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Un día de suerte
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Tiempo de lectura: 2 minutos

Esto pasó ya hace años.

Era un sábado a mediodía y estaba aburrido, decidí ir al ciber y meterme a platicar a una sala de chat.

Era ya un vicio para mi platicar con desconocidas, pero era excitante conocer todo tipo de mujeres en ese tiempo. Creo que me fue muy bien porque muchas de ellas eran mujeres muy interesantes.

Vi un perfil de una chava de aquí de Monterrey, la jalé a privado y comenzamos a platicar.

Me dijo que era de Cuernavaca, pero que estaba trabajando temporalmente para una empresa aquí en Monterrey, pero que solo estaría un tiempo.

Me dijo que vivía en un departamento aquí en Monterrey, que tenía 27 años, soltera y sin hijos.

Que le gustaría ir a tomar un café o ir a algún lado, que estaba aburrida.

-pues si gustas voy a tu departamento y tomamos algo?

-Y como a qué hora vendrías?

-Pues en la tarde, pero pásame tu teléfono solo para saber que es verdad.

-Dame tu número de celular para que veas que no juego, me contesto

-Ok le dije.

Me marco y me dijo:

-ya ves, si soy yo y si soy mujer

-Está bien, te creo, te veo a la tarde, pero ponte muy guapa

-Que te gustaría que me pusiera?

-Pues no sé, una faldita, una blusa de botones y una tanguita.

-está bien, llegando a la avenida me marcas al departamento y yo te digo donde te espero.

Al llegar la tarde le marque y me dijo:

-sigue por tal calle y vas a llegar a los departamentos y ahí te encuentro.

Me fui caminando y a lo lejos vi que venía una chava con faldita de mezclilla blanca, una blusa roja de botones, unos tacones no muy altos. Tenía el cabello cortito, era güerita, algo llenita, pero muy sexy.

Entramos a su departamento y nos sentamos en la sala.

Yo rápidamente la abracé y empecé a besarla, a besar su cuello y olía muy rico. Metí mi mano bajo su falda, hice a un lado la tanga y toqué su vagina.

Me dijo que fuéramos a la habitación, le quité la blusa y el brasier. Mamé sus tetas, quité su tanga y lamí su vagina.

Ella también me mamó la verga y lo hacía muy rico

Se subió encima de mí y se movía muy bien, después subí sus piernas a mis hombros y así me la cogí.

Se volteó y me la cogí empinada, le di fuerte, estaba tan excitado que cuando estaba por venirme me quité el condón y aventé mi semen en sus nalgas.

Cogimos dos veces más ese día, fue una experiencia inolvidable.

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