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Anal con Jenny en el pub
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Tiempo de lectura: 6 minutos

Aquella noche, ya estaba todo listo para consumar nuestro reto, Jenny me propuso que yo fuera el primer hombre que tuviera sexo anal con ella; la condición era que en plena cita yo la excitara tanto que ella dispondría el lugar donde hacerlo.

Ambos éramos amigos de años, y si bien ya habíamos tenido sexo años atrás, esta vez ella quería que la ayudara a cumplir ciertas fantasías, y yo era la persona indicada, dada la confianza y discreción que teníamos; ambos éramos separados, pero teníamos una gran química personal y sobretodo una compatibilidad sexual única; donde no existía lo prohibido ni lo anormal, nuestra confianza era absoluta en todo aspecto.

Escogimos ir a un pub que estaba en una avenida no muy concurrida; de esas que tienen poca iluminación, una gran pista de baile y todos los asientos están alejados en la penumbra, que invita a hacer todas las travesuras inimaginables; llegamos al sitio y no perdí tiempo, pedimos 02 jarras de sangría y comenzamos a libar; ella se fue entonando al ambiente y yo comencé mi labor encomendada, el sitio que escogí se prestaba para empezar mi plan, ella estaba con una minifalda que enseñaba sus poderosas piernas, muy carnosas y duras, sus curvas realmente eran de infarto; tenía una blusa muy escotada que sujetaba con gran tensión un par de tetas enormes; es así que transcurrido una hora desde que ingresamos le dije a Jenny:

-Jenny, quiero que me des tu braga… vamos a empezar el reto -le dije muy pícaro.

Me acerqué a ella y comencé a meter mi lengua en su oreja; sabía yo que eso era algo que la excitaba; le dije cosas muy calientes, como que tenía los mejores pechos, y su culo era lo más rico que había visto en persona…

-Así… dime quien te ha hecho el mejor sexo oral.

-Pues tú, eres la mejor -le dije a ella

Y sin duda era verdad, las veces que tuvimos sexo, Jenny era toda una experta en ese menester; sus labios y lengua era toda una maquinaria programada para provocarte un gran orgasmo; sin embargo ella nunca dejaba que me viniera en su boca, era un reto pendiente que tenía…

-Piero, siempre quieres mi braga; pues te lo regalo.

-Claro que sí, quiero que te lo saques y me lo des…

Ella marchó al baño y en menos de 3 minutos estaba de regreso y me dio su prenda interior; yo me puse a mil de excitado y le dije que dejara mi mano la libertad para moverse dentro de su faldita; ella asintió, solo me pidió que fuera muy discreto.

La penumbra del local me dio la osadía para hacer esto; llevé mi mano derecha de frente a su pubis, el cual estaba caliente, así que con gran habilidad de mis dedos comencé a abrirme paso entre sus labios vaginales, la fricción que empezaba a realizar comenzó a dar sus frutos cuando sentí la humedad viscosa de su vagina; esta vez mis dedos se movieron más fuertes y apreté su clítoris con gran delicadeza; un gran gemido soltó Jenny que apenas fue sentido en el local cuya bulla y penumbra fue escogido adrede.

El sitio realmente nos ayudó mucho; para cualquier mozo del local éramos una pareja normal que estaba una muy pegada a la otra; sin embargo la gran diferencia era el manoseo increíble que se estaba dando.

-Piero, has logrado que me moje, estoy por llegar… ahhh

-¿Quieres que siga? -repliqué

-Sí, hazme tener un orgasmo con tus dedos -indicó.

Seguí con esa labor; mis dedos se movían como hélice de licuadora dentro de su vagina; movimientos parejos, y también movimientos irregulares, según como ella reaccionara, su cuevita de placer iba cada vez poniéndose más caliente y era evidente que se iba a inundar con sus líquidos.

Ella se me acercó y me dijo susurrando en mi oído:

-Aaahhh riquísimo, que rico así, así, sigue Piero…

-No saques tus dedos, no lo saques…

Comencé a aminorar la velocidad de mis dedos, para no cansarme; además quería que su orgasmo fuera lo más prolongado posible; sus líquidos seminales habían hecho su labor, su vagina estaba súper húmeda; la tibieza de sus jugos hacía que volviera con más ímpetu a remover mis dedos, y seguir jugando con sus texturas de carnes rugosas; cuando sabía que ya estaba llena de placer, arremetí con otro movimiento más rápido de mis dedos; ella era incapaz de contener el movimiento de su cadera, y causó que tuviera que agarrarla lo más discretamente, para no evidenciar la posición de mi mano en su abertura.

Un par de minutos después llegaba a su orgasmo; mis dedos salieron repletos de su humedad, ese líquido algo blanquecino que olía sexo le pedí que lo lamiera, con total seguridad; ella accedió a mi pedido.

-Jenny, ya cumplí mi parte, estás súper mojada; ahora es el momento.

-Te provoqué un gran orgasmo cierto.

-Sí; estuvo riquísimo, como todas las veces que lo haces -dijo ella.

-Vámonos de aquí; que me quiero comer ese culo tuyo -le dije.

Lo que yo pretendía era salir del local e irnos a un hotel para consumar el reto convenido, y tener el mejor sexo anal que pudiera darle; sin embargo, lo que ella me iba a decir jamás lo calculé, e hizo explotar mi cabeza.

-Piero, quiero que me hagas sexo anal, aquí mismo!!!

-¿Cómo? estás loca, está repleto de gente aquí.

-Ya sé dónde; no te preocupes -Me dijo ella.

-En el segundo piso del local hay una zona donde no hay mucha gente y sus baños están casi vacíos…

-Piero me tienes que acompañar al baño -prosiguió

– Estás segura Jenny… -le increpé

-Siii, ya no aguanto y quiero que sea ahora, o ya no va a ocurrir…

Sintiéndome algo amenazado por su declaración, no me quedó otra que seguir sus instrucciones, sólo teníamos que evitar que el personal de seguridad se diese cuenta de nuestra intención.

Ambos subimos de nivel, y efectivamente, no había mucha gente; dicho espacio, era grande y no estaba tan resguardado, fue fácil que ambos ingresemos al baño de mujeres.

Entramos a dicho espacio; no era tan pequeño, y logré continuar la excitación que aún perduraba en Jenny; abrí los botones de su blusa y comencé a morder esos lindos melones que tiene por tetas, grandes, carnosas y con un sabor a piel de durazno; sus pezones estaban más erectos que nunca y listos para ser mordidos; con una mano cerré la boca de Jenny y sus jadeos se hicieron silencio, para evitar llamar la atención; sin embargo el baño estaba absolutamente vacío.

Es así que puse de espalda a Jenny, retiré su falda y con toda la saliva que procuré sacar de mi boca, comencé a embarrar con mi mano su ano para preparar su dilatación, comencé a masajear su gran culo, quería calentar su zona anal y procurar el mayor dilatamiento posible; Jenny se movía agitada y la excitación era tanto en ella que las molestias de dolor apenas interrumpían mi labor; al cabo de unos breves minutos, su ano estaba dilatado y muy ansioso por recibir el paquete de carne que ya estaba de lo más duro y listo para entrar en acción, con un leve movimiento arremetí contra ella y de un solo tirón ingresó más de la mitad de mi falo en dicho huequito…

-Ayyy… despacio -gritó levemente Jenny.

-Despacio… pero está muy ricooo.

Volví a embestir esta vez con más cuidado, esta vez el movimiento fue más parejo y logré el ir y venir en mis arremetidas; Jenny estaba amordazada con mi mano para que su disimular su jadeo, sin embargo era algo difícil contenerla.

-Que ricooo…

-Así, ahhh

Apenas unos 5 minutos y yo ya estaba en la cúspide del placer, listo para explotar; sin embargo Jenny me pidió que aguantara…

-Quiero tu semen en mi boca -afirmó Jenny…

-Está bien, así será, pero esta vez tendrás que hacerlo a mi manera -agregué

-Está bien, mañosón.

Retiré mi pene de su ano, y nos volvimos a poner nuestras prendas; salimos raudamente del baño de mujeres y nos volvimos a acomodar esta vez en el asiento más alejado; igual de oscuro, igual de discreto.

Ahora Jenny tendría que devolverme el placer; eso era algo acordado, instalados en nuestro nuevo lugar; esta vez tuve que buscar un mesero, para solicitar un nuevo trago que acompañara nuestra tertulia y asombrándonos de la osadía cometida en dicho local.

-Estuvo buenazo Piero, no pensé que me ibas a seguir la corriente.

-Estás loca!!! Y perderme la oportunidad de comerme ese culo.

-Tienes razón; uno nunca sabe cuándo tenga ganas de hacerlo -dijo pícara Jenny.

-Ahora como te devuelvo el favor… tú dirás -acotó ella.

-Esta vez, tú te tragarás mi semen, pero aquí mismo, sin ir al baño -le comenté.

-Queee!!!! Estás loco…

-Aquí no… Nos van a ver – eplicó Jenny.

Es entonces que con hábil argumento le dije:

-Jenny, mira a tu alrededor, las pocas parejas que hay están concentrados en lo suyo, es más -le señalé con mi mano a una pareja que estaban en plenos manoseos y nadie decía nada- los mozos rara vez suben a este nivel, salvo que uno los vaya a buscar.

-Tienes razón, no sube nadie por aquí -me dio la razón.

Ella se sentó a mi costado y protegida por mi cuerpo, agachó su cabeza y procedió a sacar mi pene que ya estaba ansioso por ser lamido y mamado; la boca tibia de Jenny hizo el resto, con gran maniobrabilidad comenzó a succionar mi pene, y la excitación llegó a su máximo cuando su lengua comenzó a jugar con el glande de mi pene; era una gran chupada, de esas que son memorables; sin duda Jenny era toda una experta en el sexo oral…

-Ahhh… que rico lo haces Jenny…

Apenas respondió, estaba tan concentrada con su lengua succionando, lamiendo y chupando mi pene, que no estaba interesada en otra cosa que no sea mi falo.

Al cabo de unos minutos, un chorro de semen estaba por salir.

-Jenny, me vengo!!!

-Ya, en mi boca, lo quiero en mi boca…!!!

Inevitable ese chorro de semen espeso y blanco que llenó la boca de Jenny; ella no sólo se lo tragó sino que limpió con su lengua todo resto de semen de mi pene, jamás pensé que semejante acción fuera ejecutado a la perfección.

-Eres una golosa, como te gusta el semen.

-Es muy rico hacerlo… y no sabes las proteínas que tiene… jajajaja.

– jajaja –reaccioné.

Ambos quedamos unos minutos sin movernos; el olor a sexo era tan evidente en dicho espacio que cualquier que se acercara adivinaría lo que sucedió; levanté la mirada y divisé a otra pareja a punto de hacer lo mismo que nosotros…

El reto estaba cumplido, jamás pensé que lo iba a hacer en un lugar público; las cosas no planeadas suelen salir mejor dicen; espero repetirlo pronto…

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