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Tiempo de lectura: 4 minutos

Hace algunos años alguno de mis familiares se encontraba trabajando en el gobierno federal, y él tenía un muy buen puesto, por lo que decidí contactarlo vía correo electrónico para pedirle un muy buen puesto y colocarme en alguna dependencia, pasaron algunos meses hasta que por fin contestaron mi correo electrónico pidiéndome datos importantes, un número telefónico para contactarme, dirección, para identificarme como familiar, finalmente me llamaron para agendar una cita, me marco a mi teléfono una señorita muy amable y me agendó para un día miércoles a las 9 de la noche en oficinas al poniente de la ciudad, era un edificio del gobierno, me pedían que tenía que ir vestida de manera formal y que únicamente yo entraría a la entrevista.

Al día siguiente de agendar la cita le pedí a mi novio que me acompañara, aunque él no entraría conmigo no quería manejar de noche sola de camino a mi casa y de regreso iríamos a pasar la noche juntos, y a pesar que tenía mucho tiempo sin hacerlo con él se lo prometí.

Por fin llegó el día y la verdad estaba muy nerviosa, sobre qué cosas me preguntarían y si estaría apta para el puesto que demandaba ocupar, llegó la hora de arreglarme puesto que Sebastián pasaría por mí a las 7 de la noche, no sabía que ponerme y decidí ponerme una minifalda negra formal, una blusa color blanca con un saco corto y zapatillas negras, de momento llego Sebastián y me miró con mucho celo, me preguntó que si así me iría vestida, le dije que si, me dijo que podría haberme puesto un pantalón de vestir, así que reaccioné enojada, mientras íbamos camino a las oficinas íbamos muy serios puesto que me había celado y yo me había enojado por qué me había limitado en mi forma de vestir.

Al llegar a las oficinas solo pude entrar yo, y él tendría que quedarse en el auto, puesto que no había estacionamiento para visitas, al entrar al edificio me anuncié con un guardia de seguridad y fue por mí a la planta baja una recepcionista, subimos por un elevador directo a la oficina donde sería la entrevista al llegar una secretaria me anuncio y la recepcionista regreso a su lugar, hasta que al pasar de unos minutos por fin pasé con el licenciado que me entrevistaría.

El entrar lo saludé y me pidió que tomara asiento, estaba muy nerviosa por la entrevista, me pidió que me relajara que solo sería una charla y unas cuantas preguntas, el licenciado era un hombre muy bien parecido tendría entre unos 45 años, blanco, cabello corto y castaño claro, ojos claros, me pidió mis papeles de preparación, que le explicara que peticiones tenía para trabajar en el gobierno, que puesto y dónde quería trabajar así como los lazos consanguíneos que tenía con mi familiar. Después de una larga charla, pidió que llevarán café, y estuvimos conversando, él ya me estaba poniendo nerviosa, de pronto hizo preguntas, sobre mi vida privada, si tenía novio y cuáles eran mis gustos, yo ya estaba pensando en mi novio que me esperaba fuera del edificio.

Al pasar unos minutos se levantó del escritorio, y camino hacia a mi, me tomó de los hombros y me dijo al oído, -estás muy hermosa como para ser de un solo hombre, puedes tener dos o varios hombres comiendo de tu mano y claro, de ti depende si necesitas un buen puesto, no de secretaria sino de ejecutiva o de jefa de área o algo por el estilo, bajó su cabeza y besó mi cuello, tocó mi cintura y yo di un gemido, no puse resistencia alguna, de pronto paso dos sus dedos por mis labios, simulando querer meterme algo más en mi boca, me dijo que si hacía un buen trabajo con él, la siguiente semana estaría trabajando, abrí mi boca y chupé sus dedos, me levanté de la silla y en ese momento se me olvidó por completo el puesto de trabajo y mi novio que esperaba fuera.

Me tomó de la cintura y arrimó su paquete a mis nalgas, bajó sus manos por mis piernas y levantó mi minifalda, metió sus dedos en mi sexo, besó mi cuello y me volteó hacia él, ya sentía su pene muy duro y me excitaba en cada momento, no puse resistencia era un hombre muy atractivo y sabía cómo seducir a una joven mujer como yo, mientras me besaba, caminábamos hacia un sillón y me aventó hacia él, se colocó frente a mí y saco su pene frente a mi cara, yo al mirar su pene, lo miré a la cara y me dijo mientras golpeaba mis mejillas con su verga.

-Anda, se ve que eres muy putita, chúpamela y obtendrás lo que quieres…

De pronto yo quería empezar suavemente pero el arremetió con su verga hasta el fondo de mi garganta, sentí ahogarme, a lo que dije que sería a mi ritmo, y comencé chupando sus bolas y su tronco hasta llegar a su glande, de arriba para abajo de adentro hacia afuera, lo metía y lo sacaba, en verdad lo estaba disfrutando, ese hombre olía tan rico en todo su cuerpo que quería besarlo todo y comérmelo toda la noche, acto seguido me levantó, y me puso en cuatro, me penetro tan fuerte que casi grito, así durante algún tiempo hasta que al sentir que terminaba, me levanté e hice que terminara dentro de mi boca tragándome todo su semen y limpiando su blanco y bonito pene, porque en realidad era hermoso y exquisito, abrocho su pantalón y su camisa, me tomó de la boca y me dijo que la siguiente semana me llamaría para la firma de papeles y la contratación, al final me olvidé a lo que iba y me sentí como una puta contratada por un ejecutivo para satisfacer sus necesidades intersemanales, pero sin nada redituado, al final pasé al tocador a limpiarme y arreglarme.

Iban a dar casi las 11 de la noche cuando salí del edificio, Sebastián estaba dormido en el coche, así que le dije que me llevará a mi casa, me dijo que teníamos planes y le dije que ya no quería, que me había hecho enojar antes de salir de casa.

Íbamos con una cara tremenda de enojados y yo me había quedado con muchas ganas, pero no quería hacerlo nuevamente con él, vi su cara de enojo así que traté de darle una recompensa, antes de llegar a mi casa le desabroche el pantalón, bajé a besar y mamar su pene mientas el conducía, yo tocaba mi sexo y gemía mucho para prender terminar mi orgasmo, todo el camino me la pasé chupándole su verga a mi novio, hasta que metió sus dedos en mi sexo y por fin gemí muy fuerte por mi orgasmo y él vació todo su semen en mi cara y limpiarle su verga.

Al llegar a mi casa, le dije a mi novio que ya no podía más, que ya no quería estar con él, que ya lo había engañado como él lo había hecho conmigo y que no estaba chido estar así, que sería la última vez que nos veíamos, así que al bajar del auto sentí una gran liberación porque a pesar de como terminamos nos habíamos querido mucho, y sobre todo había sido un muy buen amante.

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