Lo conocí en Facebook, apenas un mes y medio después de lo de Enrique, su nombre es Jordi Mejía, al principio no le hacía mucho caso, me mandaba mensajes de imágenes bonitas y cosas así, pero nunca le ponía atención.
Una noche mientras estaba en mi celular atendí un mensaje de él, comenzamos a charlar y la charla fue tan amena, que lo hacíamos diario, el me comentaba mis fotos y me invitaba a cenar, yo lo dudaba al principio, pero un jueves de hecho acepté salir con él.
Cuando lo vi me gustó mucho, un joven de 29 años, de piel blanca ojos cafés, fornido y elegante, ¡guau!, fue mi primera expresión al verlo.
El me atendió educadamente, yo llevaba un traje de vestir ajustado ya que salía del trabajo, conversamos un rato, la cena fue maravillosa, eran las 9:00 PM y me invito unos tragos por un bar de Insurgentes, fui gustosa, entre copa y copa salieron charlas desde tristes hasta calientes, nos empezamos a contar como fue su primera vez y la mía, lo que más nos gusta de nuestro cuerpo y esa charla nos llevó a lo que ¡inevitablemente pasaría!
J: ¡Oye! ¡Qué guapa eres, que cuerpo tienes nena!
K: Tu igual eres muy guapo
J: ¿Lo has hecho con alguien menor que tú?
K: ¿Jajá que pregunta?
J: ¡Es que yo quiero ser el primero!
Lo miré seriamente, pero mi cabeza comenzó a imaginar ese encuentro, de pronto él se acercó a mí y me miró fijamente, ¡sin dudarlo comencé a besarlo!, besaba muy rico, sus labios eran carnosos, su mano me acariciaba la cintura, el momento se volvió muy hot, yo con mi mano le acariciaba la pierna.
J: Vamos a mi departamento, ¡claro si quieres!
Yo: ¡Déjame avisar que llegare tarde!
J: ¿Guau tu marido no te dice nada?
Yo: ¡No! ¡Él sabe que si llego tarde es porque me salió algo bueno jajá!
J: Uf, ¡que marido!, yo no te compartiría con nadie!
Yo: ¡Pues aprovechemos que el sí!
Me llevo a su departamento típico de hombre soltero, pero muy elegante.
Me ofreció algo de tomar, pero yo sin decirle nada comencé a besarlo, el cedió fácilmente, ¡comenzamos a desnudarnos mutuamente!
Nuestra ropa estaba regada por el pasillo hacia su habitación, una vez dentro el me tiro en su cama, el joven elegante y educado desapareció y se convirtió en una fiera, me besaba de los pies hasta mis ojos, me acariciaba como desesperado, sus manos eran grandes y fuertes, su pene era grueso no tan grande pero circuncidado, yo lo acariciaba suavemente mientras el besaba y jugaba mis pezones, su mirada fija y desafiante mientras sus dientes apretaban mis pezones.
Sonreí mientras el lentamente bajaba a mi vagina, comenzó a olerla y pasar dos dedos por encima, ¡la sobaba muy rico mientras su lengua yacía en mis ingles!
“¡Que placer” poco a poco la llevo a mis labios vaginales, laos besaba tiernamente, pero al mismo tiempo bruscamente, esa sensación!
Estaba yo maravilla con la su lengua me daba mucho placer, comenzó a meterme un dedo y lo movía jugueteando mi clítoris, el cual mordía y apretaba, ¡uf estaba gimiendo como loba en celo!
K. ¡Así que rico lo haces papi!
J: ¡Sabes a Gloria!
Nos acomodamos en un 69, comencé a devorar esa verga “hermosa”, mientras el metía su lengua y la sacaba, abrió mis nalgas y desde mi ano la llevaba a mi clítoris, que placer, yo devoraba fieramente su verga, ¡la mordía suavemente y me atascaba con ella hasta ahogarme!
Estuvimos devorándonos un buen rato, me sorprendió que no se venía, solo se ponía más y más duro.
J: ¡Déjame ponerme el condón!
K: No nene, dámela así, ¡ya no quedare embarazada!
J: ¡Dios mío que zorra!
K: Métemela papi, ¿o tienes miedo?
Esas palabras bastaron para que se calentara, me acostó y me abrió las piernas como compas a 90 grados, me sonrió y me la empezó a meter suavemente, ¡uf! ¡Que rico resbalaba dentro de mí, él se movía rico, su movimiento de pelvis me hacía sentir su dura verga rozar todo por dentro!
J: ¿Te gusta?
K: Si, sigue así
Me besaba las tetas y mi cuello, yo lo apretaba fuerte, me levanto las piernas y pegando mis pies en su frente comenzó a moverse más bruscamente, que rica pose.
¡Su verga entraba por completo en mí, ¡así papi dámela! ¡Le decía yo mientras gemía del placer que me provocaba!
Después me puso de lado en la orilla de la cama, se levantó y así me la dejo caer, me acariciaba los muslos y las nalgas, ¡me apretaba la frente y se movía fuertemente!
J: ¿te gusta?
K: Si, ¡me encanta!
Me la daba fuertemente, yo gemía del placer que sentía, con fuerza me puso en cuatro y me ensarto fuertemente, ¡que ricas nalgas! Decía mientras me cogía riquísimo, yo también movía mis caderas como se dice en la actualidad “perreándolo” la sensación era magnifica, el me apretaba tan fuerte mi cadera yo me movía también con fuerza, de pronto comencé a venirme, ¡dios que rico orgasmo! ¡Él también estaba por correrse, pero la saco y me hecho todo en mis nalgas!
J: ¡Uf, que rico, que rico!
K: ¡Papi que placer!
Ya no pensaba en mi marido, ni en que estaba con un hombre que apenas conocí y era ms joven, solo disfrutaba del momento.
Creí que todo había terminado, pero no fue así, el me tomo de la mano y me puso de rodillas a mamársela nuevamente, yo devoraba esa manguera que escurría leche caliente aun, él me tomaba de la cabeza y me miraba sonriendo, ¡qué suerte tengo! Dijo mientras me empujaba su pene hasta mi garganta.
Ni con mi marido llegue a ser así, de hecho, una vez terminaba se aseaba, pero esto era muy caliente.
Estuve comiendo su carne un rato hasta que nuevamente se endureció como roca, esta vez lo acosté en la cama y dándole la espalda comencé a cabalgarlo, él me tomaba de la cadera y me movía velozmente, ambos gemíamos, yo le besaba los pies mientras él me daba de nalgadas.
J: ¡Así mami, muévete, que rico lo haces!
Yo: ¿Te gusta?
J: Me matas, ¡uf como destrozas mi verga!
Sin sacármela me di vuelta para verlo de frente, me seguía moviendo como licuadora, sentía como me entraba hasta mis entrañas, ¡el gemía y me mordía las tetas!
J: ¡Que rico mami, que rico!
Debes en cuando me daba de sentones, el sonido provocado me ponía a mil, ambos gritábamos, el me movía más fuerte, sentí como comenzó a inflarse, y nuevamente nos corrimos juntos, ¡esta vez me lleno mi vagina de su semen caliente y espeso!
K: ¡Así nene, así!
J: ¡Eres la mejor!
Terminamos exhaustos, nos quedamos abrazados un rato, platicando y besándonos, el me dejo ducharme, al vestirme nuevamente regreso el joven caballero, me pidió un Uber y me mando a casa.
Llegué a casa y mi marido me cuestiono, pero le di una mentira piadosa y eso lo calmo.
Ya estaba perdida, ¡ahora solo pensaba en que nueva experiencia tendría la cual esperaba con mucha ansia!
Kali