El día que la señorita C conoció a la señorita R y su amigo.
La señorita C había cogido vacaciones, ya era hora de tener unos días, después de tantas horas de más. Había preparado una maleta y quería tomarse el verano con tranquilidad.
Eligió una playa de la localidad donde pasaba las vacaciones de pequeña, pero al final prefirió coger el coche e ir a una cala que conocía con las aguas cristalinas. Quería bañarse en esas aguas y pasar el día absolutamente relajada y tranquila. Cuando llegó allí sobre las 10 de la mañana no había nadie y decidió tomar el sol completamente desnuda, no solo por las marcas, sino porque también era algo exhibicionista. Se quitó la camiseta que llevaba de un conocido grupo de música y los pantaloncitos azules. Luego soltó los cordones del sujetador del bikini y por último se bajó la braguita.
El día anterior se había depilado todo el cuerpo y se había recortado el vello de su pubis dejando una fina tira de vello. Se echó crema por todo el cuerpo hasta por la espalda, lo hizo con la crema en spray que tenía. Cuando llevaba un cuarto de hora más o menos empezó a agobiarse y decidió bañarse. Caminó relejada hacia el agua. Fue metiéndose en el agua refrescando todo su cuerpo.
Cuando el agua ya le llegaba por la cintura se sumergió con una ágil zambullida. Estuvo nadando un rato hasta que se cansó. Luego salió del agua y fue hacia unas pequeñas casetas que había a los pies de la cala. Era el único edificio que existía y hacía las veces de vestuario, duchas y baños. Lo venían a limpiar dos veces al día. El estar sola le cohibió algo, pero entró y fue a una de las duchas. Se metió bajo el chorro de agua fría.
Que fría estaba, pensó. Estaba distraída en sus pensamientos cuando oyó, en la caseta de al lado y lo identificó como alguien que estaba usando uno de los baños, sintió miedo, pero siguió bajo la ducha esperando que la otra persona saliera antes para ella salir a tumbarse de nuevo al sol. Pero cuando estaba en eso y había cerrado el grifo para no meter ruido la puerta se abrió y vio a una chica un poco más baja que ella, ojos oscuros almendrados. Unos pechos de parecido tamaño a los suyos rematados en dos pezones color café oscuro, y un pubis casi enteramente afeitado.
Su primera reacción fue cubrirse con las manos sus pechos y su sexo. La chica la pidió perdón, pero se le escapó una sonrisa pícara y cerró la puerta. Cuando la Señorita C salió y se tumbó en la toalla, no vio a nadie cerca. Al cabo de un rato notó como alguien se acercaba y se volvió. Esta vez no se tapó con las manos.
-Esta vez te doy menos vergüenza parece jejeje -le dijo la chica.
-Me llamo Señorita R, he venido con mi chico, estoy detrás de aquella duna, luego a las 3 vendrá mi chico, no te importa si me tumbo aquí contigo, es que esto está muy solitario y me da algo de miedo -le pidió la desconocida.
La Señorita C le dijo que no, que no la importaba. Así que la Señorita R se fue a por sus cosas. Viéndola de espaldas vio que tenía un culo casi perfecto y bastante respingón. La Señorita R vino y se puso a darse crema pero no llegaba bien por la espalda y le pidió que se la extendiera cosa que ésta hizo. Luego estuvieron un rato charlando y tomando el sol.
La señorita C se dio cuenta que era una chica bastante desinhibida y de vez en cuando le soltaba alguna puya picante. Se bañaron las dos juntas. Jugueteaban en el agua, se hacían alguna aguadilla y aprovechaban éstas para rozarse entre ellas, no sabía si de forma casual o si lo hacía a posta. Fueron a ducharse otra vez. Cada una de ellas en una caseta diferente, pero cuando se quiso dar cuenta tenía a la Señorita R detrás con el gel en la mano y extendiéndoselo por la espalda.
Quiso protestar, pero la señorita R la besó en la boca. Ella la rechazó.
-Pero que te has creído -le dijo.
La señorita R le pidió disculpas, pero le dijo que no era lo que pensaba, que se dejara llevar y si después de un poco no disfrutaba que pararía y que olvidaría todo aquello. Entonces la señorita C la besó. Ahora no se sabía quién llevaba la iniciativa. El agua caía en la espalda de las dos, vértebra a vértebra e iba extendiendo el gel por ellas.
La señorita C hacía lo mismo con su nueva amiga, se besaban y acariciaban todos sus cuerpos. La señorita R estaba visto que no era nueva haciendo aquello y que lo disfrutaba, pero la Señorita C se dio cuenta que tenía el coño empapado. Acabaron de ducharse y decidieron salir fuera a la arena y rematar la faena allí.
En la arena iniciaron un combate en que las lenguas se juntaban. “R”, con las manos buscaba el sexo de su compañera de juegos mientras ésta con una mano buscaba en su bolso sus juguetes. Sacó dos, un vibrador de forma muy realista de color morado y un pequeño arnés. Le dio el vibrador a “C” y ella se tumbó sobre la chica lamiendo su sexo empezando bajo el ombligo y bajando al llegar al clítoris rodeándolo apenas rozándolo y luego recorriendo todos los labios vaginales.
“C” mientras tanto la penetraba con el vibrador a la vez que lamía como una posesa su clítoris y la penetraba en el culo con dos de sus dedos. La estaba follando de forma salvaje y la señorita R la pidió que bajara el ritmo porque si no se iba correr en breve, pero “C” no la hizo caso y entre gemidos que eran auténticos gritos de placer la penetraba. La señorita R estaba teniendo un orgasmo, pero parecía que no se cansaba de follar. Sintió como un calambrazo que nacía en su sexo y moría en todas las terminaciones nerviosas de su cuerpo y se corrió llenando la boca de “R” de su flujo vaginal.
La señorita R cogió el arnés y se lo puso. Puso a “C” a 4 patas y empezó a lamerla primero el sexo desde el clítoris, luego toda la vulva y llegando hasta el culo de su compañera de juegos. Ahora se puso de rodillas, le metió el arnés y empezó a follarla sujetándola de las caderas poco a poco pero cada vez más fuerte. En cada embestida rozaba el clítoris de la chica y forzaba la postura del arnés para rozar también con la punta su punto G.
La señorita C no paraba de chillar y gemir, estaba cada vez más cachonda y no paraba de tener un orgasmo detrás de otro. Así que no vio venir al novio de su amante que se desnudó y antes de que pudiera darse cuenta tenía su miembro delante de la boca. Ella estaba tan cachonda que la cogió y empezó a mamársela poco a poco pero cada vez con más fuerza hasta que el chico se la sacó de la boca y fue detrás de “R”, la penetró analmente y la follaba a la vez que la masturbaba. Luego se la sacó e hizo que ella se tumbara boca arriba con el arnés y “C” se sentó sobre el juguetito y empezó a cabalgarlo y el chico la sodomizó y la follaba sujetándola de los pechos. La señorita R manoseaba también los pechos de “C”, la cual se sujetaba y magreaba los de “R”. Cuando el chico estaba a punto de eyacular las hizo ponerse a gatas y que se la mamaran a dúo hasta que vertió todo su semen en las bocas de las chicas.
Con la eyaculación empezaron a jugar besándose, lamiéndose los tres.
Luego la pareja se despidió de ella, se alejaron mientras ella los miraba y pensaba que había sido una situación soñada y morbosa.
Espero que os haya gustado y recordaros que los comentarios y valoraciones son gratis.