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Me cogí al compadre
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Hola qué tal ¿Cómo están? Yo espero que bien. Está vez les traigo un relato de como se dio todo para que me pudiera dar a mi compadre.

Cómo todos saben soy una mujer en los 30s, con una cara pequeña pero una gran sonrisa, cabello quebrado, ojos grandes. Mis pechos son medianos pero suculentos, mis amantes me lo dicen y demuestran. Y tengo unas nalgas que jalan las miradas por dónde quiera que voy.

Después de esta pequeña introducción les cuento. Mi compadre es dos años menor que yo, alto delgado, cabello chino, no puedo decir que es un galán pero tiene algo que me pone nerviosa cada que lo veo.

Siempre que nos vemos nos saludamos con efusividad, me da un beso en la mejilla y a veces me abraza, cosa que me encanta por qué hay momentos en los que puedo sentir su paquete pegado a mi cuerpo.

Ellos abrieron un negocio de comida y me ofrecieron un empleo en la cocina, ya que soy buena para cocinar jajaja. Todo siempre fue muy profesional llegaba saludaba a mis compadres y hacia mi trabajo, un rato de convivencia u cada quien a su casa al terminar la jornada de trabajo.

Eso cambio hace apenas una semana, mi comadre tuvo que salir para poder llevar a su hijo a una clase de karate y me quedé solo en el local con mi compadre, acabamos de trabajar y al bajar la cortina se acerca y me dice que estaba lloviendo, que me esperara y el me llevaría en su carro. Acepte sin dudarlo por qué me gusta pasar tiempo con él.

Empezamos a platicar sobre el día de trabajo y me dijo que me había manchado de algo en mi nalga y que según él no es que estuviera de fisgón pero se notaba. Me sacudí para limpiar pero no pude así que le dije: ‘sacúdeme compadre ni modo de salir así manchada a la calle’.

Sin dudarlo me dio un par de palmadas para limpiarme eso me excitó mucho. Me dijo: ‘oye se ve que te ejercitas tienes una nalga muy durita ¿La otra está igual?’ Y se empezó a reír. Le contesté: ‘anda tiéntale para que veas que todo está igual’. No dudo por un segundo y tomo una nalga en cada mano, me las sobó y solo pude superar y soltar un gemido.

La adrenalina del lugar, mi compadre y quizá el temor de que llegara mi comadre en cualquier segundo, todo estaba puesto. Se levantó y por la espalda me abrazo pegando su verga en mi culo, fue riquísimo poder sentir ese delicioso paquete. Me dijo al oído jadeando que se moría por tenerme así.

Le dije que no podíamos, que éramos compadres y no quería fallarme a mi comadre y amiga, pero por dentro moría por sentirlo dentro. Me giro de un tirón u empezó a besarme apasionadamente, mi vagina se mojó enseguida, estaba deseosa. Metí mi mano debajo de su pantalón y así logré sentir su miembro duro, no era tan grande pero se me antojaba como pocos. Sin dudarlo me puse de rodillas, le desabroché el pantalón y le saque esa deliciosa verga.

Si perder tiempo me la llevé a la boca, parecía niña con una paleta deliciosa, no dejaba de chuparla era una cosa maravillosa. Me jaló hacia el me besó y me abrió el pantalón, metió mi mano en mi vagina y sintió lo lubricada que estaba, ‘que putita mi comadre está que se muere porque le meta el pito hasta adentro’, le dije que si lo iba hacer tenía que cogerme duro para que no dijera nada.

Me empino en una mesa y él se bajó a mamarme mi puchita caliente, lamía desde mi vagina hasta mi culo, sentía como una carga eléctrica recorría mi cuerpo, gemía como una zorra. Me dio una nalgada, me abrió las nalgas y me clavo hasta el fondo de mi húmeda vagina, woow si que sabía usar ese animal que trae entre las piernas.

Me estuvo bombeando muy duro, sentís como llegaba hasta el fondo de mi. Me la saco y me acostó en el piso, me levanto las piernas y me lamió el culo, dijo que ya era hora de reventarme mi anito. Me escupió y eso me prendió más, ya estaba dilatado y casi casi le rogué que me la metiera, lo hizo de un solo golpe, lo hice como una puta le pedía e no me la sacará y que me llenará de leche. No tardó mucho en venirse pude sentir como me llenaba del mayor vicio. Nos besamos y me dijo que pronto se repetiría.

Nos vestimos y me llevo a mi casa, cuando llegué a casa mi esposo pregunto que por qué me había tardado, le di un beso y le dije al oído: ‘traigo leche del compadre en mi culo para ti’.

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