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Experiencia (IV): Mis amigas y yo disfrutamos de una orgía
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Tiempo de lectura: 7 minutos

Aquellas escenas de mis amigas follando me pusieron tremendamente caliente,  no sabía que podría haber desatado aquella bacanal, aquella orgía, miraba entre deseos y sorpresa todo aquello mientras me agarraba a Pablo, al verme llegar Marta me miro pero no podían gesticular, el éxtasis en que estaba sumida no se lo permitía, solo cerraba los ojos y jadeaba, Antón le saco la polla a Sofía de la boca y se dirigió hacia nosotros, agarre fuerte a Pablo para que me protegiera, estaba tan sorprendido como yo y a la vez le veía tan excitado como lo estaba yo.

-Ven Lara, no tengas miedo, ven a jugar con nosotros.

Antón me ofrecía su mano para le siguiera, no sabía qué hacer, le miraba la mano sin saber si aceptar la invitación, veía a mis amigas disfrutando delante de mí, por fin vi a Raquel, estaba abierta de piernas subida a una mesa, Toño estaba de pie entre sus piernas, sus manos la sujetaban los tobillos arriba manteniéndola bien abierta de piernas, el tanga de Raquel se había quedado en uno sus tobillos y Toño lo agarraba, se la metía una y otra vez, se la estaba clavando sin piedad, Raquel no paraba de gritar en cada estocada, tenía mucho pecho y estos se meneaban arriba y abajo bailando sobre ella.

Antón cogió mi mano y me atrajo hacia él, me llevo al centro del salón donde había un sofá de cuero negro junto a una mesa llena de condones, me paro frente a él, me repitió que no tuviera miedo, guio mi mano hacia su polla para que se la cogiese, me agarro de la nuca y se acercó a besarme, estaba temblando, miraba a Pablo de reojo, él seguía allí de pie en la entrada del salón, le vi como se quitaba la camisa y los pantalones y se dirigió donde estaba Sofía mientras se ponía un condón.

Cerré los ojos a la vez que le empezaba a menear la polla a Antón, por fin había entrado en el juego, a oscuras podía oír perfectamente los gemidos de todas mis amigas, de los pequeños golpes cuando chocaban sus pelvis al ser penetradas, de ese sonido tan especial cuando entraban y salían los penes de las vaginas mojadas de mis amigas, aquello sí que me puso realmente caliente y excitada.

Abrí los ojos y me puse de cuclillas para saborear bien la polla de Antón, como una loca sin haberle puesto ningún condón se la empecé a chupar de arriba abajo con gran celeridad, luego paraba y la metía poco a poco muy despacio saboreado toda su redondez, era la polla más grande y gorda que había visto, casi no me cabía en la boca.

No sabía como pero ya estaba inmersa en aquella locura, sabía lo que me esperaba, sabía que como a mis amigas iba a ser sodomizada por varios chicos, penetrándome diferentes pollas tanto por mi coño como por mi culo, estaba nerviosa y sentía miedo y sin embargo estaba tranquila y deseosa.

Alguien se metió por debajo de mis piernas y apartándome las bragas introdujo su lengua entre mis labios, los recorría de un lado a otro, me los mordía, no sabía quién de los chicos era pero me estaba haciendo que empezara a gemir como una perra, con las dos manos me empezó a quitar las bragas con suavidad, notaba las manos muy suaves, tuve que cerrar las piernas para que me las pudiera quitar y las dejo caer al suelo, me volví abrir de piernas para que siguiera haciéndome aquello que tanto me gustaba.

Yo continuaba lamiendo aquella enorme polla que tenía Antón, este empezó a gemir a menear su cadera con rapidez follándome la boca, su polla empezó a escupir su leche dentro de mi boca, me la saque y se la meneaba enérgicamente, dos buenos chorros de semen más salieron disparados impactando en toda mi cara.

Mientras unos dedos largos y suaves se habían apropiado de mi clítoris, se notaba que sabía como acariciarlo, su lengua no paraba de penetrarme y lamer mi vagina, notaba como su cabeza se movía como si la estuvieran empujando.

Antón se había marchado y yo seguía allí temblando del gusto que me estaba proporcionando aquellos dedos, aquella lengua, me estaba limpiando la cara, tenía enfrente de Raquel, Toño se la estaba follando ahora por detrás, ella estaba tumbada sobre la mesa con las piernas cerradas, la cogía de las caderas y se la metía despacio, saboreando cada centímetro yo veía como entraba en su vagina despacio, hasta llegar a desaparecer.

Raquel estiró los brazos para coger las muñecas de Toño y como empezó a lanzar unos gritos enormes, se estaba corriendo y de qué manera, él con dos o tres empujones fuertes y profundos más también acabo.

Alguien me cogió por detrás y me levantó, era Pedro sin decirme nada, como si fuera un juguete, una muñeca, me levanto el vestido y me lo quito, me quede desnuda delante de él, me tumbo en el sofá abriendo bien mis piernas mientras se ponía un preservativo, se metió entre mis piernas y con su enorme rabo buscando mi coño y sin previo aviso la metió hasta el fondo, estaba tremendamente mojada y gemí de placer al sentirla dentro de mí.

Quise mirar quien era el artista que me había lamido y tocado con tanta maestría, casi a punto para tener un orgasmo, para mi sorpresa no era el sino ella, Sofía estaba siendo follada por Pablo y era ella la que me había hecho aquellas delicias en mi sexo.

Estaba tan excitada por Sofía que no tarde nada en empezar a chillar como una loca cuando me empecé a correr, Pedro me cogió de las caderas y me levanto como una pluma, se tumbó en el sofá y me la volvió a meter, cabalgaba sobre él, me tocaba mis pechos pellizcando mis pezones, Juanjo vino por detrás de mí me tumbo sobre Pedro y empezó a mojarme con aceite el culo, yo sabía lo que iba a pasar, nunca lo había hecho, pero era incapaz de decir que no.

A mis pies Sofía se retorcía de placer cuando se corrió junto con Pablo, sabía de esa sensación aunque yo no utilice condón con Pablo con lo que el polvo fue más placentero, pero aun así sabia como se sentía y me alegre por ella, Marta también disfrutaba ahora con Toño y Raquel con Antón mientras se la estaba también metiendo por el culo frente a mí.

Sentí como Juanjo jugaba con su polla en mi culo, el glande de Juanjo se empezaba introducir poco a poco con cuidado, despacio, la tenía cubierta de aceite, bien lubricada, hasta que se deslizó dentro de mi culo abriéndomelo, sentía dolor pero a la vez placer, estuvo un rato metiéndola con cuidado con suavidad y cuando vio mi culo bien abierto empezó a follarme más rápido y más profundo.

Estaba disfrutando de los dos penes en mi interior, los ojos se salían de mis orbitas, los tenía en blanco, los sentía entrar y salir a las dos, quería gritar pero no podía, tal era el estado de excitación que tenía y el éxtasis que me estaban produciendo aquellos dos chicos entrando y saliendo de mí por ambos agujeros, sentí como alguien me besaba, era Raquel que tenía la cara desencajada del placer que le estaba causando los empujones de Antón.

Nuestras lenguas se juntaron, nos besábamos profundamente, sentía sus empujones y ella los míos, nos jadeábamos en la boca, nuestra respiración rápida y entrecortada, notaba como mi vagina se contraía y apretaba el pene de Pedro, el destino, la casualidad hizo que los cinco nos corriéramos a la vez, los cinco empezamos a gemir a gritar, Raquel y yo nos empezamos a besar descontroladamente, el orgasmo era tan intenso que mi cuerpo entero temblaba.

Las sacudidas empezaron a remitir, al sacármelas sentía los preservativos llenos de su leche y al incorporarme por mis muslos chorreaba un líquido viscoso y blanquecino era todo mi flujo que salía de mi vagina tras el gran orgasmo que había tenido.

Me acerqué al baño a lavarme, allí estaba Sofía, según entre se me echo en brazos, se la veía feliz, estaba disfrutando de todo aquellos, estábamos las dos desnudas, me estaba abrazando muy fuerte, nuestros pechos resbalaban debido a los aceites y al sudor, me contó como había empezado toda aquella locura se empezó a reír, me besaba en los labios dándome las gracias, no entendía nada pero si me gustaba esa sensación de tenerla entre mis brazos desnuda y besándome, en parte nos echaba la culpa a Raquel y a mí, ya que mientras que Pablo y yo follábamos, en el salón empezaban a oír también los gemidos de Toño y Raquel, una cosa llevo a otra y ya estaba el lío montado.

-Joder tía, me has dejado temblando con lo que me has hecho. En ese momento me acordé de lo que había disfrutado con sus caricias.

-Pues me salió tal cuál, Pablo me tumbo casi debajo de ti, vi tus bragas y dije por qué no.

-Pues disfrute mucho que lo sepas.

-Me alegro, si quieres repetimos ahora tú y yo solas.

La veía tremendamente feliz y sobreexcitada, una sola mirada y nos empezamos a besar, nuestras lenguas no paraban de unirse, sus manos acariciaban mi cuerpo y yo el suyo, lamía sus pechos, ella gemía cuando mis dedos acariciaron sus labios y se metieron en su vagina, Jesús y Pablo entraron sin avisar en el baño y al vernos allí.

-Chicas nos podemos unir a la fiesta.

-Vosotros veréis, nosotras ya estamos listas. Le contesto Sofía riéndose mientras me guiñaba el ojo.

Enseguida fueron a por nosotras, quisimos escapar de ellos corriendo y gritando pero enseguida nos cogieron, Pablo me abrazo y me susurro al oído que no me iba a escapar de él y allí mismo nos empezaron a follar frente al espejo del baño, como con Raquel veíamos como nos metían el pene en la vagina, llegando a desaparecer dentro de ella, las dos estábamos de pie nos habían agarrado una pierna y la mantenían en alto para que entrara mejor, Sofía y yo frente a frente nos besábamos y acariciábamos nuestros cuerpos mientras sufríamos empujones pélvicos por parte de nuestros amantes.

Esta vez no utilizaron condón y como a dos patitas nos pusieron de rodillas para que les chupáramos la polla cuando se fueron a correr impactando las dos corridas en nuestra cara, Sofía y yo nos empezamos a besar, lamiendo el semen de nuestras caras, eso le puso nuevamente a cien, empalmándose enseguida, se pusieron ahora si unos preservativos y nos empezaron a follar nuevamente en el suelo.

Pablo me penetraba ahora con más cariño, besándome y acariciando mi cuerpo al igual que yo a él, mis piernas se alzaron rodeando su cintura y seguía el ritmo acompasado de sus movimientos, no paraba de jadear, de gemir me faltaba el aire, la respiración rápida y entrecortada mi espalda se arqueó cuando nos volvimos a correr mientras nos besábamos profundamente.

No sé el tiempo que estuvimos follando unos con otros, aquella noche fui penetrada por cinco chicos diferentes, desperté destrozada, cansada en la cama abrazada a Pablo, me dio los buenos días con un beso, observe que ya la tenía nuevamente una nueva erección, y está muy despacio, entreteniéndonos en los detalles me hizo el amor sintiendo su eyaculación en mi interior, un polvo mañanero en el que disfrutamos el uno del otro.

Cuando termine de ducharme busque mi ropa, tuve que bajar al salón, allí estaban todos nuestros vestidos, sostenes y bragas por el suelo tirados, junto con un montón de preservativos usados, no había nadie y salí al balcón tapada por la toalla y allí estaba Marta bañándose desnuda en la piscina bajo la atenta miradas de los demás, al día siguiente se marchaban a Madrid, deje caer mi toalla al suelo y baje, teníamos todo un día todavía por delante, pero lo que tenía claro que lo tenía solo para uno, para Pablo.

El lunes en la playa, sentadas en la arena las cuatro nos reíamos, mientras recordábamos todo lo sucedido y yo les hice una reflexión.

-Decirme chicas, ¿somos unas zorras, unas putas por haber hecho lo que hicimos?

-Y ellos, ¿qué son?, ¿unos machotes porque se follaron a cuatro amigas?

-Y porque no al revés.

Marta me abrazo, me beso en la frente y me dijo que lo olvidara, que lo importante es que habíamos disfrutado libremente de nuestros cuerpos y nuestro sexo como lo hicieron ellos.

Sofía y Raquel se unieron al abrazo, lloramos como tontas y antes de levantarnos, les dije.

-Os quiero un montón putitas mías.

Me levanté y corrí hacia la orilla para meterme en el agua, ellas me siguieron riéndonos e intentándome coger para tirarme al agua, nos salpicábamos con los pies, aquella mañana nos divertimos mucho las cuatro, disfrutamos de nuestra amistad así como habíamos disfrutado durante el fin de semana del sexo, no sabíamos si volveríamos a vernos, ellos tenían nuestros teléfonos y nosotras los suyos.

Estos dos últimos relatos que acabáis de leer os contaré que es una verdad a medias, parte es real y parte de las fantasías de todas nosotras, de mis tres queridas amigas que me han medio obligado a escribirlo y podría decirse que son coautoras de él, que cuál es la parte real y cuál la fantasía… pues depende de lo que vosotros queráis creer.

Espero que os haya gustado y sobre todo excitado.

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