Me presentaré, me llamo Luis y tengo 45 años, trabajo como director en un hotel de Madrid. Y cada año, como parte de mi sueldo, me regalan un viaje para disfrutar con mi familia. Este año, como nuestros hijos ya son mayores, decidimos irnos solos con mi mujer, a un crucero por el Caribe.
Somos una pareja normal, mi mujer Rosa, tiene unas nalgas voluptuosas, unas tetas grandes y algún kilito de más, restos de los dos embarazos y de haber superado ya los 40. Aunque su cuerpo no es de diez siempre ha sido resultona porque es muy guapa y va muy arreglada. En mi caso soy algo más delgado que mi mujer y no me considero feo, podemos decir que para nuestra edad ambos nos conservamos bien.
Durante el crucero, compartimos viaje y mesa con otra pareja encantadora (Javier y Diana) tenían más o menos nuestros años, tal vez algunos menos, ambos eran muy atractivos, cuerpos atléticos y bronceados, nos contaron que regentaban un negocio turístico en Ibiza. Enseguida hicimos amistad, todos los días cenábamos juntos y poco a poco fuimos intimando, íbamos a la discoteca, a los espectáculos, al casino, etc…
Un día me quedé a solas con ellos y me preguntaron si alguna vez habíamos hecho algún intercambio de parejas. La pregunta me sorprendió y me sentí algo violento, les conté que mi mujer es muy tradicional, que ella en el sexo todo lo que sea pasar del misionero es prácticamente imposible.
Ellos se echaron a reír y me contestaron que era una lástima, porque no les hubiera importado pasar un buen rato con nosotros. Aquello me excito bastante, porque la verdad que Diana, era preciosa, delgadita, morena, con unos labios de escándalo y unas curvas impresionantes, pero enseguida pensé que mi mujer nunca hubiera aceptado.
Pasaron un par de días y estaba jugando con Javier en el casino del barco, mientras mi mujer y Diana tomaban una copa, cuando me dijo:
-Te hago una apuesta, me juego 300€ a que me follo a tu mujer
-Cómo dices???
-¡Sí, no te enfades!!! Has dicho que es muy tradicional, no?? Pues te hago un trato, te dejo que te lo montes con mi mujer, si me dejas intentar follarme a la tuya, pero si lo consigo además me darás 300€
-Estás loco Javier.
-Vamos que pierdes??? He visto como miras a Diana y estás deseando follarla. Lo he hablado con ella y no le importa, a nosotros nos va el intercambio de parejas y a mí me da morbo intentar montármelo con tu mujer, a ver si es tan estrecha como dices.
Cuando estaba a punto de decirle que no, entraron Diana y mi mujer a buscarnos, miré a Diana y sin pensarlo le dije. –Trato hecho.
En el fondo pensaba que sería imposible que Javier se follara a mi mujer.
A la mañana siguiente, había quedado con Javier para ir al gimnasio, pero cuando pase a buscarlo por su camerino, me invitó a entrar. ¡En la cama tapada únicamente con una sábana, estaba Diana, parecía una modelo!
-Vamos pasa, un trato es un trato tenéis una hora, yo me voy a gimnasio,
-Lo dices en serio??? Es una broma verdad??? Diana tu que dices???
-Te parece una broma, la mujer que tienes ahí tumbada???
Sin decir nada más Javier cerró la puerta y me dejo a solas con Diana, que me sonreía en la cama. Yo me abalancé sobre aquella morena y comencé a besar todo su cuerpo, primero sus pies, luego sus piernas y posteriormente su coño…estaba fuera de mí.
Tenía el coño totalmente depilado, todo lo contrario que el de mi mujer que luce el tradicional bello. Su clítoris era rosado y sobresalía como si se lo hubiera estado masturbando antes de mi llegada. Aquello era el paraíso!!!
-Ummm me encanta, me dijo Diana, me gustan los chicos que saben usar su lengua.
Estuve jugando con su clítoris que estaba súper excitado, subía y lamía sus tetas, bajaba y seguía jugando con su coño!!! Diana simplemente sonreía y soltaba pequeños gemidos, pero yo ya no podía más!!! Así que decidí metérsela, porque me iba correr solo de tocarla… Creo que no aguanté ni dos minutos, lo que decepcionó a Diana.
-Suerte que me has hecho gozar con tu lengua, porque con tu polla me has dejado a medias.
Me quedé avergonzado y mi cara debía ser un poema, pero enseguida Diana rompió la tensión.
-Tranquilo hombre!!! Con esa lengua, compensas tu polla, si quieres otro día te dejaré que la uses otro rato.
-Me encantaría, puedo lamerte todo el día si te ha gustado.
-No seas goloso!!! Deja algo para otro día!!! Vamos, vuelve a tu habitación y en 10 minutos nos vemos desayunando.
Aquel día fuimos a una excursión, mi mujer y Javier no paraban de hablar y flirtear. Mientras yo no paraba de pensar en el cuerpo de Diana, me daba igual lo que Javier hiciera con mi mujer, mientras yo pudiera disfrutar del cuerpo de Diana otra vez.
Por la noche fuimos a la discoteca, tomamos algunas copas de más y estuvimos bailando un buen rato. Yo no vi nada fuera de lo normal, quizás porque solo tenía ojos para Diana. Sin embargo, a la mañana siguiente, cuando fui al gimnasio con Javier me enseñó una serie de whatsapp que había cruzado aquella noche con mi mujer.
-Javier perdóname, no sé qué me ha pasado, de verdad que no quería besarte, los dos estamos casados.
-Tranquila mujer, solo ha sido un beso, no hemos hecho nada.
-Si, pero me siento culpable.
-Pero te arrepientes, del beso???
-Bueno… arrepentirme no, pero me siento mal
-Suerte que no te arrepientes, porque a mí me ha encantado que me besaras.
-A mí también me gustó.
-Que duermas bien, pensaré en ti esta noche.
-Y yo…
¿Que como lo ves??? Yo creo que tu mujer no es tan estrecha como piensas, no??? Ya verás, voy a mandarle un mensaje a ver como se ha levantado hoy.
-Buenos días, Rosa.
-Buenos días (emoticonos de besos)
-Estás sola??
-Si
-Esta noche solo he hecho que pensar en ti?? En tu beso.
-Yo también, he pensado en ti.
-Estas hecho un cabrón, eres un maestro, y la puta de mi mujer como entra al trapo!!! Ayer podían ser los gin-tonic, pero hoy???
-Relájate Luis que tú ya te has follado a Diana, ya te dije que todas las mujeres llevan una putita dentro, a todas les gusta sentirse deseadas.
Continuaron con el whatsapp:
-Y qué has estado pensando?? Espero que fuera en volver a besarme. Me muero de ganas de que lo repitas.
-Lo has adivinado…, pero está mi marido y tu mujer, no se merecen esto.
-Lo sé, pero ellos no se enterarán, será nuestro secreto…solo será una vez más.
-No sé, no estoy segura… tú lo estás??
-Después del desayuno Diana tiene masaje, dile a tu marido que tú tienes yoga o que vas a tomar el sol y baja a mi habitación. Creo que él quería ir a una clase de spinning al gimnasio.
-No se Javier, me apetece mucho, pero no quiero serle infiel a Luis.
-Te prometo que no haremos nada que no quieras, me has robado el corazón, baja por favor. Si quieres solo hablamos un rato a solas, con eso me conformo.
-Está bien luego nos vemos. Besos.
-Lo ves Luis, no era tan difícil no?? Antes de comer tu mujer habrá probado mi polla.
Yo no sabía qué decir, estaba totalmente alucinado de lo fácil que había sido convencerla, tenía mis esperanzas de que solo bajara para hablar, pero en el fondo sabía que si ella accedía ir a su habitación no era para hablar.
-No te gustaría verlo?’
-Pero qué dices??? Estás loco??
-Puedes quedarte en la terraza del camarote, y así ves por ti mismo si consigo follármela. Te aseguro puede ser muy excitante, yo he visto muchas veces como Diana se lo montaba con otros. Ah y no te enfades Luis, relájate que además Diana me ha dicho que no le importaría que pasaras mañana otro rato por su cama.
Aquello me tranquilizó, e hizo que me importara menos lo que estaba a punto de ocurrir. Aunque mi orgullo estaba tocado, porque la sensación de ser un cornudo me producía una mezcla de dolor, furia y morbo a la vez.
Llegué a mi habitación para bajar a desayunar, mi mujer se había arreglado más de lo normal y aquello hizo que un escalofrío recorriera mi cuerpo. Pero continúe con el plan.
-Rosa, después de desayunar he quedado otra vez en Gimnasio, desayuno algo light y me bajo otra horita.
-Ok, yo creo que me subiré a tomar un poco el sol.
La verdad que mentir se le daba fatal, porque la ropa que llevaba era para todo menos para tomar el sol, pero le seguí la corriente. Y se lo puse fácil, al subir a la habitación me fui rápidamente, pero en lugar de ir al gimnasio fui al camerino de Javier y Diana.
-Mira Luis le he contado a Diana nuestro plan y dice que se queda contigo en la terraza, que esto va ser más divertido que el masaje que tenía. Vamos meteros dentro, que bajó un poco la persiana y corro la cortina.
La habitación quedó penumbra. Al ver que Diana se quedaba me entró un ataque de vergüenza y orgullo… y estuve a punto de parar todo aquello. En lugar de morbo empecé a sentirme como un cornudo humillado, pero ya era demasiado tarde para echarse atrás.
No pasaron ni dos minutos, cuando Rosa llamó a la puerta. Estaba preciosa, se había maquillado ligeramente y llevaba un vestidito escotado, que le quedaba por encima de la rodilla y le marcaba todo su trasero y las tetas.
-Estas guapísima Rosa.
-Gracias, la verdad es que no sé qué hago aquí, pero…
Sin dejarla terminar la frase, Javier se acercó a ella, le puso un dedo sobre sus labios en señal de silencio y la beso. No tuvo que decir nada más, Rosa se dejó llevar lo rodeo con sus brazos y comenzó a besarlo acaloradamente
Diana me miraba de reojo, yo estaba rojo de vergüenza y algo incómodo. Javier le dio la vuelta a mi mujer y la puso de espaldas a la ventana, poco a poco sus manos fueron bajando y levantó su vestido para acariciar sus nalgas. Estaba disfrutando enseñándonos cómo le metía la mano y manoseaba todo su culo.
No podía creer lo fácil que le estaba resultado y la poca resistencia que ofrecía mi mujer, pero lo peor estaba por llegar:
Sin que él dijera nada, mi mujer comenzó a desabrochar el pantalón de Javier, sacó su polla y comenzó a mastúrbalo… lo miró a los ojos y se arrodilló ante él para comenzar a chupársela.
Eso sí que no podía creerlo!!! Prácticamente desde que éramos novios no había vuelto a chupármela. Javier nos miraba y sonreía en señal de triunfo. Rosa no dejaba de chuparle la polla, que además era dos o tres centímetros más grande que la mía y parecía que la tenía alucinada.
Diana se acercó a mí y me susurro al oído;
-Veo que a los dos os gusta chupar, no??? Vaya con Rosa la estrecha, parece que toma la iniciativa.
Aquello todavía lo hizo más doloroso y estaba a punto de entrar en la habitación, cuando me di cuenta que me había empalmado. Los sentimientos de vergüenza, excitación, odio y morbo se mezclan entre sí.
Javier hizo que Rosa se levantara, le sacó el vestido y la tiró sobre la cama. Abrió sus piernas, estaba tan excitada que desde la terraza podíamos ver cómo palpitaba su coño, debajo de aquel pubis peludito.
Comenzó a besarle el coño, a acariciarlo, mi mujer gemía de placer y cuando vio que ya no podía más, la penetró. Comenzó a follarla en la postura del misionero y en menos de un minuto mi mujer llegó a su primer orgasmo, pero Javier continúo follándola sin correrse. Puso las piernas sobre sus hombros y comenzó a bombear más y más duro. Mi mujer gritaba de placer, sus gritos debían oírse por todo el pasillo, pero le daba igual, estaba fuera de sí. Finalmente, y después de más de 5 minutos de continuos gemidos Javier por fin se estaba corriendo
-Rosa me corro, no puedo más
-Siiii dámelo todo… llena mi coño de leche!!!
Y entonces Javier se corrió, dentro del coño de mi mujer al mismo tiempo que ella tenía su segundo orgasmo!! Los dos quedaron tumbados sobre la cama, besándose…pudimos ver como el semen salía de su coño hasta que ella se levantó para ir al baño a limpiarse. Javier aprovechó para hacernos la señala del triunfo y decirnos que esperamos, como si supiera que aquello no había terminado.
Diana parecía adivinar mis sentimientos:
-Vamos no pongas esa cara de pena, he visto el bulto de tu pantalón. Estás excitado como un perro.
Mi mujer volvió del baño y se tumbó junto a él, Javier comenzó a acariciarla y a besarla de nuevo, a susúrrale cosas al oído. Y poco a poco Rosa se fue calentando de nuevo y comenzó a acariciar la polla de Javier, parecía que no había tenido bastante, con aquellos dos orgasmos.
Nosotros jamás habíamos echado más de un polvo seguido, por muy pensado que yo me hubiera puesto y ahora era ella la que parecía querer más.
Se incorporó y comenzó a chupar la polla de Javier hasta conseguir volver a ponérsela dura, él la volteo para ponerla en la postura del 69 y también empezó a lamer su coño, poco a poco los dos se fueron poniendo a punto.
Rosa estaba tan excitada que tuvo que dejar la postura y se puso sobre Javier para follarlo marcando ella ritmo, se introdujo su polla y comenzó a cabalgarlo, llegando pronto al orgasmo. Javier pareció darse cuenta de que en esa postura nosotros no podíamos ver nada, así que decidió cambiar de postura.
-Rosa ponte a cuatro patas. Voy a follarte como si fueras un puta, veras como te gusta
Aquella frase pareció despertar a Rosa del éxtasis, pero obedeció y puso su cabeza sobre la almohada dejando su culo en dirección a la terraza. Javier abrió bien sus nalgas para que pudiéramos ver como chorreaba su coño, para que viéramos lo excitada que estaba y comenzó a penetrarla.
Lo hacía cada vez más fuerte, sin la delicadeza de antes, de vez en cuando abofeteaba la nalga de Rosa, era como una peli porno, no podía pensar que aquella fuera mi mujer. Aquello me atormentaba y me excitaba a la vez y estaba totalmente empalmado.
Al principio Rosa parecía incómoda, como si la magia hubiera desaparecido y quisiera terminar con aquello. Pero pronto aquella sensación se disipó y comenzó a gemir y a gemir.
Por supuesto Diana se había dado cuenta y me susurraba al oído.
-Vamos Luis mastúrbate!!! Lo estas deseando. A que es excitante ver como follan a tu mujer, quiero ver cómo te pajeas viendo.
Obedecí y me bajé la bragueta, mi polla ya estaba goteando, comencé a masturbarme, mientras Diana me miraba.
Mientras Javier seguía a lo suyo, como si quisiera demostrarme que mi mujer era capaz de todo, como si solo importara demostrarme que era una puta.
-Ves Rosa, como te gusta ser mi putita. Vamos dilo, dímelo…
-Si me gusta ser tu puta.
-Vamos repítelo!!! Que no te he odio.
-Siiii soy tu puta!!! Fóllame no puedo más!!!
Javier volvía su cabeza hacia la terraza y nos sonreía. Yo me había follado a Diana pero él había ganado, y creo que aquello era lo que de verdad le excitaba.
Rosa entró en un orgasmo de dos o tres minutos… y Javier justo cuando se iba correr, le dio la vuelta y le acerco la polla a su boca.
-Vamos puta chúpamela
Rosa se lo pensó dos o tres segundo, aquello era demasiado, Javier había cruzado la raya.
Pero volvía a equivocarme, Rosa se metió la polla dentro de su boca y comenzó a chupársela, Javier le penetraba la boca con dureza y sin previo aviso se corrió en su boca. Ella se tragó todo el semen y terminó de limpiar su polla, como si fuera una profesional.
-Joder con la estrecha de tu mujer no hace ascos nada!!! Le digo que entre a limpiártela a ti también. Me susurro Rosa.
Yo estaba tan excitado que seguía meneándomela, sin darme cuenta que también me había corrido
Javier se sentía triunfante, la acaricio, la beso tiernamente y se reconcilió con ella. No podía creerlo, la había tratado como una puta y con un solo beso ya volvía a tenerla a su merced.
-Eres sorprendente Rosa, me tienes enamorado. Ha sido fantástico
Ella parecía haber olvidado como la había humillado, como la había llamado puta… ya solo tenía ojos para él.
-Si ha sido fantástico. Nunca había disfrutado tanto. Me voy, Luis debe estar a punto de volver y creo que antes debo darme una ducha.
Cuando salimos de la terraza, Javier estaba sonriendo, le di la mano y le entregué los 300€ que nos habíamos jugado. No cruzamos ninguna palabra más, y me fui a mi habitación.
Pasaron un par de días, mi relación con Javier era un poco más tensa, porque aunque había sido mi elección yo estaba molesto. Sin embargo poco a poco todo se había normalizado y era ya la última noche en el barco, cuando Javier se acercó y me dijo:
-¿Luis, no estarás enfadado?
-No, no, una apuesta es una apuesta, le dije mintiendo.
-Ah porque te iba a proponer otra cosa.
-Diana dice que no le importa que vuelvas a hacerle una vista, y a mi tu mujer me tiene loco. La verdad que me gustaría volver a follármela, que dices?? Mañana es último día del crucero, nos despedimos a lo grande???
Yo no quería aceptar, pero si no lo hacía parecía que me importaba lo que había pasado. Así que acepte,
-Perfecto Luis, ya lo tengo todo planeado, mañana por la mañana te vienes para mi habitación, juegas un poco con Diana y yo me iré a tu habitación a hacer una visita a tu mujer. Esta vez no hace falta que estés mirando. Me dijo riendo. .
Tenía la esperanza que mi mujer le dijera que no, pero pronto salí de dudas, porque cuando ellas se acercaron a la mesa para cenar, vi que ellos ya lo tenían todo planeado. Seguro que llevaban días viéndose o wasapeando a escondidas.
-Que tal chicas?? Ahora me estaba diciendo Luis que mañana tiene otra vez Spinning toda la mañana, no sé cómo le gusta tanto hacer deporte. Y Diana ha quedado para un tratamiento de belleza.
-Pues yo pienso estar toda la mañana tomando el sol, dijo Rosa, si te aburres Javier puedes subirte un poco, aunque supongo que preferirás hacer otra cosa. Dijo sonriendo.
Por la noche, fuimos un rato a la discoteca y vi como Javier hablaba un rato largo con uno de los cameros, pero no le di importancia, porque la verdad que aquella semana habíamos cogido amistad con ellos.
A la mañana siguiente, yo me fui directamente a la habitación de Javier y Diana. Ella estaba esperando, desnuda sobre la cama, tapada solamente con la sabana:
-Anda ven aquí Luis hazme pasar un buen rato.
Esa mujer era como un bálsamo para mí, otra vez me hacía olvidar lo que pudiera hacer mi mujer y más cuando me mostró su cuerpo, totalmente desnudo debajo de las sabanas.
Me arrodillé ante ella y comencé a lamerla, sin pensar en nada más, estuve una hora lamiendo su coño, me atreví a lamer su culo, que era toda una delicia… ella solo gemía y gemía.
Tuvo varios orgasmos mientras yo lamia una y otra vez todo su cuerpo, finalmente cuando se cansó, cogió mi polla y me masturbo hasta que me corrí sobre la cama. Ni siquiera la penetre, no hizo falta, los dos habíamos disfrutado con la sesión de sexo oral. Yo dándolo y ella recibiéndolo.
Se puso el albornoz y salió de la habitación, diciendo:
-Ahora tengo tratamiento de belleza, puedes quedarte aquí hasta que Javier termine.
Estaba allí tumbado boca arriba, pensando todavía en el cuerpo de Dina, cuando sonó el móvil. Era Javier, me había llamado, pero no contestaba…solo se escuchaban los gemidos de mi mujer. Aquel cabrón no le bastaba con follarse a mi mujer, quería que yo me enterara de todo.
De repente, los gemidos cesaron y escuche a mi mujer.
-Javier para!!! Por ahí no, soy virgen.
-Tranquila, verás cómo te gusta.
-Me harás daño… por favor para!!!
-Tranquila, las putitas tienen que dejar follarse el culo. Veras como te gusta.
Aquel cabrón quería follarle el culo, aquello era demasiado. Oía como Rosa gritaba de dolor, los gemidos se habían convertido en gritos.
-Ves como si entra… ahora ya eres toda una puta.
-Me haces daño cabrón…
-Venga putita mira mira…, ya la tienes toda dentro. Relájate y veras como te gusta.
Poco a poco los gritos se mezclaban con gemidos,
-Voy a convertirte en toda una puta. El cabrón de tu marido ni te va conocer.
-Siii
-Vamos Rosa, dime qué quieres ser.
-Quiero ser una puta!!! Quiero ser tu puta!!!
-Me corro, date la vuelta, tómalo.
-Sí, vamos dámelo todo!!!
En lugar de enfadarme como hacía unos días, esta vez solo me había excitado y a pesar de que yo también acababa de correrme, comencé a pajearme de nuevo. Creo que estaba aceptando que Rosa era una puta y que yo era un cornudo.
De repente oí que alguien llamaba a la puerta del camerino de mi mujer. Mi Mujer se sobresaltó:
– Debe ser mi marido, Joder Javier que hacemos!!!
-Tranquila, no es tu marido. Son tus primeros clientes.
-Pero qué dices???
Javier se acercó, abrió la puerta y pasaron los dos camareros de la discoteca, uno al igual que Javier era bastante musculoso, creo recordar que era venezolano, el otro era filipino muy alto pero muy muy delgado.
-Chicos como dije anoche, mi amiga Rosa quiere jugar a ser una puta, y le he dicho que vosotros podéis ayudarla. Yo estaré aquí y me encargare de que todos pasemos un buen rato, podéis follarla, pero para ello tenéis que pagarle como se hace con las putas. Vamos quitaros la ropa y dejar ahí encima el dinero.
-Javier pero qué estás haciendo?? Yo no quiero ser una puta. Estás loco!!! Haz que se vayan por favor.
-Vamos Rosa, ya verás como pasamos un buen rato, has hecho algún trío alguna vez???
-Pero qué dices?? Hasta esta semana yo solo lo había hecho con mi marido.
-Pues eso va a cambiar ahora, hoy lo vas a hacer con tres hombres a la vez.
-Yo me voy ahora mismo, yo pensaba que tú me querías… pero eres un cabrón!!! Para ti esto solo era un juego. Yo me voy ahora mismo.
-Que te quería??? Yo nunca he dicho eso!!! Recuerda que estoy casado con Diana.
-Si pero tú y yo?? Bueno da igual, yo me voy.
-Si sales de la habitación tu marido se enterará de todo. Así que tú decides o pasas la mañana con nosotros y te portas como una puta o corres a los brazos de tu marido y le cuentas tu misma lo que hemos estado haciendo.
Rosa se sentó sobre la cama resignada.
-Vamos chicos acercaros, creo que Rosa ya ha decidido.
Javier hizo arrodillar a Rosa y la obligó a que comenzara a chuparles las pollas a los dos a la vez. Yo seguía pajeándome, pensando en aquella situación, cuando de repente se cortó la llamada!!! Estaba tan excitado que quise volver a llamar, pero enseguida vi como ahora Javier me llamaba por medio de videollamada. Había puesto el móvil orientado a la cama, sobre un montón de ropa, ahora no solo oía lo que pasaba si no que ahora podía verlo
Los tres habían hecho corro alrededor de mi mujer, que seguía arrodillada chupándoles las pollas. Pude ver que la polla del camarero filipino, era descomunal medía unos 24 centímetros y era tan gorda como su brazo, no dicen que los orientales la tienen pequeña. Mi mujer no podía ni chuparla apenas le cabía en la boca. Si la penetraba con aquello la iba a destrozar.
-Ves Rosa como te iba a gustar… a que nunca habías visto una polla así. Vamos chicos es hora de follarla.
Rosa se tumbó sobre la cama y el camarero Filipino se tumbó sobre ella con la intención de penetrarla.
-Por favor para!!! eso no me cabe. Me va a destrozar.
Pero nadie parecía hacerle caso, el camarero lubricó un poco el coño de mi mujer con algo de saliva y comenzó a intentar penetrarla. Lo hacía con suavidad, sabía que aquella polla no entraría por la fuerza y que solo lo haría si el coño estaba muy dilatado.
Mi mujer se quejaba de dolor, era imposible que aquello le cupiera dentro… Rosa se acomodó para facilitarle la entrada y evitar el dolor y poco a poco consiguió que le entrara más de media. Mientras el otro camarero le ofrecía su polla para que siguiera chupando, pero Rosa seguía centrada en facilitar la entrada de aquel pene enorme. Después de un rato insistiendo, aquel pedazo de carne se introdujo totalmente en su coño.
Ella soltó un gemido de placer y el camarero, contento por haberla penetrado, comenzó a bombear más y más rápido y cada vez más fuerte. Ahora los gritos eran gemidos de puro placer!!! Ella misma en pleno éxtasis agarró la polla del otro camarero y se la puso en boca. El hombre cada vez la penetraba más y más rápido, mi mujer estalló de placer en un orgasmo y al mismo tiempo el camarero se corrió dentro su coño.
Javier se echó a reír, al verla gozar.
-Ves cómo te iba a gustar!!! No hay mujer que se resista a una buena polla.
Mi mujer estaba exhausta en la cama, no podía ni moverse, había tapado su cara con la almohada en señal de vergüenza.
-Vamos ahora te toca a ti… aprovecha que la puta está caliente, estoy seguro que quiere más!!! Le dijo Javier al otro camarero.
Era el turno de otro compañero, pero cuando fue a follarla, vio como el coño de mi mujer rebosaba el semen de su compañero
-Eres un cabrón!!! Te has corrido dentro, que asco!!! Yo paso de meterla ahí dentro. Javier dile a tu amiga que se lave.
-Y porque no le follas el culo, que lo tiene casi virgen. Y así no tiene que lavarse.
-De verdad que puedo follarle el culo??? Se lo he propuesto miles de veces a mi novia y nunca me ha dejado!!!
-Claro, porque el culo de las novias no se folla, solo las muy putas se dejan. Pero Rosa es una puta, así que estás de suerte.
Aquellas palabras me dolieron y sé que a Rosa también, porque miraba a Javier con cara de odio y ahora una lágrima caía por su mejilla.
Rosa resignada acomodo su cabeza entre las almohadas y ofreció sus nalgas al joven camarero, que por lo menos tuvo la delicadeza de lubricar un poco el culo de mi mujer antes de comenzar a follarlo.
Estuvo follándole el culo durante un buen rato, pero mi mujer ni siquiera se quejaba solo aguantaba resignada, por fin parecía que se iba correr y que aquello iba a terminar.
-Espera no te corras todavía!!! Lo cortó Javier.
Vamos a hacer que Rosa se lleve un bonito recuerdo de este crucero, estoy seguro que le gustaría que la penetráramos los tres a la vez.
A las órdenes de Javier, el camarero filipino se tumbó sobre la cama y Rosa se acomodó sobre él, tenía tan dilatado el coño que ahora la polla del filipino le entraba perfectamente. Su compañero, aunque con alguna dificultad consiguió penetrarle de nuevo por el culo y Javier le ofreció la polla para que Rosa la chupara, más bien se la introdujo a la fuerza en su boca.
-Ves cariño… disfruta del momento!!! Tres pollas para ti sola y todas más grandes que la de tu marido!!! Ya le puedes decir al cornudo de tu marido que eres toda una puta.
Javier ya había conseguido lo que se había propuesto, miró hacia el móvil y dejó a mi mujer. El camarero que estaba follándole el culo, que todavía no se había corrido se corrió dentro del culo de mi mujer y también se apartó.
Solo quedaba el camarero filipino, que ya se había corrido una primera vez, mi mujer estaba tumbada sobre él. De repente se incorporó, pero en lugar de apartarse, siguió sobre él y comenzó a cabalgarlo.
No podía creerlo… había tenido la oportunidad terminar con aquello, pero aquella polla la tenía abducida. Podía ver como aquel pene entraba y salía de su coño y como ella caía sobre aquella verga una y otra vez. Estaba toda sudada, su culo chorreaba semen y ella seguía y seguía, ahora gritando de placer.
Javier y el otro camarero la verla, comenzaron a animarla.
-Vamos Rosa cariño, métetela toda, tu puedes.
-Disfruta puta, métetela hasta al final. Así se hace.
-Vamos campeona, esa polla no le cabe a cualquiera.
Rosa empezó a cabalgar más y más rápido, hasta que ambos se corrieron y Rosa cayó sobre la cama. Los dos estaban exhaustos y el coño de mi mujer había terminado lleno de leche por tercera vez aquel día.
Los dos camareros se vistieron y se fueron, Rosa seguía sobre la cama inmóvil, mientras Javier se vestía para irse.
-Ves cariño, no ha sido para tanto, sabía que te iba a gustar. Ahora ya eres toda una puta.
Le dijo mientras cogía el dinero para irse.
-Si ahora ya soy una puta, así que deja ahí ese dinero que es mío.
Javier se sorprendió de la reacción de mi mujer. Pero asintió con la cabeza.
-Es verdad es todo tuyo, te lo has ganado.
En aquel momento me di cuenta que había embarcado con mi mujer, pero iba a desembarcar con una puta.
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