Ella estaba acostada en mi cama, a través de la puerta entrecerrada, veía como se le marcaba su enorme culo, y sus piernas estaban dispuestas, tenía una minifalda ¿lo hago? Me decía, tenía muchas ganas de tocar ese culo, grande, jugoso, estábamos los dos solos en la casa, el lio es que era la amiga de mi mamá, ella con 45 años y yo con 18, recién cumplidos, mi madre había salido hacer unas cosas y me había recomendado que si llegaba su amiga, la hiciera seguir y que la esperara, la señora era la estilista de mi madre.
Ella estaba cansada, se le notaba en el rostro, me dijo que si había problema en recostarse un momento mientras esperaba, yo le dije que no, que se recostara tranquila, en ese instante ningún mal pensamiento se me había pasado por la cabeza, fue cuando la vi dormida que la cabeza se me estalló, la señora, madurita, tenía un cuerpo y un rostro muy provocadores, y con esa edad, 18 años, cualquier mujer es una tentación, si era virgen.
Ella seguía dormida, yo la seguía espiando, en un momento pensé en entrar suavemente en el cuarto, sacar mi verga y rozarla en sus labios mientras estaba dormida, al pensar en eso inmediatamente se me puso dura, entonces me baje el pantalón y empecé a masturbarme, era delicioso aguantar la respiración y no hacer ruido para que no se despertara, el corazón estaba palpitando durísimo, creí que eso era lo que la iba a despertar, tengo dos problemas graves:
1. Me encanta la adrenalina.
2. Me gusta hacer lo que quiero.
Luego de tener mi verga roja y palpitante, me subí el pantalón y entre al cuarto con la excusa de buscar algo, quería despertarla suavemente, yo tenía una sudadera, era muy evidente mi erección, la señora se despertó con una sonrisa medio incomoda por dormir en casa ajena, yo disimuladamente trataba de agarrar algo encima de un armario para subir mis brazos y se notara más mi verga, hubo un silencio fastidioso “¿su mami se demora?” Me dijo, yo la mire: “no señora”, le respondí, hubo otro silencio.
Fui a salir del cuarto y… “creí que íbamos a estar más tiempo solos”, me dijo mientras me miraba la verga, me puse rojo, no sabía qué hacer, me intimidó, mi erección se me bajo de una, sonreí como un tonto y salí de la habitación, ¿Qué estás haciendo? ¿Qué estás haciendo? ¿No es esto lo que quieres? Di unos cuantos pasos, pero me di la vuelta para abrir la puerta, pensaba en decirle ¿le gusta estar sola conmigo?
Pero antes de tocar la perilla, la puerta se abrió rápidamente: Nicolás… quedamos frente a frente, nos miramos, otro silencio incomodo… me lancé a darle un beso, “¿Qué te pasa Nico?” Me contestó con rabia, quedé petrificado, “¿Quién te dijo que te quería dar un beso?”. “Discúlpeme”, le dije… “yo lo que quiero es chupártela”.
Me quedé sin aliento, me bajó la sudadera mientras me miraba a los ojos y sonreía, “¿esto va a quedar entre los dos cierto?”. “Si señora”, le contesté, mi verga de nuevo se había puesto dura, casi me vengo cuando sentí su boca tibia abrazar mi verga, era la primera vez que una mujer lo hacía, yo no sabía qué hacer con las manos, ella se dio cuenta y se sacó las tetas, agarro mis manos y… que señoras tetas, era muy rico, agarro mi verga y la metió en medio de sus tetas, y comenzó a agitarlas.
Mientras me veía, “¿esto era lo que querías Nico?”, “Uff si”, fue lo que le respondí, “y ¿tienes mucha leche?” me preguntó, cuando iba a contestar escuché como la puerta de abajo se abría, vivíamos en un tercer piso, “es mi mamá”, le dije asustado, la señora más emocionada, agarró mi verga y empezó a pajearme más rápido, se metió mi verga en su boca cuando un chorro tibio salió disparado, ella se lo tomó gustosamente, mientras sonreía, yo estaba en éxtasis, dios quiero esto todos los putos días de mi vida, mientras pensaba en eso, ella me subió los pantalones, y me dio un beso, sentí el sabor extraño de mi leche, me abrazó y se fue hacia la sala.
Yo quedé como suspendido, ella, se sentó en la sala, metió un chicle en su boca, se abrió la puerta del apartamento, “Hola, Hola”, era mi madre.