Llegamos a la iglesia, cuando faltaba media hora, para la ceremonia.
Saludamos a todos los familiares y conocidos. Todos decían que yo estaba hecho un hombre, y que mi madre estaba jovencísima, no pasan los años por ti, le decían todos.
Mientras el cura, daba el sermón, le dije a mi madre al oído, ves todo el mundo, ha reconocido lo guapa que estás, y lo joven que se te ve.
-Gracias cielo -me respondió acercándose a mi oído, mientras entrelazábamos nuestras manos.
Salimos de allí, y fuimos al restaurante del convite, estaba muy cerca. Hicimos una parada para echar una meada, y tomar una cervecita rápida. Estaba seco.
Nos sentaron con unos primos, los cuales conocíamos y lo pasamos genial.
Mientras cenábamos, miraba a mi madre y la veía contenta, sonriente… estaba en su salsa.
Tengo que reconocer que yo también, me lo estaba pasando muy bien. Menos mal que he venido, pensé.
Terminó la cena, y repartieron puros, yo pensaba que eso no se hacía ya. Cogí uno, no fumo hace 7 años, pero nunca digo que no a un puro.
Tras levantarnos de la mesa, me acerqué al bar de la barra libre, pedí un gin-tonic para mí y una tónica con un chorrito de ginebra para mi madre.
-Dónde vas? cariño -me preguntó.
-Al jardín a fumarme el puro -le dije.
-Vale me quedó aquí con la prima Luisi -dijo ella.
Estuve charlando con unos primos, de fútbol, trabajo, pero cuando me quedé solo, salió mi madre a mi encuentro.
-Cariño otro gin-tonic?-me propuso.
-No se Ma, he bebido, vino y un par de wisskis…
-Bueno hijo, disfruta, yo también me he pasado con el vino, pero un día es un día. -dijo sonriente, mientras bailoteaba.
-Tú quieres emborracharme para aprovecharte de mi. -Dije sin reírme, lo más serio que pude.
-Si hombre, ni en tus mejores sueños, apuntó mientras apretaba mi carrillo con su mano. -Me dio un beso en la mejilla.
-Ma, sabes que tenemos una conversación pendiente. -le dije.
-Si hijo, luego o mañana la tendremos, tranquilo hay tiempo para todo. Sabes, es una pena que solo podamos estar dos días, en Madrid. Me gustaría conocerlo. -Dijo entristecida.
-No te preocupes Ma, un fin de semana, que podemos te traigo y lo vemos, te lo prometo. Así de paso a ver si puedo hacer algo contigo, aquí no pareces la misma que en casa, pensé.
-Venga tira esa mierda de puro ya, y ven a echar un baile con tu vieja madre.
-Voy volando. Lo que tú mandes mi reina.
Aproveché la oscuridad que me regalaba la sala, y agarré a mi madre por su cintura, ella a mí, por los hombros. Me pegué a ella, un poco más de lo que haría un hijo y una madre normal, en ese momento, estaba otra vez como una moto, empalmado a más no poder. Mi madre, sintió mi paquete contra ella, pero no dijo nada. Se me ocurrió bajar mi mano derecha al culo de mi madre, para comprobar que había escogido bien su ropa interior, y no se marcaban la costura de las bragas.
-Luisja -ya vale dijo tajante mi madre.- Da ahora mismo un paso para atrás, deja de restregar tu dura cola, contra mí y no me toques el culo, nos puede ver cualquiera y no quiero. Bajo ningún concepto quiero que piensen lo que no es.
Le hice caso a sus dos órdenes ipso facto.
-Luego en el hotel, lo que quieras -dijo mi madre.
-Como? Es lo que estoy pensando? -pregunté con sorpresa.
-No hijo no, eres un extremista, te dan un dedo y coges toda la mano -protestó.
Le di un casto beso en la mejilla, mientras le decía, no te enfades que te pones muy fea.
Todo el evento acabó, sin novedad alguna.
Rondaban las 3 de la mañana y nos despedimos de todos.
Salimos del restaurante y pusimos rumbo al hotel que estaba a tiro de piedra.
Mi madre me agarró del brazo, y cuando nos habíamos alejado, dos calles, y comprobó que no venía ningún conocido, me paró en seco, se agarró de mi cuello y me dio un largo beso en los labios.
Yo aproveché para bajar mis manos a su culo y se lo sobé a base de bien, esta vez a dos manos. Arrimé mi dura polla contra su vientre, pero esta vez no dijo nada. Nos fundimos en un beso, eso sí sin lengua, que duró más de 1 minuto.
-Ves mi niño, aquí no hay problema, nadie nos ve. En la boda, creo que no era el lugar -dijo muy tranquila.
-Te quiero mucho Ma.
-Yo también tesoro. Sabes? lo he pasado muy muy bien. La verdad que estoy un poco contentilla por el vino. Pero estoy perfecta. -Dijo con una sonrisa de oreja a oreja.
Pensé que tenía que aprovechar, ese "contentillo" para ver si pasaba algo entre nosotros.
Llegamos a la habitación, esa noche tenía que pasar algo, entre nosotros, sino exploto. No podía más, sabía que no me la iba a follar, pero, si hacernos unas pajas o algo.
-Buff, estoy molida de tanto bailar -dijo mi madre, sentándose en uno de los butacones que allí había.
Se quitaba los zapatos, mientras yo traía dos gin-tonic del mini bar. Quería seguir la fiesta un poco más.
Me senté en el otro butacón y dejé los vasos, en la mesa que había entre los dos.
-Suéltame la cremallera, para quitarme el vestido -dijo levantándose.
-No Ma, déjatelo estás preciosa con él -no podía dejar de mirar esas preciosas piernas, con esas medias que tanto la estilizaba. Me hizo caso y se volvió a sentar.
Allí tranquilos, supe que era el momento de sacar la conversación que habíamos dejado por la tarde a medias.
-Ma, es verdad que tú con papá, solo el misionero en tantos años de casados?
-Si, hijo si, solo el misionero. Además desde esta tarde, estoy dándole vueltas, a lo de que igual nunca he tenido un orgasmo.
-Nunca le has hecho una paja? o un 69? no me digas que papá no te ha hecho un buen cunnilingus nunca? -la conversación iba subiendo de tono.
-Un coni que? -dijo mi madre sorprendida,
-Ja ja Ma –protesté- de verdad que no sabes que es un cunnilingus?
-No hijo no. ENE-O, me vas a explicar qué es? seguro que es alguna guarrada de esa que hacéis los jóvenes -protestó.
-Ma, un cunnilingus es que te coman el coño, que te chupen el clítoris, que te lo succionen… eso es a grandes rasgos.
-Pues nada, hijo lo de 69, sé de cuando se juega al bingo, la típica gracia del número erótico, pero no sé tampoco que es -dijo ella.
-Pues Ma, es que tú le comas la polla al chico y él te como el coño. -Le expliqué.
La cara de asombro que ponía mi madre, era un poema, mientras le daba un sorbo a su vaso. Estaba alucinando la pobre.
-Paja sí que le hice a tu padre algunas cuando éramos novios, como no podíamos follar, pues así lo tranquilizaba un poco, pero bueno un par de ellas, poco cosa. Tu padre era muy fogoso, siempre quería follar, estaba caliente las 24 horas, pero ahora, ya hace casi un año, que nada.
-De una buena cubana ni hablamos no? -le pregunté.
-Que tienen que ver las de Cuba, en esta conversación? -respondió ella.
-Buff déjalo Ma. -Aquí hay mucho trabajo que hacer, me pensé para mí, mientras me la estaba comiendo con la mirada.- Y alguna vez se la has chupado a papá? -le pregunté intrigado.
-No, hijo tampoco, nunca me lo pidió y yo en la cama, lo justo. Somos de otros tiempos, otra educación. Antes no era como ahora que con internet, podéis aprender y ver de todo.
Esto ya no podía parar, me tenía que lanzar, tenía que llegar a hacer algo con ella… lo que fuese.
-Ma, quieres saber que se siente cuando se tiene un orgasmo? -me atreví a decir.
-Hijo, creo que te quieres pasar de listo. Para el carro. Ni lo sueñes que veo tus intenciones.
-A ver Ma, si quieres te puedo enseñar donde tienes y como hay que tocar para llegar a él. -Me tiré a la piscina, ahora o nunca.
-No se hijo, no lo veo. Que mi hijo me diga, como me tengo que tocar el chocho pues… Además hijo, ya estoy con la menopausia, hace tres años o así, que no tengo la regla, tengo eso muy reseco y dormido.
-Bueno Ma, eso tiene solución, todo tiene su lado bueno.
-Cual? -se apresuró a preguntar.
-No te puedes quedar embarazada -le dije riéndome.
-Calla bobo -contestó ella- lo que me faltaba a mi edad.
-Piénsalo Ma, te aconseje cambiar tu vestuario, me has dado la razón, te has depilado el coño, también me has dado la razón. Creo que si llegas a tener un orgasmo, verás, como ha merecido la pena. Y me vuelves a dar la razón otra vez.
Estuvo dudando durante unos segundos, el silencio se podía cortar.
-Está bien dijo mi madre -pero yo pondré las normas, vale? -No conteste.- vale? -volvió a preguntar, al no tener respuesta.
-Vale Ma -sabía que luego iba hacer lo que yo quisiera, cuando tuerce un poco su brazo, hago con ella lo que quiero.
-Estaremos separados, no me tocarás, solo me dirás como lo tengo que hacer, y cuando esto acabe, los dos lo olvidaremos esta noche para siempre. Vale? -volvió a preguntar mi madre.- Vale? para siempre -sentenció.
-Si Ma, lo haremos como tú mandes -la polla me iba a reventar. Estaba a punto de ver hacerse una paja a mi madre… No me lo podía creer.
-A ver, por donde empezamos? -preguntó inquieta.
-Pues por quitarte el vestido Ma, me puedo acercar para bajarte la cremallera? -le dijo en tono burlón.
-Hijo que me voy a dormir, y esto acaba aquí.
-No ma No, lo siento -respondí rápido.
Me acerqué a ella por detrás, le agarré de la cintura, quería que estuviera a gusto y de paso ponerla un poco a tono. Empecé a besar su cuello, sin todavía haber soltado su vestido, le di mordisquitos, por el cuello, y no paraba de besarla mientras le bajaba la cremallera del vestido.
Cayó al suelo y apareció, ese precioso cuerpo, con esas bragas transparentes. Me restregué un poco contra su culo. No decía nada se dejaba hacer. Solté su sujetador, y le di la vuelta, le besé en los labios, intenté meterle la lengua, pero no tuve respuesta, insistí, pero nada. Me separé y entonces le pregunté.
-Ma, nunca has dado un beso con lengua?
-No, hijo yo solo picos, y besos de tornillos de los de la bodas… -dijo
Reí.
-Ma, te voy a enseñar. Tienen que jugar tu lengua con la mía, hacer círculos, juntarse… y sobre todo disfrutar del beso -le dije.
Volví a insistir, esta vez metió su lengua y casi me produce una arcada.
-No tanto Ma -le dije- más despacio y no la metas tan adentro. -Me hacía caso, y mejoraba, parecía una quinceañera, dando su primer beso.
Enseguida le cogió el truco, y no paraba, me tuve que separar yo.
-Empezamos ya? -le propuse
-Cuando tú quieres mi vida. Estoy más que lista
Le bajé, sus preciosas bragas, entonces ella fue a quitarse las medias y el liguero. La paré en seco.
-No Ma, déjatelo te sienta muy bien.
-Como tú quieras -acertó a decir.
Separé un poco el butacón para que se acomodara en él, y hacer caso a sus reglas. Por nada del mundo quería que se acabaría aquel juego.
Se sentó en él.
-Y ahora? -preguntó.
-Sabes dónde tienes el clítoris? -le pregunté.
-Si hijo algo de anatomía sé -respondió como dolorida por esa pregunta.
-Pues acariciarlo con suavidad.
Ver a mi madre desnuda en esa butaca, con esas medidas abierta de piernas, con su precioso coño asomando, era lo mejor que me había pasado en mucho tiempo…
Comenzó a tocarlo, pero sus movimientos, eran bruscos demasiado rápidos, creo que no era capaz de encontrar su clítoris.
Me acerqué para ayudarle, pero al acercarme, me paró en seco.
-Hemos dicho sin tocar. -Protestó.
-Pues Ma, ya me dirás cómo te explico dónde te tienes que tocar… volvió a dudar unos segundos.
-Está bien, a ver. -Dijo ella.
Me acerqué por detrás, empecé a besar su cuello de nuevo, y pude ver como su bello se erizaba, se estaba poniendo cachonda.
Entonces llegó el momento que tanto espera desde hace una semana, toque todo su coño, toqué sus labios, y pude comprobar como mi madre tenía razón, eso estaba seco. Sin dejar de besar su cuello, encontré su clítoris a la primera, se lo toqué, le enseñé como tenía que hacerlo, círculos, subirlo, bajarlo, pero con mucha suavidad. Me volví a separar y ella empezó a tocarse como le había enseñado. “Espera no pares, sigue con los besitos en el cuello”.
Supervise como lo hacía, pero vi que de seguir así, se cansaría y no llegaría al orgasmo. Entonces fui al baño, me di bien de jabón en los dedos de la mano derecha, y fui de nuevo hacia mi madre. Estaba decidido de que tenía que hacer que tuviese un orgasmo.
Cuando estaba a un metro de ella, le di otro beso con lengua, el cual respondió muy hábilmente, volví a buscar su clítoris, con mi dedo gordo, mientras que con los otros, le lubricada bien la parte interior de su coño. Fui metiendo dos dedos, mientras que con el gordo jugaba con su clítoris. Sacaba ya los dos dedos, como si fuese el coño de una veinteañera, ya lo tenía bien lubricado y no le dolería.
Seguí con el largo beso, pero al poco pude ver cómo echaba su cabeza para atrás. Empezó a gemir y a retorcerse, como una culebra, “AHh” dijo, supe que iba por buen camino.
Al poco tiempo, tuve que darle un cojín para que se tapase la boca, sino despertaría a todo el hotel.
Qué manera de gemir.
-Si mi amor, no pares, me gusta, me gusta mucho, me encanta. Me estas matando de gusto. Sigue sigue ah ahhh. Por sus movimientos, creo ya había tenido un orgasmo, bueno unos o más. Creo que mi madre era multi orgásmica y no lo sabía.
Después de más 10 minutos, mis dedos no podían más, se me cansaban.
Cuando ya iba a parar, mi madre quitó mi mano de su coño con la suya.
-Para por favor, no puedo más, ya vale. Te quiero -me dijo.
Fue a levantarse, pero cayo redonda al suelo, le fallaban hasta las piernas estaba claro que ya sabía que era un orgasmo. Tras el primer orgasmo de su vida, mi madre no era capaz de articular palabra.
Le ayudé a levantarse y la volví a sentar en el butacón. Yo no podía más, mi madre me miraba, pero no decía nada, me quité el pantalón, y me bajé los calzoncillos, mientras no me quitaba ojo, viendo que hacía. Comencé a bajar y subir la piel de mi dura polla, me estaba gustando mucho, cogí las bragas de mama, me las llevé a la nariz, eso olor a coño me puso a mil. De mi dura polla, salieron seis chorros muy contundentes de lefa, que acabaron en las bragas de mi madre, tras limpiarme con ellas. Que gusto, madre mía qué pasada… Mi madre me miraba asombrada, pero no decía nada, Solo dijo:
-Hijo, muchas gracias, por todo. Gracias por darme un orgasmo tan bueno. Te quiero con locura, dame un beso y méteme en la cama. Me fallan las piernas hijo, no me puedo ni levantar.
Le quité las medias y el liguero y la metí, desnuda en su cama. Yo me fui a la mía y caímos rendidos… serían ya las 7 am.
Continuará…