Mientras ella duerme a mi lado no puedo conciliar el sueño. Mi mente recorre recuerdos de nuestros encuentros sexuales pasados y fantasías de los que podrían ser. Estiro mis manos y toco sus muslos como una invitación, pero ella duerme profundamente y no me sigue el juego.
Pasan los minutos y hago varios intentos sin éxito, sólo con excitación. Meto mi mano entre las sábanas y presiono sobre mi ropa interior, dejando asomar la punta de mi pene erecto. Me ensucio con los primeros hilos de eyaculación previa que fui liberando en mi indecisión, esperando una señal de ella para entrelazar nuestros cuerpos, la cual nunca llega. Acaricio mis testículos mientras mi falo se endurece, el reloj continúa avanzando y mi insomnio es cada vez mayor. No puedo tomar la determinación de dejarme llevar y con mi otra mano toco sus nalgas.
En mi duda, ella se gira y me enreda con su pierna como acostumbra hacer y atrapa mi polla en el pliegue trasero de su rodilla. Cojo su muslo con fuerza esperando compartir las caricias, pero su respiración me dice que todavía duerme. Comienzo a frotarme con lentitud en busca de complicidad, pero no puedo confirmar que se haya despertado. Mi pulso sube y mi miembro se endurece, mi glande gotea entre su pierna y mi mente ya no tiene el control. Me masturbo cada vez con más intensidad, pero siempre con cuidado de no despertarla. Resisto correrme para prolongar el momento, pero las horas previas de fantasías solo me han dejado bien cargado. Sus pequeños espasmos mientras sueña me presionan con fuerza y pensar en correrme sobre su piel me pone aún más. El miembro se me endurece mientras pienso si hacerla a un lado para no despertarla o liberarme allí donde ya se puede escuchar el sonido de la humedad en la oscuridad.
Como sintiendo lo que va a pasar, ella se gira hacia el otro lado de la cama, volviendo a poner el culo hacia mi lado y apoyándolo en mi pierna. En ese momento exploto, varias olas de semen salen y caen sobre mi vientre y pecho al descubierto. Me muerdo el labio inferior para no emitir sonido mientras presiono con fuerza el tronco de mi falo con la palma abierta. La corrida chorrea por los lados de mi torso cuando al fin puedo conciliar el sueño.
Mientras, ella duerme a mi lado.