregla las cosas con tu esposa
Te voy a reventar otra vez – me contestó
Si, revientame quiero sentir otra vez tu coraje mientras me remueve mis entrañas – le dije deseosa
Baje mi cabeza y metí su verga hasta el fondo de mi garganta, hasta que mi nariz tocó su pubis. La saqué y le empecé a pasar la lengua por el ojillo del glande. Se la estuve mamando hasta que la tuvo bien erecta, con las venas hinchadas y escurriendo en saliva mía. Le pedí que se pusiera el condón mientras yo me acomodaba como perra, la mejor posición para ser cogida anal, el me metió lubricante en el recto con sus dedos y sin más empezó el segundo coito de la noche.
Dame más duro! – le gritaba para provocar una penetracion más fuerte – Desquitate con esta puta! Con tu puta! Ahhh! Ahh!
Eso eres! Eres mía! Mi puta! – me decía cogiendo con violencia mi ano
Soy más joven que tu esposa, dámelo más adentro! Ahh! Ahh! Dejame rota! – le animaba apenas pudiendo hilar las palabras por la brutal cogida que me estaba dando
Eres una hambriada de miembro! Siempre has sido así perra! Llama a Octavio para dejarte bien satisfecha
Octavio! Ahh! Octavio ven! Ayyy! – grité llamando a mi esposo-
Al entrar, mi marido encontró a su esposa gimiendo mientras era salvajemente fornicada por Mario. El se acercó ya sin ropa para poner su hermosa verga frente a la cara de su putiesposa.
Mi vida! Revientame igual de fuerte que Mario! Hazlo así de duro! Ahh! Ahhh! Ahhh! – le grité con la cara descompuesta por la brutal penetracion que me estaban dando.
Mi esposo cambió lugar con Mario y me empezó a coger con mucha fuerza, agarraba mis nalgas con la intención de reventarme en cada metida de su gorda y venuda vergota, yo pujaba cada vez que su glande se metía hasta adentro.
Amor! Siento que me llega hasta el estómago!! Gr…!!! Ayyy! Mario me dejó muy abierta y siento como la tuya se me va hasta el fondo! Ah! Ay! Mi amor! – le gritaba al semental de mi marido
Aguanta perra! Todavía no me voy a venir – decía mi esposo mientras me la dejaba ir con todo
Amor, yo aguanto todo, montame como la puta que soy! Ah! Duro papi! – decía para darle fuerza a esta monta
Octavio tenía la verga hinchada por su cercana eyaculacion, gemia muy rico, aún así me la saco y aprovecho para descansar. Yo masturbaba a Mario mientras los tres gemiamos por el placer que nos dábamos. Entonces quise intentar algo
Podemos intentar con los dos por mi vagina? – dije viéndolos alternadamente – quiero sentir dos al mismo tiempo por ahí
Me miraron excitados y sorprendidos. Claro que aceptaron y nos acomodamos yo arriba de Octavio, ya con su verga dentro de mi, miraba a Mario con mi respiración agitada por la emoción. Mario apuntó a mi vagina ya ocupada y poniendo su pene encima del de mi esposo comenzó a empujar. Cuando su glande despacio entre mis labios vaginales, tuve una molestia, Mario lo notó y se detuvo.
Estás bien? La saco? – me preguntó frenando su gruesa carne
Sigue! Sigue! – le dije con la cara torcida por la incomodidad y esa sensación de sentirme tan depravada
Mario siguió hasta meterla por completo, yo estaba destrozada entre esos dos sementales. Tenía la carne de dos hombres maduros llenando un mismo espacio, ellos con su experiencia esperaron a que me acostumbrara a esa nueva y devastadora sensación. Soló se mantenían erectos dentro de mí mientras me tocaban lo que cada uno podía, mis pechos, mis piernas, mi vientre y espalda. Me besaba con Mario y con mi esposo casi al mismo tiempo, cuando besaba a uno de lengua el otro me daba besos en la mejilla cerca de los labios y solo tenía que mover unos centímetros la cara para besarme a otro. Éramos uno, compartiendo saliva entre nuestros cercanos besos, sus miembros destilaban líquido preseminal que se mezclaba de manera simultánea con mi flujo vaginal dentro de mí, tenía cuatro manos exprimiendo mis senos, acariciando mi abdomen, sujetando mis torneadas piernas. Cuándo estos dos machos se dieron cuenta que su puta podía seguir fueron comenzando a moverse, muy despacio y lento hasta que un rato después ya estábamos a velocidad normal, se movían alternadamente y eso nos enloquecia, el rose de sus penes les daba un estímulo extra al que ya tenían de mi tensa y estirada vagina. Los tres estábamos jadeando y gritando al límite de nuestra capacidad, nos queríamos venir, obviamente la que más gritaba era yo, gritaba como si de dos barras calientes se tratara y estas me hicieran arder las entrañas.
Ahhh! Ahhh!
Empecé a ver estrellas hasta que perdí la voz y mi cuerpo comenzó a temblar sin control, de mi vagina empezó a escapar abundante líquido que se filtraba por los diminutos espacios que dejaron las vergas de estos señores. Mi venida lo mojo todo, su vergas, sus huevos, nuestros muslos y hasta el colchón. Ellos siguieron dándome con toda su fuerza, yo tenía la vista nublada y a lo lejos escuchaba que una mujer gritaba mientras por mis mejillas escurria algo… eran lágrimas.
Bestias! Ahh! Ahh! Me cogen muy fuerte! Ayyy!- gritaba como loca
Eres una puta! – me decía mi marido – tienes a dos hombres dentro de tu vagina
Así te gusta verme – le dije con cara lasciva mientras por mi labio una gota de saliva comenzaba a escurrir – bien puta y llena de verga! Ahh!
Esos viriles veteranos me siguieron cogiendo sin tener clemencia por mis gritos, yo iba de orgasmo en orgasmo, expulse fluidos de manera violenta las dos veces más que me hicieron venir.
Ahhhh! – Octavio grito comenzando a venirse dentro de mí, mientras la verga del compadre seguía entrando y saliendo batiendo la leche de mi esposo.
Ahhh- grito Mario mientras me echaba también su leche adentro con la verga de mi esposo reposando adentro de mi. Creo que la eyaculacion de mi esposo masajeo a Mario y lo hizo terminar más rápido
Todavía aguantas otra cogida? – preguntó mi esposo
Le conteste – Déjame descansar un poco y después me cogen todo lo que se les antoje
Nos quedamos un minuto los tres así, hasta que mi esposo dijo que no podía respirar. Me sacaron sus vergas y nos quedamos tendidos en la enorme cama. Con mi vagina escurriendo un chorro de mezcla de semen.
Una hora después mi marido me la estaba clavando en el ano con fuerza, buscando su propio orgasmo mientras yo se la mamaba a Mario. Se cambiaron de lugar un par de veces y terminamos cuando los dos volvieron a mi vagina al mismo tiempo. Está vez cambiamos de posición una vez antes de que depositarán su leche espesa en lo profundo de mis entrañas, lo hicieron casi al mismo tiempo y la sensación de estar tan llena e inundada por dentro me llevó a un orgasmo brutal del que ya no me pude reponer.
Al siguiente desperté temprano en medio de esos sementales que me habían dado una cogida tremenda. Me sentía irritada y tuve que ponerme una crema para ir a trabajar, además que durante más de una semana no me la podían meter por el ano, era muy incómodo.