Es peligroso que alguien llegara a encontrarnos… ¿lo sabes, verdad?, ¿qué tal si algún empleado entra por esa puerta? Eso podría causarnos problemas, sabes que esta Empresa es bastante seria, no imagino el desastre que podría causar si alguien llegase a enterarse… Pero vaya que eres bastante ardiente y hermosa, es innegable.
Estoy seguro de que no aceptaste el puesto de ser mi secretaria solo para hacer crecer esta empresa, buscas algo, ¿no es así?, ¿Qué es lo que buscas en verdad, dinero, resolverte la vida a base de “bonos” que te regale, o solo ser mi amante? Bueno, al fin y al cabo, ¿A quién le importa…? eres irresistible mujer, ven aquí.
Vaya, pero que mojada estas… No puedo esperar para comenzar a quitarte la ropa y admirar esa preciosa figura que posees.
La lujuria y el calor se hacen presentes… apasionadamente comenzamos a besarnos, con un poco de desesperación bajas la cremallera de mi pantalón y notas mi potente erección. Los besos siguen, pero esta vez, arrinconándote contra la pared, comienzo a besar y lamer tu cuello, para después tocar tus perfectos pechos.
El deseo es demasiado, así que rápidamente terminas de sacar mi pene sentándome en la silla del escritorio, después te arrodillas para así, comenzar el mejor sexo oral que un hombre pueda recibir en su vida. Tu lengua habilidosa comienza a recorrer lentamente todo mi miembro, haciendo énfasis en el glande, e inmediatamente terminas por meterlo en tu boca, provocando un mar de placer en mí.
Al cabo de unos minutos, decidimos pasar a lo más intenso, me levanto y te posiciono frente al escritorio, subo tu formal y corto vestido hacia tu cintura, abriendo paso así hacia la más preciada parte del cuerpo. Con un poco de fuerza, comienzo a penetrarte, iniciando así unos movimientos de “mete y saca”, el calor de tu interior es incomparable…
Al final, ya todo paso… aun no sé qué pasa por tu mente, que es lo que realmente esperas conseguir con todo esto, pero aun así, disfrutaré mientras dure. No será la primera ni la última vez que esto pase, seguro…
Mr. K.