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Mi psicólogo y yo
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Soy Adriana y voy a relatar una historia que pasó recientemente.

Un jueves después del trabajo decidí salir a un bar con un amigo, le comenté que tenía una cita con mi psicólogo a las 8 pm (está hora era porque él llegaba a esa hora de su trabajo), fuimos en mi auto sin problema. Platicábamos de cosas normales cosas en las cuales ambos estábamos de acuerdo. Pasamos un par de horas juntos, ese día él decidió ir con unos amigos a otro bar, que previamente le había hablado por teléfono, me dijo que si lo llevaba a ese lugar de reunión con sus amigos y yo accedí. Lo lleve, nos despedimos y me fui rápidamente a mi cita con mi psicólogo. Justo llegando le mande un texto pea confirmar mi llegada, recibí una respuesta simple de "ya bajo".

Mientras esperaba afuera recordé que mi laptop estaba en el auto, rápidamente decidí ir por ella, sin percatarme que ahí había guardado todas las cosas de putita que tenía en mi auto (las guarde para que mi amigo no las viera, ni mucho menos sospechara nada). Sin percatarme agarre la mochila y me la lleve dentro de su casa. Por fin salió después de 2 minutos esperando fuera de su casa, me invitó a pasar como de costumbre.

– Pasa, estás en tu casa.

– Muchas gracias.

Pase como de costumbre, ya sabía el camino hacía su consultorio, así que pasé sin pena alguna. Llegando me senté como de costumbre, por su puesto sin algún nervio de todo lo que traía conmigo. Empezó la consulta y todo iba normal, hasta el punto que llegamos a hablar de mi sexualidad, preguntas rutinarias, preguntas directas, incluso preguntas que sinceramente me hacían imaginar tantas cosas. Todo iba tan tranquilo, cuando de pronto, una corazonada me dio, no sé como me dio por ver mi mochila y para mi sorpresa, al ver toda esa ropa de puta me puse nerviosa. El noto mi nerviosismo y me cuestionó…

– Todo bien Adri? (yo llevo una vida como travesti desde hace tiempo, por lo cual él sabe toda mi verdad).

– Si todo bien… Por qué? Has notado algo?

– No, solo que te note nerviosa muy drásticamente.

– Todo bien… No te preocupes.

Así fue todo, de pronto empezamos a hablar de solo sexualidad, sinceramente eso me puso muy caliente, demasiado caliente para ser mi Psicólogo. Mientras él me preguntaba cosas, yo me sentía más caliente por más tiempo. Llegó el tiempo en él tocó el tema de Adriana, por lo cual empecé a ponerme muy nerviosa… Y sin duda alguna, los nervios me mataban.

– Alguna vez has sabido lo atractiva que te ves mientras estas frente al espejo?

Realmente no sabía que responder, de pronto Adriana entró a escena y controlo todo, con nervios y a la vez segura de mi le dije que

– Sí… Me había notado atractiva

Él guardo silencio unos segundos… No sé cómo lo supo, pero me preguntó:

– Te noto algo extraña el día de hoy. Estas bien…?

– Emmmm, si… Solo que…

Guarde silencio unos segundos…

-Tengo algo que mostraste…

En éxtasis por todo lo que habíamos hablado decidí ir al baño, el cual estaba al lado del consultorio. Llegando al baño no sabía realmente lo que hacía, sin embargo lo hice. Me vestí de Adriana, con ropa que tenía en mi mochila. Salí del baño y me dirigí a su consultorio. Esteban (nombre de mi Psicólogo) esta es mi verdadera yo, una zorra puta, que le gusta la Verga, de momento no era consciente de lo que decía y hacía. Ahora crees que soy una buena chica? Crees que realmente debería ser Adriana todos los días?

Me miro sorprendido.

Por lo cual le dije:

– Bastantes veces me has preguntado si me había tomado fotos de mi vestida, entonces observa, esta soy yo, Adriana tal cual.

Me miró simplemente sorprendido, note que había sido muy sorpresivo todo.

– Esteban… Estás bien?

Le pregunté mientras él me miraba con una mirada que no había notado en él anteriormente.

– Estas tan linda como lo suponía

– Mencionó Esteban con una voz de nervios.

Me senté en el sillón de consulta y me cruce de piernas.

-Ahora podemos seguir la consulta?

Le dije con una voz sensual y llena de calentura.

Lleno de un no sé qué dijo:

– Claro que seguimos, solo que sinceramente me ha sorprendido ese cambio. Sé que no es ético, pero he pensado tantas veces como serías Adriana, y sin duda alguna, eres hermosa…

-Gracias, sin embargo siento que soy muy fea.

-Claro que no, eres fabulosa. Sabes, realmente no imaginaba que fuera tan linda.

Sinceramente solo quería mostrarle como realmente yo era. Me levante de ese asiento incómodo, decidí levantarme de una manera sutil y femenina, di media vuelta, le mostré mi trasero (considero que mi trasero es muy lindo), esperé un poco y me puse de frente. Mencionado mis cualidades con mi trasero me dirigí a la salida. Note que él me miraba fijamente, ya que tenía un vestido corto, y dejaba entre ver mis nalgas. Salí de un momento para ir al baño, inmediatamente y me percaté que por el momento olvidé mi mochila, regrese y para mi sorpresa él se estaba tocando. Fue algo maravilloso y a la vez tan raro, simplemente pensar que haya causado esa sensación en él. Sin más, les cuestioné que estaba pasando… Él anonadado respondía simplemente un:

-No es lo que piensas…

Continuará…

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