Estaba en la tarde del viernes en la oficina, ya pronto a irme, cuando Rebeca me tocó el hombro…
Rebeca: mira…
Me dejó un papel en mi mesa y se fue hacia su escritorio, tome la nota y la leí: “yo sé que te la comes”. Me volteé a verla y sonreía muy coquetamente, me figure que se deleitaba en mi reacción, porque cruzo la pierna de forma muy descarada haciendo notar sus curvas y que la falda se subía fácilmente.
Le hice una seña muy poco creíble, de que no entendía que quería decir, pero sabía que era lo que insinuaba, me quedo viendo y su gesto lo dijo todo, una mueca de incredulidad y también de saber que tenía razón. Tomo un lápiz y escribió en cuaderno, luego arranco la hoja, la doblo y paso por mi cubículo dejándola al lado… dijo que iría a tomar un poco de aire antes de salir.
Al ir por el pasillo hacia la salida se giró y me lanzo un beso de despedida, después de ver que no había nadie más cerca leí la nota: “te espero en la bodega de papel…”
Me quede pensando que hacer, ella algo quería, ese juego era una forma de alterarme y dejarme fuera de guardia, pero no se me ocurrió nada más, que ir a ver que estaba planeando. Salí de la sala y me encaminé al cuarto de papelería, esa tarde estaba prácticamente desierta la oficina, la puerta del cuarto estaba entreabierta y a oscuras. Entre y busque el interruptor, cuando una mano se pegó a mi cuerpo y me tanteó la entrepierna, encendí la luz y me encontré con la mirada sonriente de Rebeca…
Rebeca: si, ya decía yo, que debías tenerla buena!
Me lo dijo así sin más, su mano explorando sin descaro entre mis piernas y de por sí, que me excito la situación se me estaba poniendo dura.
Yo: pero que te pasa? Como es que se te revuelve la hormona!?
Se lo dije lo más natural posible, pero sin mucha reticencia a que su mano siguiera palpándome, apenas trate de quitarla ella ponía la otra.
Rebeca: no te hagas el bobo, ya es obvio para mí que desde la noche de la discoteca y si acaso desde antes, te andas comiendo a la inocentona de la Gini (así le decían en la oficina a Virginia)
Yo: Y que te hace pensar eso?
Rebeca: papito, yo sé de eso… tu queridísima y muy recatada amiga se delata, ya una vez que estábamos hablando las chicas, de a quien de la oficina nos cogeríamos ella se quedó muda cuando le pregunte si alguna vez te la había visto… pero no era solo eso, además de la salida a la discoteca, cuando le he preguntado qué pasó se queda calladita, pero bien que la vi apretadita con vos… no lo disimula.
Yo: y que tiene que ver que me trajeras aquí?
Rebeca: jajaja! Que inocente resultas… primero aquella se delata muy fácil y tu vienes aquí preocupado por saber… a mí ya me lo dejaron ver…
Yo: es que me dejaste intrigado nada más! Por eso vine!
Rebeca: en serio? Solo por eso… no te asustó que te delataras tan rápido?
No te hagas…
Yo: bueno, dime como es que dices que Virginia anda tras mío, no entiendo…
Rebeca: a niño… ella se delató fácil… le mostré unas fotos de juguetes sexuales que vendo, le dije que si se parecían al del novio, se hizo la indignada y dijo que no se lo había visto, pero le pregunte si había visto el tuyo… se puso roja y dijo que como podía pensar que ella lo había visto, pero no decía si o no…
Yo: Eso no prueba nada, ella siempre ha sido toda mojigata…
Rebeca: pero tú te delataste ahorita, así que si… te la has estado comiendo…
Yo: bueno, pero entonces que quieres?
Rebeca: quiero… yo quiero probar un poco…
Se pegó a mí y comenzó a bajarme el pantalón, puso una toalla en el piso y se puso de rodillas, yo me quede quieto, pero no flácido, se me puso bien dura… jalo del bóxer hacia abajo y salió casi como accionada por un resorte, sus manos la agarraron y comenzó a frotarla, la vi a la cara y le centellaba la mirada…
Rebeca: con razón se altera cuando le dije si ya te la habías cogido, seguro pasa entretenida comiéndotela…
Puso su boca sobre la punta sin más decir, comenzó a saborearla con la lengua, sus labios después y rápidamente su boca se posaba encima, sus manos acariciándome el glande y frotando a lo largo del palo. Se recogió su cabello castaño en una cola, su cabeza era una pequeña bola sobre mi entrepierna, podía ver hacia sus pequeñas nalgas y sus pantorrillas, su boca fue tragándose más y más mi verga, me electrizaban sus arremetidas por tener dentro de su boca todo lo que pudiera entrarle…
Empezó a darme una fuerte sacudida, muy rápido y enérgica y dejo de metérselo en la boca y comenzó a lamerlo de la punta a las bolas, lo estaba disfrutando bastante, sonó mi teléfono y lo ignore, pero no dejaba de sonar, así que lo revise, quien más podía ser en ese momento? Virginia.
Rebeca me miró e hizo una mueca de lujuria, y lamiéndose la boca me retó a contestar; así que conteste y entonces comencé una larga serie de preguntas de donde estaba, que a qué hora saldría, que nos viéramos en mi apartamento, yo le dije que estaba todavía ocupado, que lo dejara para otro día, ella insistió en que podía llegar más tarde al apartamento, le dije que mejor mañana, que no tenía tiempo, que… fue cuando Rebeca me dio una mordida en la verga, sentí sus dientes y ella se divertía de lo lindo con mi reacción, se la saco de la boca y poniéndose de pie me susurro algo al oído. Al tiempo que me agarro la verga y siguió frotándomela.
Rebeca: dile que hoy tienes una cita importante… que le hablas luego.
Mientras terminaba de terminar la llamada, la Rebeca se fue subiendo la falda hasta dejar al descubierto sus pantaletas y su ropa interior, se giró para frotar sus nalgas contra mi verga, quise tocarle las caderas, pero ella me palmeo las manos, así que la deje seguir frotándose, rápidamente sus nalgas se untaban de los fluidos de la mamada que me había estado dando, un rato después, saco su teléfono y marco un número…
Rebeca: Hola Gini!, pensé que hoy venias a trabajar… hace un rato le pregunte a (YO) si te había visto.
Virginia en Altavoz: Ahh sí, es que pedí el día libre, tenía unos asuntos que atender de mi madre. Estas en la oficina todavía?
Rebeca: Si, estoy terminando un informe, aquí sigue (Yo), pero ya se va, lo veo medio ansioso por salir por si preguntas. Dime has pensado en los juguetes que te ofrecí? Te aseguro que te mantendrán bien entretenida…
Virginia en Altavoz: No, porque preguntaría que va hacer el? Y lo de los juguetes es que… no sé, me parece muy raro. Gracias, pero no me parecen adecuados para mí.
Rebeca: Pero que dices? Acaso no sientes necesidad? O si tienes con quien hacerlo seguido? Tu novio esta fuera del país no? O ya me vas a confesar que si te la pones con (YO)? Di la verdad… va para dónde vos??!
Virginia en Altavoz: claro que no! El solo es hermano de una amiga, solo le debo el trabajo aquí. Ni se me pasaría por la mente tener algo con el! No es mi tipo! A veces la hermana, que es mi amiga me pregunta por el nada más!
Yo bien sabía que tampoco era tan íntima de mi hermana, además que ya tiempos ni ella se comunicaba, más bien la evitaba, creo que tenía miedo delatarse de que estaba montándose en mi verga cada vez que podía.
Rebeca: No te creo!!! Te vi bailando con él y muy pegadita, cuando se fueron estoy segura que se iban con todas las ganas de coger… a donde te llevó? Por lo menos un motel decente… aunque si no se aguantaban las ganas ahí en el carro también es rico… el que te descubran es excitante!
Virginia en Altavoz: No!!! Nunca haría eso!!! No soy tan desvergonzada! Si tengo ganas de hacerlo, pero yo espero a mi novio… no lo andaría con el sí quiero hacerlo.
Rebeca: hazme caso niña… prueba uno de estos, te vas a sentir muy bien. Así te quitas el calor que sé que te ha de dar abajito… yo sé que sí. En la bañera, o solo en la cama, pensando en ese hombre que te moja el coñito…
Virginia en Altavoz: No seas tan descarada! Uyyy! No… yo no soy tan así…
Rebeca: niña… si no es nada extraño eso! Imagínate que (Yo) te la pegue por detrás, seguro la tiene grande o gorda, o tal vez ambas… ha de sentirse bien rico que te la pegue… aquella noche se le notaba en el pantalón que se te pegaba a las nalgas!
Mientras lo decía, se apretó contra mí, luego agarro mi mano con su mano libre y la deslizo entre sus piernas y su vientre, yo aproveche a pellizcarle y jalarle unos vellitos que se escondían bajo su pantaleta.
Virginia en Altavoz: pero que dices!!! No hago eso! Te voy a colgar!!!
Rebeca: jajaja! Está bien! Solo te molestaba… lo que si te digo es que debieras probar, no es nada malo, es solo conocer mejor que le gusta a tu cuerpo… yo te muestro como debes usarlo, de ahí te aseguro que te va a gustar.
Virginia en Altavoz: Esta bien, apártame uno, para complacerte y que no sigas inventándote locuras sobre (YO) lo voy a probar. Pero que quede entre nosotras!!!
Rebeca: perfecto cielo! Ya verás que te va a gustar… mañana nos podemos ver para enseñarte como se usa… quedara entre nosotros!
Virginia en Altavoz: mañana no puedo… tal vez el domingo en un café, no quiero que me vean en la casa abriendo uno de esos… así en el carro me lo muestras.
Rebeca: y en el carro… ahí también lo puedes disfrutar niña… solo te vas de faldita y te lo puedes llevar puesto.
Virginia en Altavoz: que cosas dices!!! No!!! Ahí mejor me dices como se usa, ni se porque te hago caso, esas cosas son un escándalo! Lo voy a tener a escondidas!
Rebeca: bueno, yo te lo muestro y te digo como se usa, lo mejor es probarlo, hasta te podría dar una demostración…
Virginia en Altavoz: Descarada que sos!!! No puede ser que seas tan alocada! Pero ya te dije que si lo voy a llevar, te llamo el domingo. Adiós! Y compórtate!
Colgó la llamada, todo este tiempo yo masajeaba las caderas de Rebeca y ella se frotaba intensamente contra mi verga, me enojo debo aceptarlo, escuchar como negaba que yo le diera un mínimo de interés sexual, claro, después de todo lo que había estado haciendo conmigo y ser su despertar sexual, me sentí burlado y la verdad, que Rebeca me había llevado a la excitación…
Apreté sus pechos y pegue más las verga a sus nalgas, ella soltó un bufido y se giró y comenzamos a darnos una larga comida a besos, mientras buscaba el borde de su pantaleta y se la fui bajando por las piernas, ella se contorsionó facilitando que la sacara más rápido, en eso se lanzó sobre mí y mi verga se frotaba contra su pubis, la tome por la cintura, que era muy estrecha y fui bajando a sus caderas, que tenían unas muy discretas curvas, así que pase por sus nalguitas, que tenían un poco más que ofrecer, se las apreté y luego seguí frotando entre sus piernas. Escuchamos ruidos de afuera, así que se nos cortó el momento, nos quedamos callados y escuche pasar a unos de Contabilidad, ella se arreglaba la falda y la blusa, cuando comenzaba a subirme el pantalón, ella me detuvo y otra vez se la metió a la boca… susurro que al menos esto tenía que saborearlo antes de irnos. Me lo chupo con intensidad y además del morbo de estar en la oficina y que ella descubriera lo que tenía con Virginia, lo chupaba muy rico.
Yo: que rico lo chupas…
Rebeca: calla… córrete… ya…
Me dio un largo tirón con la mano y su lengua rozándome la punta y me corrí, la corrida entera le quedo en la boca, ella se hizo un poco para atrás y trago, luego chupo lo demás que se escurría, ella tenía lista una toallita, no dejo que nada se perdiera o le manchara la cara… era una experta por lo visto. Me la chupo hasta dejarme limpio, luego tomo una toallita húmeda y la paso por su cara y luego me la paso por la verga. Se puso en pie y se acomodó el cabello, saco un perfume y se pasó un poco, yo me acomodé el pantalón y ella la ropa… al rato parecía que nada había pasado; hasta tenía unas mentas listas para los dos.
Rebeca: toma… tú también chupa una menta, yo me chupo dos, por eso de que otra chica de aquí sienta en mi aliento tu leche…
Yo: jajaja! Piensas que hay alguien más que me haya dado una mamada ya?
Rebeca: No lo sé… negabas a Gini y mira… te la has estado gozando. Querías con Raquel y quien sabe…
Yo: no, aquí no ha pasado nada más…
Rebeca: Ok. Bueno, no me interesa… lo que si es que me calentó ese secretito entre ustedes, además del falso pudor de Gini…
Yo: y ahora que piensas? No lo vayas a contar! nos arruinas la vida a los dos!
Rebeca: ayyy se dan mucho crédito, aquí pasan esas pasadas a cada rato… tu querida Raquel ya se comió al Gerente una vez antes de que trabajaras aquí… Lo negaba, pero después de que yo también pase unas cuantas veces montada sobre el me di cuenta que aquí corre de todo. La única que parecía salvarse era tu amorcito secreto, por estar comprometida, pero ya ves que no.
Me quedé asombrado, ya había escuchado algunos chismes pero, bien se veía que aquí pasaba de todo y todos le hacían la vista gorda al caso. Me convenció de irnos de la oficina y que no fuera a mi apartamento, seguro Virginia esperaba a que llegara, más bien nos fuimos a un motel.
Apenas entrar me arrodille frente a ella y comencé desabrocharle la falda, tenía un cierre oculto debajo del fajón que levantaba su pecho, al irle quitando el fajón y la falda, la blusa se abrió sola y sus pechos se liberaron de la opresión, comencé a besarle justo debajo de los pechos, ella soltó una risa, termine de bajarle la falda y acariciaba sus piernas, eran delgadas y se arqueaban dejando un seductor espacio entre ellas, a medida que subía se hacia el triangulito perfecto, era claro que disfrutaba con ese seductor detalle, que daba un acceso cómodo a su entrepierna, me dio una palmada en la cara y alce la mirada…
Rebeca: quiero que me chupes…
Yo: ok.
Ella termino de quitarse la falda y se abrió un poco la blusa para mostrarme los pezones rosados y luego jugo con los bordes de su pantaleta, para dejarme ver esbozos de su incipiente vello púbico y como se iba escondiendo formando un triángulo hacia abajo… la mire igual que ella a mí, con ganas de jugar.
Fui deslizando las manos por sus pantorrillas hasta subir y agarrar los bordes de su prenda, fui jalando de ella hacia abajo y luego la hice sentarse en la cama, en ese punto levanto sus piernas y las puso sobre mis hombros, pude ir besando sus pantorrillas, las medias que usaba eran de un color oscuro, pero eran muy delgadas y se sentía el contacto con la piel, fui llegando hasta el borde donde terminaban, a media pierna, ahí le di una mordida que la hizo reír, se movió hacia al medio de la cama y fui sacando su prenda entre las piernas, la blusa apenas cubría parte de sus pechos, pero ella me indicaba que fuera abajo a donde le diera atención… fui pasando mi lengua por su pubis, le masajeaba con la mano sus pequeñas nalgas y con la otra exploraba un pezón… sus pechos apenas cabían en mis manos, se sentían firmes y cálidos, atenace su pezón con el pulgar y el índice, casi que exprimiéndolos, me decía que los frotara con más fuerza, mientras que a la vez mi lengua iba palpando el borde de sus labios vaginales… eran al igual que su boca, líneas finas, pero más rosadas, poco a poco miraba aparecer el pliegue interno más rosado, le fui lamiendo y soltó un gran bufido, ella abría las piernas muy ampliamente, así que disponía de una vista fenomenal de su sexo y hacia sus pechos, ella me miraba lujuriosa y eso me excitaba más, ella era totalmente desinhibida…
Metí la lengua entre sus pliegues, me invadió una sensación de calor por todo el rostro, ella gemía y se contorsionaba, mientras pasaba mi lengua por su clítoris, me agarro la mano y comenzó a chuparme los dedos, mi cara se sentía caliente cerré los ojos, pues me empapaba de sus secreciones, subí por su vientre frotando mi cara, ella me la empujó nuevamente entre sus piernas, le di unas chupadas y lamidas más fuertes, soltó un largo gemido.
Rebeca: Si! Que bien la chupas… chúpamela bien… así como dejas de loca a Gini! Chúpamela rico cabrón!
Me prendió con eso y le metí más adentro la lengua y lamí, ella tuvo un orgasmo que la sacudió enteramente, seguí lamiendo y ya ella tenía otro. Se derramaba como torrente, no llegue a pensar que fuera tan húmeda, aproveche el momento y me quite el pantalón y el bóxer en un parpadeo, en uno de sus gemidos se la metí y comencé a bombearla, me apretó con sus piernas la cintura, me miraba con lujuria, agarre sus pechos y los apreté y jale sus pezones, ella arqueaba el cuerpo, su cabeza hacia atrás, su vientre alzándose tanto como sus pechos en mis manos, el bombeo nos hizo sacudirnos con fuerza en la cama, me recorría un estupor por el cuerpo, su coño que parecía tan pequeño se engullía casi entera mi verga y su interior me la apretaba al punto que cada roce parecía una descarga eléctrica.
Hice un gran esfuerzo por contenerme, ella me miraba como ansiosa de ver cuánto aguantaba, como seguí dándole y dándole, la cara se le estaba poniendo roja, cuando ella cerro los ojos y lanzo un largo suspiro me corrí… me fui enteramente dentro de ella, explote y me recorrió como pequeñas agujas por la espalda, al sentir como se comprimía mi leche en su coño… ella lanzó un gemido seco y agudo, se apoyó sobre sus codos y echo su cabeza hacia atrás, contorsionaba las piernas y me apretaba más la verga, esto hacia que siguiera lanzando chorros dentro de ella… podía ver escurriendo alrededor de mi palo como salía la leche que se regaba dentro… me asusté al darme cuenta que no había usado condón, ella pareció que me leía la mente, cuando trate de sacarlo, aunque tarde, pues ya todo estaba ahí dentro ella hablo…
Rebeca: tranquilo cielo… yo tomo tratamiento para disfrutar bien de una verga como la tuya… sigue metiendo… tu leche esta calientita…
Eso me prendió, seguí bombeando y escuchando el chasquido que hacía el choque de los cuerpos húmedos y el semen espeso, seguimos un buen rato, en eso miraba mi teléfono iluminarse con constantes llamadas, ya imaginaran quien… los dos mirábamos el aparato brillar y seguimos cogiendo por un buen rato. Después que se nos pasaba el tiempo, nos arreglamos, salimos… lleve a Rebeca hacia su casa, quedamos en preparar algo para el día de mañana.
Rebeca: veras que lo vas a gozar… ninguno se quedara sin gozarlo cielo!
Me lo dijo guiñándome un ojo y pasándome la mano por la entrepierna; luego al bajarse del auto, se tocó entre las piernas y se subió ligeramente la falda y se fue sonriendo maliciosamente, hasta que la vi entrar a la casa. Ya era como la una de la mañana y pensé en que pasaría mañana.
Así se lo conté a Virginia el sábado por la noche, cuando al fin se despertó.