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Sexo en el metro de México
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Tiempo de lectura: 2 minutos

Esta historia que les contare es una de las más extrañas que me han ocurrido.

Los que me conocen saben que estoy muy piernona y nalgona, me cuesta trabajo usar mezclilla o pantalones, casi siempre estoy con minifaldas, vestidos o licras, eso vuelve locos a todos a mi alrededor.

Mi auto se descompuso y tuve que usar transporte público, ese día vestía una minifalda roja de holanes y una blusa escotada negra, obviamente era observada por todos, subí al tren de una estación de la línea café del metro de a la ciudad de México, los que lo usan saben que esa línea en las mañanas está a reventar.

Detrás de mi venia un tipo, gordo, feo de la cara, yo no soy muy fijada en el aspecto físico pero este tipo estaba horrible, como pude subí al vagón, el subió detrás de mí y la gente nos empujó hasta el fondo.

Poco a poco este sujeto se fue pegando más a mí, hasta darme arrimones cada que podía, yo al principio me moleste, pero lo deje que disfrutara de mí, ya que vanidosamente supuse que nunca estaría con una mujer como yo, pero este tipo era un degenerado, con su mano me apretaba mi pierna y la metía descaradamente debajo de mi falda, me comenzó a apretar las nalgas, yo no decía nada, admito que me dio un poco de pena, pero las caricias que me daba, me estaban haciendo más ameno el viaje.

¡Pero fue subiendo de nivel, puso sus manos en mi ingle y comenzó a dirigirse a mi vagina! Yo totalmente nerviosa volteaba para ver que nadie se diera cuenta de eso, me hizo un lado mi tanga y me comenzó a meter sus dedos, ¡qué asco! Pensé en ese momento, quería golpearlo con toda mi fuerza, él se pegaba más a mí, ¡mi cuerpo poco a poco comenzó a rendirse y me comencé a humedecer!

Sus dedos jugaban mi clítoris, yo mordía mis labios para no gemir y toda nerviosa miraba a mi alrededor, ¡lo increíble es que nadie se percataba de lo que sucedía!

Baje mi mano y comencé a acariciarle su pene, era normal, pero ya estaba totalmente duro, lo masturbe por encima de su pantalón, él estaba tan excitado que sentí como bajo su cierre ¡dios mío que vas a hacer!

¡Me hizo un lado la tanga y así sin más me comenzó a penetrar! Yo miraba a todos lados, él se empujaba hacia mí y me la dejaba ir poco a poco, yo toda nerviosa mordía mis labios para no gemir, la adrenalina estaba a tope, me daban ganas de golpearlo y al mismo tiempo de moverme más, él estaba gozando, los movimientos del metro ayudaban a la penetración, ¡yo miraba a mi alrededor y nadie se percataba de lo que sucedía! sin contar que estaba a tope el metro.

No aguante más la excitación y comencé a mover suavemente mis caderas, disimuladamente me pegaba a él, el ya sudaba me apretaba la nalga, sentí como se llenaban sus testículos, ¡dios mío se iba a venir dentro de mí! Quería quitarme, ¡pero también quería recibir su líquido!

¡El me apretó las piernas y comenzó a llenarme de su leche! Yo me mordía mis labios y también escurrí un poco, se quedó pegado hasta que llegamos a la terminal, ¡el muy infeliz me la saco y se limpió con mi pierna!

El salió primero yo me esperé un poco para limpiarme el semen, salí y el solo me miro me sonrió y se fue.

Ese día llegue al baño de mujeres de la empresa y casi casi me bañe, aunque admito que fue una experiencia maravillosa.

¡Saludos su amiga Lety!

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