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Vecindad en cuarentena (Parte 2)
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Tiempo de lectura: 20 minutos

Verónica estaba sola en su casa aquella tarde. Su madre había ido a atender la tienda, su padre estaba desempeñando su función de portero dando mantenimiento a un vecino y su hermana Patricia estaba con su novio Mauricio. Que suerte tenía su hermana al poder pasar tiempo con su novio ya que ambos vivían en la misma vecindad. Mientras que ella estaba separada del suyo por la cuarentena. Al menos podía estar segura que no podían follar ya que la madre de Mauricio se encontraba en casa y no había manera de salir de la vecindad. Su hermana se quejaba constantemente de ello además de que podía oírla gimiendo por las noches mientras se masturbaba. Sabía que su hermana tenia años siendo sexualmente activa y ella la envidiaba por ello, ya que apenas llevaba unos meses desde que había perdido su virginidad con su novio.

Como extrañaba la polla de su novio en esos momentos. Viendo que estaba sola decidió masturbarse un rato pero antes de siquiera empezar el sonido del teléfono de la casa la hizo detenerse.

-¿Diga?- contesto con pereza.

-Buenas tardes, soy Fernanda del 2B. ¿Se encontrara don Anselmo? Es que me quedado sin agua en el baño.- dijo la voz del otro lado del aparato.

-Mi papa no está. Salió para unas labores de mantenimiento. Apenas regrese le informare al respecto.- contesto la chica

-Por favor te pido que le informes cuanto antes porque si necesito el agua.- pidió la mujer.

-Esta bien. Veré si puedo localizarlo.- respondió Verónica.

-Te lo agradezco.- dijo Fernanda antes de colgar.

Verónica pensó que no tenia nada mejor que hacer así que decidió salir en busca de su padre para informarle de la situación, ¿pero donde podría estar? Seguramente su madre sabría eso.

La chica se dirigió a la tienda de su familia pero para su sorpresa estaba cerrada. Golpeo un par de veces la cortina pero no obtuvo respuesta. Dado que solo se podía abrir desde adentro no tenia caso seguir ahí.

Trato de recordar donde adonde había dicho su padre que se dirigía y la respuesta le vino a la mente. Don Anselmo había anunciado que iría al departamento de don Tomas para unos arreglos así que se dirigió hacia ahí.

En el camino se topo con Silvia, la nieta de Don Tomas, quien se dirigía a la azotea para lavar la ropa.

Silvia le confirmo que su padre estaba en su departamento con su abuelo arreglando unas cosas. Las chicas conversaron unos minutos para luego despedirse y cada una dirigirse a su destino.

-La puerta esta abierta, puedes entrar sin tocar.- le dijo Silvia al marcharse.

Verónica llego a su destino y siguiendo el consejo de su vecina entro al lugar.

Apenas hubo ingresado y pudo escuchar unos ruidos raros que parecían venir de uno de los cuartos. Sonaban como bufidos y resoplidos. Pensó que su padre debía estar reparando algo con gran esfuerzo y se dirigió hacia la alcoba.

Al abrir la puerta la chica ahogo un grito de sorpresa.

Sobre la cama de la habitación estaba don Tomas a cuatro patas y detrás de él estaba su padre follandolo.

-Dale maricon, con ganas. Dame con fuerza, uffff, siiii, masss, que rica polla tienes Anselmo.- gemía el maduro mientras recibía la polla del portero.

Verónica lanzo un grito mas que audible que hizo que los maduros detuvieran su faena al verse descubiertos.

-¡¡Papa!! ¡¿Qué estas haciendo?!- exclamo la chica y se dio la vuelta con rapidez buscando salir del lugar. antes de poder llegar hasta la puerta un par de fuertes brazos la tomaron y la levantaron con facilidad.

-Espera hija, espera por favor. Déjame explicarte.- decía el hombre preocupado

-¡¡Suéltame!! ¡¡No quiero saber nada!! ¡¡Le diré a mama!!- gritaba la chica pataleando mientras buscaba librarse del agarre.

-Por favor cariño, déjame que te explique.- pidió el hombre sumamente consternado.

Verónica decidió que lo mejor era calmarse y escuchar lo que su padre tenia que decir. Al relajarse una de sus manos descendió hasta tocar algo carnoso y largo. La chica se dio cuenta que su padre aun estaba desnudo y ella había tocado su verga que todavía estaba erecta.

-Uggg. Vístete por favor, papa.- dijo la chica.

Anselmo la llevo hasta la sala del lugar y acto seguido tomo una bata que le ofreció Tomas para cubrir su desnudez. El otro maduro también vestía una bata para ocultar su figura.

La chica se sentó en el sofá bastante enojada.

-Bueno adelante, que tienes que explicarme. ¿acaso eres gay?- pregunto Verónica.

-No, hija, bueno más bien digamos que soy bisexual.- respondió el hombre completamente apenado

-¿Y mama lo sabe?- pregunto la chica.

-No, claro que no. Y te ruego que por favor no le digas.- dijo el hombre suplicante.

-¡¿Cómo pudiste papa?! ¡¿Acaso no eres feliz con nosotras?!- exclamo la chica

-Si lo soy hija, y mucho pero es que los hombres tenemos necesidades y últimamente tu madre y yo estamos peleados y pues a veces las cosas pasan.- respondió Anselmo buscando justificar sus acciones.

-¿Y usted es gay?- pregunto la chica dirigiéndose al otro maduro.

-No, también soy bisexual.- respondió don Tomas.

-¿Y Silvia lo sabe?- pregunto nuevamente la chica

-No, y también te agradecería que no se lo dijeras.- pidió el viejo.

La muchacha permaneció unos momentos en silencio meditando la situación. Si le contaba a su mama seguramente sus padres terminarían divorciándose lo que le afectaría bastante. Además con la situación actual había cosas mas importantes en que pensar.

Verónica observo a los dos hombres maduros con rostros suplicantes y lanzo un suspiro.

-Esta bien. No le diré nada a mi mama ni a Silvia pero por lo menos tu papa debes prometer que no volverás a hacerlo.- dijo la chica.

-Te lo agradezco hija. Te prometo que no volverá a pasar. Buscare otra manera de calmar mis necesidades hasta que me arregle con tu madre. Creo que tendré que volver a pajearme como cuando era adolescente, jejeje.- dijo el hombre riendo.

-¡Papa! ¡No necesito escuchar eso! Además como es posible que les guste hacer—eso que hacían con otro hombre. ¿No se supone que con la edad no deberían estar haciendo esa clase de cosas? ¿Acaso no les duele al—al hacerlo por ahí?- pregunto la chica con auténtica duda.

No es que fuera homofóbica o mojigata, era simplemente que no comprendía esos asuntos. Ya había tenido relaciones con su novio un par de veces pero cuando este trato de convencerla de intentar el sexo anal se había negado ya que con solo introducir dos dedos se había sentido incomoda. Y si bien era cierto que tenia amigos homosexuales estos eran jóvenes. Jamás le paso por la cabeza que los viejos hicieran esas cosas a su edad.

Anselmo y Tomas se miraron uno al otro antes de contestar.

-Mira hija, como te mencione todos tenemos necesidades y no tiene nada de malo el buscar quien nos ayude a satisfacerlas. Si estuvo mal que yo lo hiciera ya que soy casado pero pues a veces pasan ciertas cosas que no se pueden controlar.- respondió Anselmo.

-Así es. En mi juventud tuve relaciones con muchas mujeres, y como sabrás incluso tuve hijos pero luego de la muerte de mi esposa me quede solo. Con la edad no es fácil encontrar muchas mujeres que quieran follar con un viejo como yo, pero los hombres siempre están dispuestos. Y como ya llevamos bastante tiempo con esta cuarentena pues yo no he podido salir para reunirme con mis amigos cotidianos. Por suerte tu padre está siempre a una llamada de distancia.- continuo Tomas.

-Un momento, ¿esta no es la primera vez que lo hacen? Dime la verdad, papa.- pregunto Verónica.

Los maduros se preocuparon nuevamente al haber revelado más de la cuenta. Anselmo imagino que lo mejor era ser completamente honesto con su hija.

-No, cariño. Todo comenzó un par de meses atrás, en otra de las ocasiones en que tu madre y yo estábamos peleados. Subí a la azotea a tomar un par de cervezas para relajarme y me encontré a don Tomas. Bueno una cosa llevo a la otra y pues… ya sabrás.- respondió el hombre con vergüenza.

-¿Y tu también has estado con sus amigos?- pregunto la chica que por alguna razón estaba bastante interesada en todo el asunto.

-No, Tomas es el único con quien lo hago.- respondió el hombre.

-Créeme que lo he invitado varias veces pero hasta ahora no he logrado convencerlo.- añadió Tomas riendo.

Anselmo miro con enojo a su vecino.

-¿Y tu has… tu has… em—recibido… tu sabes?- pregunto la chica con curiosidad y vergüenza.

-Si, en un par de ocasiones.- contesto el hombre sabiendo lo que quería decir su hija.

-¿Y no te duele? ¿De verdad sientes placer al—hacerlo—por ahí…- pregunto nuevamente Verónica.

Anselmo no sabia porque su hija tenia tanta curiosidad al respecto pero aun así contesto sus preguntas.

-Duele un poco la primera vez pero si usas lubricante y lo haces despacio se siente rico. Y con el tiempo te acostumbras.- respondió el maduro

-Y también ayuda que el pene del otro no sea tan grande. Ya cuando agarras practica puedes intentar con penes mas grandes.-añadió Tomas riendo.

Verónica sentía bastante curiosidad con el tema del sexo anal. Seguía sin poder comprender como ellos podían sentir placer cuando ella solo sintió dolor al intentarlo. Por alguna razón una idea paso por su mente, algo que en otras circunstancias nunca hubiera pensado.

-Quiero verlo.- dijo la chica.

-¿Ver que?- pregunto Anselmo confundido.

-Quiero ver como lo hacen. Si dices que te causa placer hacerlo… por ahí, quiero ver si es verdad.-dijo Verónica lo mas firme que pudo.

Anselmo y Tomas estaban perplejos ante tan extraña petición.

-¿P-pero que estas diciendo, hija? ¿Qué quieres vernos teniendo relaciones?- pregunto Anselmo completamente anonadado.

-Así es. Y si no lo hacen le diré a Mama y a Silvia.- respondió la chica amenazándolos.

-Pues si tu no tienes problema, yo tampoco. Después de todo no es la primera vez que lo hacemos con publico.- dijo riendo Tomas.

-¿Pero tu estas mal de la cabeza, hombre? ¡Es mi hija de quien hablamos!- exclamo Anselmo incrédulo.

-Tal vez pero ella ya es una adulta que sabe lo que quiere. Además nos tiene amenazados.- contesto Tomas quien encontraba excitante la situación y quería ver hasta donde podría llegar todo el asunto.

Anselmo miro a su hija quien lo observaba con expresión seria y luego a Tomas quien se reía divertido con todo lo que pasaba.

El hombre se dio cuenta que quien tenia mas que perder en todo ello era el así que suspiro derrotado.

-Esta bien. Vamos a la alcoba.- dijo el hombre.

La chica y los maduros se dirigieron de regreso al cuarto y ahí Verónica tomo asiento en un sillón mientras los hombres se despojaban de sus batas. Tomas no tuvo problema en revelar su cuerpo desnudo ya que no se avergonzaba de el. A pesar de su edad avanzada se mantenía activo lo que le daba un físico decente. Era bastante peludo aunque la mayoría de su vello era de color blanco. Su verga era pequeña pero regordeta.

Anselmo por su parte estaba aun renuente a continuar con todo eso y a regañadientes se despojo de su bata dejando que su hija viera su cuerpo desnudo. Su físico era regular, no era delgado pero tampoco gordo. Al igual que su compañero era bastante peludo pero en caso los vellos aun mantenían su color negro con pocas canas. Su polla era un poco menos gruesa que la de Tomas pero mas larga. En esos momentos estaba completamente flácida producto de la situación.

Verónica admiro aquel par de cuerpos maduros que tenia frente a ella.

Nunca había visto a hombres de su edad al natural ya que nunca se había sentido atraída por ellos, pero aquel par de maduros se veían decentes según su criterio.

-¿Y ahora que quieres que hagamos?- pregunto Anselmo bastante incomodo.

-Ya les dije. Quiero ver como lo hacen. Quiero ver si es cierto que les causa placer el sexo anal.- dijo la chica manteniendo su firmeza.

Tomas se subió a la cama y se puso a cuatro patas acostumbrado a ser casi siempre el pasivo. Anselmo comenzó a menearse la polla buscando despertarla para terminar rápido con todo ello pero su incomodidad era mayor y no logró tener una erección

-Si no puedes, yo puedo ser quien te penetre.- dijo Tomas al ver como su compañero batallaba con su polla.

Anselmo no estaba seguro de ello, no es que no lo disfrutara pero toda esa situación ya era de lo mas bizarra para además añadir que su hija vería como se la metían.

Sin otra opción y deseando acabar de una vez, el hombre tomo el lugar de su compañero sobre la cama. Tomas a diferencia suya ya tenia una erección de campeonato, excitado por todo lo que pasaba. Sabiendo que el otro maduro no estaba tan acostumbrado a recibir como el tomo una botella de lubricante que siempre guardaba en su cajón y vertió su contenido sobre su dura verga. Acto seguido y usando sus dedos, se encargo de lubricar bien el hoyo trasero de su amigo. Anselmo se estremeció al sentir el tacto del maduro. Verónica los observaba con detenimiento, dispuesta a aprender todo lo que pudiera.

-Con respecto al sexo anal, lo mas importante es la lubricación. A diferencia de la vagina, el ano no puede crearla así que hay que usar productos externos para ello. Siempre hay que asegurarse de haberlo lubricado lo suficiente para evitar fricciones y hacer mas fácil la penetración para ambas partes.- dijo Tomas a la chica como si se tratara de una clase de educación sexual.

-Esto no el colegio, joder. Apresúrate para terminar cuanto antes.- dijo Anselmo molesto.

-Calla, papa. Que si tengo interés en aprender. Continúe don Tomas.- dijo la joven

-Cuando es la primera vez o si uno no esta muy acostumbrado a practicarlo se deben tomar las cosas con calma.- continuo el maduro mientras tomaba su polla y la dirigía hacia el culo del hombre.

Apoyo su cabeza sobre el ojete y con delicadeza comenzó a introducirla. Había pasado tiempo desde que Anselmo había sido penetrado y comenzó a sentir un poco de dolor en su retaguardia. El lubricante hizo su trabajo facilitando la penetración y en poco tiempo la polla de Tomas desapareció dentro del recto del maduro.

-También ayuda no empezar la penetración enseguida. Se puede permanecer quieto unos momentos permitiendo que el culo se acostumbre a tener el pene dentro.- continuo Tomas con la lección.

Verónica estaba impactada con lo había presenciado. Se fijo que su padre había hecho muecas de incomodidad y dolor al recibir la verga del otro hombre pero para su sorpresa parecía que ahora lo disfrutaba. La polla de Tomas era mas chica que la de su novio, según su criterio pero ella ni siquiera había podido soportar un dedo en su propio culo mientras que su padre ahora albergaba una verga completa en el suyo.

Luego de esperar unos minutos, Tomas empezó a moverse de atrás hacia adelante para iniciar el sexo. Las caderas del maduro iniciaron su vaivén con lentitud y en poco tiempo se podía escuchar el sonido que provocaban al chocar con las nalgas de su amante.

Anselmo trataba de suprimir sus gemidos y de mirar hacia otro lado para evitar ver a su hija a los ojos mientras su vecino lo follaba.

Tomas sujetaba las caderas de Anselmo mientras resoplaba por el esfuerzo de follarselo.

-Anda, cabron. Tómala toda, así como te gusta. Ufff, ya hacia rato que no me dejabas follarte. Que rico culito tienes, Anselmo.- decía el maduro mientras se la metía.

-Cálmate, Tomas. No ves que esta mi hija aquí. Solo córrete para terminar pronto con esto.- respondió Anselmo volteando a ver al otro hombre.

-Pues yo veo que ella lo esta disfrutando mas que tu.- dijo el maduro.

Anselmo voltea a ver a su hija y sus ojos se abrieron como platos al ver como esta se estaba masturbando frente a ellos. La chica se había despojado del pantalón que llevaba y con la mano dentro de sus bragas se estaba dedeando con gusto.

Verónica no podía entender como aquella escena la estaba calentando de forma increíble. Tal vez era el tiempo sin sexo, la calentura que ya traía o lo morboso de la situación. Sea cual fuera la razón, la chica no podía dejar de darse placer; ni siquiera cuando su mirada se encontró con la de su padre se detuvo, al contrario, redoblo sus ataques contra su coño y sorprendiendo a su progenitor se quito la blusa dejando al descubierto sus tetas.

Anselmo sabia que toda la situación estaba mal pero el ver a su hija masturbándose lo estaba excitando, prueba de ello era que su verga por fin había despertado de su letargo y comenzaba a levantarse.

Verónica se dio cuenta de eso y haciendo un lado sus bragas quedo desnuda por completo ante la lujuriosa mirada de los maduros.

Tomas seguía follando a su vecino y su polla se endureció aun mas al ver aquel joven y perfecto cuerpo. Habían pasado años desde que había admirado la belleza de una jovial figura femenina, bueno eso sin contar un par de accidentes que había tenido al abrir la puerta del baño sin avisar y se había encontrado con su nieta saliendo de la ducha.

Anselmo en cambio nunca había visto a ninguna de sus hijas al natural desde que entraron en la adolescencia. Sabia que ambas eras unas mujeres hermosas pero además de eso ahora podía constar que Verónica estaba bastante apetecible.

Sus senos de talla mediana se movían al compas de su respiración agitada. Eran turgentes y firmes, con areolas pequeñas y rosadas. Sus piernas estaban abiertas permitiendo ver su raja, la cual tenia una coqueta depilación estilo landing strip que a su novio le fascinaba. La chica se introducía tres dedos en su hambriento coño con una mano mientras usaba la otra para abrir sus labios y exponer su rosada pepita a los maduros. Estos obviamente estaban mas que excitados y Tomas se follaba con mas ganas a Anselmo quien había llevado una mano hasta su polla para pajearse mientras veía a su hija hacer lo mismo.

Verónica no sabia porque hacia aquello, pero no podía negar que estaba bastante excitada y el verse observada por aquel par de hombres la encendía aun mas. La chica se dio cuenta como la polla de su padre ahora estaba erecta mientras Tomas seguía follandolo. Ella continuo con sus labores manuales gimiendo mientras sus dedos penetraban su mojado coño y aumentaba su placer. Los maduros bufaban y resoplaban y el golpeteo que se producía al follar era cada vez mayor.

Finalmente la chica estallo en un orgasmo soltando sus jugos en dirección hacia el par de hombres con un grandioso chorro que emano de su joven coño.

Tomas también se corrió llenando el culo de su vecino con su leche y este fue el único que no llego al tan ansiado clímax. El maduro se salió de adentro del otro hombre haciendo que su semen brotara de su ojete. Anselmo se puso de pie mostrando su polla erecta a su hija quien no apartaba la mirada de esta. Verónica se puso de pie y se acerco hasta su progenitor y sin decir palabra alguna se arrodillo frente a el para admirar mas de cerca su herramienta. Sin duda era mas grande que la de su novio y la chica comenzó a pajearla. El hombre no sabia como reaccionar y simplemente decidió permanecer ahí disfrutando las atenciones de su hija.

De repente esta acerco su labios hasta su hinchada cabeza y le dio un chupetón como si se tratara de una paleta. La joven se dedico a saborear la verga de su padre, lamiéndola sin dejar de usar su mano en ella.

El hombre estaba hipnotizado viendo como su propia hija degustaba su miembro.

Tomas por su parte se acariciaba su flácida polla que buscaba volver a reactivarse. Dado su edad el maduro ya no tenia la misma energía de antes pero aquello era demasiado erótico para ignorar. Verónica extendió su mano hasta llegar a la polla del otro hombre para darle una ayudita. Luego de pajearla unos instantes, despego sus labios de la verga de su padre y los dirigió hacia la de Tomas pero sin descuidar la de Anselmo. La polla de Tomas aun no lograba ponerse del todo erecta pero este estaba gozando las atenciones de la joven. Verónica comenzó a alternar entre una polla y otra, una lamida a una, un chupetón a otra y todo esto sin dejar de utilizar sus manos para recorrer los troncos de arriba hacia abajo.

Finalmente la chica tomo una decisión y se puso de pie, se dirigió hacia la cama y se acostó abriéndose de piernas.

-Quiero que me folles, papi.- dijo la mujer a Anselmo.

Este se quedo completamente sin habla. Por un lado sabia que aquello era un pecado, algo incorrecto. Si follar con su vecino siendo casado estaba mal, follar con su hija estaba mil veces peor. Pero ahí estaba aquel hermoso y juvenil cuerpo entregándose a el, llamándolo por voluntad propia y aunque el culo de su vecino era delicioso de follar, nada se le podía comparar a un coño, y este era un coño joven y exquisito.

El hombre se acerco hasta su hija con la polla en la mano.

-¿Estas segura de esto hija?- pregunto el hombre que deseaba cerciorarse.

-Si, papa. Necesito una polla dentro de mi y quiero la tuya.- respondió la joven con decisión.

Anselmo acerco la punta de su pene hasta aquella raja que brillaba a causa de su anterior corrida y paso la cabeza de arriba hacia abajo por sus labios haciendo que su hija se estremeciera.

-Dime una cosa, hija, ¿ya no eres virgen, cierto?- pregunto el hombre que ya sabia la respuesta.

La chica negó con la cabeza apenada.

-Esta bien. Solo quería asegurarme para saber como continuar.- dijo el hombre y acto seguido hizo desaparecer su miembro dentro del coño de la chica. Padre e hija gimieron al cometer aquel acto de incesto. Para la chica fue increíble sentir otra vez una verga dentro de ella; para Anselmo la calidez de un coño no tenia comparación.

El hombre pronto comenzó su faena, iniciando el movimiento de mete y saca mientras sujetaba las caderas de su hija. El placer no tardo en llegar para la chica quien comenzó a gemir al sentir las poderosas embestidas de su padre. Anselmo no podía dejar de admirar el perfecto cuerpo de su hija menor mientras recibía sus embates; sus perfectos pechos se estremecían al compas de la penetración. Su hermoso rostro mostraba las señales del placer que estaba sintiendo mientras que dulces gemidos escapaban de sus labios haciendo que el hombre se excitara cada vez mas. Anselmo tomo una de las piernas de su hija y la coloco en su hombro mientras comenzaba a masajear uno de sus senos, aumentando el placer que la chica sentía.

Las embestidas del hombre eran firmes y potentes, sus enormes manos apretaban su pecho con deseo; Verónica estaba loca de placer, experimentando nuevas sensaciones.

-Ayyy, papi. Que rico, así. Mmmm, mass, dame mas, papi. No pares, ugggg.- gemia la joven.

-Mmm, que buen coño tienes, hija mía. Ufff, que delicia. Ahh.- decia el hombre.

La joven sentía como la gran polla de su padre estaba alcanzando lugares donde la verga de su novio no había llegado antes.

Tomas no se perdía detalle de todo lo que ocurría, acariciándose el miembro el cual estaba recuperando su erección poco a poco.

Anselmo continuo follandose a su hija con fuerza y dejando la pierna de la chica de lado, se inclino hacia adelante para besarla apasionadamente. Verónica respondió el beso de su padre con deseo. El hombre se subió a la cama y con mucha mas fuerza comenzó a penetrar a su hija, empujándola contra el colchón. La cama rechinaba y crujía cada vez que el maduro empujaba su gorda verga dentro del coño de su hija. Esta se aferraba con fuerza a su padre, disfrutando cada embestida.

-¿Asi te gusta verdad? Eres una puta, pero a partir de hoy serás mi putita. ¿Te gusta la verga de papi?- decía el hombre entre gruñidos.

-Ayy, ayy, si papi. Me encanta tu verga, métemela toda, papi. Mass, dame mass, que rico.- respondió la joven gimiendo.

Anselmo empujaba con fuerza disfrutando el delicioso coño de su hija, su joven cuerpo se estremecía con cada empujón de su cuerpo contra ella.

A todo esto Tomas por fin había recuperado su erección y no quería ser dejado de lado. Una picara idea cruzó por su mente y se dirigió hacia la incestuosa pareja. Se subió de rodillas a la cama y acerco su pene a los rostros de sus vecinos. Verónica fue la primera en notarlo y abrió su boca para recibirlo. La chica chupaba su cabeza como antes, aunque con un poco de dificultad ya que su padre seguía embistiéndola. Luego de un par de minutos el hombre saco su pene de la boca de la chica y se lo ofreció al padre de esta. Anselmo dudo unos instantes y finalmente cedió abriendo sus labios para recibirlo.

A pesar de sus varios encuentros, era la primera vez que mamaba la verga de su vecino pero aun así hacia un buen trabajo.

Tomas alternaba moviendo su polla de padre a hija pero llego un momento en que ambos trabajaron a la vez en el miembro del maduro.

Anselmo pasaba su lengua por un extremo mientras Verónica lo hacia por el otro hasta encontrarse en la punta donde se besaban por encima de la cabeza del miembro.

Finalmente Verónica gimió fuerza y alcanzó el orgasmo mas increíble de su vida. Su padre sentía el suyo llegar pero su hija lo hizo detenerse.

-Espera, papi, espera un momento. Quiero pedirte un favor.- dijo la chica.

Anselmo detuvo sus embestidas para escuchar la solicitud de su hija.

-Quiero que… quiero que… veras… yo….- balbuceaba la chica muy apenada de completar su petición.

-Quiere que le rompas el culo.- dijo Tomas que había captado todo rápidamente.

Verónica se tapo la cara con las manos, completamente apenada. A pesar de tener la polla de su padre aun dentro de ella y de todo lo que había pasado, la chica aun sentía vergüenza.-

-¿Es eso lo que quieres hija mia?- pregunto el padre.

La joven solo asintió con el rostro tapado.

-¿Estas completamente segura?- pregunto nuevamente el hombre.

-Si papa. Quiero entregarte mi virginidad anal.- dijo la chica armándose de valor.

Anselmo se acerco a su hija y la beso con delicadeza.

-Prometo ser lo mas cuidadoso posible, hijita.- dijo el hombre.

La chica asumió la posición, poniéndose en cuatro patas sobre la cama. Tomas decidió ayudar a sus vecinos y tomando el lubricante, lo vertió en el firme y delicado culo de la chica. Aprovecho para admirarlo mientras esparcía el liquido sobre el y con delicadeza abrió esos dulces cachetes para lubricar el ojete. Le dieron unas ganas enormes de meter su lengua dentro pero decidió abstenerse. Con sumo cuidado comenzó a introducir un dedo en aquel virginal agujero, Verónica sintió un poco de dolor pero decidió aguantarse. Tomas metía y sacaba su dedo con lentitud, dilatando el ano de la joven. Poco a poco el dolor fue desapareciendo y al maduro añadió un segundo dedo. La chica sintió menos dolor con ese segundo intruso. Unos minutos después Tomas intuyo que la chica estaba lista y procedió a lubricar la polla de su padre.

-Que suerte tienes, cabron, de poder disfrutar de no solo un coño joven y estrecho sino también de un culo tan exquisito.- le dijo el maduro a su vecino.

El hombre se rio pero por dentro si se sentía muy afortunado por todo lo que sucedía.

Finalmente todo estuvo listo y Anselmo avanzó hasta aquel glorioso tesoro que lo esperaba. Tomas nuevamente abrió las nalgas de la joven y desde su asiento en primera fila vio como el hombre posaba su gorda cabeza en aquel ojete palpitante. Con sumo cuidado y delicadeza comenzó a forzar su entrada en el agujero posterior de su hija. La cabeza de su miembro abrió los pliegues del ano e inicio su acto de desaparición.

Verónica sintio al intruso de carne abrirse paso dentro de su culo pero gracias al trabajo de Tomas, el dolor era moderado y soportable. La cabeza desapareció y el tronco siguió a continuación, centímetro a centímetro entrando en ese estrecho agujero.

La chica hacia muecas de inconformidad pero su deseo de seguir adelante era mayor.

-¿Estas bien hija? ¿No te duele? ¿Quieres que paremos?- pregunto el padre consternado, sabiendo por experiencia propia lo doloroso que puede ser el sexo anal.

-No, papa. Estoy bien. Tu dale, puedo soportarlo.- respondió Verónica decidida.

Anselmo continuo con lentitud hasta que por fin su verga estuvo completamente dentro del culo de su hija.

Siguiendo el ejemplo de Tomas, el hombre se quedo quieto unos minutos mientras la joven se acostumbraba a la sensación.

Luego de unos minutos, Anselmo comenzó a retirar su polla con lentitud y a introducirla nuevamente con la misma velocidad.

Verónica sentía como su padre entraba y salía de ella, había algo de dolor pero iba desapareciendo poco a poco. Anselmo iba aumentando la velocidad con cautela, cerciorándose que su hija no sufriera ningún malestar. Los gemidos que empezaban a salir de sus labios le indicaban que ella lo estaba disfrutando.

-¿Qué te parece la verga de papi en tu culito, hija?- pregunto el hombre.

-Me encanta papito. Sigue así, se siente rico, ummmm.- respondió la chica volteando a ver como su progenitor la follaba.

Se dio cuenta que Tomas estaba pajeandose junto a su padre mientras los veía en acción y quiso recompensar al maduro por su ayuda.

-Don Tomas, traiga aquí su gorda verga para que pueda darle una buena mamada.- pidió la joven al maduro.

Este no tuvo que pensarlo dos veces y se dirigió hacia el frente donde apenas hubo colocado su miembro frente a su vecina, esta se lo llevo a la boca con desesperación.

Anselmo sujeto con firmeza a su hija por las caderas y hundió todo su miembro dentro de su culo. La chica ahogaba sus gemidos con la polla del otro maduro en la boca. El hombre tuvo una idea y alzando su mano la azoto con fuerza en el perfecto trasero de su hija. El golpe dejo su amplia mano marcada en aquel blanco culo y Verónica gruño fuertemente al recibir la nalgada. La joven se saco la polla de la boca y volteo a ver a padre quien reía divertido. Ella no sabia porque pero el recibir aquella nalgada la había encendido mas.

El hombre nuevamente propinó otro manotazo sobre las posaderas de la chica y esta nuevamente gimió al sentir el golpe. Una vez mas Anselmo levanto su mano pero la dejo en el aire mientras veía fijamente a su hija.

La chica comprendió lo que su padre quería.

-Dale papi, dame con fuerza. He sido una niña mala y merezco ser azotada.- dijo Verónica.

El hombre obedeció y comenzó a nalguear a su hija como cuando esta era mas pequeña y había cometido una travesura. La chica se estremecía al recibir las nalgadas. Anselmo recordó que la madre de esta también era afecta al sexo anal y a las nalgadas. De tal palo, tal astilla pensó el hombre.

Verónica regreso a atender la verga de Tomas mientras recibía las embestidas y nalgadas de su padre. El placer que ella sentía no se comparaba a nada sentido anteriormente. Ni su novio ni sus sesiones en solitario se podían igualar a lo que estaba experimentando. Había tenido ya varios orgasmos y su coño estaba chorreando sus jugos sobre la cama pero ella quería mas, quería sentir como su padre vaciaba su semen dentro de ella, quería probar la leche de don Tomas bajar por su garganta, deseaba sentir esas 2 pollas maduras en su interior, se sentía depravada al saber que su padre y un vecino al que había conocido toda su vida la estaban follando como una puta.

Tomas disfrutaba como la hábil boca de la joven trabajaba en su miembro y disfrutaba el ver como su vecino se follaba a su propia hija por el culo, era algo prohibido y excitante.

Anselmo solo podía gruñir y resoplar disfrutando la estrechez del culo de su hija. No sabia que sucedería cuando acabara aquel día pero esperaba que todo aquello no hubiera sido algo de una sola vez.

-Ay, hija que rico culo tienes, ufff, me voy a correr pronto.- anuncio el hombre mientras follaba con todas sus fuerzas a la chica.

-Si, papi, ummm, quiero que te corras dentro de mi, lléname el culo con tu leche, ahhhhh.- pidió la joven suplicante.

Anselmo lanzo un gruñido gutural y sujeto con fuerza las caderas de su hija mientras empujaba todo lo que podía su verga dentro del ano de ella y finalmente estallo vaciando su carga.

La chica también gimió al sentir como su culo se llenaba de semen y alcanzo un orgasmo mas que la hizo desfallecer.

Anselmo cayo sobre su hija jadeando y cubierto de sudor y la beso complacido. Una vez que recupero el aliento se levanto sacando la polla del ojete de Verónica, haciendo que su semen comenzara a salir.

La chica estaba exhausta pero se dio cuenta que don Tomas se estaba masturbando en busca del clímax que sus vecinos habían alcanzado.

Haciendo uso de las fuerzas que le quedaban se giro en la cama y se abrio de piernas, mostrando su reluciente y mojado coño al maduro.

-Venga aquí don Tomas. Ya que no pude hacer que se corra con mi boca, lo justo es que lo haga correrse con mi coño.- dijo la joven.

El hombre abrió los ojos de par en par y sonrió enormemente.

-Ay querida que buena eres. Han pasado años desde que pude disfrutar de un coño joven como el tuyo. Con tu permiso vecino.- dijo el hombre y con rapidez se posiciono frente a su vecina. Sin perder el tiempo hundió su verga dentro de Verónica y por poco y se corre al apenas meterla. Que delicia era sentir la calidez de un coño luego de tanto tiempo. El maduro inicio el mete y saca con prisa, la chica comenzó a disfrutar la penetración, su polla no se sentía tan grande como la de su padre pero tenia un buen grosor que también la hacia gozar.

-Ay don Tomas, que buena polla tiene. Mmmm, folleme bien que quiero correrme una vez mas, aggg, con ganas, don Tomas. Mas duro, ufff.- pedía la joven a su maduro vecino.

Este empujaba con todas sus fuerzas deseoso de vaciarse en aquel divino agujero. Anselmo estaba presenciando aquello y habiéndose recuperado con la polla erecta penso en disfrutar de la boca de Verónica pero tuvo una mejor idea.

Tomando el lubricante, el hombre cubrió su verga con este y se acerco hasta su vecino dispuesto a terminar lo que había empezado.

Tomas sintió como el otro hombre se posicionaba detrás de el y adivinando sus intenciones detuvo su ataque contra la concha de la joven. Verónica vio a su padre aparecer detrás de Tomas y momentos después el hombre gimió al sentir su agujero posterior siendo penetrado.

Una vez que Anselmo hubo metido su verga en culo del maduro, comenzó a follarlo y este a su vez reanudo sus embestidas contra la chica en la cama. Era algo muy erótico y pervertido para todos los involucrados en aquel trio de placer. Les tomo algunos intentos pero los maduros finalmente hallaron el ritmo correcto y follaban al unísono. Anselmo empujaba sus caderas al penetrar a Tomas y este a su vez empujaba las suyas al follar a Verónica.

-Dale cabron, follame con ganas como sabes. Métemela mientras me cojo a la puta de tu hija.- decía Tomas gruñendo.

-Si, papito. Dale con fuerza mientras me folla, que rico, masss, mas duro. Asii. Mmm.- gemía la chica mientras recibía los embates con el doble de fuerza.

Anselmo solo gruñía y resoplaba gozando tanto del culo de su vecino como el ver a su hija siendo penetrada.

No tardaron mucho en llegar todos al climax; la primera fue Verónica que ya habia perdido la cuenta de sus orgasmo y estaba completamente exhausta pero feliz.

Luego le siguio Anselmo quien asi como el maduro habia hecho anteriormente, vacio su leche dentro de su culo. Finalmente Tomas alcanzo el orgasmo y sin poder evitarlo descargo su semen dentro del coño de la chica.

Los tres acabaron cansados de toda la faena y se acostaron juntos en la cama. Verónica se acurruco junto a su padre, abrazándolo como solía hacer cuando era niña.

-Eso fue maravilloso, papa. Y usted tampoco se queda atrás don Tomas. Se mueve muy bien para su edad.- dijo la joven a su vecino.

-Jejeje. Gracias, chica. Y con todo respeto debo decir que tienes un muy buen coño. Hacia años que no disfrutaba de uno así. Y perdona por habértelo llenado de leche. Espero no haya problemas.- respondió el maduro algo apenado.

-Pierda cuidado. Tomo píldoras anticonceptivas.- dijo la joven.

Anselmo lanzo una mirada de reproche a su hija. Le molestaba que fuera sexualmente activa pero agradecía que se cuidara.

-Imagino que las usas con ese noviecito tuyo.- dijo el hombre.

-Si, papa. ¿No recuerdas que descubriste que mama me acompaño a comprarlas hace meses y por eso discutieron la ultima vez?- pregunto Verónica.

Anselmo recordó aquello, esa había sido la razón de su reciente disgusto con su mujer. El hecho que esta supiera que sus hijas eran sexualmente activas y no solo se lo hubiera ocultado sino que ella las apoyaba en eso, habían hecho que el hombre se enfadara. Ahora no podía seguir enojado con su mujer al respecto luego de lo que había sucedido.

-Que bueno que Silvia me dijo que entrara sin tocar o nunca hubiera podido disfrutar de estas ricas vergas.- dijo la joven agarrando los penes de los maduros.

-¡Silvia! ¿Qué hora es? Tenemos que vestirnos. No sea que nos sorprenda.- exclamo Tomas sobresaltado al recordar a su nieta.

Tomas se levanto aprisa y comenzó a vestirse al tiempo que le lanzaba su ropa a sus vecinos para que hicieran lo mismo.

-Tranquilícese don Tomas. Silvia fue a lavar la ropa. Seguro que tarda mas en venir.- dijo Verónica.

-Tal vez pero no quiero arriesgarme. Mi nieta es todo lo que me queda y no me gustaría que me descubriera en esta situación.- respondió el maduro.

-Que lastima. Y yo que esperaba que ambos me penetraran juntos. Ya saben, una polla en mi culito y otra en el coñito.- dijo la chica provocando a los hombres.

-Tal vez en otra ocasión, querida. Aunque quisiera no soy tan joven cuando antes y ya he agotado mis fuerzas por hoy, pero cuando quieran pasar un buen rato siempre serán bienvenidos aquí. Cuando Silvia no este claro esta.- respondió el viejo riendo.

-Bah. En ese caso tendré que conformarme con la rica polla de papito.- dijo la chica abrazando a su progenitor.

-De eso ni hablar. Si quieres seguir follando conmigo no tengo problema pero debemos ser muy discretos con tu madre y tu hermana en la casa.- contesto Anselmo.

La chica hizo un puchero como los solía hacer cuando las cosas no salían como ella quería.

Al menos por hoy había podido disfrutar bastante pero aun faltaban varios días de cuarentena. Tendría que arreglárselas para quedar a solas con su papa o con don Tomas o mejor aun, con ambos otra vez para lograr aquella doble penetración. La chica sonrió mientras se vestía, contenta de haber follado aquel día, segura que le había ganado a su hermana por esta ocasión.

CONTINUARA…

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