Parte 1.
Hola, después de leer y ver de todo, me decido a contar las fantasías que empezaron a comerme la cabeza con mi esposa. Y ya verán en poco tiempo las consecuencias de eso.
Todo empezó cuando descubrió ella que chateaba con mi ex novia. Flor de quilombo tuve, ya que leyó todo con lujo de detalles, de cosas que hicimos en un pasado y recordábamos con lujo de detalles.
Eso, causo que me tenga que ir de mi casa por un par de semanas, hasta que recompusimos la relación.
Dormía en casa de mis viejos o en mi oficina, desde donde le empecé a revisar su Facebook.
Y acá vino la primera sorpresa, que exploto mi fantasía reconociendo que siempre me excito que a mi señora la miren otros tipos y la deseen.
Le descubrí un chat con un amigo que resultó ser un ex. Y una amiga de ella, quien blanqueaba los deseos de mi esposa y la incitaba a que siguiera adelante con sus deseos.
El tema descubierto fue que una noche en que salieron con Naty, su amiga, a San Martin, se encontraron con este flaco y tomaron algo.
Luego, fueron a bailar, cosa que siempre hizo con mi consentimiento, solo que esta vez, al estar distanciados, lo hizo más suelta.
Leí el chat con el flaco, al cual le contaba que estábamos separados y esas cosas, a lo cual como buitre que somos los hombres cuando olemos una presa, el chabón le daba de comer letra tratándola de llevar para su lado.
Es así, que leyendo, relataban lo lindo de un encuentro, lo bien que la pasaron y que él quisiera seguir viéndola, a lo que mi esposa, estaba en duda, ya que al tener tres hijos y estar enamorada de mí, la hacía sentir con culpa.
A todo esto, chateando con su amiga, esta incitaba a mi señora, a seguir viendo a este flaco, que la iba a pasar bárbaro y que tenía que sentirse viva. Flor de amiga.
Reconozco que al leer esto, en lugar de ponerme loco y celoso, me despertó un gran morbo, saber que alguien atacaba a mi señora y que por lo visto, la hizo suya, aunque que sin saber hasta dónde llegaron en esos encuentros.
Lograron con esto despertar en mí una gran fantasía, el de compartirla con otro y sin sentirme cornudo.
Es así, que me propuse, no contarle nada de lo leído, de recomponer la relación, pero incitándola a que siga saliendo con sus amigas, para que ella se sienta bien. Es decir, dejársela servida en bandeja.
Así, podría seguir leyendo sus chats y tratar de descubrir hasta donde llego o llegaría ella.
Y así fue, salía cada vez con sus amigas de siempre a la zona de boliches de San Martin, llegaba más tarde y con olorcito a alcohol, tiene 32 años, se vestía sexy, con calzas negras o jeans ajustados.
Cuando volvía, la esperaba para hacerle el amor, venia media borrachita y súper caliente y yo ratoneado con lo que le pudieran haber hecho y directamente con lo que hubiera hecho.
Le preguntaba si la sacaron a bailar, si le propusieron cosas, si la apoyaron, en fin, nada por celos, todo para estimular mi fantasía.
Así, me empezó a contar sus cosas, no sé si eran de verdad o mentira, pero cada vez con más detalles.
Me volvía loco: que le tocaron la cola en el boliche, que la apoyaban cuando bailaban reggaetón o una cumbia y que eso le gustaba. Ni se imaginan como me ponía yo.
Así, luego de cada salida de ella, teníamos el mejor sexo, como nunca.
Luego, en la semana, le chequeaba sus chats, sus nuevos contactos, solo para descubrir si se pasaba de la raya. Y la verdad, era eso lo que yo quería.
Parte 2
Siguiendo con mi experiencia (y mis ratones) cada vez revisaba el chat de mi señora, evidentemente lo único que buscaba era descubrirla en alguna aventura, no para recriminarle nada, solo para comprobar que hacia algo y alimentar mi morbo.
Ella es profesora y ya empezaba a chatear con un par de compañeros de colegios, aunque nada interesante, solo seguía con ese ex y su amiga, quien la incitaba a seguir adelante con ese pibe y que al yo ser el culpable de todo, que diera un paso más y que disfrutara (Eso es lo que yo llamo una amiga de fierro).
Hasta que por fin leo que programan un encuentro, contándome me señora que saldría con sus amigas a tomar algo y no sé qué más.
Esa noche se vistió con calzas negras, remera larga que se le ajustaba hasta la cola, aunque insinuando las curvas de su trasero. Realmente, si la hubiera visto en un boliche, hasta yo la hubiera deseado. Igual, no era nada nuevo, salvo que cambio los jeans por las calzas, ya que siempre le gusta llevar ropa pegada al cuerpo y debo reconocer que por más que tengamos tres hijos, tiene un lindo cuerpo y mejor trasero, nada perfecto, pero ese que le gustan a los hombres mirar.
Cuando se fue esa noche, mi morbo no podía más, sabiendo que iba a un encuentro secreto. Aproveche para mandarle varios mensajes, sabiendo que los leería mientras estaba con su ex, imaginado en que situación los recibiría, yo, la verdad, estaba al palo, sabiendo eso, no lo voy a negar.
Esa madrugada, cuando regreso, a diferencia de otras, se acostó sin hacer ruido, casi cayéndose de la cama, sin saber que estaba yo despierto y disfrutando la situación.
Amague a abrazarla, pero note que se corrió un poquito, como esquivándome, evidentemente había recibido lo suyo y ya estaba complacida, para que más.
Esa mañana, me detuve a mirarla, estaba nerviosa, evasiva, hasta como sospechando de que yo supiera algo más. Le pregunte como le había ido, si la paso lindo, si la sacaron a bailar, edad de quien oso hacerla bailar, si la rozaron, apoyaron etc. etc. etc.
Nunca se hubiera imaginado que yo sabía con quien había estado.
Esa noche, hicimos el amor y le propuse cambiar los roles, siendo yo la persona que la saco a bailar, que la apoyo, para lo cual le pedí que mientras lo hacíamos, me relate cosas como que estaba engañando a su marido, que necesitaba de otro hombre, otra pija y esas cosas.
Me sorprendió, no solo su calentura al hacerlo, sino la veracidad con que me relataba todo le pedí, hasta tal grado, de hacerme sentir un flor de cornudo. Fue impresionante, me hizo acabar como pocas veces y hasta le dije que sentía como de verdad había estado con otro, a quien me gustaría conocerlo y tenerlo en la misma cama, para compartirla a ella. Su respuesta fue un rotundo si, que le encantaría hacer un trio, siempre que yo se lo pidiese, que si era mi fantasía, estaría dispuesta a hacerla, con tal de verme gozar.
Yo solo, le pedía, jugando nuevamente a verla coger con otro tipo para verla en acción y yo masturbarme.
Realmente creí que le desperté una gran fantasía a ella también.
Grande fue mi sorpresa, al revisar su chat, que le conto a su amigo, todo lo que hicimos y dijimos mientras lo hacíamos, a lo que el ex, le decía que tenga cuidado, aunque a el también le ratoneaba compartirla pero no conmigo, por miedo a yo reaccione mal, pero si con algún amigo de él, flor de guacho el muchacho. Yo se la serbia en bandeja y este subía las apuestas. Un genio.
Mi señora, le respondía, que ante esa propuesta, no estaba convencida, ya que sentía que me amaba, pero que tal vez, ante mi fantasía, podía inventar algo casual para que aparecía este chico en el medio del matrimonio y disfrutar a su esposo y amante al mismo tiempo.
Yo, imagínense, como estaba, sentía por un lado un fuego interno y empezaba a darme cuenta que la cosa se me empezaba a ir de las manos, que estaba creando una monstrua!
Pronto seguiré relatando estas fantasías que comenzaban a ser ya una realidad.