El timbre de la puerta sonó, eran Beatriz y David dos de los mejores amigos de mi hermano, mis padres no estaban en casa se habían ido una semana de vacaciones con unos amigos, teníamos la casa para nosotros solos y eso quería decir, juerga para mi hermano y dolor de cabeza para mí, además el tiempo no acompañaba, desde hacía dos días llovía sin parar y parecía que iba a seguir así toda la semana.
-Alberto han venido tus amigos. Grite a mi hermano desde las escaleras para que bajara.
-Voy. Empezó a bajar las escaleras de dos en dos.
-A ver voy a ser una hermana enrollada, voy a pasar de vosotros, me da igual lo que hagáis mientras que no metáis ruido, tengo mucho que estudiar y necesito tranquilidad. Les dije muy seria
Beatriz era un encanto de niña, pelirroja y con unos ojos muy bonitos, yo estaba casi segura que estaban enrollados y la verdad que me gustaba mucho para mi hermano, se la veía una chica inteligente y segura de sí misma y en cuanto a David, hay David, era un chico bastante pero bastante salido, continuamente le pillaba mirándome las tetas y el culo, aunque tenía mucha gracia el jodido, siempre riéndose y haciendo reír a los demás, los tres se conocieron en el primer año de facultad, creo que el mayor era mi hermano que acababa de cumplir ya los veintidós años.
No había pasado ni una hora cuando mi hermano llamo a mi puerta y me pregunto que si echábamos una partida al mus, él sabía lo que me gustaba y la verdad que me apetecía salir de los libros un rato, total era viernes y tenía todavía dos meses por delante para estudiar la dichosa oposición, nos sentamos en el suelo del salón para estar más cómodos y empezamos a jugar, hicimos parejas chicas contra chicos, al principio pensé que les iba a dar un poco de ventaja pero… mm no me gusta perder, soy muy competitiva y Beatriz y yo les emperezamos a desplumar.
David planteó cambiar las reglas del juego, jugaríamos al Stripe mus, una variante del póquer como él decía, el que perdiera se debería quitar una prendan, ja, ja, ja, a mí me gustó la idea, iba a ser divertido dejarles en pelotas, me iba a divertir a su costa o esos pensaba yo, ya que cuando empezamos a juzgar las tornas cambiaron, se notaba que me habían engañado y sabían jugar mejor de lo que yo pensaba.
En las primeras manos mi hermano y David se tuvieron que quitar varias prendas, en las siguientes nosotras, al cabo de varios juegos les teníamos contra las cuerdas, ya solo tenían los calzoncillos y nosotras estábamos con el sujetador y las bragas y no estaba dispuesta a que David, me viera los pechos y mucho menos desnuda, ya me sentía demasiado radiografiada por él, no paraba de mirarme, sus ojos se clavaban en mi coño y note como le iba creciendo un bulto por debajo del calzoncillo.
En el siguiente juego mi hermano me gano por la mano y nos obligó a quitarnos el sujetador, Beatriz tenía los pechos perfectos, redonditos y firmes, mi hermano no paraba de mirarlos, los pezones los tenía muy grandes e hinchados y a mí me pasaba igual, me costaba reconocerlo pero aquel tonto juego me había excitado más de lo que yo hubiera deseado, notaba como tenía las bragas húmedas y un ligero olor a flujo se olía en el ambiente, Beatriz me miraba ruborizada, sabía que la pasaba lo mismo, la veía mirar el cuerpo de mi hermano y fijarse en su paquete, estaba tan o más excitada que yo y sus bragas igual de mojadas o más, quizás ellos no se dieran cuenta pero nosotras sí.
Ahora la que miraba era yo el bulto que tenía David, se había hecho enorme y en alguna ocasión me pillo mirándoselo mientras me mordía el labio inferior lascivamente, él no paraba de mirarme y mi hermano a Beatriz, nos estaban devorando literalmente con la mirada, note como David se tocaba aquel bulto mientras sus ojos se clavaban en mis tetas y en mis bragas, intentando traspasarlas con la mirada, aquello me estaba poniendo tremendamente caliente llegando incluso abrirme de piernas, en la siguiente mano Beatriz y yo conseguimos dejarles desnudos y ante nosotras se alzaron dos enormes y preciosas pollas, estaban totalmente empalmados, Beatriz y yo nos miramos a la vez, estábamos boquiabiertas con aquellas dos maravillas, nunca habría pensado lo que escondía mi hermanito.
Una mano más y nosotras podríamos perder las bragas, la notaba en la misma situación que yo, tremendamente excitada y mojada, estaba hecha un lío, quería seguir pero si seguíamos jugando allí podría pasar cualquier cosa de la que seguro me arrepentiría después y aunque mi cuerpo decía si, mi mente decía no, aprovechando que era ya muy tarde les mande a todos a sus respectivas casas bajo amenaza de todo lo que se me ocurrió.
Mi hermano estaba tremendamente enfadado, David decepcionado y Beatriz aliviada o eso creía yo creer, me daba igual, sabía que había tomado una decisión acertada.
Serían las cuatro de la mañana y estaba dormida en la cama, cuando note que mi hermano entraba en la habitación sigilosamente, me hice la dormida, no quería tener más broncas con él, se acercó y se subió en la cama despacio, no sabía lo que pretendía ó quizás si no lo se estaba confundida, siempre nos habíamos llevado muy bien casi nunca discutíamos, éramos uña y carne y había una especie de atracción física entre los dos, tan solo le sacaba tres años y desde que cumplió los veinte se había puesto macizo, había moldeado su cuerpo a base de gimnasio y era un chico muy guapo, mentiría si en alguna ocasión me lo había imaginado de otra manera de la que no fuera como hermano y ahora era peor, ya que hasta aquel día no sabía lo que escondía debajo del pantalón.
Se tumbó, en la cama y se acercó a mí por la espalda, note como me iba desabrochando el pijama y como empezó acariciar mi pecho, su mano subían y bajaba por mi cuerpo, apretando suavemente mis pechos, entreteniéndose con mis pezones, tenía que parar aquello, estaba tan caliente que tenía que parar, era mi hermano y no podíamos seguir, estaba decidida.
Pero sus dedos hicieron que no pudiera articular palabra, habían buscado mis bragas y se habían metido furtivamente por debajo de ella, me acariciaban los labios, mi clítoris había aumentado de una forma espectacular, me lo masajeaba y sus dedos se empezaron a meter primero uno, luego dos en mi vagina.
Me seguía haciendo la dormida, tenía que morder la almohada para no gemir, quería levantarme pero no podía el placer que me estaba dando me lo impedía, notaba su enorme polla sobre mi culo hincándose entre los glúteos, algo paso que mi hermano se asustó, tuve que hacer algún movimiento, algún tipo de ruido que pensaría que me había despertado y se fue, dejándome con ganas de más, tan caliente, tan mojada en mi interior, pensé que mejor así, he intente mojar mis ganas en los brazos de Morfeo.
Daba vuelta y vuelta en la cama pensando en aquellas caricias, en aquella polla, no paraba de darle vueltas a la cabeza, todavía sentía sus caricias y sus dedos metiéndose dentro de mí, tenía una lucha interna y al final gano la lujuria, empecé a masturbarme pensando en mi hermano, pasaba mis dedos por mis labios, pellizcaba mis pezones y me preguntaba que estaría haciendo él, me sujetaba a la cama para no caer en la tentación y levantarme pero mis piernas se pusieron en marcha, estaba decidida en ver que hacía y sin saber cómo estaba ya detrás de su puerta.
Estaba entreabierta, había un poco de claridad procedente de una pequeña pecera que estaba iluminando la habitación, mire al interior y vi como mi hermano se estaba masturbando, tenía aquella enorme polla la agarraba con ambas manos haciéndola subir y bajar, era tan grande que me daban ganas de ir a por ella.
Me di cuenta de que me seguía masturbando detrás de la puerta, el deseo era tremendo, la quería, quería chuparla y la quería dentro de mí, me olvide de que era mi hermano, era como si mi mente se quedara en el pasillo y mi cuerpo traspasara el marco de la puerta en dirección a la cama, a mitad del camino mi pijama caía al suelo y mis bragas al pie de su cama.
Mi hermano oyó que me acercaba y se hizo el dormido, se pasó la sabana por encima y se quedó inmóvil, aquello parecía una tienda de campaña, le quite la sabana, me subí encima de él y se la empecé a chuparle el glande, mi hermano no dijo nada, mejor…
Al cabo de un rato los dos gemíamos de placer, no salió palabra alguna de nuestros labios, lo que si me había tumbado en la cama, girándose le tenía encima de mí y mientras yo le comía aquella enorme polla que casi ni me entraba en la boca, él me lamía mi clítoris, pasaba su lengua por mis labios mojados y me la introducía una y otra vez en mi vagina, sentía prácticamente como me metía toda la lengua, moviéndola dentro y cuando no era la legua, eran sus dedos los que hacían que no parara de gemir, de vez en cuando sentía como me metía su nariz y aquella sensación no sé por qué me ponía aún más caliente, por mi parte introducía su polla hasta la garganta y aun así no me la metía toda, la succionaba una y otra vez, mi hermano estaba literalmente follando mi boca.
Mi vagina se empezó a mojar más de la cuenta, tenía su boca lamiéndome todo el coño cuando mis piernas temblaron y mi pelvis se alzaba temblorosa, empecé a sentir un maravilloso orgasmo, empecé a chorrear flujo por mi vagina, mi hermano seguía lamiendo, le estaba empapando la cama y su boca tragaba parte de mi flujo que salía disparado de mi interior, no podía evitar dejar de gritar, aunque al tener su polla metida en mi boca casi ni se me oyó.
Mi hermano dejó de lamerme y con un enorme gemido, un “jodeeer” salió del cuando sentí que su polla estallaba, lanzando chorros de su leche al interior de mi boca, era justo que a pesar de seguir con los últimos coletazos de mi orgasmo, empezara a chupársela más rápido tragándome su leche.
Los dos nos quedamos exhaustos, después de unos minutos me levante sin decir nada, recogí mi ropa y me marche, estaba en mi cama todavía desnuda, sonriendo y saboreando la leche de mi hermano, la puerta se abrió nuevamente, la luz del pasillo estaba encendida y podía ver la silueta de mi hermano con la polla totalmente empalmada, me incorporé, nos miramos y ni una palabra entre los dos, solamente miradas de complicidad, de lujuria, me volvía a tumbar apoyando la cabeza en la almohada, la gire mirando la ventana y abrí mis piernas invitándole a pasar.
Mi hermano se subió a la cama y empezó a besarme por todo el cuerpo, empezando por mis pies, mis muslos e iba subiendo despacio, no había prisa alguna, no hacía falta que me excitara más, estaba tremendamente caliente y mojada en el interior de mi coño, su cabeza y su cuerpo no se separaban del mío.
El roce de nuestros cuerpos era excitante, sus labios sobre mi cintura, mi tripa y mis pechos, lamiéndolos una y otra vez, mis pezones se elevaban al techo, mi cabeza seguía mirando a la ventana mi cuello esperaba sus labios, sus besos, sus labios buscaron los míos pero parecía como si no los quisiera tocar, como si no quisiera besarme, sentí su polla sobre mi vagina, estaba tan mojada que no le costó entrar, cerraba los ojos y mis manos agarraban fuertemente las sabanas cuando me empezó a besar y a penetrar muy dentro, muy profundo.
Con movimientos lentos y suaves, fuertes y profundos mi hermano estaba dándome el placer que nunca ningún chico me había dado hasta ahora, su polla llenaba todo mi coño, mi vagina se estiraba más y más para dejar que entrara toda, la tenía tan suave y tan gruesa, que sentía cada movimiento, cada roce, como entraba y salía de mi interior, sus palpitaciones, estaba destrozándome de placer.
Se puso de rodillas y cogiéndome por la cintura elevo mi pelvis, ahora con movimientos rápidos hacían que no pudiera ni gritar, mis ojos se quedaban en blanco, su polla se metía entera hasta la raíz, la sentía tan dentro de mí que me parecía imposible que llegara hasta ahí, estaba totalmente extasiada.
Nuevamente sentí como me corría, un orgasmo como nunca antes había tenido, empecé a chillar como una loca, estaba perdiendo el control, con una respiración entrecortada y sin casi articular palabra le rogaba que no parara, que me la metiera más y más, me temblaba todo el cuerpo y en un momento de lucidez le pedí que no se corría dentro de mí, tan siquiera me había dado cuenta de que mi hermano ya se había corrido en mi interior, la seguía metiendo una y otra vez hasta que la saco, pensaba que se iba a correr, pero solamente me dio un beso y se marchó tal como había venido.
Nuevamente estaba sonriendo encima de mi cama, con las sabanas totalmente empapadas, oliendo a los dos, pase mis dedos por mi vagina y note mis flujos pero también su semen, se había corrido el muy cabrón dentro de mí, no me enfade, pensé que no me habría oído, por otro lado supongo que se correría cuando yo estaba en el clímax de mi orgasmo porque ni me entere.
Al día siguiente y muy de mañana salí a comprar preservativos, le desperté con besos y caricias, le puse uno y le dije que empezara a follarme, no había tiempo que perder teníamos una semana por delante, tenía una semana para disfrutar de la polla de mi hermano.