back to top
InicioTransexualesSegunda aventura con una trans increíble (Parte 2)

Segunda aventura con una trans increíble (Parte 2)
S

el

|

visitas

y

comentarios

Apoya a los autores/as con likes y comentarios. No cuestan nada.
Tiempo de lectura: 6 minutos

Siguiendo con la segunda y última parte del relato:

Luego de haber tenido esa primera sesión intensa, amén de que ya me encontraba muy excitado y con ganas de seguir, una pausa no venía mal, para estar enérgicos en lo que sería "el plato principal" del día.

Ella se recostó al lado mío, cuando volvió del baño, y nos quedamos un rato charlando sobre temas triviales, aunque fue una conversación disfrutable.

Ya después de un tiempo, era momento de volver a lo nuestro, y ella tomó la iniciativa con un pequeño masaje en mi pene y testículos.

-Creo que ya hay que meter esto en donde debe. -me dijo mientras lo acariciaba lentamente y el mismo iba tomando tamaño.

-Empezamos con lo clásico? -pregunté, refiriéndome a un buen sexo oral.

No había que decir más, procedió a bajar y acercarse a mi miembro, dando besitos y besitos por todos lados, unas lamidas y luego mientras seguía acariciando, sacó la protección debida, la coloco en mi, y ahí inició su trabajo, toda una profesional.

Al principio solo se enfocaba en la glande, chupadas y lamidas, sin meterlo aún del todo en su boca, mientras con una mano sostenía y hacia múltiples movimientos en mis testículos, agradecidos por semejante masaje erótico que recibían.

Iniciaba lento, pero iba cobrando fuerza y energía, ya empezaba a, como ella dijo, tragarse todo, estaba por completo dentro de su boca, primero solamente lo dejaba dentro y jugueteaba con su lengua (bastante placentero por cierto), luego ya iniciaba el oral típico, el mete y saca cada vez más rápido.

En esta ocasión se colocó de forma que pudiera ver claramente su rostro, cada cierto tiempo me veía a los ojos, con su mirada lujuriosa e intensa.

Iba aumentando la succión y el ritmo, cada vez más fuerte, realmente estaba devorando mi pene; seguimos así unos minutos, luego aumento drásticamente la violencia de su chupada y la masturbada que acompañaba, como rápidamente metía en su dulce boca, era sencillamente sublime, a esas alturas solo podía disfrutar cada segundo de semejante placer que ella me proporcionaba, se sentía maravilloso sentir el calor de su boca, la destreza de su lengua, la humedad que envolvía mi pene, por más que tuviera protección, se sentía cada acción suya; como la experta que es, si seguíamos más tiempo así, me haría eyacular, por lo cual le digo para detenerse.

Luego de más de diez minutos de un sexo oral brutal, ansiaba penetrarla, y ya no había nada que esperar

Decido iniciar arriba, con un misionero, a lo cual se lo pido, y ella se acomoda; era bastante excitante ver su erecto pene, ella procede a lubricar de nuevo su ano, llevándose la mano a la boca para colocarse saliva en la entrada, luego de esto me acerco para ubicar la penetración.

Voy presionando la glande por su ano, el cual iba cediendo lentamente, lo voy metiendo y finalmente luego de un empujón, siento que entra del todo, confirmado por ella y con un gemido de afirmación.

La sensación dentro de su ano era gloriosa, una fuerte presión, se sentía como si mi pene hubiera sido transportado a otro mundo; no podía contener las ganas, deseaba taladrar ese delicioso hoyo, a lo cual primero se lo advierto:

-Te voy a dar bien duro ahora, estas avisada.

-Dale bebé, rómpeme el culo, reviéntame el culito. -no era necesario decir más y las palabras sobraban.

Inicio un mete y saca rápido, fuerte, su ano era mío y pensaba disfrutar cada milímetro de su recto. Sus piernas me rodeaban mientras mis embestidas aumentaban, se oía el golpe de mis testículos por sus nalgas, a la vez que sentía los suyos en mi abdomen bajo; su pene estaba durísimo, y ella se masturbaba con violencia y desesperación, a la vez que gritaba enérgicamente:

-Rómpeme el culo, si papiii… Fuerte carajo, no pares, cojemeee…

Repetía incesantemente, solamente se interrumpía para dar sonoros gemidos ahogados.

Por mi parte, me encontraba extasiado, la penetraba brutalmente, ya sentía cansancio en las piernas de tanto esfuerzo, pero no quería parar, el placer era intenso, sencillamente gozaba invadir ese ano tan perfecto.

Su pene hacía un vaivén excitante cada vez que ella lo soltaba, para luego nuevamente agarrarlo, debido a su primera eyaculación tenía más resistencia, por lo cual se masturbaba de una forma demencial, parecía que se lo arrancaría.

Seguimos así varios minutos, y decidí probar otra posición, ahora si tocaba darle de cuatro.

Le digo para que se gire y que se coloque de perrito, a lo cual rapidamente lo hace, dejando levantadas sus nalgas, pudiendo apreciar toda la belleza de su zona anal, me acerco a ella e inicio el bombeo, su ano ya estaba bien dilatado y pude penetrarla fácilmente.

Nuevamente iniciamos rápido, con fuerza, la sostenía de sus caderas y los movimientos se aceleraban cada vez más. Ella gritaba con su rostro en la almohada, cada tanto me miraba con unos ojos perdidos en la excitación y lujuria y me decía fuerte:

-Así cógeme mi macho, rómpeme el culo! -entre otras frases subidas de tono que cumplían su cometido.

A medida que la penetraba, se escuchaba el sonido de los golpes, sus grandes y colgantes testículos chocaban con los míos, que estaban iguales, ella se seguía masturbando ocasionalmente, aunque con menos frecuencia que en la otra posición, pero seguía brutalmente erecto.

Seguimos en esa intensa y erótica penetración, hasta que siento que me quedaría poco tiempo para la primera eyaculación.

Le doy la vuelta y vuelvo a penetrarla en la posición misionero, mientras le digo que se masturbe fuerte; como si hubiera estado esperando esa orden, vuelve a hacerlo, con tanta energía que parecía que podría desmayarse al terminar.

Estaba por llegar al orgasmo, sentía el clímax aproximándose. Le digo que estaba por terminar, y que haga lo mismo ella.

-Vamos a largar juntooos bebeee, lléname la pija de lecheee. -parecía que me había leído la mente, pues deseaba eyacular en su one.

Una sensación eléctrica me subía por las piernas, e inicie una violentísima taladrada en su ano, y antes de eyacular lo saco de su ano, saco rápidamente el preservativo y empiezo a eyacular ferozmente en su erecto pene, el cual también volvía a eyacular, mientras ella lanzaba un gemido dolorosamente erótico, un sonido que excitaría a cualquiera.

Chorros caían en su pene y testículos, mezclándose mi semen con el suyo, unos cinco chorros fueron fuertes, potentes, que llegaron desde su pene hasta su abdomen; ella también había eyaculado pero con menos fuerza y cantidad, pues anteriormente ya había largado bastante esperma. Mis chorros disminuyeron en cantidad y potencia, pero toda la zona de su sexo estaba bañada de semen, escurría completamente por sus testículos y llegaba hasta su ano.

Ella respiraba agitadamente, pero iba calmándose.

Yo había puesto las últimas gotas por su muslo, cerca de la ingle.

Me recosté a su lado, y ambos nos miramos con satisfacción.

-Grandísima cogida tuvimos esta vez, me encantó. -me dijo con rostro alegre y animado mientras me acariciaba el pecho.

-Una de las mejores que tuve, de verdad sos increíble Rebeca.

Estuvimos un ratito así, y ella me dijo que iría a limpiarse, mientras yo volvía a cambiar las sábanas.

Ella volvió y volvimos a recostarnos juntos, mientras hablamos de todo tipo de temas, ya que es muy inteligente, una chica culta.

Mientras hablábamos me tocaba mi pene y yo el suyo, de forma juguetona.

Pasaron unos minutos y ambos penes iban recobrando energías.

No me había dado cuenta que ya superamos la hora acordada, mire mi celular, y le dije que tenía tiempo aún, que le pagaría por otro tiempo extra. Ella accede sin inconvenientes, y saca otro preservativo.

Me lo coloca y empieza a hacerme de nuevo un oral. Esta vez más calmado y lento, ya habíamos usado nuestras fuerzas, y ahora tocaba hacerlo más despacio todo.

Usaba mucho más su lenta y labios, y sostenía y apretaba mis testículos. No había chupadas violentas hasta la campanilla. Sencillamente se pasaba estimulando mi glande con su lengua, y daba pequeñas succiones con sus labios.

Seguimos así un buen tiempo, notaba que su pene ya estaba erecto, aunque no con la misma dureza de antes, pues ya había eyaculado dos veces. Así como ella lo hacía, yo también acariciaba suavemente su pene.

Dedicamos casi 15 minutos a esto, debo reconocer que es admirable su dedicación y esmero, pues a pesar del cansancio, en ningún momento mostró fatiga o lo hacía mal, al contrario, era sencillamente excelente.

Entonces le pregunté si podría subirse encima de mí, si aún podía. Ella me dijo que le encantaría cogerme de nuevo, y procede a subir su esbelto y gran cuerpo sobre mi, sentándose sobre mi ya cansado pene, pero que aún deseaba penetrar a esa excitante trans.

Me montaba lentamente, de forma eróticamente suave. Era muy disfrutable este cambio de ritmo, pues podía sentir y saborear cada movimiento suyo, la manera de subir y bajar, de mover su cadera, como se deslizaba en su interior mi miembro.

Se acercó a mi, y abrazándome empezó a hacer un movimiento metódico, ni rápido ni lento, una profunda penetración consistente, se sentía fantástico, mientras me abrazaba, yo sostenía su espalda, y ella gemía en mi oído y me susurraba:

-Te gusta mu culito? Te gusta coger así?

-Me encanta tu culito y como me coges lento hermosaa!

Luego de eso aumento levemente el ritmo; increíblemente su pene estaba erecto de nuevo y goteaba en mi abdomen.

Luego de eso, creo que ya estábamos algo agotados ambos, ella me dijo que haría un movimiento rápido para ver si podía terminar. Obviamente le dije que si.

Se acomodó y empezó a montar más rápido, no muy fuerte pero si rápido.

Aderezo la situación con gemidos y comentarios que propiciaban una eyaculación:

-Lléname el culito de leche bebé, quiero tu leche en mi culito papi!

Y evidentemente sucedió, una nueva eyaculación, sentí un fuerte espasmo, en mis piernas y espalda, volví a tener un buen orgasmo, empecé a soltar mi semen dentro suyo, esta vez con menos fuerza y potencia, pero igual con una cantidad decente.

Le digo que ya había terminado, ella saca mi miembro que iba perdiendo dureza, y me saca el preservativo.

Se acuesta nuevamente a mi lado, abrazándome.

Me dice que fue una cita increíble.

Le digo que ella es increíble y que espero repetirlo, pues parece ser que me convierto en su cliente fiel.

Nos despedimos, luego de darle algo extra por ese tiempo de más, y salgo satisfecho del motel, espero volver a tener otra sesión de buen sexo con esta trans increíble, y también podría probar a otra para mi siguiente relato.

Compartir relato
Autor

Comparte y síguenos en redes

Populares

Novedades

Comentarios

DEJA UN COMENTARIO

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Los comentarios que contengan palabras que puedan ofender a otros, serán eliminados automáticamente.
También serán eliminados los comentarios con datos personales: enlaces a páginas o sitios web, correos electrónicos, números de teléfono, WhatsApp, direcciones, etc. Este tipo de datos puede ser utilizado para perjudicar a terceros.