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La hija de la masajista
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Tiempo de lectura: 11 minutos

La primera vez que Sara me dio un masaje fue en casa de su mamá, en una habitación.

Cuando entré pude ver a dos mujeres mayores sentadas hablando entre ellas, mientras me miraban.

Yo estaba urgido de un buen desestresante…

No había visto a Sara por fotos, por lo cual estaba nervioso por ser la primera vez que nos veríamos.

En eso me encontré con un tipo más alto y del doble de robusto que yo.

Me intimidó un poco, hasta que escuché su voz blanda indicándome dónde se encontraba Sara, que resultaba ser su novia.

Después vi a una joven con unos ojos enormes y hermosos, me sonrió y cuando le respondí el saludo escuché:

– Ah, veo que ya se conocen, hija, saluda al Señor Palaner, Señor Palaner, ella es Colibrí

– Colibrí, qué bonito nombre para alguien tan bonita como tú

Colibrí sonrió y se fue corriendo.

– Tú debes ser Sara

– Pasa por favor, en un momento entro a la habitación, estoy preparando las toallas

Cuando entré, era una habitación común y corriente. Algunas sábanas cubrían algunos muebles, como ocultando el desorden que había abajo. O bien cosas de valor que no querían que yo viera.

Me senté en la cama y noté el aire fresco en mi nuca. Era el aire acondicionado que acaban de encender en la habitación.

-Hola Palaner, disculpa la tardanza. En un momento comenzará tu masaje, necesito que te desvistas y te pongas boca abajo y con esta toalla quedarás cubierto. Regreso en unos minutos, sólo indícame cuando ya estés en posición.

Sara era una joven mamá. Atlética, con una pronunciación perfecta en sus palabras y un trato muy respetuoso. Con una hermosa sonrisa cuando la dejaba notar.

Me desnudé por completo, ya que a mí los masajes me encanta recibirlos desnudo. En eso mi pene sintió el aire frío de la habitación y me apresuré a ponerme boca abajo sobre la cama matrimonial que estaba dispuesta sólo para mí.

Cubrí mi culo y le llamé.

Sara entró inmediatamente.

Me explicó que me pondría un aceite de anís con menta y oliva, hecho por ella.

– Si necesita expresarse con algún sonido durante el masaje, por favor hágalo, no se quede nada

Los movimientos lentos y firmes de Sara me encantaron.

Al ser tan joven y con tal fuerza sospeché que era atractiva aunque escondía su cuerpo debajo de una blusa amplia.

Sin embargo, en un momento, se sentó frente a mí y levanté la cara.

Pude ver sus anchos y recién depilados muslos frente a mi cara.

Y mi expresión fue un simple y fuerte: WOW

-¿Perdón?

-Oh, no, disculpa Sara, es que me impresioné…

-¿Hay algo que le incomode?

-No, todo lo contrario, verás, no pude dejar de ver tus muslos, y asumo que haces ejercicio, ya que tienes mucha fuerza en las manos y a la vez, mucha delicadeza. Y tus muslos te delatan. Por eso mi expresión.

Sara sonrió y me explicó que se ejercitaba mucho.

-Puedo notar que eres atlética. Quizás eres la masajista con mejor cuerpo que me ha atendido.

-(Sonriendo) Muchas gracias Sr. Palaner

-Sólo dime Palaner, por favor

-Está bien Sr… ay jeje perdón, Palaner entonces

-Sara, yo tengo manos grandes y tus muslos por mucho rebasan el tamaño de mis manos

-¿Le parece que son grandes?

-Si, digo, muy bonitos, y grandes. Además, se ven muy firmes. ¿Te molestaría si toco un poco?

-Para nada…

Sara sólo sonreía y yo alimentaba la erección que desde la primera hora comencé a sentir entre el colchón de la cama y mi pelvis.

Cuando me pidió que me volteara, yo no la esperé a que me colocara las toallas, para que mi pene se asomara y ella lo pudiera ver, ya que tenía las luces encendidas.

Para disimular, continué la plática y mi pene se hizo ver, a lo que yo no dije nada, y ella tampoco, sólo gentilmente puso la toalla sobre mí.

Me siguió masajeando y le confesé que me sentía un poco nervioso por toda la gente que estaba afuera.

Y me explicó que le habían prestado esa habitación y que en efecto el grandulón era su novio.

Pero me dijo que nadie entraría a la habitación que no tenía que preocuparme.

Esa fue la primera vez que me dio masaje Sara.

Yo me fui con una erección y con la fantasía de algún día pasar la relación de masajista a algo más.

La segunda vez que me dio masaje fue en su casa, estábamos solos, pero no con las mismas comodidades.

Yo seguía desnudo y aunque ella me dijo que lo le indicara dónde quería el masaje, le pedí que me tocara la entrepierna.

Ella no chistó y lo hizo.

A medio masaje alguien tocó a la puerta.

Era su novio…

Yo me apresuré a vestirme.

-¿Qué hace señor Palaner?

-Pues es tu novio, tú me dijiste que nadie entraba, y mira…

-Pero él no va a entrar, porque ya le expliqué que estoy trabajando

Le confesé que no me sentía muy cómodo, pero que la iba a dejar terminar…

Yo ya quería que ella terminara para poder irme lo más rápido que pudiera. En realidad no quería tener problemas. Aunque la fantasía seguía en mi mente y en mi erección…

La tercera vez le dije a Sara que quería que me volviera a dar masaje pero que no quería que fuera cerca de su novio.

Por lo que le ofrecí venir a mi casa, a lo que ella aceptó.

Sara llegó puntual.

Entró a mi cuarto y cerré la puerta.

Comenzó a darme el masaje y en eso iniciamos la conversación. Algo que ambos disfrutábamos de cada masaje.

Ya éramos amigos para ese entonces.

Sin embargo, esta vez la plática fue distinta.

Sara irrumpió la charla con un tema MUY POCO COMÚN.

-En una ocasión una clienta me pidió que le tocara los senos.

Yo no podía creer lo que estaba pasando, por lo que decidí continuar la plática.

-¿Tu clienta era guapa?

-Bastante guapa. Hacía ejercicio y sus senos eran firmes y de buen tamaño

-¿Y qué hiciste?

-Me dejé llevar y nos besamos, ella lamió mis senos y terminamos en 69

Yo ya tenía una erección…

De hecho, yo quería saber si debajo de tu blusa estás usando top tank…

Sara no dijo nada, guardó una pausa y me dijo…

-De hecho si, ¿quiere verlo señor Palaner?

-Insisto en que me digas Palaner y desde luego que quiero verte en top tank

Se quitó la blusa y pude ver por primera vez los pechos de Sara cubiertos por un top tank color rosa brillante

-¿Así está bien?

Está perfecto… gracias

Sara sólo sonrió y siguió con el masaje en mis piernas

-Sara, ¿te molesta que vea tu espalda por un momento?

-¿No te molesta que tenga un tatuaje?

Mi erección ya era evidente.

-Ahora con más razón quiero verlo…

Noté un paisaje japonés con un lago y carpas, y un quiosco con vivos rojos, blancos, y verdes… todo un espectáculo en su espalda… Las carpas eran de colores blanco y negro, rojo vivo y naranja.

-¿Puedo tocar tu tatuaje?

-Si por favor…

Metí mi mano debajo de su top tank por la espalda y comencé a masajearla… a lo que ella se erguía, se arqueaba, cerraba sus ojos y gemía…

Coloqué mi otra mano para poder aumentar la intensidad.

Y adrede generé movimientos que quedaban interrumpidos con el top tank para ver su reacción.

Sara abrió los ojos y me preguntó…

-¿No prefieres que me quite el top?

-Quítatelo… y dámelo

Cuando lo puso en mis manos, pude notar la silueta de uno de sus senos, sin ver el pezón, que seguía siendo un enigma para mí.

Olí el top tank y me lo puse en la cara…

Ella se dio cuenta y sólo sonrió.

Le pedí que se acomodara sentada dándome la espalda para que yo la siguiera masajeando.

Lo hizo y después de unos momentos…

Me levanté de la cama, y me puse frente a ella con la verga de fuera y totalmente erecta.

La miró… y cuando se iba a acercar.

Pude notar sus pezones totalmente redondeados apuntando hacia mis piernas. Eran de color rojo por su periodo de ovulación.

La detuve poniendo mi mano en su frente y le indiqué con mi mano derecha que se acostara boca abajo.

Lo hizo inmediatamente, lamiéndose los labios y mordiéndoselos.

En eso deslicé con mis manos sus shorts de mezclilla hasta sus pies.

Sara traía puesta una tanga con encaje del mismo color que el top tank.

Comencé a masajear sus glúteos.

Jalaba la tanga para que se metiera en sus labios vaginales.

Ella sólo se mantenía con los ojos cerrados apoyando su cara sobre mi cama hacia mi lado sonriendo…

Le pedí que se volteara.

En eso me fui directo a sus senos. Para ser madre, tenía unos senos perfectos.

Se los comencé a chupar y empecé a meter mis dedos en su vagina.

Ella gemía…

Y le pregunté si seguía con su novio.

A lo que respondió que si.

Pero que su novio no le daba mucho placer.

Cuando me dijo que le hacía sexo oral todas las mañanas, me asqueé.

Ella intentó besarme y le dije que no.

Que sólo iba a ser lo que yo quisiera.

Ella dijo, que no tenía problema. Que mientras yo fuera el cliente, yo podía dirigirla.

Quité mis manos de su vagina y puse sus manos sobre mi pene, para que ella lo comenzara a jalar.

Me comenzó a masturbar y ella acercaba su cara para querer mamar.

Yo se lo impedía.

Lo siento Sara, no quiero que beses mi pene con tu boca llena del semen de tu novio

Me recosté…

Le comencé a chupar los senos y dejé que me masturbara con sus manos hasta que terminó y se comenzó a tallar todo mi semen sobre sus senos.

-Sara, gracias, eras una fantasía y ahora eres una realidad… sigue como masajista, vas a llegar muy lejos. Lo de tu novio me incomoda sobre manera. Sin embargo, tienes un gran futuro.

Dos años más tarde…

Antes del siguiente masaje… Nos mensajeabamos para ver si coincidíamos.

De hecho una vez lo hizo sólo para que yo supiera que ella ya no tenía novio y que me quería ver.

Pero no podíamos.

Por la pandemia y yo me había ido a vivir a otro país.

De repente y un buen día le escribí para saludarla ya que estaba en Mallorca y quería un masaje. Pensé que ella se había quedado en Latinoamérica, por lo que sólo le escribí para que supiera que seguía extrañando sus masajes.

Me envió una foto de Palma de Mallorca.

-Yo te doy ese masaje, aquí en Mallorca no encontrarás nada como yo…

¡Sara también estaba en Mallorca!

Nos vimos en un lugar que ella estaba rentando para vivir con su hija… Colibrí

Cuando entré, su piso estaba mejor que el mío… con una vista al mar, con unas hamacas y el diseño interior todo encajaba en un ambiente para relajarse.

Colibrí corrió a saludarme, se me aventó, me dio un beso en la mejilla y pude sentir sus senos medianos estrecharse con mi pecho…

-Anda Colibrí, haz tu té de jazmín y convídale a Palaner

-¿De jazmín? Si por favor…

-Señor Palaner, ¿lo quiere con hielos?

-¿Cuál es la especialidad de la casa, Colibrí?…

Ella sonrió, se mordió los labios y se dio la vuelta corriendo, como siempre lo hacía…

Colibrí traía un top tank color turquesa y unos boxers rosa brillante…

Admito que al ver a Colibrí sentí un espasmo en mi pene.

Probablemente, ella ya tenía unos 21 años. Destellaba feminidad y vitalidad.

Sara y yo nos pusimos al corriente… se había teñido el cabello.

Ahora no lo tenía castaño, si no rubio, y con una trenza.

Se veía más bronceada por el sol de Mallorca.

Traía puesta una túnica blanca…

Y después de unas horas de platicar moví mi cuello y me estiré hacia atrás.

-¿Ya quieres el masaje?

-Si por favor…

Entra al cuarto dónde está Colibrí y ella te llevará a la habitación…, mientras yo me pondré cómoda…

Obedecí ya que estaba en el palacete de la diosa y la princesa de la feminidad…

-¿Ese jazmín es de tu cosecha, Colibrí?

-Si, señor Palaner… es mi nuevo hobby… ¿Por qué no se relaja y se sienta?

-Desde luego, ando muy exhausto…

En eso noté que de uno de sus glúteos manaba un tatuaje japonés…

-Menudo tatuaje te cargas Colibrí… acércate…

La piba se acercó y se subió el bóxer para que pudiera ver su nalga perfectamente formada, mi erección comenzó a crecer y escuché…

-Creo que ya vio mi tatuaje por completo no le ha gustado

-Que me ha encantado Colibrí

-¿Y por qué no lo toca, o acaso es tímido?

Me importó un bledo que su mamá estuviera rondando por ahí… Colibrí había sido mi otra fantasía en secreto, además de Sara. Por lo que comencé a masajear con mi gran mano todo su glúteo, el cuál apretaba.

La miré a los ojos y ella se estaba mordiendo el labio inferior.

Miré sus senos y sus pezones comenzaban a hacerse notar.

Acomodé mi mano para descubrir todo su glúteo y comencé a sentir uno de sus labios vaginales perfectamente depilados…

Ella sonreía…

-Palaner, ¿ya estás listo? En un momento te veo en el cuarto de masajes…

En eso me levanté de un salto y Colibrí sólo cerró los ojos sonriendo por la travesura que acabamos de cometer en lo que su madre me gritaba para que me apresurara para el masaje.

-Anda Colibrí que tu mamá me dijo que me indicarías dónde me haría el masaje.

-Sígame señor Palaner…

Ella tomó mi mano y con la otra llevaba mi té de jazmín, nos dirigíamos a un pasillo hecho como de tierra y piedra, que se sentía cada vez mas fresco y obscuro…

Cuando se puso mucho más obscuro, Colibrí se detuvo abruptamente.

Y mi erección se puso en medio de sus nalgas.

No pude ver nada por lo cual no me pude detener, y por pura reacción abrí mis brazos para buscar con qué sostenerme.

Mis manos sintieron las frías paredes de ese pasillo solitario, oscuro y fresco.

En eso, ella comenzó a reírse y me dijo…

-No encuentro su mano

Por lo que comencé a sentir la mano de Colibrí hurgar mi pene, con el pretexto de buscar mi mano…

-¿Ya la encontraste o te ayudo?

Me encantaba que una chica de 21 años me tocara mi polla por encima del pantalón…

En eso la empujé, porque no quería que su mamá nos descubriera.

Y me dijo…

-Hemos llegado…

Abrió la puerta y lo que pude ver era una habitación circular de meditación iluminada por la luz de la playa…

Me dijo…

– Mi mamá no va a entrar hasta que yo le indique… así que quiero que se desnude y después le indicaré qué hacer…

-Pero, Colibrí…

Ella ya había colocado el té en el piso, a un lado de la colchoneta dónde me acostaría… y cuando levantó la vista, puso sus manos sobre mi cinturón y comenzó a desabrochar mi pantalón… yo me comencé a quitar la camisa.

Mi pene estaba totalmente erecto.

Ella me dejó en boxers… me tocó el pene de nuevo por unos instantes y me quitó los boxers de un tirón.

Sonrió y me indicó que me podía acostar…

Lo cual hice.

Cuando quedé boca abajo y con los ojos cerrados, instantáneamente sentí unas manos aceitosas en mi espalda…

Volteé para ver…

-Shhh, shhh, relájate, que ya estoy aquí…

Comencé a sentir los senos de Sara en mi espalda, moviéndose hacia mi nuca y hacia mi culo, con una frecuencia estudiada.

Sus tetas se plegaban de arriba a abajo… sus manos apoyadas delante de mis hombros hacían un hueco donde ella posaba su cara para besarme, morderme y tirar de mis orejas…

De repente apoyó su cuerpo sobre el mío y una de sus manos se dirigió por mi entrepierna para llegar a mi perineo.

Abrí más mis piernas.

Ella comenzó a deslizar sus tetas hacia abajo hacia mis glúteos… luego sentí su cuello en medio de mis glúteos y por último su lengua y labios deslizarse por en medio.

Hasta sentir su lengua besar mi culo.

Mientras sus dedos masajeaban mi perineo. Y su mano mis bolas y mi pene.

Con su otra mano tiraba de mi cabello corto hacia atrás…

Al parecer Sara había viajado a Mallorca para desarrollar maestría en este masaje que nunca antes me había dado.

Ahora entendía por qué se podía dar el lujo de ese lugar que rentaba…

Para ese momento, sentí cómo me comenzaba a lamer la polla y me tuve que levantar para que ella pudiera mamar cómodamente.

Me encantaba lo que estaba haciendo.

Y entonces puse mi mano por detrás de mi espalda para tirar de su cabello y presionarla hacia mi culo…

Era una sensación única…

Me volteé y sentí almohadas acomodarse en mi espalda.

Ella las movió con sus brazos mientras me seguía lamiendo la entrepierna para volverse a meter mi verga en su boca.

La mamada mas rica que jamás me había dado Sara.

En eso abrí los ojos y yo sólo podía ver su melena rubia.

Con mis manos comencé a deshacer su trenza, para poder zambullir mis manos entre esos cabellos revueltos.

Ella no me dijo nada, solo gimió y berreó, tanto que pude sentir las vibraciones de su garganta en mi glande.

El espectáculo dejaba ver a una hembra con su tatuaje japonés en su espalda, empinada con el culo desnudo apuntando hacia el sol.

De repente, el sol se nubló de mi vista y pude ver una sombra…

Era Colibrí que todo el tiempo estuvo en la habitación y no me había dado cuenta.

No sabía si ella era parte del ritual… o sólo se había quedado ahí para ver.

Colibrí tenía su mano metida en el bóxer para masturbarse…

Pude notar en la boca de Colibrí estaba un saco de masajes que estaba mordiendo. Esos saquitos que están llenos de hierbas relajantes…

Asumo que lo hizo para no hacer ruidos…

Luego se levantó la blusa y pude ver los pezones más pequeños en una piba de 21 que nunca había visto antes.

Eran rosas y totalmente redondeados.

Sus senos eran más pequeños que los de Sara, pero con mucho mejor forma.

Entonces me estremecí…

Una de las manos de Sara se dirigió a un costado…

Y comencé a escuchar una campana que era agradable al oído.

En eso Colibrí, abrió los ojos sorprendida y suavemente y descalza, se deslizó hacia atrás para desaparecer entre unas cortinas, sin hacer ningún ruido.

Como si ya tuviera estudiado ese movimiento…

Sara siguió sonando la campana…

Momentos después, escuché como por fuera de la habitación tocaban la puerta.

Sara dejó de mamar.

Me comenzó a besar el vientre.

La puerta siguió sonando…

Sonrió y se fue a la puerta….

Y cuando la abrió, sólo se vio una charola con dos vasos de té deslizarse hacia dentro.

Por el brazalete, noté que era Colibrí llevándonos té.

Esta vez, no olía a jazmín.

La campana, era un llamado que Sara hacía para que Colibrí llevara un té.

Sara cerró la puerta.

Y aparentemente, Colibrí quedó fuera de la habitación.

Sara llevó uno de los vasos a mi boca, mientras ella lo empujaba hacia arriba, al mismo tiempo ella bebía.

Gemí…

No sé que tenía ese té, pero fue muy placentero beberlo.

Tan placentero que Sara comenzó a tocarse la vulva una vez que se lo terminó.

Tiró los vasos, que eran de madera, y tocándose el clítoris me volvió a mamar…

Esta vez con su boca más tibia por el té… pero con una intensidad siniestra que hacía que yo me retorciera y chocara con las almohadas que amortiguaban mis movimientos.

Sara tenía todo orquestado.

Por lo que me comencé a correr en su boca…

Sara succionó todo y se lo tragó…

Me lamió todo el pene y se acercó a mi oído…

-En unos momentos vas a sentir ganas frenéticas de orinar… atrás de tí está la puerta del baño. Mientras yo me voy a dar una ducha… tengo una cita con mi novio.

¿Qué? Yo no lo podía creer…

Me asqueé y me metí al baño que me indicó…

El agua estaba deliciosa, en una tina llena de flores.

Me metí…

Todo oía demasiado fresco y agradable.

Por lo que decidí acomodarme en la tina y me quedé dormido.

Una hora más tarde.

-Glup… carajo, casi me ahogo… voy a salir de aquí… ¿pero cómo salgo?

Salí y el esplendor de la luz me deslumbró… y tropecé con algo…

Ah, menudo día, ahora ¿qué… es… es…to? … Pero si es la cam… pa… na…

Levanté la campana y la comencé a sonar…

Noc, noc

-Pasa…

-Hola señor Palaner, ¿cómo le puedo ayudar?

-Hola Colibrí… ¿está tu mamá?

-Se acaba de ir, y me pidió que me hiciera cargo de usted…

Continuará…

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