Soy Carlos, mexicano, mido 1.71, soy delgado, tez clara, atractivo, pelo negro corto, no muy peludo pero si tengo vello en pecho, pubis y piernas. En el momento en que me pasó esto tenía 21 años.
Yo creo que la experiencia que tuve si cuenta como violación pero al no ser anal, no tuvo un nivel de violencia o dolor como otras experiencias que he visto publicadas. Un jueves en la tarde fui a un vapor general de unos conocidos baños de encuentro gay en la ciudad de México. Entré, pagué mi estancia, me dieron mi toalla y un cuarto, me desnudé en el cuarto, me puse las sandalias. Hay un pasillo que te lleva al área de regaderas y masajes, por la que tienes que pasar para encontrar las puertas a los vapores húmedo y seco. La idea es que los asistentes se pongan su toalla en la cintura para pasar por el pasillo y ya en el área de regaderas se la quiten. Yo iba de morboso y con ganas de encontrar algo y me animé a ponerme lo toalla doblada encima de un hombro y salir así desnudo desde el pasillo. Me dio algo de miedo, mucha pena, pero me llené de valor y así lo hice, desde entonces sentí miradas y vi que me siguió alguien.
Tuve algo de toqueteos, pasaron unas horas, ya era tarde, se veía poco por el vapor, obviamente hacía mucho calor y repentinamente se sentó a mi lado un viejo de edad supongo más grande que mi papá, de pelo blanco un poco largo y barba… Me empezó a tocar encima de la toalla, yo lo permití, sentí adrenalina. Me abrió la toalla, me agarró la verga, se me paró y me la empezó a jalar pero toscamente. Yo con mi mano le intenté quitar su brazo y de huevos me dijo "no me voy a quitar". Ahí me empezó a latir el corazón, tenía al viejo de mi lado izquierdo pero girado hacia mí, viéndome casi de frente. Con la otra mano me comenzó a tocar y apretar un pezón mientras me seguía jalando la verga, me excité más. Me estiraba el prepucio hasta abajo y me lo volvía a subir. Obviamente me salió precum, el don lo agarró con los dedos y me los metió a la boca. Me molesté y me preguntó a que me sabía. Desde ahí ya me di cuenta que estaba envuelto en esa situación con un loco. Me supieron agrio pero como me estaba estimulando la adrenalina, le respondí que sabía rico.
Se levantó, se sacó la toalla y tenía una verga súper parada, gruesa y más larga que la mía, circunciso. Puso su verga en la punta de mi boca, yo cerré mis dientes, él se rio un poco y consiguió con su verga abrirme los labios, después los dientes y metérmela en la boca, mientras me agarraba la cabeza con sus dos brazos. Se la mamé, él se calentó más, empezó a moverse como cogiendo pero con su manos siempre en mi nuca. No me dejaba sacarla, yo como para defenderme le di un puñetazo en un muslo y él respondió dándome con el puño en la espalda muy fuerte. Me dio miedo, gemí quejándome, le puse mis manos en sus pompas y él continúo moviéndose cada vez más fuerte, completamente violándome la garganta. Se me salía la saliva a borbotones de la boca sin poderme sacar su verga y me salían lágrimas. Sin avisarme la clavó lo más profundo que pudo y se vino muy dentro de mi boca, sentí su semen caliente en la garganta, me ardió. Sacó su pene, escupí al piso la lefa que pude y él me acarició el pelo antes de irse.
Cuando él se levantó me di cuenta que había público, algunos tocándose encima de su toalla. Estuve un rato ahí sentado y mientras pensaba en lo que me acababa de pasar me recosté lo más que pude en el asiento del vapor y me masturbé. Por mi posición, los que me estaban viendo tenían una total visión de mi verga parada mientras yo me la jalaba, incluso como estaba acostado, los que tenía de frente me podían ver los huevos y el final de las pompas. Eyaculé y me salpiqué un poco la cara. Me limpié con la toalla y me salí del vapor así desnudo con la toalla en la mano. Me fui a las regaderas para bañarme, hice unas gárgaras y me fui al cuarto donde dejé mi mochila, ahora sí con la toalla en la cintura. Me sequé, me vestí y me fui. En todo el camino al metro y en algunas estaciones estuve buscando al señor ese porque tenía la sensación de que me seguía pero no fue así, jamás volví a verlo. En ese momento me sentí usado y enojado, pero con los años me excita haber vivido esa experiencia. Si al recordarlo se me para la verga y afortunadamente el señor no me pasó ninguna ets, me congratulo que lo haya hecho, incluso si lo volviera a ver la daría las gracias. Todo es paz ahora, aunque no sé qué pensaría mi padre si se llegara a enterar de lo que otro señor le hizo a su hijo en unos vapores.