Un tesoro bajo el pijama guardo,
sólo para mi esposo reservado,
únicamente por él disfrutado;
en cuanto entra por la puerta yo ya ardo.
Es como si resonara un petardo;
corro hacia él y quiero estar a su lado.
Me rozo con su cuerpo musculado;
su polla aumenta y ya es como un bolardo.
Me quita el jersey y mis tetas florecen;
las acaricia y luego me las chupa;
abajo el pantalón, mis ganas crecen;
me agacho, su polla mi boca ocupa.
En cama, ay, sus embistes me estremecen;
¡qué delicia, ah, ahh, cómo monta en mi grupa!