En ese momento sentí una pena inmensa, ¿quién me creía yo para andar ligando chicas en el autobús en mi primer semestre de la universidad?
Simplemente no pude evitarlo, su piel color perla, ojos rasgados, cara redondeada, con cabello lacio castaño peinado con coleta hacia atrás.
Bustos medianos, silueta contorneada naturalmente esculpida por su ADN.
Unas caderas que de frente dejaban ver que allá atrás se cocinaba algo muy rico, y unas piernas anchas que se veían aún más grandes por su baja estatura.
Cuando se sentó a mi lado, del otro lado del pasillo, la comencé a mirar de reojo.
Y como no sabía qué hacer, me puse mis iPods y me quedé dormido.
Media hora después, desperté de un brinco pensando que el autobús me había dejado lejos de casa y para mi sorpresa, todavía me faltaban unos 15 minutos para llegar y lo mejor… ella seguía al lado mío.
Me llamó la atención que estaba leyendo una revista en inglés.
Asumí que era una chica más interesante del promedio de las de la universidad, por lo que me armé de valentía y le pregunté:
– Hola, ¿qué carrera estudias?
A lo que ella respondió, con una sonrisa.
– Soy la maestra de inglés de la preparatoria.
Dentro de mí, en mi diálogo mental me decía lo siguiente: ¡pendejo ya la cagaste!
Tuve que procesar por unos segundos lo que acababa de pasar y sobre todo, lo que podía suceder después de mi “inocente” saludo.
Sorprendido escuché un claro:
¿Y tú?
Ufff… ¡qué alivio!, pensé que ya la había cagado.
– Ah pues… es mi primer semestre de ingeniería… por cierto, me llamo Palaner ¿y tú?
– Mucho gusto, soy Robyn
– ¿Robyn? No lo había escuchado antes, y tu acento no es tan de aquí, ¿de dónde eres?
El chofer hizo una frenada de emergencia. La revista de Robyn se cayó de entre sus piernas dejando ver sus muslos prominentes, escondidos por unos jeans muy ajustados.
Con mis brazos largos me apresuré a tomar la revista, ella se agachó un poco después dejando ver esos senos debajo de la blusa de algodón verde que afortunadamente era algo suelta.
Mi pene se me comenzó a poner duro, afortunadamente tenía mi sudadera puesta sobre las piernas.
Robyn se veía muy joven. O bueno, mi paradigma de maestra de inglés no era el de una chica que probablemente era unos 5 años mayor que yo, a lo mucho.
Me agradeció por lo de la revista y en eso dio un salto para ver por su ventana que ya tenía que bajarse.
Tomó la revista de mis manos y me dio tiempo de retirar mi vista de sus hermosas partes para que no se diera cuenta.
Aunque bueno, las mujeres tienen una mejor vista periférica que nosotros los hombres, así que no sé si me vio.
– Mucho gusto, Palaner, aquí me tengo que bajar.
– Hasta luego, Robyn.
Pasaron los días y no veía a Robyn, por lo que recurría a las imágenes que se me quedaron grabadas en mi mente.
Ella tenía unos ojos muy brillosos color avellana.
Yo fantaseaba con esa boca pequeña, esos senos y muslos, ya que hacía tiempo que no veía una belleza natural como la de Robyn.
Además la idea de que ella viniera de otro país me daba vueltas en la cabeza.
Por lo que sólo eso y mis casi 19 centímetros de pene con cabeza en forma de hongo, era lo único que me unía a ella.
Un día por la mañana me fui a abordar el autobús rumbo a la universidad, me acomodé en el asiento de siempre y me puse los iPods.
En se momento me gustaba escuchar Safri Duo, específicamente Played-A-Live.
Veía como subían algunos otros estudiantes y escuché cómo el motor del autobús comenzaba a sonar.
El chofer iba a accionar la palanca de la puerta, cuando alguien entró apenas al autobús…
Era Robyn, que venía respirando agitada, de haber corrido para alcanzarnos.
La miré y lo más rápido que pude quité mi mochila del asiento de al lado con la esperanza de que ella también se sentara, y me miró.
No saludamos de la manera más común posible…
Y lo único que pasó fue que pude oler su perfume dejar una estela mientras ella se iba hacia atrás buscando asiento…
Decepcionado, puse la mochila de nuevo en el otro asiento y cerré mis ojos para seguir oyendo mi música.
Cuando de repente desperté porque sentí mi mochila en mis piernas porque alguien se había sentado al lado mío.
Estaba a punto de reclamarle a la persona cuando le vi la cara…
Era Robyn…
– Hola, no sé que hacía buscando asiento allá atrás, recordé que teníamos una plática pendiente y por eso me atreví a despertarte. Espero no te moleste.
– ¿Despertarme?, la verdad acaba de cerrar mis ojos…
Robyn estaba de intercambio. Estaba estudiando en la universidad de Berkeley la Maestría. Había elegido este país porque hacía su tesis en grafitis o arte urbano, como ella le decía, y tenía novio…
Todo iba bien, hasta que dijo que tenía novio. Pero bueno, qué me quedaba, más que seguir platicando con ella.
Llegando a la universidad se despidió diciéndome que esperaba verme de regreso para seguir platicando.
Cosa que más o menos me entusiasmó… porque pues no estaba soltera.
De regreso no la vi y me fui a casa menos ilusionado con la idea de que pasara algo con Robyn.
Pasaron más días…
Estaba platicando con dos compañeros de la carrera.
Nos gustaba pasearnos por la preparatoria, ya que en la carrera de ingeniería no había chicas tan lindas.
En eso todo se tornó distinto, las voces de mis amigos se alargaban, y claramente comenzaron a hablar más despacio.
Las personas que caminaban al lado de nosotros se movían en cámara lenta.
Hasta que todo se detuvo a mi alrededor y mi enfoque hizo que todo lo demás se nublara, excepto una persona…
Robyn…
A unos 10 metros de distancia de dónde estábamos nosotros ella traía un vestido estrecho de algodón color gris, lo cual hacía que su piel perla resaltara.
Veía sus brazos y sus piernas de la rodilla abajo con unos tenis blancos.
La tela de su vestido ajustaba toda su silueta.
Nos vimos fijamente.
Y al momento de darse cuenta que me quedé atónito, mis compañeros, dirigieron su mirada a ella.
Robyn no hizo ningún gesto y su semblante se mantuvo neutro mirándome fijamente.
Entonces comenzó a caminar hacía mi, caminando como una modelo de pasarela.
Les dije a mis compañeros entre dientes:
– Es ella, ¡es ella pendejos!
Robyn no estaba usando brasier. Y pude notar la perfección de sus pechos. Y el diminuto tamaño de unos pezones que bramaban calentura.
Mi erección respondió instantáneamente.
Robyn pasó en medio de mis compañeros, puso un brazo sobre mi hombro, se me acercó y sentí uno de sus pezones y luego su seno presionar mi pecho.
Me dio un beso en la mejilla, y me dijo al oído:
– Hola…
Y se fue…
Volteé la mirada y su hermoso culo se movía de derecha a izquierda.
La plática entre nosotros dejó de ser de exámenes y autos, y pasó a ser de Robyn, su culo, su figura, y sus tetas.
Volteamos para retroalimentar la plática y nada…
Robyn se había esfumado.
Ese día la esperé matando el tiempo con el pretexto de regresarme con ella.
Pasaron algunas horas después de la hora normal en la que coincidíamos.
La vi que venía platicando con otro chico y juntos se subieron al camión.
¡No puede ser! Todo mi esfuerzo se había ido al carajo…
Subí al camión sin prestar atención a nada, sólo quería regresar a casa…
En eso, el chofer me dijo:
– Apresúrate porque sólo queda un lugar.
Era al lado del pendejo con el que venía hablando Robyn, ¿pero dónde estaba ella?
No me importó y me senté.
Unos 30 minutos después el pendejo ese se bajó, despertándome, por lo que me acomodé en la ventanilla para poder dormir más a gusto hasta que…
– Hola dormilón…
– ¿Robyn? No te había visto…
– Estaba atrás, me urgía escaparme del chico que venía aquí sentado, ya que me venía acosando con el pretexto de que lo calificara mejor, me decía que si me invitaba a cenar yo le pusiera una calificación más alta. ¿Puedes creerlo?
– ¿Enserio?… es un idiota…
– Y como no te vi, por eso me senté con una chica que tenía el asiento desocupado.
Uff qué alivio fue escuchar a Robyn decir eso…
– Por cierto, ¿ya estudiaste para tu examen de mañana con Bárbara?
– ¿Se conocen?… obvio se conocen, ella es mi maestra de inglés de la universidad… por cierto ¿si te invito a cenar me conseguirías el examen de Bárbara?
– Jajaja, aquí me bajo tonto…
Me apretó la pierna, se me acercó y apenas pude ver sus pezones a todo… me dio un beso en la mejilla, se arqueó para que pudiera ver su culo… o eso pensé y se fue…
Al otro día en el examen de inglés… Bárbara no venía… y todos nos mirábamos desconcertados, pues cada vez faltaba menos tiempo en el reloj…
Entró el supervisor y nos dijo:
– Hola chicos, Bárbara no pudo venir aunque sí van a tener examen, viene conmigo la maestra sustituta. Pase profesora…
Era Robyn…
Mi erección respondió más rápido que mi sonrisa…
– Gracias supervisor, Hola chicos, soy la maestra Robyn y Bárbara me pidió hacer el examen para ustedes. Por lo que me di a la libertad de hacer versiones distintas del examen para evitar que hagan trampa y se pasen las respuestas. Así que, ni lo intenten porque quien va a calificar este examen va a ser su servidora… Voy a pasar lista y se van a levantar a por su examen a mi escritorio… ¿Palaner?
– ¿Si profesora?
– Pasa por tu examen…
Cuando llegué a su escritorio vi un letrero en una pequeña nota que decía:
“Lee las instrucciones que están detrás de tu examen, lo de las versiones distintas sólo lo dije como un pretexto… el único examen distinto es el tuyo… ya verás por qué…”
Cuando Robyn se dio cuenta que ya había terminado de leer la nota, la tomó, la enrolló y se la guardó en su pantalón.
Me guiñó uno ojo y me dio el examen…
Comenzó a nombrar a mas estudiantes y yo comencé a leer las instrucciones.
“Palaner, ejecuta las instrucciones en el orden en que las indiqué. Me daré cuenta si no lo haces y si eso pasa, recibirás la calificación más baja del grupo. Pero si haces todo lo que te digo, tendrás la calificación más alta y te daré una sorpresa saliendo de aquí…”
Estaba nervioso y no sabía qué pensar… hasta que leí la primera instrucción.
1) Cuando se me cayó la revista el día que te conocí me di cuenta que observaste mis senos, por lo que quiero que desde este momento y hasta cuando escuches el último nombre de tus compañeros me veas de reojo, tocándote el pene sin que tus compañeros lo noten, mientras tanto, sigue con el punto número 2.
No sabía si esto era una broma o era mi sentencia de muerte.
2) Mi novio es un pendejo. Lo descubrí cogiendo con otra y lo mandé a tirar por culo. El día que te vi con tus amigos, que te saludé, en el único hombre que estaba pensando era en tí. Así que cuando se te ponga duro el pene, en ese momento quiero que levantes tu mano y me digas lo siguiente:
“Maestra Robyn, ¿puedo hacerle una pregunta respecto al examen?”
Y espera mi respuesta…
Eso hizo que mi erección fuera instantánea, así que seguí la instrucción, y me dijo sonriendo:
– Claro Palaner, sólo espera a que acabe de entregar los exámenes y voy a tu lugar. Mientras tanto continúa con tu examen.
3) El día que me senté al lado tuyo en la mañana me puse un perfume que sólo me ponía cuando cogía con mi novio… pero la noche del día anterior no cogimos porque fue cuando lo chacé con la otra y guardaba la esperanza de verte. Hoy lo traigo puesto de nuevo, así que cuando me acerque a tu lugar para responderte la duda, quiero que te levantes y me huelas el perfume y en ese momento sigas las instrucciones que te voy a dar mientras estás de pie…
– Dime, Palaner, ya estoy aquí, ¿cuál era tu duda?
Miré hacia arriba recorriendo el cuerpo de Robyn, podía notar sus jeans ajustados y una blusa color coral que dejaba entrever su vientre plano, de nuevo no traía brasier y sus pezones bramaban de calientes que estaban todos excitados…
Me levanté y comencé a inventar una duda…
– Discúlpame Palaner, acércate que no te escucho…
Me pegué lo más que pude a ella y me llegó de nuevo ese perfume a flores que usualmente sólo olía cuando iba a tomar fotos al bosque… mi erección se endureció más.
Ella puso sus pezones en el brazo que sostenía el examen y se comenzó a mover un poco más…
A lo que respondió…
– Oh vaya, fue un error mío, una disculpa Palaner, anula esta pregunta… por cierto ¡qué rápido!, veo que ya terminaste. Anda apresúrate, para que no pierdas el camión… que yo no me pienso perder, así que…
Se dirigió a la clase y dijo:
– Chicos, tienen 5 minutos más para terminar, porque no me pienso perder mi camión de regreso a casa. Y si eso pasa, los repruebo a todos, incluso a tí Palaner, si no te vas ya.
Me volteó a ver, me guiñó el ojo, y se dió la vuelta deslizando sus pezones sobre mi brazo tomando el examen de mis manos…
Salí lo más rápido que pude, y el camión se estaba llenando…
¡No!
Fui avanzando y sólo quedaban un par de asientos en la parte trasera del autobús…
Aventé mi mochila en uno de ellos y me senté lo más rápido que pude rezando que no llegara nadie más y ocupara el asiento que estaba guardando para Robyn…
El chofer cerró la puerta del camión y no me aguanté la emoción que grité:
– ¡No, todavía no arranque!
A lo que algunos respondieron:
– ¡Cállate ya nos queremos ir a casa!
Siguió avanzando el autobús hasta llegar a la salida de la universidad por lo que se detuvo para dejar salir a los otros autobuses que estaban delante de él.
Se escuchó un noc noc en la puerta…
Y el chofer la abrió…
– Hola maestra, suba… no se preocupe, por usted si me detengo. Creo que sólo hay un lugar al fondo.
– Muchas gracias señor…
Robyn esta vez estaba cubriendo su blusa con una sudadera… por lo que no le podía ver los pezones. Se sentó a mi lado y dijo:
– Hola Palaner, ya vi que te gusta seguir instrucciones…
– Hola Maestra…
– Dime Robyn…
– Hola Robyn, no creí que tuvieras frío…
– Tienes razón, no tengo mucho, y aquí en este lugar hace más calor que en los demás…
Su sonrisa bastó para que la verga se me pudiera parar otra vez, para lo que ella se quitó la sudadera y pude ver cómo sus senos rebotaban cuando la sudadera los alcanzaba deslizándose hacia arriba… y la colocó sobre mis piernas.
– Si no te molesta… claro
Prácticamente lo que hizo fue tocar mi erección con la sudadera con el pretexto de ponerla encima de mí…
A lo que me estremecí y noté que nadie más nos estaba viendo, porque estábamos en los asientos de atrás…
Robyn se acercó a mi oído sosteniendo mi pene erecto para decirme:
– Tu examen no se ha terminado, de ti depende que apruebes, y si haces ruido nos van a cachar…
Para nuestra suerte, los que estaban al lado de nosotros traían audífonos, y el motor del autobús parecía que les estaba arrullando el sueño.
Era época de exámenes, así que era común que de regreso todo el autobús viniera en siesta.
Me lamió y mordió la oreja, luego me dio un beso y comenzó a manosearme encima de la sudadera…
Se acercó y me dijo:
– Por cierto, hoy puedes tocar todo lo que quieras…
La tomé del cuello y la comencé a besar. Ella comenzó a gemir. No me preocupaba el sonido ya que estábamos sentados prácticamente en el motor del autobús, y sus gemidos se ahogaban en mi boca.
Con mi mano derecha comencé a acariciar su espalda, por debajo de su blusa, y como ya sabes, no traba brasier…
Metió la mano debajo de la sudadera, y ahora estaba tocando mi verga sobre mis pants…
Ese día yo no traía boxer, por lo que su mano sólo estaba a una capa de tela para sentir mi carne excitada…
Sentí con mis labios su sonrisa y miré que sus ojos estaban clavados en lo que sus manos estaban a punto de descubrir.
Dirigí mi mano trasera a su seno izquierdo y sentí como si estuviera tocando unas gomas rosas de lápiz, todas redondeadas… ese era el tamaño y forma de sus pequeños pezones.
Mis manos, que son grandes, eran justas para sostener cada una cada uno de sus senos.
Nos seguíamos besando y esta vez ella estaba usando su lengua.
Me bajó el pants y mi verga quedó al aire…
Me dio miedo porque sólo bastaría que alguien volteara y nos descubriera.
Para ese entonces dejé de sentir los labios de Robyn porque…
Ya me la estaba mamando.
Puso la sudadera encima de su cabeza para ayudarme a disimular.
¡QUÉ RICO ME LA ESTABA CHUPANDO!
Nunca había estado con una mujer más grande y jamás me habían lengüeteado así la verga.
Su diminuta boca quedaba justa para el contorno de mi glande en forma de hongo.
Nadie más sabía que si movían rápidamente la punta de la lengua justo en la punta de mi glande, tendría mi orgasmo.
Tuve que alcanzar una de las magnas de la sudadera para ponérmela en la boca y morder, ya que estaba a punto de gritar…
Ella con sus manos se comenzó a desabrochar los jeans.
Y se los comencé a bajar para descubrir…
¡Qué culo!… blanco y contorneado dividido por una tanga color azul neón.
Comencé a apretar sus nalgas y dirigí mi mano hacia uno de sus labios vaginales.
Cada vez que me acercaba más, ella hundía mi verga más a su garganta.
Mi otra mano estaba en una de sus tetas.
¡Qué espectáculo!
Hice un esfuerzo para encontrar su clítoris, ya que los asientos de atrás no son lo más amplios y ella todo lo tenía compactado.
Hasta que me di cuenta que había llegado porque sentía las vibraciones en mi pene de su bramido que lo ahogaba con lo que tenía en la boca y garganta, más el efecto de la sudadera que estaba cubriendo todo amortiguando sus gemidos.
Ya le estaba metiendo el dedo a la vagina, cuando Robyn me la dejó de mamar.
Me tapó la verga con la sudadera mientras me la seguía jalando con una de sus manos.
Me quitó la manga de la boca, comenzó a reírse, y me volvió a besar.
Mi dedo corazón ya estaba totalmente dentro de su vagina.
Su culo era dominado por mi mano y sus senos estaban totalmente entregados a mi otra mano.
Robyn me apretaba la verga.
Yo seguía dedeándola y me atreví a chuparle uno de sus pezones.
Ella sintió que mi pene se contrajo y sentí el espasmo de lo excitado que me ponía chupar ese pezón de punta de goma redondeada de lápiz.
A lo que me acerqué a su oído para decirle:
– Me voy a venir en tu sudadera Robyn.
– Si lo haces, repruebas el examen… jajaja obvio no tonto, ¿quieres que me lo trague?
Gemí… ella sabía cómo darme placer.
– ¡Hazlo ya que no aguanto!
– ¿Ahora tú le estás dando órdenes a la maestra?
– Perdón, ¡me tienes totalmente excitado y estoy a punto de chorrearme aquí!
Susurrábamos lo más bajo que podíamos… pero ella tenía el control hasta que recordé dónde estaba mi dedo corazón… y comencé a moverlo en círculos hasta llegar a su punto G que se sentía como una pequeña almendra.
– ¡Tonto me voy a venir en el asiento… pero no te detengas que si lo logras vas a aprobar con puntos extra!
Moví mi dedo lo más lento y firme que podía, jugando con su almendrita sintiendo como ella se estremecía cada vez más…
– Robyn, no me importa si me repruebas, pero si no te bajas a tragarte mi semen, te voy a sacar el dedo de la vagina y me voy a venir en toda tu puta sudadera.
– No eres tan tonto… y buen negociador.
Ella volvió a meter a la sudadera, sentí su aliento caliente en mi glande, quitó la mano de mi pene y me lo chupó con la pura boca y garganta hasta que…
… Me vine en la boca de Robyn como nunca lo había hecho, salían chorros intermitentes prolongados… cada vez con menos semen… de lo nervioso que estaba, sentía su lengua jugar con mi glande lleno de mi semen… Hasta que lo comenzó a chupar y succionar…
Mientras yo sentía como mi dedo corazón y mano chorreaban de sus líquidos vaginales…
Me dejó húmedo de saliva y ella misma me subió el pants…
Se subió los jeans se puso la sudadera y me comenzó a besar saliéndose del asiento diciendo:
– Aquí me bajo, aprobaste muñeco.
Me guiñó el ojo, me tocó la nariz, me volvió a dar un beso y la vi recorrer todo el pasillo del autobús, viendo como su culo se movía de lado a lado.
…
Días después me estaba sentando en el autobús y antes de que arrancara me puse a revisar mi correo…
Tenía que checar las calificaciones.
En mi boleta digital había una letra roja…
La nota de inglés indicaba que había reprobado.
¿¡Qué!?
¡No lo podía creer!
En eso arrancó el autobús y recibí una notificación de un nuevo correo electrónico cuyo asunto decía:
URGENTE: SE ANULÓ EL EXAMEN
Abrí el email inmediatamente. Y comencé a leer.
"Hola Palaner,
Soy Robyn, le comenté a Bárbara que no encontré tu examen, por lo que la única manera de que apruebes, es que pases a mi escritorio para hacer la aclaración.
Y es muy probablemente que tenga que aplicarte una evaluación oral.
Por cierto, ya es tarde y si no ves a nadie en el edificio, es porque ya me fui.
Sólo te puedo esperar 5 minutos.
Mucho éxito.
xoxo"
– ¡Detenga el autobús me tengo que bajar ahora!