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Yajaira se coge a dos hermosas novias, la mía y la suya
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Tiempo de lectura: 7 minutos

Por nuestros relatos anteriores, ya se habrán dado cuenta que Yesica, mi esposa, es bisexual. Tuvimos muchos encuentros con su amiga Yajaira, en algunos veces participé y en otras ocasiones sólo fui espectador, me encantaba ver cómo sus hermosos cuerpos se daban placer usando sus manos, sus bocas, frotando sus vaginas. Yaja era quien tenía el control al tener sexo, mi novia solo se dejaba llevar y lo disfrutábamos mucho, era delicioso verlas llegar a sus orgasmos y ver sus cuerpos llenos de sudor, maravillado de ver el contraste del color de su piel, una hermosa mujer de piel clara y otra hermosa de piel morena. En ocasiones cogíamos los tres o Yesica me dejaba coger a Yaja y todas las relaciones que tuvimos terminaban en deliciosos orgasmos, besos y caricias. Yesica y yo más enamorados, pues siempre le dimos prioridad a nuestro amor.

El cuerpo de Yesica seguía desarrollándose por su edad, se le veía un culo redondo y firme al igual que sus piernas y entallada en sus jeans todos los hombres volteaban a mirarla. Sus pechos se hacían también grandes y le encantaba lucir su cintura, la cuál era pequeña. Tenía a la mujer más hermosa del salón por novia.

En una ocasión planeamos rentar una alberca privada en uno de los balnearios que hay en nuestra ciudad, nuestro plan era nadar desnudos y hacer el amor dentro de la alberca, en el jardín o sobre las mesas que hay para comer. Cada que hablábamos de los preparativos para irnos un día entero a nadar, Yesica y Yaja se reían cómplices de algo que yo no me imaginaba, pero que fuera lo que fuera, lo íbamos a disfrutar. Llegó el día, mi novia y yo llegamos antes a rentar la alberca, nos la fueron a abrir y nos entregaron la llave. Esperamos afuera del zaguán y me sorprendió ver llegar a Yaja acompañada de Sara, del mismo grupo de amigos de mi novia, me saludaron y pasaron a saludar a Yesica. Resulta que Sara era la novia a escondidas de Yaja y ya sabía de los tríos que hacíamos y después de mucha insistencia por parte de Yaja, aceptó coger con mi novia. Por eso la complicidad entre Yaja y Yesica.

Sara es una joven muy guapa, seria y con un aire de inocente, que parecería que no rompe un plato. En sus mejillas tenía unas chapitas naturales y unos hoyuelos que se le marcaban cuando se reía, lo cual la hacían ver muy tierna e inocente. Siempre vestía muy discreto, no le gustaba enseñar su piel, usaba playeras que le cubrían hasta el cuello y de manga larga. Hasta ese día nuca me hubiera imaginando que tuviera tan hermoso cuerpo.

Se metieron a cambiar al vestidor las tres, aunque se tardaron un rato cuando salieron tuve una maravillosa visión de las tres bellezas que estaban frente a mi. Mi novia en un bikini azul con sus tetas grandes, sus caderas y nalgas hermosas. Yaja en un traje de una sola pieza que le cubría todo el culo, alta y de piernas preciosas. Sara por su parte traía un shorts y en la parte de arriba una playera con un nudo al frente de su pecho, se transparentaba su brasier pues no llevaba traje de baño. Su piel era muy blanca, tenía unas bonitas piernas, cintura pequeña al igual que sus pechos. Estaba hermosa, las tres se veían hermosas.

Comenzamos a tomar unas cervezas, Sara con la primera que tomó, se puso más sonrojada que el color de sus chapitas, se reía más, se miraba más contenta y no tan seria como acostumbraba. Nadamos un rato y estando en la alberca Yesica y yo nos besábamos mientras cachondeábamos, lo mismo le hacía Yaja a Sara quien al principio se resistía pero se fue soltando poco a poco, al rato ellas cachondeaban igual que nosotros, metiéndonos mano en nuestros sexos. Yo sacaba las tetas de mi novia para chuparlas y Sara hacia lo mismo con los pechos de Yaja, quien con la calentura que teníamos se dejó quitar la blusita y el brasier que traía por traje de baño. Vimos cómo Yaja la levantó desde su cintura de modo que sus pezones quedaron a la altura de su boca y comenzó a chupar con fuerza, haciéndole chupetones en sus hermosos pechos. Teniendo esta escena frente a nosotros, Yesica se estaba viniendo en un delicioso orgasmo al masturbarse mientras yo estaba acariciando sus tetas abrazándola por detrás. Ellas seguían en lo suyo y adivinamos que Sara también se venía cuando con fuerza apretaba la cabeza de Yaja contra su pecho, entrecerraba los ojos y su cuerpo se arqueaba hacia atrás, además de sus intensos gemidos y al terminar, buscar los labios de su novia, fundiéndose en un beso. Los cuatro estábamos contentos. Salimos de la alberca y Sara cubriendo con sus brazos esas hermosas tetitas, marcadas por los intensos besos que Yaja le dió. Comimos un poco y tomamos otras cervezas, Sara estaba contenta, tanto que aceptó quitarse la blusa y estar solo en brasier.

Luego de un rato de estar platicando y tomando yo me metí a nadar, ellas se quedaron sentadas en el pasto bajo la sombra de un árbol. Luego de un rato de nadar miré hacia donde estaban y vi a Yesica y a Sara sentadas con las piernas abiertas y Yaja hincada con una pierna entra las piernas de cada una de ellas, intercalando besos, besaba a Sara y luego a Yesica. Ambas acariciaban a Yaja mientras le bajaban los tirantes del traje de baño hasta su cintura, para luego chupar cada una la teta que les quedaba a la altura de sus bocas, Yaja tomaba sus cabezas entre sus manos y caricias sus cabellos mientras las amamantaba. Como pudieron se quitaron sus trajes quedando desnudas por completo, yo solo alcanzaba a ver el culo y la espalda de Yaja y cómo con sus manos acariciaba las tetas de las dos mujeres que tenía enfrente. Seguían intercalando besos. Me salí dela alberca y me senté a tomar una cerveza no tan cerca de ellas para no interrumpirlas, desde el lugar donde estaba podía ver que Yesica y Sara también se besaban en la boca con pasión, mejor dicho, las tres lo hacían, pero igual era Yaja quien tenía el control y guiaba sus movimientos. Las recostó una al lado de la otra con las piernas abiertas, entonces se bajó a chupar sus panochas, con una mano acariciaba a una mientras se la mamaba a la otra y luego cambiaba, podía oír sus gemidos hasta donde yo estaba, era una escena maravillosa, y esto mientras Yesica y Sara se besaban entre gemidos, parecía que se venían una y otra vez, sin duda ellas sabían muy bien dónde tocarse. Después de mucho rato así y de quién sabe cuantos orgasmos, Yaja se montó sobre Sara, entrecruzaron sus piernas y empezaron un movimiento en el que rozaban sus clítoris, parecía que Yaja la embestía con fuerza y así después de un rato al mismo tiempo gimieron y se fueron quedando quietas poco a poco, disfrutaban su orgasmo. Yesica observaba, esperando su turno. Yaja, como si fuera un semental, se bajó de Sara y se montó en mi novia del mismo modo cruzaron sus piernas y se estuvieron frotando, tratando de agarrarse las nalgas la una a la otra, sin dejar de frotarse y mientras se besaban, llegaron a sus orgasmos. Las tres quedaron tendidas sobre las toallas que tenían sobre el pasto, su respiración agitada, volvía a la normalidad. Yo me masturbaba con esa escena tan hermosa, Sara ya no trataba de cubrirse, a pesar de que yo no les quitaba la mirada de encima, que hermoso trio de cuerpos femeninos tenía delante de mí. Yo también me vine a chorros mientras Sara sonreía viendo como salía disparado mi semen, cuánto disfruté ese orgasmo.

Me metí a la alberca así desnudo y luego de un rato ellas hicieron lo mismo, desnudas. Yesica fue conmigo y me besó tiernamente, abrazada a mi cuello. Yaja y Sara se acariciaban el cuerpo como tratando de lavarse la piel, quitarse el sudor y besándose. Nadamos otro rato y llegó la hora de la comida, preparamos la comida, los cuatro desnudos, aunque ellas envueltas en sus toallas, yo con la verga colgando, Yaja de vez en cuando me daba nalgadas o me apretaba las nalgas, diciéndome que se me veían unas nalgotas bien ricas, a todos nos causaba gracia y nos reíamos. Comimos y tomamos otras cuantas cervezas, después de reposar la comida, ellas nos platicaron que su relación ya era desde mucho antes que entráramos a la escuela, pero los padres de Sara no aceptaban los gustos de su hija, por ello es que mantenían en secreto su relación. Sara nos contó que no tenía problema en que Yaja cogiera con hombres, pues así era cuando la conoció, aunque nos aclaró que a ella no le atraían los hombres, sólo tenía gusto por las mujeres, pero igual y algún día se animaba a probar con un hombre. Cuando dijo esto, yo me puse a su disposición, ella se sonrojó un poco y se rio, dijo gracias y todos nos reímos.

Nos metimos a nadar de nuevo desnudos y jugamos pelota dentro de la alberca, qué hermoso era ver rebotar los pechos de cada una de ellas al saltar para pegarle a la pelota, aunque Yesica no saltaba mucho pues sus pechos le dolían por ser grandes, rebotaban más que los de Sara y Yaja. Yo al tener a esas bellezas así, no tardé en tener la verga parada. Yaja se dio cuenta y se fue acercando a mí, me llevó a una esquina de la alberca y nos comenzamos a besar, mientras con su mano acariciaba mi verga. Sara se incomodó un poco y se salió a sentar bajo el árbol, Yesica también se salió a acompañarla. Obvio viéndonos a Yaja y a mi cachondendo, ellas hicieron lo mismo, las vi una sobre la otra besándose en los labios, sus cuellos y sus pechos. Yaja y yo nos salimos también me recosté boca arriba y la acomodé en un 69, disfruté chupar su panocha morena, metía mi lengua lo más que podía en su rajita y le daba uno que otro beso a su ano y también uno que otro piquete con mi lengua, ella tenía la cabeza de mi verga en su boca y jugaba con su lengua como si tuviera una paleta, yo sentía muy rico con su mamada. Después de un rato, la llevé a la mesa de concreto que ahí había, levanté sus nalgas y metí mi boca y nariz en su vagina, ella echaba hacia atrás su culo para sentirme con más presión, que rica chupada le estaba dando, puso sus dedos en su clítoris y comenzó a masturbarse, no tardó mucho en venirse, yo seguí lamiéndola hasta dejarla casi seca. Luego la recosté sobre una toalla en el pasto, me puse un condón, ella abrió sus piernas y se la metí casi toda, metía y sacaba mi verga en la deliciosa panocha de Yaja, quien levantaba sus piernas para recibir mis embestidas, ya no iba yo a durar mucho pues casi frente a nosotros, Yesica y Sara estaban en un 69 mientras oíamos los chupetes que se daban en sus panochas, yo tenía casi de frente la panocha de Sara, la cual alcanzaba a ver cuándo Yesica se separaba un poco de ella para luego volver a hundir su cara en esa entrepierna que estaba disfrutando. Con esa escena tan hermosa y lo apretado de la panocha de Yaja, me vine dentro de esta, quien al sentir lo caliente de mi leche también aceleró su movimiento viniéndose después de mí. Sara y Yesica siguieron con su 69, ya se habían venido pero seguían disfrutándose lo más que podían, tuvieron un orgasmo más y se fueron quedando tranquilas, recuperando todos nuestra respiración.

Nos pusimos de pie los cuatro, yo abracé a mi Yesica y nos besamos tan enamorados como siempre, con deliciosos sabores en nuestros labios, Sara buscó los brazos de Yaja, quien la abrazó y se besaron tiernamente. Nos metimos los cuatro al vestidor, primero se bañaron ellas, las tres juntas y como no había cortinas, yo veía sus hermosos cuerpos, salieron para vestirse y me metí a la ducha. Ya vestidos los cuatro fuimos a entregar las llaves. Antes de despedirnos platicamos y quedamos en que seríamos muy discretos en lo que hicimos, y quedamos en repetir, pues estaba claro que todos lo disfrutamos. Cuando nos despedimos, Yesica les dio un beso en la boca a cada una de ellas, el cual le correspondieron. Yo me iba despedir de beso en la mejilla, pero Yaja dijo que después de lo que habíamos pasado, ya se merecía un beso en la boca y así me despedí, con Sara no supe cómo, pero igual fue un beso de piquito en los labios y ella como de costumbre se veía sonrojada y muy hermosa.

Estábamos cansadísimos entre nadar, las cervezas y hacer el amor de esa forma, nos fuimos al cuarto y nos quedamos dormidos, abrazados y enamorados. Siempre diciéndonos te amo.

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