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Mi romance con Irene (Partes I y II)
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Tiempo de lectura: 2 minutos

Vuelvo a ser Silvina, virginal esposa de Billy.

Después que Billy nos cogió a las dos hasta que se cansó, se durmió santamente y quedamos acostadas una a cada de lado del macho. Yo, con mucho morbo pasé sobre él y caí sobre la hermosa alemanita Irene. Los besos, que hacían que nuestras lenguas recorrieran nuestras bocas y juntaran nuestras ricas babas eran monumentales. Las dos comenzamos a comernos las tetas, las mías eran más grandes.

Irene, enloquecida de calentura recorría mi cuerpo caliente en forma deliciosa, su boca, su lengua pasaron por mi espalda, mis nalgas, mi vientre, mis muslos, mis pies. La muy mala no besaba mi conchita para hacerme sufrir de ganas. En un momento llegó a mi vagina. “Qué placer!”.

Su lengüita abría mis labios, golpeteaba mi conchita, mi meato, llegó al clítoris, a estas horas yo estaba en un orgasmo permanente, sentía como se convulsionaba todo mi vientre, lo mío ya no eran susurros y gemidos, eran alaridos desesperados. La puta divina de mi amante me dio vuelta y abriendo mis nalgas comenzó a golpear el agujerito de mi ano con su lengua fina y firme. Mi Madre!!! Cómo me hacía gozar!

Yo sentía que volaba sobre la cama, mi cuerpo era erupción constante, como si un volcán no se detuviera.

Nos pusimos en 69, allí pude recompensar sus caricias. Su concha era una catarata de riquísimos jugos, de un sabor saladito, exquisitos.

Me acosté sobre ella en posición de misionero, nuestras conchas se rozaban. Estuvimos rozando nuestras vaginas hasta el amanecer, hora que teníamos que trabajar. Lo despertamos a Billy.

Nos separamos y quedamos de encontrarnos esa misma noche de nuevo.

Parte II:

Pasamos con el coche a buscarla. En la primera noche hubo restaurant, baile en un antro antes de ir a un motel, anoche todo estaba dicho, fuimos directamente al departamento. No alcanzamos a entrar cuando ya nos estábamos desnudando como desesperados.

Billy, con su rica verga bien parada se la metió hasta las bolas a Irene, mientras yo me hacía una rica paja esperando mi turno. Llegaron juntos a un fuerte orgasmo e Irene comenzó a mamársela con ganas. Billy le dijo:

-Mejor chupásela a Silvina que anoche no vi como lo hacían.

Mi Irene se dedicó a abrirme los labios con su lengüita, lamerme la puerta de mi vagina con muchas ganas y placer, subió a mi clítoris que ya tenía una forma de pequeño pene, esta rojo y duro, sensible hasta reventar. Dentro de mi vientre y de mi cuerpo sentía que me volvían tremendos huracanes de lujuria, deseo y calentura. Llegué al orgasmo, que no sé cómo describir de escandaloso, lo que sé es que largué un chorro de flujo con cierta fuerza y que mi rubia amante, con la boca abierta y la lengua afuera recibió en su totalidad. Subió a mi boca y compartimos esos sabrosos líquidos. Nunca había sentido con tanta cantidad y tanta intensidad mis propios aromas.

Quedé bastante cansada y BIlly no perdió tiempo, abrió las nalgas de Irene y le empomó el culo sin piedad. Imaginen como fue: yo panza arriba, Irene sobre mí, panza abajo y arriba nuestro macho con su pija metida hasta las bolas dentro del culito de mi amada.

Anoche Billy no se durmió, así que tuvimos sexo los tres hasta la madrugada.

Ojalá que duren nuestros por mucho tiempo.

Besos en vuestros sexos a todos nuestros amigos.

[email protected].

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