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Juegos sexuales con mi novia Liz, Isaías
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Tiempo de lectura: 16 minutos

Nota para los lectores: Esta serie está pensada para que cada episodio "sobreviva" por sí solo, puedes presuponer cosas, llenar huecos y seguir adelante. Enumeraré al principio los episodios sólo para que sepas en caso de que quisieras ir a mi perfil a leer las demás partes, como prefieras, sin más, la historia, disfrútala.

Segunda parte.

Ella me había ganado con todas las de la ley, logró que su amigo Fernando eyaculara antes de los 15 minutos sólo usando su boca como habíamos establecido y vaya que se tragó toda su asquerosa corrida, ese día cuando él se fue, ella me dio 3 mamadas y estaba tan cachonda que, si yo hubiera podido ponerme erecto de nuevo, seguramente ella me hubiera complacido oralmente con gusto una cuarta vez. Fue una locura, la primera mamada de Fernando y quedó claro, él en serio lo disfrutó y se volvió loco, la segunda verga que chupaba mi novia en su vida y también parecía haberlo disfrutado demasiado, lo más surreal de todo es que yo no estaba molesto.

Cómo acordamos me tocó pagar todo en el cine, no me pude concentrar en la película y si me preguntas, honestamente ni recuerdo cual era, todo lo que podía pensar durante la película fue como ella había complacido con la boca a su amigo, tan sucia y apasionada, él gimiendo y retorciéndose tanto, cada que ella bebía de su refresco me veía con mirada lujuriosa y reíamos un poco.

Pero pasaron los días y no lo hablamos, no decíamos absolutamente nada al respecto, cuando su amigo Fernando pasaba junto de nosotros en la preparatoria bajaba la cabeza y fingía no vernos, yo lo recordaba erecto y semidesnudo en la cama de mi linda novia Liz siendo complacido por ella y también lo ignorábamos. Parecía que lo sucedido nos daba vergüenza, nos ponía nerviosos o que simplemente nos habíamos arrepentido. Por mi estaba bien, esos 5 "cheques en blanco" me aterraban, servirían para que ella hiciera lo que quisiera impunemente, incluso podría hacerlo y simplemente decirme luego, se gastaría un cheque y yo tendría que aceptarlo sin rechistar, vivía con miedo constante de que un día viniera diciéndome que hizo alguna locura, pero pasaban más los días y ella no decía nada y siendo honestos confiaba en ella, tal vez fue una locura de una sola vez ¿verdad?

Nuestra relación se mantuvo fuerte como siempre, nunca me atreví a reclamarle nada, nunca me sentí inseguro y ella no traicionó esa confianza. Pensaba en todo esto mientras bailábamos, ella llevaba unos shorts ajustados de mezclilla que hacían lucir su lindo trasero increíble, nunca me molestó que no tuviera un culo enorme, sus pequeñas, pero lindas, jodidamente redondas, firmes y hermosas nalgas me encantaban, hacían juego con su pequeña cintura y delicada, pero notable cadera. Ella restregaba su culo contra mi entrepierna como debe ser en un buen perreo, mi verga ya había estado erecta por horas, ella disfrutaba haciéndome sufrir poniendo hábilmente mi verga entre sus lindas nalgas y restregándose con fuerza, sé que lo disfrutaba cruelmente, sus lujuriosas miradas y sonrisa malvada lo confirmaban.

—Quiero algo de tomar — me decía de golpe tomando mi mano y sacándonos de ahí.

Nos acercamos dónde estaban todas las botellas de alcohol y algunas hieleras con cervezas, ella abría una, me daba otra y bebíamos, haciéndonos los guay bebiendo como todos unos adultos chicos de preparatoria.

—Selín se quedará a dormir en mi casa — me decía de golpe, era básicamente su mejor amiga, no me agradaba mucho, pero nunca había convivido mucho con ella.

—¿Por que? — pregunté intentando que no sonara a reproche.

—Pues le dije que mi casa estaría sola esta noche, me preguntó si se podía quedar… — hizo una pausa bebiendo, sabía que venía más, la dejé continuar — Obvio se quedaría en otro cuarto, nuestro plan sigue en pie — decía firmemente y besándome lujuriosamente, habíamos planeado pasar la noche en su cuarto haciéndonos cochinadas.

Regresamos a bailar, en ocasiones estábamos con sus y mis amigos, ni siquiera nos quedaba claro de quién era aquella fiesta, tampoco era que nos importara. Llegaron las 2am y no podía mantener las manos en paz, le metía la mano entre sus lindas nalgas apenas podía y ella lo permitía mirándome lujuriosamente.

—Deberíamos irnos, necesito que te comas mi verga — le dije siendo explícito a propósito.

—Y yo necesito comérmela — me respondía con la misma lujuria acariciando mi firme bulto por encima de mi pantalón — Le diré a Selín que nos larguemos de este aburrido lugar — me dijo con premura cómica.

Me despedí de mis amigos, alguno bromeó sobre que haría esa noche yéndome de ahí con mi novia y yo sólo reía, cuando caminé hacia la salida podía ver el precioso culo de mi novia a lado del culo más grande, pero con menos forma de Selín. Las alcancé, tomé la mano de ella y los 4 caminamos por la oscura avenida buscando un taxi, leíste bien, los 4. Isaías, novio de Selín nos acompañaba, cuando logramos parar un taxi, para mí sorpresa él también subió después de su novia, me malhumoré un poco, si Selín no me agradaba, Isaías menos, era un engreído de mi clase, me pasé al asiento de copiloto para que no notarán mi mal humor ni hacer la situación más grande.

Llegamos a casa de mi linda novia, yo iba un poco en silencio mientras ellos charlaban y bromeaban, Liz abrió en silencio para que ningún vecino pudiera vernos entrar, sus padres estaban en un viaje por del negocio y ella obviamente no tenía permiso de llevar ahí a nadie. Entramos a la sala y el idiota de Isaías se sentaba en un sillón con su novia, Liz me tomó de la mano.

—Si me robo medio botella de tequila y algunas cervezas mi padre no se dará cuenta — les dijo a la pareja y ellos festejaban un poco mientras ella me jalaba a la cocina — ¿Qué pasa? — me decía apenas se cerraba detrás de nosotros la puerta de vaivén.

—Nada — dije en seco.

—No estés así por favor — me decía casi molesta, ignorando mi berrinche y tomando una botella de tequila abierta de una repisa.

—Se supone que teníamos planes — dije molesto.

—Sólo platicamos un poco, los mando a mi cuarto, y tú y yo nos quedamos en el cuarto de mis papás — decía con firmeza, parece que lo había pensado, probablemente sabía que me molestaría y por eso lo omitió.

—¿Que harían tus papás si se enteraran que los trajiste aquí? — dije molesto.

—No les importaría, si se enteraran de a quienes traje, créeme que ellos serían los que menos les importarían — me decía con elocuencia refiriéndose a que obviamente el problema sería que supieran que yo estuve ahí, tenía razón y sonaba lógico, volteé la cara derrotado — No te enojes ¿ok? — me decía conciliadora, se acercaba me veía a los ojos dulcemente y me daba un pico — Ok, gasto un cheque en blanco para que no estés enojado y seas un novio lindo y agradable con mis amigos — decía sarcásticamente, pero me sonreía dulcemente.

— Ok — dije sonriendo honestamente, que se deshiciera de un cheque así me alivió.

Entramos a la sala con las cervezas y el tequila en mano, ellos se estaban comiendo a besos y él le sujetaba el culo firmemente.

—Hey cochinos — decía riendo mi novia poniendo unos vasos sobre una mesita.

—Jajaja ustedes vienen a lo mismo, no se hagan pendejos — decía Selín riendo, Isaías tomaba un vaso y se servía tequila con soda.

—Ño — respondía infantilmente mi novia — Solo venimos a dormir — los 4 reíamos, de hecho me sentía honestamente feliz, lo del cheque y el alcohol ayudaban.

—¿En que cuarto nos dormiríamos nosotros? — preguntaba Selín.

—¡Pinche caliente! — decía mi linda novia riendo.

—Ya lo necesita mi macho — respondía Selín riendo y volteaba a ver cómicamente la entrepierna de Isaías, todos reíamos — Tenemos 2 meses sin nada de nada, me voy a morir — remataba ella y reíamos más, ellos no tenían lugar, me sentía afortunado de siempre tener la casa sola de mi novia por las tardes saliendo de la prepa — Ustedes como quiera vienen diario — agregaba, no me extrañaba que ella lo supiera, como dije, mejores amigas.

—Pero no follamos — decía con firmeza mi novia, era verdad, yo no había tenido tanta suerte aún.

—Pues no, pero le das unas mamadotas — contraatacaba Selín, mi novia se ponía roja como tomate y todos reíamos con fuerza.

—Quien fuera tú — de pronto Isaías me decía sonriendo, nunca nos llevamos precisamente bien, pero tampoco es que fuera mi peor enemigo, me tomó por sorpresa, sólo me encogí de hombros riendo.

— Ya te voy a dar una mamada, ya dijimos — le dijo Selín rápidamente, sonriendo, pero parecía nerviosa ¿tal vez avergonzada? ¿Molesta?

—¿No que ya follan? — pregunté con curiosidad, algo no cuadraba.

— S-si, pero ammm — Selín tartamudeaba nerviosamente, Liz la interrumpía

—Ella no le da mamadas — decía mi novia — Sólo le da su coño, darle mamadas ya sería pecado — remataba sarcásticamente, todos carcajeábamos.

—¡Que tú se la chupes hasta a Fernando no es mi problema! — dijo Selín riendo cruelmente.

La sangre se me fue a los pies, no sabía que mi novia le hubiera dicho eso, me parecía demasiado incluso siendo su mejor amiga, Selín reía histéricamente viéndome, buscando reacción, yo vi a Liz confundido, ella me abrazó de inmediato besándome la mejilla y riendo nerviosamente, me miraba a los ojos y sonreía nerviosa, buscando perdón, fue obvio que Selín se sobrepasó.

—Tú si sabías obvio — me decía la malvada mujer sonriendo nerviosa.

—Si — respondí rápidamente, pensé que me vería más idiota si lo negaba, Isaías veía todo atento, tampoco parecía sorprenderle esa información.

—Además mi macho la tiene enorme — decía Selín con orgullo pasándole la mano por encima de la entrepierna — Me va lastimar la garganta — proseguía y reíamos.

—Les enseño el cuarto — decía Liz rápidamente, parecía nerviosa de que su ebria amiga se fuera más de la lengua.

Nos levantamos y caminamos hacia dentro de la casa, Liz les asignaba su cuarto como había dicho.

—A ver si los dejamos dormir — dijo Selín riendo entrando de la mano de Isaías al cuarto.

—¡No vayan a escucharlos los vecinos no jodas! — decía Liz nerviosa, pero todos reíamos.

Ellos cerraban la puerta, Liz me conducía de la mano hasta el cuarto de sus padres, entramos y parecía tan prohibido que estuviéramos ahí, casi me resistí a acercarme a la cama, ella se sentó con naturalidad, me miró y se quitó la blusa frente a mí, un lindo brassier negro se dejaba ver, me senté a lado de ella y comenzamos a besarnos y a tocarnos.

Me quite rápidamente la camisa y los pantalones, ella se quitó los shorts de pie, pero de espaldas frente a mí, su precioso culo envuelto en unos lindos cacheteros morados con encaje me ponían como piedra, ver cómo su precioso culo salía a la luz me seguía emocionando como la primera vez. Me quité los boxers, ella se sentaba sobre mi firme madero dándome la espalda y se restregaba simulando sexo, cuidando de meter mi verga a lo largo entre sus preciosas y firmes nalgas.

Me dejé caer sobre mi espalda en la cama, ella me montaba sin penetración como acostumbrábamos, se rozaba contra mi verga y yo la tomaba firmemente del culo con ambas manos, aún no habíamos follado y disfrutábamos muchísimo restregarnos uno contra el otro hasta que me hacía eyacular. Nos besábamos, le apretaba las nalgas y me restregaba con fuerza contra ella desesperado de que lo único que nos separara fueran sus lindos y delgados cacheteros, tan delgados que podía sentir su humedad sobre mi falo.

De pronto nos quedábamos quietos ¿escuchamos algo? Un firme gemido de Selín nos espabiló.

—Jajaja que puta vergüenza — decía Liz en voz baja.

—Jajaja que puta envidia diría yo — dije honestamente, ella me miró sorprendida.

—¿Te gustaría cojerte a Selín? ¿No que estaba gorda y no sé que? — me preguntaba sonriendo, me sentí a salvo, no parecía molesta, solo sorprendida.

—¡No, no! Que envidia que ellos estén cogiendo y nosotros no — reparé inmediatamente.

—Te diré cuando esté lista — me decía sonriendo y restregándose, parecía que herí su orgullo, los gemidos de Selín aumentaban.

No dije nada, nos seguimos besando y los gemidos de Selín que nos daban vergüenza, ahora nos ponían cachondos, ellos en serio estaban follando, incluso podíamos escuchar aquella cama rechinar un poco. Monté a Liz estilo misionero, me besaba el cuello y movía la cadera rápidamente para estimularme, le apretaba el culo con ambas manos y la restregaba desesperadamente con más fuerza contra mí, escuchamos al otro lado los típicos aplausos sexuales, esos sonidos de penetraciones húmedas y rápidas comenzaron a venir de la otra habitación.

—Así podrías estar gimiendo tú ahorita — dije con la voz entrecortada, los escandalosos gemidos de Selín de fondo, ella me miró fijamente.

—Si me ha dicho — dijo nerviosa, evitaba mi mirada y se retorcía un poco cuando le restregaba con fuerza la verga.

—¿Que cosa? — pregunté honestamente, ella no captó lo que dije.

—Que si quiero Isaías me puede follar — dijo rápidamente viéndome a los ojos, esperando reacción, mi comentario ni siquiera iba por ahí, me tomó con la guardia baja, me dio un escalofrío.

—¡¿En serio?! — pregunté histérico y me dejé caer sobre ella.

—Me ha dicho que podríamos hacer un trio con él — decía sin vergüenza, todo parecía tan surreal y repentino, la verga me iba explotar.

—¿Que más te ha dicho? — pregunté desesperado, ella se retorcía, sin duda disfrutaba el morbo como combustible — ¿Que más han platicado? No me enojaré — dije histérico, me acosté sobre ella y comencé a lamer su cuello, sabía que eso la desarmaba, ella se retorcía y me apretaba una nalga, me acariciaba la espalda con la otra mano.

—Tiene buena verga el wey, ella me enseñó una foto — decía con la voz quebrada, tomaba mi verga y la metía dentro de sus cacheteros, pero sin penetrarla, piel contra piel, me restregué con más fuerza aún, se le escapó un gemido y yo la compensé embistiéndola más fuerte aún — Isaías dice que tengo lindas nalgas — dijo con firmeza restregándome la concha contra la verga.

Me dio un escalofrío y como si hubiera un director porno dirigiendo todo eyaculé sobre su ombligo al mismo tiempo que Selín paraba su festival de gemidos. Me quedaba sobre ella recuperando la respiración, ella me acariciaba la espalda y después de algunos segundos me retiré y acosté a lado de ella, ella limpiaba su ombligo con pañuelos. Se recostó sobre mi pecho y de pronto todo parecía demasiado silencioso, no decíamos nada, le tomé firmemente de una nalga y ella estaba en silencio sobre mi pecho.

—¿En serio haz visto su verga? — pregunté nervioso rompiendo el silencio.

—Si… — decía ella sin levantar la cara de mi pecho.

—¿Por qué? ¿Cómo? — pregunté casi molesto, ella no se movió, supongo que sabía que esa sería mi reacción, bajé la velocidad, prefería saber que acusarla de nada — ¿Cómo sucedió o que? — exigí respuesta intentando ser suave.

—Pues… Selín me enseño fotos — paraba un segundo — Sólo por desmadre, él no sabe, te lo juro — dijo segura.

—¿Entonces como vio tu culo? — pregunté molesto, contenerme era difícil.

—Ok, te contaré… — decía nerviosa, levantaba la cara de mi pecho y se sentaba a lado mío — Pero gastaré un cheque en blanco, no puedes enojarte — dijo con firmeza, sobraban 3 cheques.

—Ok — dije sentándome también.

—No es una gran historia — comenzaba nerviosa — Es que… Emmm estábamos platicando cosas sexosas, y me dijo que él la tenía enorme y yo no le creía — decía nerviosa.

—Ok — respondí.

—Me dijo que me enseñaba una foto si yo le enseñaba una foto de tu verga — decía y reía nerviosa — Pero ya sabes que no tengo, le dije y me dijo que entonces una de mis nalgas en tanga o algo así — se detenía esperando mi reacción.

—Ok — dije rápidamente.

—Pues… se la mandé, una de las que me tomaste con los cacheteros negros ¿Te acuerdas? Empinada — me decía sonriendo incómodamente.

—Si…

—Y me mandó la foto de Isaías… Y si la tiene grande ja — expresó con nervios.

—¿Y por qué él vio tu culo? — pregunté casi molesto de que omitiera esa parte — ¿Como por qué le andas enseñando tus nalgas? ¿Por qué te dijo del trío? — lo dejé salir todo, me contuve de no maldecir.

—Te juro que yo no sabía que se la enseñaría, me lo dijo al otro día — dijo rápidamente, no parecía dudar, le creí, pero me quedé molesto en silencio — De verdad te lo juro, ella no me dijo que se la enseñaría — me decía buscándome la cara — Si me enojé, si le dije que no estuvo cool — agregó desesperada.

—Y ahora él piensa que quieres coger con él — dije molesto viéndola a los ojos.

—¡No! Ella no le dijo que yo envié esa foto para él ni nada así, ni que había visto la foto de su verga — me decía desesperada, odiaba creerle — Mira, te muestro las conversaciones, me mandó capturas, nomás le dijo que yo se la pasé por echar desmadre, no para él — decía desesperada alcanzando su celular, me mostraba.

Decía la verdad, Selín le dijo que le había mostrado la foto de su lindo culo a Isaías y le contaba esos comentarios sobre que él pensaba que mi novia tenía buen trasero, incluso Liz le reprochaba haberle mostrado la foto de su lindo trasero y Selín se disculpaba débilmente, también Selín aclaraba que él no sabía que mi novia había visto aquella foto de su verga.

—¿Y el trio? — dije más tranquilo, solo quería finiquitar.

—Nomás ella de loca jajaja — reía aliviada al verme más tranquilo — Le dije que su wey tenía buena verga y me dijo que cuando quisiera jajaja — se le fue la lengua sin darse cuenta de sus palabras, la verga y el corazón se me retorcieron.

—¿En serio le dijiste eso? — dije nervioso, ella se dio cuenta de su error de inmediato.

—S-si, pero nomás por decir — dijo nerviosa, evitaba mi mirada.

Me acerqué y besé su cuello, ella me veía expectante, confundida tal vez, metí mi mano en sus bragas y acaricié su vagina, ella siempre sacaba mi mano, está vez abrió un poco las piernas y me dejó sentir su viscosidad.

—¿Te gustaría chupar su verga? — pregunté nervioso, ella se retorcía en mi mano y me ignoraba — ¿Te gustaría que te metiera su vergota? — pregunté lamiendo su cuello a lo largo.

—Si — dijo firmemente y buscó mi verga semi-erecta con su mano.

—¿Que más te ha dicho? — pregunté lujuriosamente.

—Que quiere que yo le dé a él una mamada para su cumpleaños — dijo rápidamente, sin duda lo tenía en mente.

—¿Por que tú? — pregunté riendo un poco y le acariciaba con fuerza el coño.

—Porque a ella le da asco y ya sabe que yo soy experta contigo… también le conté de Fernando jaja — respondía riendo un poco y nos besábamos.

—Chúpasela — dije firmemente.

— Bueno, le diré — me decía mirándome lujuriosa y estrujándome la verga, Selín gemía un poco al otro lado, nuestra sincronización parecía broma, ambos reíamos un poco por eso.

—Chúpasela ahorita — dije nervioso como el carajo, ella me vio fijamente, no sorprendida, no molesta, sólo fijamente.

—¿Le digo? — me dijo lujuriosamente, bajó y se devoró mi verga de golpe hasta dar una arcada.

—Si, ve y dile — dije histérico y la retiré casi groseramente de mi verga con ambas manos.

Ella se puso de pie y caminó directo a la puerta sin siquiera vestirse, abrió la puerta sin dudar y salió sin siquiera voltear a verme. Me levanté de inmediato de la cama ¿qué carajos se supone que haría ella? Caminé hacia la puerta y ella tocaba en la otra puerta.

—Selín — dijo mi novia firmemente, su amiga paró de gemir de golpe.

—¿Que pasó we? ¿Estamos haciendo mucho ruido? — reía fuertemente la chica, Liz me veía nerviosa.

—Ven wey — dijo Liz desesperada.

Yo veía desde el cuarto a mi novia parada en la otra puerta, escuché claramente como alguien se levantaba de la cama de a lado y caminaba a la puerta, una milésima de segundo antes de que abriera me eché un paso atrás para no ser visto. Escuché como se abría la puerta.

—¿Que pasó we? — decía Selín con tono casi asustado, la escuché demasiado cerca, me eché un paso más atrás en total silencio.

Escuché solo murmullos y risitas nerviosas de Liz.

—¿Que? — decía Selín, parecía sorprendida, cerraba la puerta detrás de ella y salía del cuarto para hablar con Liz en el pasillo más a gusto, escuché a Liz murmurar de nuevo, luego a Selín, risitas nerviosas de las 2, me maldije por no tener mejor oído, reían en silencio, risitas de complicidad

—¿En serio, en serio? — escuché claramente que Selín decía entre murmullos.

—Si — escuché también como mi Liz respondía.

Escuché la puerta abrirse y cerrarse, de pronto me aterró pensar que hubieran entrado juntas, salí rápidamente del cuarto y Liz estaba afuera, casi digo algo y ella me hizo callar poniéndose el dedo en medio de los labios.

—¿Que pasa? — dije lo más silencioso que pude.

—No sé… — dijo con el mismo tono silencioso, parecía que diría algo más y la puerta se abrió ante nosotros, Selín nos miraba sosteniendo la puerta y reía.

—Pásenle — decía sonriendo retadoramente.

Selín abrió la puerta y sus grandes tetas quedaban al descubierto, solo llevaba una tanga rosa y no se preocupaba por taparse, mi novia iba en brassier y en sus lindos cacheteros morados, yo en boxers, adentro podía ver a Isaías con unos boxers apretados sentado en la cama, supongo que tenía sentido que nadie se pusiera más ropa.

Liz me miró, entré nervioso y ella detrás de mi, Selín le dio una nalgada y ellas reían un poco, la chica cerraba la puerta detrás de nosotros, nos quedamos parados frente a la cama sin saber que hacer, yo intentando con todas mis fuerzas no ver a Isaías, él intentando con todas sus fuerzas ver a través de la ropa interior de mi novia. Selín pasaba por detrás de nosotros, me tocaba el hombro y me llamaba para sentarnos en un pequeño sillón que estaba a lado de la cama, la seguí, mi novia vio un segundo a Isaías y él la tomó de la mano y la jaló con él hacia la cama.

Isaías jaló a mi novia de la mano y ella no se resistió, él la sentaba sobre él de frente y ella abría las piernas para sentarse sobre él, comenzaban a besarse de inmediato y él le tomaba el culo con ambas manos de inmediato, se besaban apasionadamente segundo uno, podía ver la lengua de ambos juguetear con la del otro, todo parecía tan real y claro está vez, abrumador, con Fernando fue una mamada incomoda directamente, con Isaías comenzaron besándose como amantes cómodos uno con el otro, me sentí extrañamente más celoso de eso que de verla con la verga dura de Fernando en su boca, Fernando era tan torpe, tímido e inocente, Liz controlaba la situación y eso me tranquilizaba, aquí Isaías controlaba a Liz como un amante firme y seguro de sí mismo. Isaías bajaba a su cuello y la lamía de arriba a abajo, ella alzaba la cara disfrutando su cálida lengua, él apretaba con fuerza sus nalgas.

—Ya le traía ganas a tus nalgas — decía Selín tímidamente.

—¿Le enseñaste la foto? — decía Liz en un patético intento por despistar sin voltear a verla, Isaías estaba a lo suyo en su cuello.

—Bien sabes que la vio — dije cruelmente, Liz se ponía roja y reía — Y a ti te encantó su vergota — rematé morbosamente, Isaías le buscó los ojos con una mirada socarrona, ella reía y evitaba verlo a los ojos, Selín reía como loca a lado mío.

—Restriégale el culo en la verga wey — decía morbosamente su amiga.

—Si — dije emocionado secundando.

Liz reía nerviosa, Isaías la puso de pie, ella se dio la vuelta lentamente frente a él, Isaías le magreaba el culo con ambas manos sin vergüenza y veía atentamente sus preciosas y redondas nalgas, todos reíamos un poco y mi linda novia se sentaba sobre él que aún llevaba los boxers. Se sentaba sobre sus piernas firmemente, Selín y yo veíamos en silencio, él tomaba la cintura de mi Liz y la subía y bajaba contra su verga.

—Cuando te la meta te va encantar — decía Selín sin vergüenza, me dio un escalofrío, eso puso cachonda a Liz que se dio la vuelta y se puso de rodillas frente a él.

Ella se colocó entre sus piernas, él le acariciaba la cabeza y ella comenzaba a darle tiernos besos en los muslos, él marcaba su verga en sus boxers indicándole el camino, ella comenzó a lamer de una manera obscena la tela donde estaba su firme erección. Isaías se puso de pie frente a ella y Liz no retrocedía ni un centímetro, quedando casi debajo de sus piernas en vez de frente a él. Isaías bajaba sus boxers lentamente y su verga salía de un salto, sus bolas cayendo sobre la cara de mi novia, una verga más larga que la mía, pero no diría que enorme, sin embargo, bastante gruesa, me sentí un poco patético viéndolo de pie con su gruesa verga en la cara de mi novia y sus bolas justo en la boca.

—A ver si es cierto que eres tan experta — decía Isaías riendo y golpeándole la frente con su verga a Liz, Selín y yo reíamos, Liz comenzó a lamerle las bolas sin reírse en lo más mínimo.

—Sácatela — me dijo Selín de pronto viéndome la entrepierna.

—Pa-para que? — pregunté sorprendido.

—Te la quiero jalar — me dijo viéndome fijamente y ella misma metió su mano dentro de mis boxers y tomó firmemente mi verga.

Liz lamía las bolas de Isaías y él se retorcía, Selín me estrujaba la verga de una manera casi violenta, fuerte, demasiado fuerte y firmemente rodeando mi falo con todos sus dedos, me lastimaba, pero por nada le diría que se detuviera, supongo que estaba acostumbrada a manejar la maquinaria pesada de Isaías sin miedo.

Mi novia lamía profundamente las bolas de Isaías y él se retorcía un poco viéndola fijamente y acariciando de manera casi tierna su cabeza, él la retiró amablemente y le ofreció su verga con una mano, Liz fue directo a meterla tanto como pudo en su cálida y húmeda boca, Selín casi me arranca la verga.

Isaías tomó con firmeza la cabeza de mi novia con ambas manos y la hacía bajar hasta la mitad de su verga, mi novia abría toda la boca de una manera casi cómica y hacia arcadas escandalosas.

—¿Te gusta? — preguntó Selín nerviosa mirando el show.

—¡Si! — dijeron ambos en coro, nadie río, ellos siguieron de inmediato a lo suyo y Selín me dio un jalón de verga tan fuerte que me quejé un poco.

—Wey deja que te folle, te va encantar — dijo Selín desesperada, Isaías le empujó la verga fuertemente a mi novia, gimió profundamente y ella dio una arcada — Wey encuérate y que te folle — insistió desesperada, Liz paró y me vio por un segundo, se me secó la boca.

—Si, que te la meta toda — dije desesperado, Selín me recompensó con un jalón y Liz me vio sorprendida, vio a Isaías y él la tomó de la mano para ponerla de pie.

—¡No! ¡Mejor no! — dijo Liz de inmediato soltando su mano y quedándose de rodillas.

¡Wow! Fueron tantas emociones en 2 segundos…

Liz volvió a darle una mamada intensa a Isaías, tal vez solo porque quería o tal vez por quitar el tema de la mesa, Isaías no insistió de ningún modo y comenzó a follar la cara de mi novia con tal velocidad y fuerza que la saliva caía por todos lados, él gemía profundamente y ella daba arcadas escandalosas, en mis boxers mi verga se retorcía en la mano dura y firme de Selín, comencé a eyacular y ella lo notó por mis palpitaciones, me volteó a ver sonriendo y apretó con fuerza exprimiéndome y retirando su mano.

Ahora podía ver más concentrado el espectáculo, la claridad post orgasmo me golpeaba, de pronto todo me parecía tan incorrecto, tan sucio, tan morboso, estaba mal lo que sucedía, me sentía patético escuchando gemir a Isaías y verla a ella haciendo un esfuerzo sobrehumano para tragar su verga, me parecía tan degradante, pero jamás se me pasó por la cabeza detener nada.

Mi semen escurría por mi muslo y me sentí patético de pensar que no pude ni siquiera soportar la mano de Selín en mi verga más tiempo que él la boca de mi novia en la suya, pensé que ellos follaron a toda velocidad después de 2 meses el mismo tiempo que a mí me tomó eyacular simplemente frotándome contra mi novia.

—Te la voy a meter por el culo — le dijo histérico Isaías a Selín, gimiendo y castigando la garganta de mi novia con fuerza.

—Si, dónde quieras — respondía ella de inmediato sin verlo a los ojos, veía a Liz devorar la verga de su novio, igual que yo.

Isaías subió la velocidad ante tal declaración, tal vez ya lo habían hecho, pero no era común, alzó la cara y se follaba sin piedad la cara de mi novia, ella luchaba en momentos intentando no ser empalada tan cruelmente empujándolo por los muslos, él simplemente arremetía con más fuerza y ella daba arcadas increíbles.

—¡Que puta eres! — le dijo histérico a mi novia viéndola por fin, le penetraba la boca con un firme movimiento de cadera y la dejaba dentro disfrutando la boca de mi linda novia —Me voy a venir — decía Isaías histérico apenas unos segundos después.

—Trágatelos wey — exigió Selín de inmediato, miré y ella se masturbaba con fuerza.

Isaías le clavaba la verga 3/4 partes hasta la garganta, mi novia daba una arcada escandalosa, pero lo sostenía firmemente del trasero con ambas manos para meter lo más que pudiera de esa verga en ella, él alzó la cara, gimió profundamente y pude ver cómo su gruesa verga palpitaba sin control dentro de la boca de mi novia, ella apretaba los ojos y daba arcadas, todos pudimos escuchar claramente los "glú glú" pesados y violentos de su garganta moviéndose tragando la espesa corrida de él mientras no soltaba su cabeza y gemía con fuerza. Selín se masturbaba con fuerza viendo fijamente, mi novia no soltaba el culo de Isaías y él la veía fijamente mientras su verga se estremecía por última vez dentro de ella.

Isaías sacaba la verga lentamente de la boca de mi novia, ella le exprimía la verga con fuerza, sacaba una última gota y la lamía innecesariamente en un alarde lujurioso, él reía un poco y le acariciaba la cabeza, podía escuchar los húmedos sonidos de Selín, mi novia le lamió las bolas y se puso de pie, intentó besarlo y él la evitó con completa honestidad, por supuesto que todos reímos. Él le apretó el culo con fuerza y se separaron, ella me vio esperando y yo me puse de pie para irnos de ahí.

—Quédense y que te folle — decía Selín aún desesperada viéndonos.

—No wey — decía Liz riendo nerviosa — Gracias — le dijo de una manera lujuriosa a Isaías mientras nos acercamos a la puerta —Hasta mañana — decía riendo y huimos de ahí.

Entramos a su cuarto desesperados, tenía la verga como piedra, le intenté quitar el brasier desesperadamente y ella no me dejó.

—Quiero follarte — le dije firmemente y me acosté sobre ella en la cama, hice sus cacheteros a un lado y casi la penetro, casi.

—No — dijo nerviosa y cerrando las piernas.

—¿Por que? — dije desesperado acariciándole fuertemente el coño.

—No sé — decía desesperada retorciéndose.

—¿No quieres perder tu virginidad conmigo? — dije desesperado, no molesto, solo desesperado.

—No sé — dijo — Tal vez esté pensando en otras opciones — me dijo sonriendo lujuriosamente.

Le tomé la cabeza y la hice darme una mamada, soporte 30 segundos su deliciosa boca y eyaculé más que nunca en mi vida dentro de su garganta.

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