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Sexo en el baño de la fiesta
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Tiempo de lectura: 4 minutos

Les contaré una de mis primeras experiencias, y la primera vez que sentí la adrenalina y excitación de que nos encontraran.

Faltaba una semana para Halloween y por ese entonces yo no solía salir a fiestas a menos que fueran reuniones con mis amigos, pero esta chica (que llamaré Fátima) con la que había estado hablando los últimos días insistía mucho en que fuera a la suya.

Fátima era una chica dos años menor que yo, delgada, con unas piernas hermosas y unas tetas pequeñas. Cabello pelirrojo y una cara muy hermosa, y en ese tiempo alguien mucho más experimentada sexualmente hablando que yo.

Luego de bastante insistencia por fin accedí, la fiesta sería en casa de uno de sus amigos y sería de disfraces. Por lo que pasé los próximos días eligiendo qué ponerme. Finalmente decidí disfrazarme de mago, una camisa blanca, pantalón de vestir, una capa y una varita que encontré por ahí.

La noche de la fiesta llegué a la casa del amigo de Fátima, no soy de conocer gente nueva de una manera rápida, así que en cuanto pude me quedé con ella evitando mucho estar solo.

Ya pasando unas horas, nos encontrábamos charlando en el sillón de la sala, mientras los demás bailaban y jugaban beer pong nosotros tomábamos tranquilamente. Ella poco a poco se comenzó a acercar más a mi, yo le seguí el juego y le pasé el brazo por encima del hombro.

Honestamente no quería tener una relación seria, con ella, era una amiga que me caía muy bien pero por alguna razón no pensé que se pudiera fijar en mi, así que tampoco le hice mucho caso. Pero en ese instante, de la mano del alcohol y estar tan cerca de ella me di cuenta de que en verdad tenía ganas de cogérmela.

Luego de un tiempo corto, ella me empezó a hacer preguntas, que sí tenía novia, que sí me sentía cómodo en la fiesta, hasta que directamente y sin reparos me dijo: tengo ganas de coger.

En ese instante yo quedé un poco en shock, era obvio que eso era una invitación directa, pero yo no quería cagarla. Le dije:

M: Estaría genial coger con disfraz.

F: Sí, debe de ser muy excitante.

Entonces me arme de valor y le dije:

M: ¿Qué esperas para que vayamos?

Ella se levantó y sin contestarme me llevo de la mano hasta las escaleras, mientras íbamos subiendo al segundo piso yo no podía asimilar lo que sucedía.

No lo mencioné pero ella iba disfrazada de conejita, llevaba un conjunto de leggings de cuero y una blusa negra de encaje, además de sus respectivas orejas.

Al llegar a una puerta ella la quiso abrir pero tenía seguro por dentro, y se escuchaban gritos desde adentro.

F: Está ocupada, ¿quieres esperar?

M: ¿Hay otra opción?

Lo pensó un momento y me volvió a llevar de la mano hasta otra puerta, la abrió y nos pasamos, era un baño.

M: No jodas, ¿y si nos descubren?

F: No importa, todos en esta fiesta saben a lo que vienen, no sería la primera vez.

A mi la verdad se me hacía muy raro que los de afuera supieran todo lo que pasaba adentro, jamás lo había hecho con tan poca privacidad.

Pero todos esos pensamientos se fueron cuando de repente Fátima comenzó a besarme, me recargó contra una pared mientras me comía, lo hacía tan bien, me metía la lengua en la boca y hacía cosas maravillosas. Yo le puse las manos en la cadera y poco a poco las fui bajando, tome sus pompis y las apreté.

Nos comenzamos a besar más apasionadamente, le besaba el cuello, por las orejas hasta que ella puso su mano por encima de mi pantalón y notó que la tenía muy dura.

Sentir su pequeña mano tocando mi verga me excitó aún más, ella comenzó a desabrochar mi pantalón y me desfajó la camisa, luego se puso de rodillas y me volteó a ver a los ojos.

F: ¿Me das permiso, papi?

Sus ojos se veían súper tiernos, una carita de niña buena en un disfraz de putita a punto de hacerme una mamada, no me contuve y de la excitación sólo le pude decir gimiendo que sí.

Ella comenzó a besar el tronco, yo al tomé del cabello y ella se metió toda mi verga en su boca, hacía movimiento de meter y sacar, no sé cuántas vergas se había comido hasta ese momento, pero su técnica era única, se la comía hasta la garganta, la sacaba toda ensalivada y bajaba a comerme los huevos, movía su lengua por mi glande y lamía de abajo hacia arriba, a los pocos minutos yo me sentía en el cielo, pero la detuve antes de venirme y le dije que le tocaba a ella.

Se levantó y se bajó los leggings hasta los tobillos, se dio la vuelta pude apreciar esos cachetes hermosos, unas piernas delgadas pero deliciosas, que se abrieron para dejar ver una conchita rosadita.

Me puse de rodillas y ella se apoyó con el lavabo, comencé a darle besos en las nalgas y le pasé la lengua por en medio, muy superficialmente. Después abrí bien y metí mi cara, con la lengua alcanzaba perfectamente a metérsela en su vagina, me agaché un poco más y comencé a chupar de mil maneras, le pasaba la lengua, le daba besos y succionaba sus chorritos que le salían, ella comenzó a gemir muy fuerte y lejos de preocuparme por qué nos descubrieran, me excitó mucho más y con la otra mano comencé a tocarle su anito.

F: ¡Métemela papi, hazme gemir mucho, que nos escuchen afuera!

Se quitó los leggings completamente y se subió de un brinco al lavabo, era un lavabo de azulejo muy resistente y abrió las piernas.

Yo me puse frente a ella, agarre sus deliciosas piernas y me las subí al hombro, ella se puso en una posición más cómoda y se bajó el brasier, por encima de su blusa podía ver sus ricas tetitas que se transparentaban, luego acomodé mi verga y la fui metiendo poco a poco en su conchita mojada.

Ella gimió al instante, y yo comencé a bombearla cada vez más rápido, nada sutiles se escuchaban mis huevos rebotando y ella gritaba muy fuerte mientras apretaba sus manos contra el lavabo, sentía sus piernas tensas y aumentaba cada vez más la velocidad, ella se agachó más y ya estaba prácticamente acostada en el lavabo cuando tocan la puerta.

X: ¿está ocupado?

Yo no supe que hacer, me detuve de inmediato y justo antes de responder que sí estaba ocupado Fátima dijo en voz alta:

F: No te detengas, síguele.

Sólo escuché una carcajada del otro lado de la puerta mientras decía que sí estaba ocupado.

Seguimos en lo nuestro, cambiamos de posición y se puso de pie mirando al espejo, ahora sentía como sus deliciosas nalguitas que nunca pensé que siquiera llegaría a tocar, hacían ruido al rebotarme en las piernas, le jalé el cabello y le levanté la cara, a través del espejo pude ver su cara, ya no era la cara de una niña inocente, era la cara de una puta disfrutando una buena cogida, metí mis dedos en su boca y ella los chupó.

A ese punto yo ya me iba a venir, entonces le dije que ya iba a terminar y me dijo:

F: Échamelos en la boca papi.

Rápidamente se la saqué y le dije que se pusiera de rodillas, ella se puso frente a mi verga y sacó la lengua, mientras yo terminaba de masturbarme para sacar mi semen. Cuando me vine, no pude apuntarle a su boca, le manché la cara, los ojos, un chorro que le llegó hasta el cabello.

Esa imagen jamás saldrá de mi cabeza, nuevamente tenía esa mirada de ángel, su cabello rojo hermoso, sus ojos inocentes en ese rostro lleno de mi semen.

Luego de eso salimos sin mucho reparo en que nos fueran a ver, el resto de la fiesta me sentí más libre y pude conocer más gente con la que aún frecuento, y casi al final conocí a la que sería mi novia por un tiempo y con la que tengo más historias que contar.

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