Hola. Soy Gloria, y este es mi relato.
Gracias a un amigo diplomático, conseguimos mi esposo y yo un permiso especial para viajar a Buenos Aires y solucionar una cuestión familiar.
Como hacía tiempo venía interactuando en una página porno erótica con otros hombres, tuve la oportunidad de hacer muchos amigos. En la misma intercambiamos ideas, deseos, calentura, fotos, y por qué no, fantaseamos con encuentros sexuales.
Con uno de esos amigos virtuales se puso muy interesante la cosa, había buena vibra, de ahí que decidimos contactarnos con él y aprovechar para arreglar un encuentro sexual, y con más razón porque estaríamos relativamente cerca de la ciudad donde vive.
Ni bien lo hicimos, mi amigo se prendió a la idea y más que feliz aceptó el encuentro, obvio previa conversación con mi esposo, pues sería un encuentro solo entre mi amigo y yo. Porque que aunque a mi esposo le gusta ver cuándo me cogen, y ocasionalmente participar, esta vez no sería el caso.
Una vez llegados, reservamos un cuarto en un hotel, cerca para que él pudiera pasar a buscarme al día siguiente a una hora pactada, mas o menos las 8 de la noche.
Como a eso de las 7 me duché y empecé a prepararme, estaba un poco nerviosa, ya que no nos habíamos visto ni por video ni nada, solo fotos por chat y siempre cubriendo nuestros rostros, él lo único que sabía era que nos encontraríamos en el lobby de mi hotel y que yo tendría puesto un tapado rojo.
En realidad estaba toda de rojo, mi lencería, mi vestidito y hasta mis zapatos.
Llegada la hora me puse un rico perfume, me despedí de mi esposo, no sin antes prometerle que le mensajería cada tanto, para asegurarse que yo estaba bien.
Bajé al lobby a esperarlo, mi corazón latía a mil, no vi a nadie al principio, eso me impacientó, después de unos minutos veo que entra un hombre, porte elegante y estatura promedio, nos miramos, me hizo un gesto como preguntando y yo asentí.
Se acercó para saludarme y su perfume me invadió toda, era realmente exquisito, el saludo fue un poco tímido, me agarró de las manos y me dijo, vamos princesa? "ok" le respondí.
Subimos a un taxi y todo el camino no dejo de acariciarme la mano, íbamos en silencio, creo que estaba tan nervioso como yo, llegamos rápido a su hotel, ya que decidió hospedarse cerca del nuestro, lo único que me dijo al bajar fue, "no sabes las ganas que tenía de conocerte y de estar contigo", yo solo sonreí halagada y ansiosa.
Bajamos del taxi y fuimos a su cuarto, apenas entramos me ayudó a sacarme el tapado, me observó un rato y sin darme cuenta ya me tenía estampada contra la pared dándome un beso apasionado e intenso, yo apenas pude, empecé a corresponderle, prácticamente nos comimos a besos, descargamos todo el deseo contenido de meses de chats, no podíamos ni queríamos separamos, poco a poco nos fuimos calmando, de mi boca paso a mis lóbulos, mordisqueándolos, bajó a mi cuello dando besos húmedos y lamiéndome, sus manos se deslizaban por todo mi cuerpo, estrujaban mis nalgas, subían y apretaban mis pechos, yo me agarraba de su hombro para no perder el equilibrio, era tan arrollador y excitante, al estar tan pegados sentía su rica y dura erección, por supuesto yo ya estaba totalmente mojada.
Se apartó un poco y me quito el vestidito, me quede con mi tanga roja y mí sostén, volvió a besarme con desesperación, y yo como pude lo ayude a quitarse la camisa y empecé a acariciar su verga por encima del pantalón, aquello estaba que explotaba en el bóxer. Pude bajar el cierre del pantalón y liberar a su palpitante verga, yo la acariciaba mientras nos seguíamos besando, y él lanzaba un gemido o gruñido de vez en cuando. Nos dirigimos a la cama, me senté en ella, él quedó parado frente a mí, con su verga enorme y completamente erecta a la altura de mi boca, sin dejar de mirarlo empecé a lamerla, despacio, empezando por la cabeza, pasando mí lengua alrededor, mordisqueándola suavecito, para después introducirla lentamente y chuparla, la metí hasta donde pude, era enorme, luego la recorrí con la lengua a lo largo hasta llegar a sus testículos, besándolos y chupándolos.
No aguantando la tortura, me empuja en la cama, me quita el sostén y la tanga, y empieza a chuparme los senos, prácticamente los devoraba, bajó a mí vientre, acariciando mi clítoris y penetrándome la vagina con sus dedos, los sacó y se los chupo como si fuera un manjar.
Yo gemía y jadeaba, estaba realmente excitada, de repente siento como su lengua se abre paso entre mis pliegues y desciende a mi vagina, lamiendo y chupando todo mis fluidos, era una exquisita tortura, introducía su lengua una y otra vez, sube un poco y su boca atrapa mí clítoris, chupándolo primero y luego lamiéndolo, yo estaba realmente a mil, fuera de mí.
Los dos jadeábamos y ya apenas podíamos respirar, ahí le suplique que me penetrara, ya no daba más y creo que él tampoco, de una embestida me penetró, yo me retorcía como loca, era una sensación increíble, al principio fue a ritmo lento y tortuoso, luego fue aumentando las embestidas a tal punto que solo se escuchaba el sonido del golpe húmedo de nuestras partes íntimas, mí vagina empezó a palpitar y contraerse, preludio de un gran orgasmo. Sabíamos que aquello sería inevitable por la pasión y el ritmo que llevábamos. Mi cuerpo empezó a temblar dando rienda suelta a un orgasmo intenso y desesperado, él aumentó sus embestidas y sentí como su verga se hinchaba y se descargaba dentro mío, su leche tibia me inundó por dentro, mientras volvía a buscar mi boca en forma desesperada, besándome un buen rato.
Nos quedamos abrazados y rendidos, jadeando tratando de recuperarnos.
Y mientras me acariciaba la espalda, me dijo, "por fin sos mía mi putita paraguaya".
Yo cumplí con mi promesa, le envié un mensaje a mi esposo "papi, estoy bien, me acaban de romper la concha, y esto aún no empieza, besos".
Ese solo fue el preludio de lo que sería una larga noche apasionada.
FIN