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Gracias a mi cuñada
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Tiempo de lectura: 3 minutos

De visitas en casa de un compañero de trabajo sucedió algo para mi impensable, resulta que después de estar bastante tiempo varado en la tierra natal de mis suegros, debido a la pandemia, me reencuentro con mis familiares y amigos, luego de un año exactamente, no faltaron los elogios y abrazos, cuando de repente ingresa una videollamada de mi cuñada, me aparto del grupo con el cual departía alegremente, ya que intuía a que se debía la videollamada, me alejo lo más posible y me dirijo al patio trasero de la casa, a lo más profundo y escondido del terreno, ya que era bastante grande el área, incluso sembraba mi amigo.

Bueno como les comentaba, atiendo la llamada y mi cuñada empieza a rememorar las aventuras que experimentamos, ella, mi suegra y la esposa de mi cuñado, incluso hasta me envió un vídeo donde disfrutábamos a plenitud. La conversación sólo trato del tema y que le gustaría repetir en lo que yo volviese a viajar hasta allá, luego de aquella charla nos despedimos.

En lo que me dispongo a retornar al grupo me detiene una voz, en lo que volteo me percato que es la hija menor de mi amigo, ella tiene 25 años de edad, es casada y con una bebé 5 años, aunque la conozco desde que era una señorita y la miraba como sobrina o algo así, en ese momento lo único que sentí fue vergüenza, ella con una sonrisa en su cara no hizo comentario alguno, pero con toda seguridad afirmo que escuchó cada palabra del diálogo que mi cuñada y yo tuvimos. Me reincorporé al grupo y no la vi más por ese día, regresamos a la casa y por un momento pensé que todo quedaría ahí.

A la mañana siguiente suena mí teléfono, era mi amigo, pidiéndome el favor que le ayudara con un tubo de su casa que tenía una fuga, que él tenía que visitar a su hermana enferma, que en su casa quedaba su hija y su yerna, a los veinte minutos ya estaba en el sitio de destino, la esposa de su hijo abre la puerta y me saluda, entro y me señala el tubo averiado. Después de un momento aparece la hija de mi amigo, todo estaba normal, hasta que tocó el tema.

Le pedí que fuera un secreto entre nosotros, que si mi esposa se enteraba el problema sería grande, ya que se trataba de su familia. Ella me prometió mantener la boca cerrada, pero que le relatará como empezó todo aquello. Apenas concluí el trabajo con la tubería, nos tomamos un jugo, le conté con lujos y detalles, con cada aventura con vivida con la hermana, mamá y cuñada de mi esposa, la hija de mi amigo se ruborizada más, lo mejor fue cuando me pidió ver completo el vídeo, al culminar la historia ella no artículo palabra alguna y por unos breves minutos sólo me observaba, por mi mente pasaba que la muchacha me veía como un pervertido y a las mujeres como a unas cualquieras, yo esperaba que ya saciada su curiosidad todo acabara.

Luego de varios pocos minutos que para mí fueron eternos, agradeció mi confianza en ella y que me iba a retribuir algo que jamás le habría contado a ninguna persona. Me comenta que su único hombre hasta ahora era su esposo, jamás le ha sido infiel, pero ella se sentía inconforme con su marido en la cama, debido que su consorte le hacía el amor de la manera tradicional, que ella le había propuesto cambiar de posiciones, sexo oral o lo que su esposo le propusiera, quería experimentar cosas nuevas, pero él sólo era reacio a dichas propuestas, pero al descubrirme en aquella situación, sintió el deseo de experimentar conmigo, que nunca saldría a la luz. Soy mayor que ella por veinte años, eso no le importaba, además su figura era bastante agradable, tez blanca, senos medianos, piernas torneadas, caderas no tan anchas y lo que más destaca de su figura, sus nalgas redondas y paraditas.

Me llevó a su casa, nos aseguramos que su cuñada no sospechara nada y nos fuimos directo a su recámara, me propuso primero darnos una ducha, yo estaba a mil, nos desnudamos, ella me daba la espalda, me acerqué, acaricié sus nalgas, se sentían duras, me agaché y las besé, entramos en la ducha, nos besamos, lamí sus pechos, ella estaba excitada, estaba bastante aguada, sus jugos se mezclaban con el agua de la ducha, luego de un rato de jueguitos se sentó en la poceta y engulló mi pene, sus labios carnosos recorría cada centímetro de mí verga, ella lo disfrutaba, después de un rato me dijo que lo primero que le gustaría que la cogiera por el culo, así que la llevé a la cama y la coloqué boca abajo, le pedí que levantará un poco la pelvis, le abrí las nalgas, ella con una mano me ayudaba a abrirles también las nalgas, lamía ese culito rosadito y rico, le unte algo de crema y le metía los dedos, uno a uno hasta que el esfínter cedió, estaba tan excitada que me pedía que la penetrara, esperé un momento y le coloque el miembro en toda la entrada del ano, el cual fue cediendo de a poco, al estar toda dentro dejé que su ano se fuese acostumbrando, ella tomó la iniciativa y comenzó a moverse, luego fui quien tomaba el control y aumenté el ritmo de las embestidas, ella jadeaba y gemía, decía que lo que estaba sintiendo era rico, después de un rato hice que sentará en mí y nuevamente la penetré por el culo, ella alcanzó un fuerte orgasmo, quedó tendida, esperé que se recuperara un poco nos acostamos de la y dije que le llenaría el culo de leche y así lo hice.

Descansamos un rato, nos aseamos luego, volvió a darme una buena mamada, al estar mi pene erecto y bien duro, la cogí por la vagina, antes hicimos un 69, al chuparle la chucha, alcanzó otro orgasmo, la cogí en cuatro, parada, sentada y de todas las formas que se nos haya ocurrido, al terminar y con cara de complacida me dijo que le gustaría repetir cuando la ocasión lo amerite.

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