Esta es la continuación de mi relación con Roberto, y en esta ocasión les relato la primera noche que dormí en su departamento.
Desperté en la cama de Roberto, mi cara en su pecho todavía, no tenía idea de que hora era pero ya parecía tarde, porque empezaba a oscurecer, me sentía sucio, sentía todo mi cuerpo pegajoso, mi vientre y mi pecho estaban llenos de mi semen, al igual que mis nalgas y la tanguita, incluso las medias las sentía húmedas, Roberto todavía dormía, me levanté despacio, procurando no despertarlo y me dirigí al baño, me quité la tanguita y las medias y descargué el semen de Roberto que quedaba en mi colita, y me metí a dar un regaderazo a fin de limpiar mi cuerpo. El agua tibia cayendo en mi cuerpo se sentía tan bien, que me quedé algunos minutos disfrutándola, exploré mi colita, y aunque me ardía un poco, sentía que ya no estaba tan abierta y se estaba cerrando, claro en lo que cabe, después de las cogidas que Roberto me había dado.
Terminé mi baño, me sequé y salí del baño desnudo, Roberto seguía durmiendo, estaba durmiendo de costado y me acomodé de cucharita rozando mi piel con la suya, procurando no despertarlo.
Estaba a punto de volver a dormirme cuando siento que se despierta y va al baño. Seguramente también se sentía sucio porque escuché el ruido de la regadera, al regresar me contempla despierto y me pregunta:
– Amor, ya está anocheciendo, quieres que te lleve a casa?
– No amor, hoy puedo quedarme a dormir, si tú quieres??- le contesté.
Sus ojos brillaron y su rostro dibujó una sonrisa.
– Amor, me haces tan feliz, me pone tan contento que hoy durmamos como marido y mujer, te amaré toda la noche, mi Ariel, mi amor, te prometo que esta noche será inolvidable.
Se acostó junto a mí y me abrazó, sus labios buscaron los míos y me dio un beso, muy tierno, mordisqueando suavemente mis labios, acariciaba su pecho, sus manos acariciando mi piel, muy suave, despacio, sin prisas, mi mano bajó a su vientre y continúo con su entrepierna, encontrando su verga y sus huevos, su verga estaba morcillona pero a medida que mi mano recorría su verga sentía que poco a poco se iba poniendo más dura, me encantaba sentir su verga en mi mano, como crecía y se ponía dura y recorrer la piel que cubre sus huevos, grandes y pesados.
Besaba mi cuello, mordisqueaba mi oreja, succionaba el lóbulo de mi oreja, su mano recorría mi espalda y mis nalgas, estaba en las nubes, era tan tierno, nada que ver con el Roberto salvaje de hace unas horas, otra versión de Roberto, suave y dulce, pero igual me encantaba.
Un par de sus dedos recorrieron mis labios y presionaron suavemente, abriendo mi boca y empecé a chuparlos en forma golosa, como si fuera una paleta, sus dedos recorrían mi lengua y paladar, los metía y sacaba de mi boca, los sacó y dirigió a mi colita, abrió mis nalgas y sentí sus dedos húmedos recorrer mi rajita, frotando la entrada de mi agujero, con la yema de sus dedos, muy lento y suave, mi piel se erizaba y gemía de placer.
Se llevó sus dedos a la boca y los saboreo.
– Mmmm, amor, que rica sabe tu colita, que dulce, me excita tanto.
Puso abundante saliva en la punta se sus dedos y los regresó a mi colita, humedeciendo mi hoyito y sentí que poco a poco un dedo se introducía en mi colita, mi colita, solamente hasta la mitad.
– Mmmm, amor, que rico, ya está cerradita, siente como se va abriendo.
– Ven, chúpame la verga.
Me tomó del pelo y empujando un poco, me fue guiando y arrodillándome en la cama, acerqué mis labios a la punta de su verga. Saqué mi lengua y empecé a chupar su verga como si fuera una paleta, recorriendo con mi lengua la cabeza, el frenillo y el tronco, al tiempo que puso más saliva a sus dedos y regresaron a mi culo, ahora eran dos dedos los que entraron a mi colita y se sentía delicioso, sin ninguna incomodidad, solo placer. Estuvimos largo rato acariciándonos, prolongando el placer, hasta que me pidió recostar en la cama boca arriba, tomo mis pantorrillas y las acercó a su boca, besándolas lentamente, recorriendo cada centímetro de mi piel, el tronco de su verga reposaba en ml perineo y la cabeza tocaba mis huevos, en esta posición mis nalgas quedaban abiertas y me gustaba, es muy erótico.
– Ay amor, me encanta, que rico, aghhh, siento delicioso tus labios y tu verga rozándome, me excita tanto que seas tan tierno – Le dije
– Si mi amor, tenemos toda la noche para disfrutarnos, lento, suave, sin prisas, gozándonos, cierra los ojos y disfruta.- Me contestó Roberto
Obedeciendo a Roberto cerré los ojos y disfrute sus caricias, tomo uno de mis pies y lo recorrió con su lengua y al llegar a mis dedos los metió en su boca y los succionó uno por uno, corrientes de placer recorrían mi cuerpo, me sentía en el paraíso, gozaba, sentí una corriente eléctrica recorrer mi cuerpo y gemía sin parar.
– ghhh, amor, aghhh
Empezó a mover su verga sobre mi perineo, y chocaba con mis huevos, el roce se sentía tan rico, su verga ardiente y dura goteaba precum y formaba un sendero viscoso, sobre el cual resbalaba su verga.
Sentí que tomó su verga y la guio a mi rajita, pensé que me la iba a ensartar y aflojé el cuerpo, pero me equivoqué, solamente recorría la rajita y jugaba con mi hoyito, punteaba suavemente, pero sin meterla.
– Metémela amor, ahhh, metémela ya, me vuelves loca
Veía su cara y disfrutaba viendo como me hacía gozar, creo que quería volverme loca de placer.
– Espera amor, disfruta, se siente tan rico, te dije que iba a amarte toda la noche y es lo que estoy haciendo, relájate y goza.
Siguió jugando con mi rajita un rato más, cada vez que punteaba en ml colita, pensaba que ya me la iba a meter, pero no era así, era como si mis labios del culo le dieran un beso a la cabeza de su verga, empujaba, pero no lo suficiente para abrirme, su boca seguía succionando los dedos de mis pies y acariciando mis piernas, no sé cuanto tiempo habrá durado, ya había perdido la noción del tiempo cuando por fin sentí que mi colita se abría y entraba la cabeza de su verga, despacio y suave, por primera vez, no sentí ningún ardor, solamente placer, a pesar de que no me había puesto lubricante, mi colita solamente tenía su saliva y precum
–mmmm, por fin, aghhh, sentía que ya no podía más, sigue amor, cógeme- Le dije
– Yo tampoco podía más amor, también para mí era difícil no ensartarte, pero no quiero correrme, quiero aguantar lo más que pueda- Me dijo Roberto
Poco a poco, milímetro a milímetro su verga iba entrando, muy despacio, sentía como me abría, despacio, muy despacio, pensé en culear empujando mi culo y apresurar la penetración o apretar mi culo, pero eso seguramente apresuraría su corrida, y eso era precisamente lo que no quería Roberto, así que solamente cerré los ojos y disfruté.
Después de un rato de mete y saca lento por fin sentí sus huevos rozar mis nalgas y gemí de satisfacción, empezó a embestirme, lento pero profundo, el roce de su verga a mis paredes internas me volvían loca y gemía cada que su verga se estrellaba en mi próstata masajeándola lentamente, esas embestidas duraron largo rato y ya sentía las piernas acalambradas y seguramente también Roberto estaba cansado porque me pidió cambiar de posición, y ponerme de costado, en posición de cucharita. Me acomodó y me ensartó nuevamente, lento y profundo. Sentir todo su cuerpo rozando el mío me excitaba mucho, sentía sus brazos apretarme a su cuerpo, acariciar mi vientre y pellizcar suavemente mis pezones, al tiempo que besaba mi cuello, mis orejas y mi boca, susurraba a mi oido,
– Ufff, mami, que calientita estás, me excita tanto tu suave piel, vas a ser mi hembra toda la noche, hermosa, mi Ariel.
Sentía tan rico, sentí que me desmayaba de placer, continuó largo rato embistiéndome y acariciándome hasta que aceleró sus movimientos y las embestidas se fueron haciendo más rápidas, y por fin después de un largo rato sentí que explotaba dentro de mi culo, su corrida no fue tan abundante como las anteriores, pero igual me encantó, me ayudó a correrme masturbándome, mientras seguía embistiéndome y en segundos exploté, me dio una nueva embestida profunda y se quedó quieto, sentía su respiración en mi nuca y susurró a mi oído.
– Gracias amor, me encantó cogerte así, pero ya es tarde y debes tener hambre, quieres que pida algo para comer??
Me sentía tan a gusto en esa posición y si verga en mi colita, que no quería que se moviera y aunque realmente tenía un poco de hambre, le respondí:
– No amor, no te muevas, me gusta estar así en tus brazos, no tengo hambre – mentí.
Siguió acariciando un rato mas mi cuerpo, sin sacar su verga de mi culo, sentí que poco a poco se iba poniendo flácida pero nunca abandonó mi culo, así nos quedamos nuevamente dormidos.
En la madrugada sentí que me tomaba de la cintura y moviéndose miy lento y suave, todavía tenía su verga en mi culo y poco a poco se iba poniendo dura, era una sensación rara pero excitante, mis pliegues se iban estirando y sentía como se iba expandiendo su verga dentro de mi cuerpo, empezaron las embestidas muy lentas, creo que Roberto pensaba que estaba dormido y no quería despertarme, pero arqueé la espalda y empujé mi colita para atrás y se dió cuenta que no dormía.
– Uffff, perdona amor, pero me pone tan tieso tu culito. Me encanta, no puedo dejar de cogerte.
– Agghhh, sigue amor, soy tuya, dame duro, mi culo es tuyo – contesté.
Empecé a culear, y apretar su verga con mi colita, sus embestidas aumentaban de intensidad al tiempo que buscó mi boca y me dio un beso ardiente, la cogida fue rápida, alrededor de unos 15 minutos hasta que sentí que nuevamente descargaba su leche dentro de mi cuerpo, mis gemidos se ahogaban en sus besos, me volvió a embestir duro y sentí que exhaló en forma profunda en un largo -ah, estuve apretando y aflojando la colita unos segundos más y pronto nos volvimos a dormir, nuevamente sentía que su verga se iba poniendo flácida dentro de mi culo, incluso sentía como palpitaba.
Mañana sería otro día y esperaba con ansias que sorpresas me esperarían.
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