— No entiendo que es lo que te da miedo — decía Tiffany.
— No saber, correrme muy rápido, lastimarla, que piense que no la respe- — dijo Franco rápidamente enumerando las causas, Tiffany levantó los brazos interrumpiéndolo.
— ¡Te estresas demasiado! — decía Tiffany riendo — Se te para bien la verga ¿no? Ella te gusta obviamente y obvio quieres follartela — dijo ella con seguridad.
— Me muero por ver su lindo culo — dijo Franco.
— ¡¿Entonces?! — expresó Tiffany — Si ella quiere y tú también…
— Tengo miedo de no saber o correrme muy rápido y leí que hay algo llamado "Disfunción eréctil por nervios" — dijo él histérico.
— Esa disfunción eréctil por nervios les da a los que leen artículos — dijo ella riendo.
— Lo que más me da miedo es que no sea especial para ella — dijo nervioso.
— Es la primera vez de ambos, será especial — dijo la chica.
— Me da miedo no complacerla… — dijo derrotado.
— Si es virgen le gustará, aunque no sepas, además se supone que se aman — dijo con seguridad la chica.
— Menos del 17% de las chicas tuvieron placer su primera vez — dijo con seguridad, ella lo miró con fastidio.
— ¡Deja de leer esas mierdas! — dijo un poco desesperada — Empiecen por algo pequeño, que ella te de una mamada o algo así — bebía su capuchino.
— Antier estábamos en su casa… — dijo comenzando — Ella me sacó la verga y se puso de rodillas y me lamió un poco y no pude soportar… — dijo abrumado recordando el episodio vívidamente.
— ¿Te corriste? ¿Así de rápido? — preguntó sin importarle si sonaba cruel.
— ¡No, pero fue como wow! ¡Eso se siente demasiado! No pude dejarla continuar — reía nervioso.
— ¡¿La quitaste?! — preguntó sin poderlo creer, él asintió avergonzado.
Franco tenía mil inseguridades, llevaba casi 2 años con su linda novia Luz, ambos estaban en el último año de la prepa, era una chica delgada, pequeña, figura delicada, tetas pequeñas pero lindas, lo mismo con su culo, algo pequeño, pero jodidamente redondo, lindo y firme. Ella estaba ansiosa por ir al siguiente nivel, en serio quería follar con él, porque lo amaba y envidiaba la divertida vida sexual de su amiga Gaby. Estaba literalmente desesperada, le había preguntado mil veces a su amiga como darle una buena mamada a su novio, ella la había aconsejado, Luz se sentía lista y ansiosa, pasaba el día pensando cosas para hacerle a su novio, cuando él se negó la última vez a qué le diera una mamada se sintió rechazada.
— ¡¿Y que pasó?! — preguntó Tiffany histérica.
— Se enojo — dijo nervioso.
— Obviamente, debe pensar que no te gusta o que eres marica — dijo cruelmente y reía.
— Jaja no piensa eso — dijo desesperado — Pues me dio una puñeta en su lavabo y ya — dijo firmemente, era verdad.
— Si no te decides van a tener problemas — dijo su amiga.
— Ya los tenemos — dijo melancólico.
— Con justa razón — dijo reprimiéndolo.
— Ojalá hubiera alguna clase de entrenador sexual — dijo él riendo.
— Uy si, viene, se coge a tu novia y tú aprendes como — decía riendo la chica.
— Obviamente no, alguien que diera consejos en el momento — dijo él intentando no sonar demasiado ridículo, obviamente ella carcajeó ante lo absurdo que eso sonaba, ella se tomó su tiempo.
— Se llaman "cualquier hombre en la tierra" — dijo ella sarcásticamente, él la miró confundido — Cualquiera se follaría a Luz para "enseñarte", no es fea, desperdicias una oportunidad que muchos quisieran — decía ella intentando ya no reír para no molestarlo.
— Es hermosa y tiene un culo precioso — dijo él.
— Vaya que si — dijo riendo, él la miró confundido de nuevo.
— ¿Te gusta el culo de Luz? — preguntó confundido, ella nunca había demostrado intereses bisexuales.
— A mi no — dijo riendo nerviosa, se dio cuenta donde se metió.
— ¿Entonces? — insistió él enarcando las cejas, ella sabía que no lo dejaría ir.
— A mi novio jajaja — reía nerviosa forzadamente, Franco la veía molesto — Solo hizo un comentario inocente cuando la vio en la fiesta de Luis ¿Te acuerdas que lo lleve? Si los presentamos — él asintió — Bueno, sólo eso — remató intentando huir.
— ¿Que dijo? — preguntó con el ceño fruncido.
— Ay nada — dijo desesperada — Que es linda y tiene bonitas nalgas ¿Ok? Es todo, no importa — dijo molesta.
— ¿Y a ti no te molesta? — decía él justificando su mal humor.
— Sólo fue un comentario, relájate — dijo seriamente — Nos tenemos esa confianza — dijo molesta por tener que justificarse.
— "¿Esa confianza?" — preguntó él citándola — ¡¿Se dan permiso de follar con otras personas?! — preguntó histérico.
— Si Franco, lo dejo follarse a todas sus amigas — dijo con fastidio y sarcasmo — Es más le diré que se folle a la tuya para que aprendas, sirve que voy yo también a ver — contraatacó dejando su tono sarcástico para darle un tono ácido y cruel, ahora él alzaba los ojos y ella reía.
— Ok, lo capto, fue estúpido preguntar — dijo él con fastidio.
El tono hostil se disolvió, ella intentó animarlo mientras bebían sus cafés, él se envalentonó y le prometió que la siguiente salida él le tendría buenas noticias, él de verdad lo creía. Tanto que 2 días después, saliendo de clases estaba de nuevo en casa de su linda novia Luz, decidido, erecto y dispuesto. Se besaban, se tocaban, él disfrutaba sentir el firme culo de ella, Luz disfrutaba sentir su erección contra el ombligo. Ella buscó dentro de sus pantalones y se puso más húmeda al sentir la firme erección de él, sacaba la verga de Franco y se ponía de rodillas rápidamente, Franco la veía nervioso, ella lamía sus bolas, él gemía y se estremecía por completo.
— ¡No! Lo siento — decía nervioso quitándose y guardándose la verga.
— Ok — decía ella molesta, poniéndose de pie.
— Lo siento — decía desesperado sentándose en la cama.
— ¿Que sucede? — decía Luz, nunca lo habían hablado realmente.
— Tengo miedo — decía él honestamente.
— Yo también — decía ella — ¿De que tienes miedo tú? — preguntaba dulcemente.
— De no complacerte, de lastimarte, de no saber — respondía rápidamente.
— Yo también, sin saber que hacer— decía honestamente y ambos reían.
— Ojalá existiera alguna clase de coach del sexo — dijo y ambos reían.
— Ya sé, que estuviera sentado ahí y nos dijera que hacer — decía Luz riendo.
— ¡Exacto! ¿Verdad que se entiende el concepto? — decía él riendo.
— Si, ¿Por qué? — dijo confundida.
— Tiffany entendió otra cosa — dijo firmemente.
— ¿Tiffany es la nalgona fea? — preguntaba Luz, Franco tenía varias amigas.
— Si — rio ante la descripción tan atinada — Ella entendió que un entrenador sexual sería uno que vendría y te follaria para que yo viera y aprendiera — dijo riendo aún, pero ella frunció el ceño.
— ¿Por qué estaban hablando de otro wey follandome? — dijo casi molesta.
— No, eso enten- — decía él, pero ella lo interrumpió.
— ¡¿Tu dejarías que otro me follara para aprender?! — dijo rápidamente interrumpiéndole, parecía molesta y sorprendida.
— ¡No! En ese caso ver porno, que tontería — dijo él rápidamente.
— Mmmm de hecho no — dijo ella, él la miró confundido — Ver porno es ver a otra vieja follando, no a mi — dijo con firmeza.
— ¡¿Tú crees que podría aprender viendo a otro follarte?! — preguntó molesto.
— Tú sacaste el tema — dijo defendiéndose.
— Responde — exigió él.
— ¡Yo que sé! — dijo molesta, él fruncía más el ceño exigiendo más — Pues supongo, no sé, alguien que supiera podría probar diferentes cosas a ver cuál me gusta exactamente a mi, no todas somos iguales — dijo intentando argumentar.
— ¿De verdad lo crees? — preguntó viéndola fijamente y bajando la velocidad, ella también bajó la velocidad, el tema se ponía peligrosamente serio.
— No sé ¿Tú? — preguntó Luz débilmente.
— … — se quedó callado, temía la respuesta de la pregunta que haría, pero debía hacerla — … ¿Lo harías? — preguntó con la boca seca.
— N-no… No sé — remató firmemente, él se echó atrás viéndola fijamente — Es que… ¿Tú no estás desesperado con esto? — preguntó nerviosa.
— Siento que te decepciono — dijo honestamente.
— Nunca me decepcionarías — dijo firmemente Luz sonriéndole dulcemente.
— ¿Quieres hacerlo? — preguntó nervioso.
— No existen los "coach sexuales" — dijo entrecomillando y riendo nerviosa.
— Tal vez si — dijo él.
— Claro que no — dijo Luz entrecerrando los ojos.
— O sea no como tal, pero… Pero si habría alguien que pudiera hacerlo — dijo él y ella lo miró confundida.
— ¿De verdad lo permitirías? — preguntó ella torciendo la boca.
— Yo pregunté primero… ¿Lo harías? — insistió nervioso.
— ¿Quien? — preguntó nerviosa.
— ¿Lo harías? — insistió Franco.
— ¿Quien? Es obvio que tienes a alguien en mente — insistió ella también sin ceder.
— El novio de Tiffany — dijo débilmente.
— ¡¿Que?! — preguntó histérica.
— Ella lo insinuó — dijo él con la boca seca.
— ¡¿De verdad?! — se puso de pie.
— Si — mintió rápidamente, necesitaba saber si ella se atrevería, no le importaba tener que mentir para saberlo — ¿Lo harías? — preguntó débilmente.
— ¿Él me enseñaría que hacer o cómo? ¿Tú verías? — preguntaba la chica dando pasos y viéndolo de reojo.
— Si, todo eso — dijo débilmente, ¡¿Por qué carajos ella no decía que era una puta locura de una maldita vez?!
— N-no sé — dijo ella y le caía un balde de agua fría a él, ella en serio parecía pensarlo — ¿Tú estás seguro? — preguntó Luz viéndolo fijamente.
— Solo si tú quieres — dijo con voz y actitud débil, quiso gritarle por siquiera considerarlo, pero ahora estaba anonadado.
— Emmm este… ¿Su novio es el del pelo largo? — preguntó nerviosa sin verlo — El de la fiesta de Luis, ¿verdad? — no le dirigía la mirada.
— Si, ella me dijo que le gustó tu culo — dijo nervioso, estaba destrozado por dentro ¡¿Que carajos estaba pasando?!
— ¿En serio? — preguntó con el ceño fruncido, intentando no sonreír por el halago — Bu-bueno, si tú estás seguro… — dijo con la voz y las piernas temblando.
— Solo si tú quieres — repitió exactamente la misma frase dejándole la puerta abierta para que saliera de ahí de una maldita vez y dijera que era una locura.
— Pues… — ella pensaba, no lo veía — O-ok, si — dijo débilmente sin verlo, él sintió que su corazón se caía a pedazos, sentía que estaba más lejos que nunca de ella y estaban a medio metro.
Guardaron silencio por más de 20 segundos, él dijo que necesitaba ir al baño, cuando salió fingió que su padre lo llamó y debía irse, pasaba con regularidad, así que ella lo creyó ¿O tal vez solo quería huir del incómodo momento? Él se fue confundido y furioso, maldijo a todos los dioses en el camino, cuando ella le envió un mensaje por la tarde él se alegró antes de desbloquear su celular, pensaba que ella había entrado en razón por fin, pero le preguntó cuándo le diría a Tiffany, "Mañana mismo" le respondió él con el corazón roto.
— ¿Y que es tan urgente? — preguntó la nalgona fea bebiendo de su capuchino.
— Ayer fui a la casa de Luz — dijo Franco nervioso, ella sonrió burlonamente.
— ¿Ya eres todo un hombre? ¿Luz ya es mujer? — preguntó burlonamente.
— No — rio nervioso ¿Como se supone que abordaría el tema?
— ¡¿Por qué?! — decía ella alzando los ojos con fastidio sarcástico.
— Tuve una conversación muy rara con ella — dijo nervioso ignorando la pregunta.
— ¿Sobre que? — preguntó con desinterés.
— Sobre… tú novio jaja — rio nervioso, ella entrecerró los ojos.
— ¿Le dijiste que le vio el culo? ¡Sólo fue un chiste! — dijo fastidiada.
— ¿No era vedad? — preguntó nervioso.
— Osea si, pero ¿Por qué le dijiste? ¿Que hablaron? Que pena ajena, te lo dije en confianza — dijo molesta echándose en su silla.
— No es nada malo — dijo nervioso y le lanzó una mirada sería sin decir nada, ella lo miró confundida.
— ¿Que pasa? — preguntó ella casi con miedo.
— ¿Lo dejarías…? — nunca había estado más nervioso en su vida — ¿Lo dejarías follarse a mi novia? — intentó decirlo rápido, ella abrió los ojos por completo.
— ¡¿Hablaron de eso?! — preguntó histérica.
— Si… más o menos — dijo nervioso, ella no parpadeaba.
— Espera, espera — dijo intentando entender — ¿Ella si follaria con él? ¡¿Con mi novio?! — preguntó histérica.
— S-si — dijo nervioso, ella lo veía con la boca abierta — ¿Él lo haría? — preguntó nervioso, tenía una erección confundida.
— Él sin duda lo haría — dijo ella rápidamente, Franco sintió un escalofrío — Estás loco — dijo seriamente.
— Lo sé, es una estupidez — dijo tranquilizándose de pronto, que ella se negara era bueno, como si él no pudiera detenerlo, como si necesitará que alguien más detuviera todo eso.
— ¿Lo permitirías? — dijo la chica viéndolo fijamente, él balbuceó — ¡¿En serio lo permitirías?! — dijo histérica.
— N-no, olvídalo — dijo él firmemente — Es una estupidez, olvídalo — dijo casi molesto.
— No, si, espera, lo hará — lo detuvo desesperada, él la vio anonadado — Pero quiero ver — dijo ella igual de nerviosa.
La chicharra final sonaba, había pasado solo un día, Franco no había tenido un día tan largo en la escuela nunca, salió lentamente de su salón y Tiffany lo saludaba afuera tímidamente a lo lejos.
— Hola — decía ella sin verlo a los ojos — En serio está de acuerdo, ¿verdad? — preguntó nerviosa, no hubo mucho tiempo para confirmar, todo ocurrió demasiado rápido.
— Si — dijo con el corazón a tope, ella asentía — No le agradó mucho que vayas pe- — ella lo interrumpió.
— Pero si puedo ir, ¿verdad? — preguntó ansiosa.
— Si — dijo nervioso.
— Ok ok — decía rápidamente, revisaba su celular — Ya está afuera — dijo ella y él sentía un escalofrío — Ahí viene — dijo la chica apuntando con la mirada detrás de él, era Luz, venía caminando saludando con una sonrisa nerviosa.
— Hola — saludaba Luz nerviosa, Tiffany solo levantó la mano.
— Ya está afuera — insistió Tiffany, la pareja se tomó de la mano.
Los 3 caminaron a la salida sin decir nada, a Franco se le hizo un puño el corazón cuando reconoció entre la multitud uniformada de la preparatoria al hombre evidentemente mayor por algunos años, vestido dark y el pelo largo, el hombre saludaba a lo lejos. Llegaron con él, no se presentaron, se ignoraban deliberadamente, Franco caminó al frente con Luz y la otra pareja los seguía. Nunca había sido más largo el corto trayecto a pie a la casa de Luz, ella abrió la puerta y entraban.
— Nadie llega ¿verdad? — preguntó el hombre.
— No, mis papás llegan hasta las 8 — dijo Luz.
— Afortunadote — le dijo cómicamente el hombre a Franco sonriéndole.
— ¿Quieren algo de tomar? — preguntó Luz nerviosa.
— Nah vamos al cuarto — dijo con seguridad el hombre, Franco sintió un escalofrío.
— Es ese — dijo Luz con la voz quebraba por los nervios.
Luz caminó lentamente a la puerta, entró quedándose parada a lado de la puerta de la mano de Franco, el otro hombre fue directo a sentarse en la cama.
— Braulio y yo pensamos que ustedes 2 empezarán en la cama.
Dijo Tiffany nerviosa apuntando a Luz y al hombre, Luz asintió y vio a Franco tímidamente, él soltó su mano y se sentó instintivamente a lado de Tiffany y ella le sonrió nerviosa.
— Bueno… — dijo Braulio viendo a Luz.
Ella se sentó lentamente a lado de él, Braulio se quitó la camisa decididamente, un six pack bien definido y los pectorales firmes, Luz no pudo evitar mirarlo, luego miraba a Franco, él asentía débilmente, Braulio le ponía una mano sobre su pierna desnuda sobresaliendo de la falda escolar, Luz veía atentamente la mano, nadie más la había tocado así, se sentía bien.
Él buscaba su cara, acercaba sus labios a los de ella y la besaba, electrizante, ella sintió una firme sacudida en todo el cuerpo al sentir esos labios jugar con los de ella, era tan excitante, Tiffany apretaba la mano de Franco y él veía hipnotizado. Los húmedos sonidos de sus lenguas se hacían presentes, Luz posaba tímidamente una mano sobre su pecho y otra en su bien definido abdomen, él abria su suéter escolar rápidamente, apenas lo abría ella se lo quitaba desesperada y él comenzaba con los botones de la camisa, la abría en 2 segundos y ella le besaba el cuello desesperada, eso ponía a Franco como un madero, funcionaria también con él ¿no?
Franco veía ansioso la escena, notó que Tiffany veía su entrepierna, su erección era demasiado evidente, se miraron un segundo y volvieron la vista al frente, Braulio tenía sobre sus piernas a Luz, sentada de frente con las piernas abiertas, ella se retiró desesperada la blusa y de inmediato pasó los brazos detrás, Franco casi se pone de pie, ella no lo vio, estaba detrás de ella, Tiffany jaló firmemente su mano, él la vio y ella le hizo un gesto molesto indicándole que se sentara, alguien vería por primera vez las lindas tetas de su novia y no sería él.
Luz retiraba su brassier rápidamente, Braulio veía detenidamente aquellos sacos de placer carnosos, redondos y suaves, algo pequeños, pero jodidamente lindos, los pezones cafés claro, colgaban con naturalidad, pero se mantenían erguidos. Franco veía la delicada y sexi espalda desnuda de su novia, mientras Braulio la sostenía con firmeza de la cadera, también vio cuando ese desconocido hundió la cara en el pecho de ella.
Luz alzó la cara y resopló, aunque intentó con todas sus fuerzas no hacerlo, Braulio chupaba su pecho derecho y jugaba con la lengua en su pezón dentro de su boca, Franco estaba detrás, los últimos 2 días había estado serio y distante, ella no era idiota, sabía que todo eso estaba mal ¡Pero en serio necesitaba un hombre! Tomó la cabeza de su nuevo amante firmemente y la hundió en sus lindas tetas, se las restregaba en la cara, no le importó, simplemente gimió ante la lengua de Braulio, su novio nunca había escuchado nada similar de ella, se sintió tan idiota, tan cachondo, tan furioso, tan confundido.
Braulio disfrutaba las lindas tetas de Luz y Franco veía obsesionado como él ahora tomaba firmemente por el culo con ambas manos a su linda novia, podía escuchar la respiración agitada de Tiffany.
— Quítale la falda — dijo Tiffany, la pareja de la cama volteó a verlos, él lujuria total, ella nervios y culpa.
— Si — dijo Franco con firmeza y Luz lo miró fijamente.
Luz se puso de pie, no sabía que hacer, él buscó el cierre de la falda de tablones azul por un lado, conocía el uniforme, Tiffany usaba el mismo, Luz lo miró mientras él bajaba el cierre y la falda caía, Franco vio emocionado el precioso culo redondo y firme de su linda novia, llevaba unos cacheteros morados estilo francés con encaje, muy morbosos y sexis, ¿ella se los puso para él?
Braulio le daba la vuelta firmemente, los novios se vieron a los ojos por una milésima de segundo y luego él vio a Braulio y ella a Tiffany, Braulio veía con completa lujuria el lindo par de nalgas de Luz frente a su cara, tan firmes, redondas como balones, más pequeñas que las enormes nalgas de su novia, pero más redondas y lindas, tomaba firmemente su culo con ambas manos, acercaba la cara y la hundía entre sus lindas nalgas, le pasaba la lengua profunda y lentamente entre las nalgas, ella se retorcía un poco y veía con culpa a su novio, él ni siquiera notó su mirada, veía a Braulio, lo admiraba, lo odiaba, lo envidiaba.
El amante se puso de pie, ella lo buscó dándose la vuelta, él tomó con firmeza ambas nalgas y la besaba, ella buscó desesperadamente el cierre de su pantalón y lo abría, ya no le importaba que no fuera Franco, era un amante digno, tan guapo y seguro de si mismo, tan viril, tan dominante. Él bajaba sus pantalones y le ponía una mano sobre el hombro a ella firmemente, ella se ponía de rodillas, Franco se levantó firmemente de su asiento, Tiffany intentó jalarlo de nuevo.
— Sólo quiero ver bien — dijo él desesperado y su amiga se puso de pie junto con él, Braulio se dio la vuelta para mostrar todo de perfil ante ellos.
— ¿Quieres ver cómo tú novia me chupa la verga? — dijo lujuriosamente acariciándole la cabeza a Luz, ella tenía el corazón a tope y no alzaba la mirada.
— Si — dijo Franco firmemente.
— Ya sácatela — dijo Tiffany ansiosa — La tiene enorme te va encantar — agregó desesperada diciéndole a Luz y ella bajó desesperada los boxers de él frente a su cara.
La enorme verga salió de un salto, Franco abrió los ojos sin decir nada, Luz también, le golpeó el rostro y todos se resistieron a reírse, Luz miró sin parpadear durante varios segundos, muy larga y jodidamente gruesa, el prepucio le cubría la enorme cabeza, tenía venas obscenas, casi asquerosas, tan marcadas, la tenía completamente derecha, un par de bolas enormes en un saco que colgaba bastante, algo peluda, simplemente imponente, Franco se sintió como en uno de esos sueños vergonzosos donde llegas sin pantalones a la escuela.
— La tiene más grande que tú, ¿verdad? — preguntó Tiffany lujuriosamente.
— Si — dijeron Franco y Luz al unísono, ella lo miró avergonzada, él no dijo nada.
— Chúpale las bolas — dijo Tiffany.
Luz hundió la cara entre las piernas de él y Franco pudo ver cómo se levantaba el saco sobre la lengua de ella, Braulio gemía débilmente y ella sintió un escalofrío, su amante le tomaba la cabeza con ambas manos y le restregaba su enorme madero en la cara y las bolas en la boca. Ella lamía el enorme falo desde la base hasta la punta, sintió miedo de que él se arrepintiera como su novio, lo miró y la miraba con lujuria total, nada de miedo o nervios y cerró los ojos para seguir lamiendo aquel enorme falo. Él jaló su pellejo revelando su enorme y brillosa cabeza, ella lo vio fijamente y sentía el amargo aroma de sus jugos, él le tomaba la cabeza, la veía fijamente y metía su enorme y gruesa verga en su boca, sentir su verga tan firme y suave, caliente y húmeda fue la gloria para ella, cerró los ojos para concentrarse en disfrutar como se sentía esa firme vara en su boca, alzó las manos inconscientemente para sostenerla.
— Sin manos — dijo Braulio mirándola.
Él puso sus delicadas manos sobre sus firmes nalgas y ella aceptó sin decir nada, él tomó su cabeza con ambas manos y le metió la verga en la boca lentamente. Torcía la cara por el húmedo y cálido placer de la boca y lengua de ella en su verga, le clavaba la verga hasta la mitad, ella hacia una arcada y casi se retiraba, pero se afianzó para no moverse, Franco veía perplejo el esfuerzo sobrehumano que hacía su novia abriendo tanto la boca para poder abrazar a lo ancho aquella verga muy superior a la suya, necesitaba masturbarse.
— Déjalo llevar el ritmo — le decía Tiffany ansiosa a Luz — Fíjate como lo hace — le dijo a Franco.
Braulio agarró firmemente la cabeza de Luz con ambas manos y comenzó a follarle la cara, despacio, delicadamente, lento, disfrutando sentir como entraba en esa cálida cueva del placer de Luz.
— Juega con tu lengua, como un beso francés y abrázale la verga con la lengua — decía Tiffany desesperada, Luz asentía y Braulio se retorcía y gemía enseguida de las instrucciones.
— ¡Si! ¡Así! — decía desesperado disfrutando y clavándole más agresivamente la verga.
Comenzó a tomar ritmo, iba y venia más rápidamente en la boca de Luz, ella daba arcadas y la saliva escurría por todos lados, Braulio se retorcía y gemía sin vergüenza y le follaba la cara cada vez más rápido.
— Tiene mucho que aprender se la tendrá que chupar más veces — le decía Tiffany nerviosa a Franco.
— Si — dijo firmemente él, sabía que era un truco barato, mordió el anzuelo feliz.
Eso fue música para los oídos de Luz, Franco dijo que si, haría que cumpliera su palabra, fue emocionada a chupar a más velocidad y Braulio se retorcía ante su lengua.
— Quiero tragarme tu corrida — dijo desesperada recordando lo que su amiga le dijo sobre que era súper cachondo tragarse eso y ella definitivamente lo deseaba, Braulio comenzó a masturbarse furiosamente, ella abría la boca por completo y sacaba la lengua en un gesto exagerado.
— Ahorita está bien así, pero tiene que aprender a sacarle la corrida a mamadas ¿Ok? — dijo Tiffany histérica buscando la cara de Franco.
— Si — dijo igual de desesperado, pero sin dejar de ver el espectáculo ni un solo segundo — Se la tendrás que chupar más veces hasta que aprendas bien — le dijo ansioso a Luz, ella asintió viéndolo medio segundo y regresando a ver la verga de su amante.
Braulio soltaba su verga y la metía desesperado en la boca de Luz, quien de inmediato abrazaba ese enorme pedazo de carne con los labios y lo rodeaba con la lengua, fue abrumador para ella, primero sintió como ese falo de carne se retorció en su lengua firmemente, se ponía tenso, más duro aún y en su lengua caía un espeso, caliente y amargo líquido viscoso, él gemía y la mantenía con fuerza con ambas manos en su lugar, luego la verga de Braulio se relajaba y volvía a tensarse furiosamente en su lengua y más de su asquerosa corrida le llenaba la boca, él gemía y se retorcía mas, luego de nuevo, luego otra vez, ella sintió el más grande asco que había tenido en toda su vida, no tenía la más puta idea de porque lo disfrutaba tanto.
Afuera Franco vio como ella apretaba los ojos, se sostenía desesperada del trasero de Braulio, hacia caras de asco y sobresalía un pedazo de la verga de Braulio lo suficientemente grande para poder ver cómo palpitaba violentamente mientras la mayor parte estaba dentro de la boca de su novia que hacía las caras de asco mas obsceno que le había visto hacer.
1, 2, 3… 4, 5… 6 violentas palpitaciones de la verga de Braulio que gemía escandalosamente y por fin parecía calmarse, sacaba su verga lentamente de la boca de ella, Luz echaba la vista hacia abajo y tragaba con enorme dificultad ese espeso atole amargo que tenía en la boca, los 3 la veían atentamente y cuando ella alzó la vista abrió la boca imitando el porno que había visto y todos reían un poco al ver su boca completamente vacía, aunque el sabor amargo y la sensación espesa no se iban. Braulio reía un poco y le pasaba la punta de la verga por la cara embarrándole esa última gota que siempre queda.
— ¿Te gustó? — preguntaba el hombre de veintitantos con su viril voz.
— Demasiado — decía honestamente la chica recuperando la respiración, volviendo a la realidad, de pronto parecía súper bizarro que la novia y el novio de ellos estuvieran viendo tan atentamente y se levantó enseguida para ir al baño.
— Deberíamos irnos — dijo Tiffany ansiosa mirando a su novio guardar su verga.
— ¿Y lo demás? — preguntó Franco nervioso.
— Practiquen esto por mientras, luego él podrá enseñarle más ¿Ok? Si viste como ¿No? — le dijo rápidamente a Franco mientras abrazaba a su novio ¿Ella estaba celosa y quería huir de esa locura? ¿O necesitaba ser follada como perra inmediatamente?
— Si, ok — decía Franco aún aturdido por todo lo que había sucedido.
Franco acompañó a la pareja a la puerta de salida, Braulio le lanzó una sonrisa socarrona al final, Tiffany una sonrisita pícara de complicidad. Cuando él regresó al cuarto, Luz se ponía el brassier y lo veía nerviosa, él entró lentamente y ella acomodaba sus copas.
— Hola — saludaba torpemente él, ella lo veía en silencio — ¿Estás bien? — preguntó nervioso, ella desvío la mirada.
— Ammm si ¿Por qué? — dijo tontamente — ¿Tú? — alzó la vista para mirarlo a los ojos.
— Si si, claro… — se veían sin atreverse a acercarse, ella sentada en la cama, él de pie a lado de la puerta — Ella tiene razón — dijo con la boca seca, ella lo miraba esperando — Debes aprender a hacerlo mejor — dijo con el corazón a tope.
— Si, ¿verdad? — dijo nerviosa y sonreía igual.
— Deberías hacérselo más — dijo atreviéndose, no quería ¿O sí? ¡Carajo! Todo era tan confuso.
— Si — respondió ella de inmediato — Tener más práctica — decía nerviosa, pero firme, tampoco sabía si lo quería realmente, todo había sido una locura, su boca aún sabía a semen, no quiso lavar sus dientes, se sentía bien — También debería practicar contigo — remató débilmente sin verlo a los ojos.
— Si… — dijo él acercándose por fin, ella se acomodaba para estar de frente a él — Quítate el brassier — dijo firmemente y ella lo retiró feliz, por fin él tomaba la iniciativa.
Franco sacó tímidamente su verga frente a ella igual que ella sacaba a pasear su lindo par de tetas, él no se había tomado el tiempo de apreciarlas, eran tan lindas, tan redondas y cálidas al tacto. Luz comenzó a darle una mamada lenta y pausada, Franco se sentía inseguro por la obvia diferencia de tamaño y grosor, pero la boca de ella se sentía asombrosa bajando y subiendo en su verga, superó pronto la pena y se entregó al placer de la boca de su linda novia. Ella lo hizo despacio, pero profundamente, comía toda la verga de Franco sin mucho esfuerzo y él se retorcía, después de 2 minutos él eyaculó en su boca sin decirle nada ni hacer ruido, sintió que no debía armar alboroto, después de la enorme verga de Braulio, lo suyo era un pequeño postre contra el enorme platillo fuerte de él.
Se sentó en silencio a lado de ella guardando su verga y ella tragaba sin mucho esfuerzo la pequeña corrida de su novio, ella pensaba en la diferencia de abundancia ¿Será por el tamaño? Él la abrazo dulcemente por encima de los hombros.
— Te amo — dijo él firmemente, necesitaba esa conexión y necesitaba hacerla sentir segura.
— Te amo también — decía ella jubilosa besándole la mejilla.
— ¿Te gustaron sus mamadas? — le preguntaba Tiffany a Braulio lujuriosamente mientras él se la follaba a cuatro patas en su departamento, aplaudiendo ruidosamente sus enormes nalgas contra su pubis.
— Bastante — decía el hombre lujuriosamente disfrutando la vista del culo de su novia.
— ¡Tienes que follartela! —Decía lujuriosa y desesperada entre gemidos
— Si, tiene el culo más lindo que tú — le decía cruelmente y aumentaba la velocidad, ella gemía desesperada.
——————
Síganme en mi Twitter @Homelander_One.