—¿Qué tal la mañana bihotza? —Envío el mensaje aprovechando el descanso entre clases.
—Avanzando jejeje —Respondes al poco tiempo
—Entonces…
— ?
—¿Si lo haremos hoy? —Pregunto con curiosidad
—Claro princesa, si tú lo deseas
—Si claro, es que todavía me da vergüenza
—A ver mi niña… A estas alturas con vergüenzas todavía?
—Ya… Gracias por hacer esto conmigo, será una experiencia nueva y excitante!
—Mmmm ni que lo digas
—Te dejo vida, entro a clases, tendré todo preparado para cuando llegues. Come algo de camino que no creo que nos dé tiempo para comer jejeje. Te amo
—Yo más. Mía!
—Mío Nya
Guardo el móvil y voy a la siguiente clase a toda marcha, luego de disfrutar el café y la plática contigo que hace despertar la imaginación. Hacia un tiempo en la búsqueda de nuevos juegos de roles me topé con una dinámica muy interesante llamada Daddy Dom and Little Girl Abreviado como DDlg. Después de indagar un poco descubrí que es una dinámica del tipo D/s si bien no es nuestro estilo me llamo la atención el cómo se desarrollaba la dinámica en si pues es muy diferente del BDSM como tal. Empecé a buscar imágenes y entre la vestimenta y los juguetes utilizados llegue a la conclusión que era un juego de rol bastante fetichista, cosa que sobra decir somos. Luego de meditarlo unas semanas decidí contarte de mí nuevo hallazgo
—¿Y qué te parece?
—Pues la verdad no está nada mal, así que te ponen las cuerditas ¿eh? Mi cara se puso roja como un tomate con ese comentario
—Me llama la atención, la ropa y tiene su morbo, sería divertido Dije bajando la cabeza un poco avergonzada
—Me parece perfecto, anda no te pongas así
Me atrajiste a tus brazos y fue el inicio de una gran noche. Regresando a la realidad, recuerdo que a la salida a buscar los nuevos juguetes a la Sex Shop, como siempre procure comprarlos con antelación por la página web del sitio. Al salir voy bien de tiempo tomo mi skate y me dirijo al sitio, tardaré un poco más así pero es entretenido pasear entre las calles y disfrutar del momento. Al llegar entro y me recibe una chica retiro el pedido con algo de apremio y de allí con todo bien resguardado en mi mochila me dirijo a la parada del autobús para marchar a casa.
Aunque es tarde todavía falta un poco para que llegues cuando ya tengo todo preparado, luego de servirme un buen plato de comida poco saludable que sin duda desaprobarías subo a la habitación y me miro en el espejo. Un conjunto de colegiala de colores rosa suave con blanco. La faldita es sumamente corta y no deja mucho a la imaginación, con unas braguitas con diseño de unicornios, un top cortito que deja al descubierto parte de mis senitos. En la mesa al lado de la cama se encuentran desplegados todos los juguetes que adquirí para la ocasión.
Sobre la mesa se encuentran tres tipos de esposas de un color rosa suave bien acolchadas por dentro. Una de ellas podría decirse que es la convencional para las manos, otras para atar manos a pies y la última una que conecta las cuatro extremidades. Una paleta para dar azotes de color rosada con una abertura de corazón y brillos por todas partes. Una serie de plugs que ya forman parte de nuestra colección y uno nuevo de metal con decorado de una piedra de color morado. Además una cuerda rosada, un antifaz rosa también y por ultimo varios de los vibradores, el Hitachi y otros más que trajiste de Japón. Suspiro todo está listo, solo faltas tú.
Día duro, estresante y farragoso. Te subes en el coche para volver a casa y pones unos audios en alemán para ir mejorando mientras regresas. Los chinos están acabando contigo. “Es lo malo de trabajar en una multinacional. Hay veces que no se quien trabaja para quien”. El camino de vuelta se pasa rápido entre audios y juramentos por las retenciones. Aparcas el coche, coges la bolsa del gym y sacas las llaves de casa. Cuando abres la puerta, el silencio sepulcral te pone en alerta. Habitualmente, estoy escuchando música en el estudio, o bien viendo tv en la sala, y te recibo corriendo hacia ti. El silencio te preocupa.
Mi corazón late a mil por hora, como si fuese la primera vez, bueno en parte es la primera vez que me animo a realizar algo de este tipo. Pasan los minutos y repaso mi atuendo, cuando por fin escucho la puerta suspiro para quitarme parte de los nervios, en mi cara no se puede ocultar lo sonrojado. Puedo escuchar perfectamente tus movimientos, gracias al silencio absoluto que inunda nuestro hogar. El ruido de tus pisadas acercándose se puede notar, primero una parada seguramente un vistazo en el estudio. Y por fin encaminas los pasos a nuestra habitación.
Como en otras ocasiones he intentado asustarte, te pones en guardia e imitas al Sr Jack Torrance en El Resplandor, con pasos lentos, y dando golpecitos con los nudillos. Cuando ya solo queda nuestra habitación, llamas a la puerta y pones voz de loco "aquí esta Jacky…." Abres la puerta, muy despacito y te quedas de piedra con el fantástico espectáculo que te encuentras. “Lo había olvidado por completo”. Tu mirada de asombro no se hace esperar, estoy de pie ante ti con un notable rubor en mis mejillas, en mi cuello se distingue un suave collar rosado con una medalla grabada que dice "Gatita". Te miro pero no puedo evitar desviar nuevamente la mirada, te acercas lentamente inspeccionándome y sigo expectante cada movimiento.
Te acercas a mí, muy suavemente, disfrutando de mi precioso vestidito. Recuerdas las palabras de tu abuelo, "es mejor lo insinuado que lo expuesto" (Sabias palabras aitite). Me haces un escáner completo, empezando por mis piernas, únicamente cubiertas con una fina media blanca hasta las rodillas. Mis desnudos muslos hasta el límite justo y perfectamente calculado donde debieran aparecer las braguitas, que se aprecian, tan solo por mis movimientos. ¿De unicornios? Tu polla pega un fuerte latigazo dentro de tus pantalones pugnando por salir, por follarme, por taparme en lechita, pero te contienes, calmado, calculador.
Mi firme y perfecto vientre desnudo, mostrando el delicioso ombliguito y mis perfectos pechos, tapados por un top rosa con blanco, sujetándolos firmes y desafiantes. Te recreas en mi cara, colorada y en mis refulgentes ojos, llenos de deseo. Te acercas hacia mí, despacito. Acariciando con la punta de tus dedos los juguetes y vibradores sin dejar de mirarme. Serio, con cara de póker. Tus manos se deslizan por las esposas. Por todas ellas y las examinas averiguando su utilización y te detienes en las dobles. Acaricias mi preciosa cara, y deslizas tu dedo, siguiendo mi perfil, pasando por barbilla, cuello, hombros y brazos hasta llegar a mis muñecas. Antes de que me dé cuenta tengo las dos manos esposadas.
"Me han dicho que te has portado mal en la escuela…"
Dices mientras me acercas a ti con un tironcito de las esposas.
"Que te dedicas a seducir a tus compañeros…"
Susurras mientras me empujas contra la cama y quedo boca arriba.
"A tus compañeras…"
Sujetas el otro extremo de las esposas y lo cierras en torno a uno de los cabeceros de la cama
"E incluso a los profesores… "
Cierro el otro extremo de las esposas al otro cabecero de la cama. Dejándome tumbada, boca arriba con los brazos extendidos.
Meditas si atar también mis piernas, pero, de momento, lo dejaremos pasar.
"Creo que en casa, no te hemos educado así, y tal vez necesites un correctivo"
Muevo un poco mis manos, giro mi cabeza ambas están perfectamente esposadas al cabecero, roto mis muñecas nada, no ceden en lo más mínimo. Mis pezones atraviesan la tela y se marcan sobre el top, de momento mantengo mis piernas cerradas expectante a tus movimientos. Desvío mi mirada hacia ti, tu cara no demuestra expresión pero la erección se marca perfectamente en tus pantalones, tus dedos se pasean por los distintos juguetes. "Papi es mentira, no he hecho nada de lo que dicen" empleo un tono entre el morbo y algo de miedo. Puedo sentir como mi rajita puedo se empapa por completo y no despegó de mi mirada de ti, cuando volteas y me dedicas una sonrisa lobuna.
Buscas entre todos los juguetes, pero falta uno, tú favorito. Deslizas tu dedo por mi cara, mis hombros, mis senos y das unas cuantas vueltas a mi ombligo mientras te deleitas viendo cómo se eriza mi piel. Continúas bajando hasta mi corta faldita y la subes ligeramente dejando en evidencia mi estado de excitación en una vistosa mancha de humedad en mis braguitas. Tus dedos lo palpan, y continúan el descenso por mis piernas.
"Me han contado, que te contoneas, y que vas enseñando tus braguitas con tus cortos vestiditos por ahí."
Sueltas en tono juguetón al tiempo que das un tironcito de mi falda hacia arriba y te alejas de mí, acercándote al armario. Sacas el trípode y la cámara colocándolas en el ángulo perfecto, tantas veces estudiado.
"Me dicen que incluso dejas que algunos, te toquen."
Enfocas mi cuerpo y ajustas el encuadre. Inicias la grabación. Buscas en el cajón rápidamente y encuentras TÚ juguete.
"¿Eso es lo que te hemos enseñado, jovencita?"
"Papi todo eso es mentira" digo en un tono flojito mientras estudio tus movimientos, el cómo vas instalando la cámara que no podía faltar "No hay necesidad de un correctivo" digo nuevamente en un tono flojito con mí suave voz, dejando lo meloso de mi tono a relucir. La mirada de perversión en tu rostro no tiene comparación. Cruzo mis piernas en un intento inútil de resguardar mi intimidad, rebuscas en los cajones hasta que te acercas nuevamente a mí con un particular brillo en los ojos y también con una potentísima erección marcándose en tu pantalón.
"¿De veras? ¿Mentira?"
Te acercas a mí, con el estimulador remoto en la mano. Abres mis piernas, y ofrezco resistencia.
"Sabes que es peor si te resistes. Cuéntamelo todo y seré indulgente. "
Unes lentamente las esposas de los tobillos a la cuerdecita y las pasas por detrás del cabecero para hacer polea. Cuando terminas, tienes una cuerda en cada mano.
"¿Tienes algo que decirme?"
"Papi todo lo que te han dicho es mentira jamás haría eso sabes que soy una chica buena" intento mantener mis piernas cerradas pero al parecer mi respuesta no te ha convencido cuando siento un tirón de ambas partes mi menudo cuerpo cede ante la presión de abrir las piernas doy un gritito de asombro cuando noto que estoy totalmente expuesta ante ti.
Pegas un tironcito a las cuerdas y mis piernas se abren levemente, con otro tirón están suficientemente abiertas como para poder acceder a mi coñito sin problemas. La mancha de humedad es cada vez mayor. Lo apartas hacia un lado, provocándome un gemido y posicionas el estimulador en su lugar y vuelves a dejar las braguitas como estaban. Cuando sacas tus dedos, están empapados, y te los llevas a la boca.
"Tempus fugit. ¿Tienes algo que decirme?"
"Lo único que tengo que decirte es que todo lo que han dicho es mentira" miro como has colocado el estimulador con tus dedos en mi encharcada almeja, trato de flexionar mis piernas pero con las esposas es bastante difícil. Las manchas de humedad se evidencian perfectamente en la braguita, tus dedos se pasean velozmente por el móvil, me repites la pregunta y vuelvo a negar que algo de lo dicho sea verdad así que con una mirada lasciva lanzas una primera descarga que me toma por sorpresa y me hace lanzar un gritito de placer y asombro al mismo tiempo.
"¿De veras? ¿Mentira? ¿Y qué me dices de esto?"
Me enseñas una de las múltiples fotos que guardas en el móvil, las que me saco para ti, las que alegran tus días. Pasas lentamente y aparezco en una, con la faldita levantada, mostrándote las braguitas.
“Me las ha enviado tu profe de cálculo. Sabes que también fue mi profesor.”
“Creo que tendré que castigarte un poquito más.”
Presionas el mando de inicio del estimulador y puedes ver como intento retorcerme llena de placer y sorpresa.
"¿Sigues negándolo?"
"Ahhhh…. No sé de dónde has sacado esas fotos papi pero te juro que no se las mande a nadie, créeme por fis" mi cuerpo intenta retorcerse de placer pero es inútil las esposas y la cuerda mantienen mis extremidades bien sujetas, como una X dándote vía libre y sin poder oponer la mínima resistencia, mi almeja se siente encharcada más aún y noto lo empapado de mis braguitas, mi respiración se acelera pero sigo atenta cada movimiento
Sueltas una de mis esposas para poder quitarme el top y la vuelves a atar. Repites lo mismo con la otra mano.
Ahora estoy vestida tan solo con la faldita y las empapadas braguitas.
"Además, me han dicho, que has estado haciendo mamadas en la uni. Y que eres la mejor."
Me enseñas una foto donde solo se ve mi boca y parte de mi nariz comiéndose una polla.
"¿qué me dices de esto?"
Ante mi silencio, me muestras el control del estimulador, me muestras el potenciómetro y lo pones al 75%
"¿qué me dices?"
Recuerdo perfectamente esa foto, fue precisamente en una de tus visitas en la uni. La prueba de mis acciones parece innegable, se nota perfectamente como tu polla está dentro de mi boca y mi cara de vicio, suelto una serie de grititos cada vez más fuertes, mi coñito se desborda en jugos "Está bien papi, soy una niña mala debes castigarme" digo en un tono flojo entre gemidos con esa voz aniñada que te encanta. Tu mirada triunfante se pasea por mi cuerpo y te diriges a la mesa con los juguetes, notas la paleta y me dedicas una perversa mirada, trato de cerrar mis piernas pero es imposible
"Bien, el primer paso, es reconocerlo." das suaves golpecitos en la palma de tu mano. Miras mi braguita. Hay más parte mojada, que seca. Estas tan cerca que puedes llegar a olerlo.
"Ahora, dime: ¿Llego a correrse?"
Notas en mi mirada que la pregunta me ha pillado por sorpresa.
"ssi."
"Bien. Avanzamos. ¿Donde?"
"En, en mi cara"
Me acercas el móvil a la cara para que pueda ver la foto que tenías preparada. En ella, aparezco con una polla sobre mi barbilla, mi lengua totalmente llena de semen y la cara igualmente salpicada.
"¿Te lo tragaste? ¿Te gusto?"
"S—si me lo trague todo… Me gusto…" Desvío mi mirada hacia tu pantalón que parece querer estallar por la dureza de tu erección, me agito un poco intentando liberarme nuevamente pero todos mis intentos han sido inútiles. Siento lo mojado de mi intimidad y como tu mirada se pasea a la nenita que tienes atada en la cama, no puedo evitar sonrojarme.
"Así que te gusta comer polla…. así que te gusta tragar lechita…. "
Me das golpecitos con la paleta en los muslos acompañando tus palabras.
Manipulas el control para ponerlo al 85%.
“Me parece que esta noche, te vas a empachar."
Activas el estimulador, provocando un sonoro gritito. Mi cuerpo se arquea, se torsiona, suda. Mis braguitas están tan empapadas que no queda ni una sola parte seca. Te acercas a inspeccionarlas, a olerlas, a pasar tu lengua por ellas y saborear mi delicioso sabor.
"¿Dime mi niña, cuantas pollas te has comido?"
Mi respiración es acelerada, suelto un leve gemido al sentir la presión de tu lengua que empuja para adentro las braguitas, cada pequeño azote me ha tomado por sorpresa acompañada de un sonoro gritito. La estimulación del juguete es máxima pero lo detienes siempre en el momento justo antes de que pueda correrme lo cual está empezando a fastidiarme "No se" respondo en un tonito más pícaro para cortarte un poco "unas cuantas papi, pero hay una que me muero por devorar" miro tu entrepierna con mi mejor mirada lujuriosa, desearía tener movilidad en mis manos para tocarla pero admito que la situación es muy excitante con todo el morbo.
"Así que unas cuantas, ¿Eh?" Estimulador al 90%
Me retuerzo de placer y estallo en un intenso orgasmo que parece no tener fin por las constantes descargas. Detienes el estimulador y me das un respiro. Mis braguitas están totalmente empapadas y los flujos empiezan a chorrear por mis muslos. Mi agitada respiración me impide hablar, de momento, y te lanzas a devorar tu premio. Tu lengua recorre cada hilito que resbala entre mis piernas. Tu boca se acopla a mis bragas e intentas comértelas, mientras aun están puestas. Tu polla no puede estar más dura.
"¿Alguna de esas pollas te ha follado?"
Mientras pronuncias esas palabras, me das un azotito en el muslo con la paleta. Sujetas el elástico de mis braguitas y tiras de ellas hacia abajo dejándomelas por las rodillas. Mi almejita aparece totalmente brillante, sin un solo pelito. Mientras dejas recuperarme, sueltas una pierna y luego la otra con la idea de quitarme, por fin, mis preciosas braguitas.
"No ninguna lo ha hecho papi" aprovecho la libertad de mis piernas mientras bajas mis bragas para cerrar mis piernas dejando protegido mi coñito, puedo notar un poco rojos mis muslos por el uso de la paleta y tu cara de fastidio cuando cierro las piernas.
Tienes mis braguitas en la mano, y te las acercas a la cara para poder olerlas, y el impacto a sexo es demoledor. Te las metes a la boca, extrayendo tu jugo. Ves como cierro las piernas, y dejas que descanse unos segundos.
"Estas son las braguitas con las que seduces a los profesores. ¿Es así como apruebas?"
Me quitas el estimulador.
"¿Vas a ser una nena buena? o ¿Tengo que tirar de las cuerdas y atarte de nuevo?
Aprieto un poco más mis piernas en señal de que no pienso abrirlas lo hago para provocarte y mientras me haces la pregunta te saco la lengua y volteo hacia otro lado para no mirarte, lo hago con la intención de fastidiarte un poco y ver hasta donde puedes llegar, estoy tentando mi suerte pero es algo… Excitante
Das un sonoro suspiro mientras tomas de nuevo las cuerdas y tiras de ellas. Mis piernas se abren de nuevo sin problemas dejando de nuevo mi preciosa rajita a tu alcance.
"Parece que tendremos que educarte de nuevo. Tu boca, es mía."
Dices tocándome la boca con el dedo.
"Tus tetitas, son mías" Presionas con fuerza controlada mis pezones.
"Y por supuesto, tu coñito, también es mío"
Introduces repentinamente el vibrador dentro de mí, y lo accionas a la máxima potencia y empiezo a dar grititos y sonoros gemidos.
Pasados unos segundos, lo detienes. Con mirada lobuna, empiezas a desnudarte.
"ahora, papi, te va a enseñar a ser una niña buena, y, desde luego, si quieres polla, te vas a empachar."
Tu mirada es de malicia total, retiras el vibrador con lentitud y dejas de nuevo mi rajita totalmente expuesta. Tomas el plug decorado con una piedra morada lo empapas con los jugos de mi almeja y lo entierras en mi culito haciéndome soltar un gritito de sorpresa ante la invasión. Bajo mi mirada y noto como brilla mi rajita estoy completamente desnuda ante ti. Veo como tu polla está totalmente erecta desafiante con algunas gotas de precum en la cabeza y hace que me relama los labios Colocado el plug, te relames, mirando mi rajita y te lanzas a devorarla arrancándome sonoros grititos.
"Mi niña… gritas demasiado."
Te acercas suavemente, rodeándome, sin retirar el contacto visual y con tu mano en tu polla.
Te colocas al lado de mi cabeza y rozas mis mejillas, mis ojitos, mi nariz y mis labios con tu glande. Aprieto los labios impidiendo tu entrada.
"Ahora, me vas a demostrar cómo se lo hacías a todos esos chicos"
Intentas introducir tu polla en mi boca pero te lo hago un poco difícil, debes presionar mis labios con un poco de fuerza para que los abra. Siento la presión del plug en mi culito y con cada movimiento que hago solo logro incrustármelo más. Soltando un suave gemido aprovechas para introducir tu polla en mi boca, con un movimiento firme la metes hasta que tus huevos chocan con mis labios, en una mamada muy profunda, sujetas mí cabeza con suavidad pero con firmeza.
"¿Así es como te hacen, zorrita? ¿Es así como se follan tu pequeña boquita? "
Eres consciente de que se está grabando todo en buena calidad y que disfrutaremos mucho viendo esa escena después, lo que provoca un extra a la excitación. Deslizas tu verga dentro de mi boca, sientes la presión de mis labios en tus huevos y sientes las pulsaciones eréctiles cuando tienes tu polla totalmente enterrada en mi boca. Tus manos sujetan mi cabeza, abriendo sutilmente mis labios. Sacas tu polla de mi boca, para poner tus huevos en ella. Restriegas tu polla empapada en saliva por toda mi cara.
"Ahora, hijita, lame mis huevos, con suavidad, con dulzura."
Poco a poco, te vas deslizando hacia delante, posicionando tu ano sobre mi boca y se te ocurre pronunciar una maldad.
"Ahora, como castigo, vas a limpiar el culo de papi" Mi lengua recorre la zona perianal y rodea tu esfínter.
"Y ahora, comprobaras, que papi no se ha limpiado al ir al baño, solo para ti."
Mi respiración es agitada gracias a la presión de tu miembro sobre mi rostro. Cuando pronuncias esas palabras no puedo evitar quedarme paralizada por un segundo, pero al mirar tus ojos leo perfectamente tu expresión. Hundo mi lengua muy despacio en tu ano degustando tu sabor me aparto de ti relamiéndome, esa imagen queda perfectamente grabada.
"Eres un guarro papi, tienes a tu nenita atada, me obligas a limpiarte, estas abusando de mí, ¿No te da penita?"
Mi tono de nena inocente no hace más que calentarte, acercas mi rostro con firmeza a tu culo el cual me dedico a lamer de la manera que más te excita, con movimientos firmes, lentos, incesantes. Siento el plug adentrándose en mi culo y deseo tener tu polla en mi rajita. Logro alejarme un poco jadeante
"¿Por qué no me pones en 4 y me follas papi? O ¿Es que no te atreves?" Digo desafiante, mientras me llevo tu miembro a mi boca y lo devoro por completo con una fuerte succión que te hace emitir un profundo gruñido, la medalla del collar de gatita vibra con tu voz.
"No es que no me atreva. Es simplemente que no quiero soltarte"
Te vas colocando, poco a poco, en posición, en frente de mí, con la visión de mi cuerpo atado, piernas abiertas, y mi imberbe rajita palpitante y jugosa. Colocas el glande presionando mi botoncito y lo restriegas con fuerza sobre él.
"Esto es lo que tienes que hacer como una niña buena. Abrirte de piernas"
Y de una sola estocada, entierras tu polla hasta lo más profundo de mí arrancándome un fuerte grito de sorpresa y excitación. La estocada me ha tomado por sorpresa generalmente la primera penetración es lenta y profunda, pero la sensación es agradable. Siento como mi rajita cede ante tu invasión, las paredes de mi coñito abrazan con fuerza a tu polla, comienzas un movimiento potente, con estocadas profundas que solo logran sacarme grititos de placer. El collar de mi cuello, la medalla salta con cada estocada al igual que mis senitos. Es una sensación extraña, tienes el control total de la situación es excitante para ambos.
Metido por completo en el papel, bombeas con rapidez, fuerza, excitación y con medido control. En tu cabeza, soy tu díscola nena que se ha portado mal y tienes que castigarme en consecuencia. Tus huevos rebotan una y otra vez contra mi pubis. Un ramalazo de culpa asoma por tu cabeza pero lo silencias a base imágenes de mi cuerpo esposado, y mi conejito abierto. Bombeas con fuerza durante largos minutos escuchando mis cada vez más sonoros gemidos, sintiendo el fuego de mi interior y la presión de mi sexo presionando el tuyo.
Siento la riada de flujos que brotan sin parar de mi almeja, las estocadas tan profundas, puedo sentir perfectamente cómo llegan a lo más profundo de mi sexo. Tus manos sujetan mis tetitas jugando con mis pezones. Mis grititos son cada vez más potentes, mis jadeos, mi corazón latiendo con fuerza. Cuando tu polla se deja ir dentro de mí con una potente estocada no puedo evitarlo más "Papiiiiiiii" es lo único que puedo decir antes de que un squirt nos bañe por completo
El squirting te ha pillado por sorpresa. Una gratísima sorpresa. Con tu polla profundamente enterrada dentro de mí, sientes tentaciones de para y comerlo todo, pero no puedes, no eres capaz de bajar el ritmo, sino todo lo contrario. Mi río de flujos elimina el escaso control que aun tenías sobre tus más bajos instintos, de forma inconsciente aumentas el ritmo y la fuerza de la penetración. El orgasmo en inminente. Mis infantiles gemidos resonando en tus oídos te hacen desearme con más intensidad y, sin poder evitarlo llega.
Sales de mí con la velocidad del rayo y apenas te da tiempo de dirigir el primer y más potente chorro de semen caliente hacia mi cara, que queda surcada por una espesa línea blanca. Los siguientes disparos le siguen al primero, ya con tu polla más cerca de mi carita de ángel, acertando en mi boca abierta, salpicando mis labios y mis ojos, para terminar con tu glande dentro de mi boca eyaculado las ultimas reservas de leche de tus huevos mientras introduces la polla dentro de mi boca todo lo que puedes. Con la respiración agitada vas retirando poco a poco tu polla de mi boca, para permitirme tomar aire.
"Ahora no te muevas, nenita" Te acercas a la cámara para hacer un poderoso zoom y recoger en primerísima plana el cremoso facial que acabas de hacerme y seguir con un barrido para enfocar mis piernas, aun cubiertas por mis propios flujos.
"Aquí está la putita de la casa, siempre sedienta de lechita caliente, si quieren sus servicios llamen al…"
Luego del barrido con la cámara, enfocas cada parte de mi cuerpo donde destacan los espesos y blanquecinos trazos de tu leche y lo brillante de mis flujos. No puedo evitar sonrojarme, mientas con tu mirada sigues devorándome. Vuelves a dejar la cámara en su sitio y te dedicas a limpiarme, llevando cada gota de Leche con tus dedos a mi boca, los cuales lamo de una manera lujuriosa, el respingo de tu polla indica que voy por el camino indicado. Te acercas a la cámara nuevamente y la pones en pausa para recuperar el aliento "sabes que quiero me violes el culito en la posición de la foto que te envié" te saco la lengua mientras retiras el plug y sueltas una sonora carcajada, sigues observando mi cuerpo desnudo con el collarcito y todavía atado.
Inicias la grabación de nuevo y te acercas a mí, lentamente. "¿Puedo fiarme de ti, laztana? Si te suelto… ¿te escaparas?"
"Prometo que no me escapare papito" en mis ojos puedes notar un brillo especial, cuando me sueltas masajeo un poco mis extremidades que están un poco entumidas y sin darte tiempo intento pirarme con una sonrisa traviesa en mis labios.
Reconoces que me habías creído, y la pequeña cuerda que tenías aferrada en tus manos, la sueltas antes de que pegue un tirón y lastime mi cuello. Preparado para el juego, cuentas hasta tres antes de salir en mi busca, cámara en mano.
"Hijita, estés lista o no, voy en tu busca… y créeme no te gustara el castigo. Bwa ha ha haaa.”
Puedo escuchar tus pasos el juego del gato y el ratón que tanto nos gusta. Me escondo en uno de los armarios, mi cuerpo totalmente desnudo, sigo acariciándome las muñecas para que retomen toda su movilidad. Siento tus pasos y tus palabras y mi corazón late a mil por hora.
El silencio es sepulcral. Me he escondido rápido y bien, pero tienes bien claro que no voy a salir de casa y caminas lentamente por la casa, en mi busca, llamándome con la archí conocida canción infantil y afinando el oído, pero por más que escuchas no consigues localizarme por lo que empleas la lógica. Si estábamos en nuestra habitación, descartadas la cocina y el baño, solo hay dos habitáculos más donde puedo estar. La sala o el estudio. Te diriges primero a la sala, por ser la más cercana.
"Aquí está tu paaaapiiiii. No te hare nada, te lo prometo" Una sonora risa se escapa de ti pensando en la falsedad de tus palabras y caigo en tu trampa. Eres consciente de lo contagiosa que es tu risa para mí, y se me ha escapado un soplido. “(Eres mía)”.
Maldijo por lo bajo no puedo evitar reír cuando te escucho soltar alguna carcajada, trato de escabullirme esperando tener éxito, pero el silencio es tal que pueden sentirse mis rápidas pisadas por el suelo, y el tintineo del collar al moverme no contribuye a la tarea de ser silenciosa. Tus pisadas, lentas, profundas, me hacen saber que no estás lejos y que pronto darás conmigo.
Sabes exactamente donde estoy, pero quieres jugar un poco más conmigo antes de darme caza. Das pasos fuertes, lentos y me llamas de forma provocativa y con un tono amenazador. Mi silencio es total.
"Papi puede oírte respirar. Si sales ahora, aun estas a tiempo de pedir perdón y librarte del castigo, de lo contrario…." Pronuncias estas palabras muy cerca de donde estoy escondida. Puedes sentirme y tan solo tienes que darme el último susto para ver si me atrapas allí o salgo corriendo. De cualquier forma, estoy atrapada.
Mi mente trabaja a toda velocidad, siento tus pasos muy cerca de mí, pero no pienso darme por vencida. Abro lentamente la puerta, no hay moros en la costa así que pienso si arriesgarme a llegar a nuestra habitación o encontrar otro lugar. Decido arriesgarme y unos cuantos pasitos son suficientes para saber que me has capturado "Rayos"
Me tienes acorralada. Te acercas poco a poco a mi escondite hasta que sientas mi respiración.
"Hija, no tienes escapatoria, si te entregas ahorita…"
Pero no, intento salir corriendo por un pequeño hueco que he visto, pero esta vez has sido más rápido y consigues hacerme un placaje. Dando pequeñas pataletas y gemidos intento zafarme, pero tú presa en buena, sobre todo porque has sujetado la correa del cuello con firmeza. Me lazas de nuevo sobre la cama y me inmovilizas con tu propio cuerpo. Después, me volteas sin mucha dificultad poniéndome cabeza abajo. El roce con mi cuerpo, hace que vuelvas a tener una erección. Tomas de nuevo las esposas y me atas cada mano, a una correa, de la misma forma que estaba antes y te recreas unos segundos con mi cuerpo desnudo sobre tu cama.
"Hijita, creo que te vas a arrepentir de lo que has hecho"
Te acercas a la sala para traer un gran cojín, blandito pero enorme y ponerlo a mi lado.
"Colócate como la perrita que eres…."
Me volteas con una ligereza que asombra aunque no mucho, mi cuerpo es bastante menudo y mi peso muy ligero. Puedo sentir con cada roce como tu miembro va tomando dureza, nuevamente me encuentro esposada pero esta vez boca abajo lo cual limita mi visión, trato de seguirte con la mirada pero no es muy eficaz, cada una de tus palabras me hacen estremecer y un escalofrío recorre mi cuerpo poniendo mi piel erizada. Me resigno a acatar tus palabras, elevo mis caderas dejando mi culete en pompa, deslizas el cojín debajo de mi pancita brindándome más comodidad, no puedo negarlo mi rajita está llena de jugos, completamente empapada y la visión que brindo es sumamente erótica.
Te relames ante la situación. No habías experimentado esta sensación de poder, de dominio hasta ahora, y te gusta. Consciente de que es solo un juego y no debes extralimitarte, me das unas nalgadas más sonoras que dolorosas. Te posicionas justo detrás de mí, con tu cara casi pegada a mi babeante rajita para que pueda sentir tu aliento.
"Me has desobedecido, me has mentido, has sido una mala nenita. ¿Algo que decir?”
Cierro mis ojos disfrutando de la sensación, de cómo siento el aire proveniente de tu aliento y estremece por completo mi piel causándome un potente escalofrío, me retuerzo un poco pero las esposas limitan mucho mis movimientos. Cada palabra pronunciada, el tono en que las dices no es necesario mirar tu rostro para saber que el deseo es quien marca tus acciones, un nuevo azote con la paleta en mi culete me hace exclamar un gritito acompañado de un taco pero sin decir mayor cosa.
"Niña, sabes que es mejor hablar. El castigo por escapar, está sentenciado, pero puedes rebajarlo si hablas. ¿Dime, cuantos te han follado?"
"Papi no he estado con ninguno… Sé que por las fotos que tienes puedes pensar mal pero solo han sido unas mamadas, nada memorable" me sonrojo y trato de ocultar mi rostro en el colchón cuando siento un nuevo azote en mi nalga y me arranca un gritito. Abres mis nalgas con las manos y puedes ver lo empapada que esta para tu total sorpresa, desconociendo esta nueva faceta.
"¿Sigues siendo la nena de papi? ¿Y solo de papi?"
"Soy solo de papi" suelto en un hilito de voz y me estremezco al sentir el roce de tus dedos en mi empapada cuevita, el roce es lento, disfrutas recorriendo tus dedos y me arrancas un gemidito.
No puedes aguantarlo más y entierras tu lengua dentro de mi sexo, saboreando los abundantes flujos que exhuman. Tu lengua se cuela hasta el fondo y se mueve con avidez, buscando y presionando, saboreando y lamiendo. Tus labios succionan con avidez. Con gran deseo, tu lengua recorre el delicioso camino desde mi almejita hasta mi ano y te lanzas a devorarlo. Mis gemiditos son cada vez más fuertes mientras preparas el camino hacia el inevitable desenlace.
Cada lamida, cada succión me lleva al éxtasis del placer, trato de recomponerme pero es inevitable, la intensidad con la cual tu lengua se abre paso en mi almejita no da cabida para otra cosa que no sea el máximo placer, desearía sujetar tu rostro y hundirlo hasta lo más profundo, pero no puedo, las esposas impiden que mi cuerpo se retuerza libremente, sintiendo el placer al máximo, mi respiración es acelerada, mi cuerpo se empieza a bañar con gotitas de sudor y sigues inclemente sin darme respiro, devorando cada milímetro. Un fuerte gritito es lo único que sale de mi boca sin poder avisarte del intenso orgasmo que golpea mi cuerpo, llenándome de un gran placer y empapando tu rostro por completo.
"Estas preparada" Te incorporas. Tus manos abren mis nalgas y comienzas a rozar la punta del glande por todo mi sexo en una maniobra que sabes que me enloquece. Punteas la entrada de mi culito, y muy suavemente, deslizas tu verga dentro de mí, hasta que tus huevos presionan mis nalgas, con fuerza. Tienes que contener tus ganas de aullar. La invasión es potente y me arranca un fuerte gritito, de sorpresa más que nada. Mi estrecho ano se amolda inmediatamente a tu verga, ejerces una suave presión. Trato de moverme un poco pero las esposas me lo impiden
"¿Te gusta sodomizar el culito de tu nena, papi? Eres un guarro" digo en tono provocativo, a decir verdad el juego es sumamente morboso y el placer va en aumento con las primeras embestidas. Lentas, potentes, delirantes, tal como me encantan y me arrancas suaves gemidos, mientras siento como tus manos se posan en mi cadera y bajan un poco más amasando mi culete.
"Si, me encanta usar el culito de mi pequeña hija, castigarla si ha sido mala."
Manejas el ritmo con cuidado, la potencia no tanto, dando fuertes empujones. A parte de nuestros jadeos, se escuchan, cada vez más fuertes, el sonido de mis glúteos cuando chocan con tu pubis. Abres más mis nalgas con tus manos, deleitándote con el espectáculo de mi culo apretando tu polla, y mis flujos rezumando de mi depilado y bien cuidado coño, que perfectamente podría pasar por el de una pre adolescente.
"contesta, ¿Cuántos han pasado por este culito?"
Hundo mí cabeza en la almohada ahogando mis gemidos, en un hilito de voz contestó "ninguno papi solo tú" doy un nuevo gritito al sentir tu remontada potente. Estas abriendo mí culito sin piedad y mi cuerpo responde a cada roce con tu piel. Tu profunda respiración sobre mi oído hace que cuerpo se estremezca La excitación te está matando de placer. Prácticamente me estas violando.
"¿Te gusta que te haga esto? ¿Te gusta la polla?"
Acompañas cada frase con un fuerte empujón, con una fuerte embestida que entierra el misil de carne muy profundamente dentro de mi ano. Miras hacia la cámara que no deja de grabar, siendo consciente de que, cualquier persona que no nos conozca y viera las imágenes, estaría convencido de la relación padre—hija es real.
Mis grititos van en aumento tanto en intensidad como frecuencia, trato de moverme pero es inútil con las esposas mi movilidad es muy limitada, siento perfectamente como tu carne abre mi estrecho ano con cada potente embestida, como llega a lo más profundo. Tengo el rostro sonrojado, la respiración acelerada y mi corazón a mil por hora. Tomas la correa y jalas suavemente, lo que hace que eleve mis caderas buscando más placer. Sujetas mis caderas firmemente con tus manos y con una de ella recorres el camino hasta mi rajita que está totalmente encharcada.
Estas totalmente desbocado. No habías experimentado la dominación hasta ahora de esta manera, y te gusta. Sacas tu polla de golpe de mi culo, y te asombras al ver la velocidad con que recupera su tamaño. Estiras el brazo, para coger el gel lubricante, y tras lamer de nuevo mi sexo y deleitarte con su sabor, aplicas una generosa cantidad de lubricante en mi ano.
"¿Sigues afirmando que nadie más ha usado tu culito?"
Te sitúas de nuevo detrás de mí, punteando la entrada de mi almejita. De una sola estocada, y sin dejarme contestar, me penetras profundamente, pero tras tan solo dos estocadas, retiras tu verga de mi coño para enterrarla en mi culo, iniciando una alternancia culo—coño apoteósica.
Las embestidas son brutalmente profundas. Cada estocada llega a lo más profundo de mí ser. Puedo sentir como llegas al fondo con cada pollazo, mi cuerpo está recibiendo una gran dosis de placer. Y el morbo de la situación lo eleva al máximo. Tus gruñidos son profundos, salvajes y primitivos. Estas disfrutando del control total y a decir verdad yo también. Tus dedos recorren mi espalda y brazos sujetándolos suave pero firme, mi cuerpo no resiste mucho más y en una de tus estocadas a mi coño estallo en un potente orgasmo, las pulsaciones con tu polla adentro es de las mejores sensaciones. Mi cuerpo tiembla de placer, sudoroso pero aun no has acabado.
Tu orgasmo te ha pillado desprevenido. Te sorprende cada vez más esta faceta mía. Generalmente, con carácter y dominante, me mojo entera y convulsiono al verme totalmente sometida. Disfrutas de cada una de las palpitaciones de mi coñito, y continúas alternando con mi culo, bien lubricado por el gel, permitiéndote una penetración rápida, fuerte y profunda.
"¿Ya tienes suficiente hija? O ¿Quieres que tu papi te siga castigando?"
No tengo fuerzas para responder, mi boca solo emite unos suaves gemidos apenas perceptibles, es una sensación nueva y agradable en este momento, el sentirme entregada a ti me ha dado unos Buenos orgasmos. Tu polla está taladrando mí ano, se desliza con facilidad y cuando la retiras para embestir mi sensible rajita es evidente lo mojada que sigo. Volteo mi rostro a medio lado dedicándote una sonrisa lasciva y desvío mi mirada hacia los otros juguetes en la mesa todavía.
Mi mirada es tu debilidad, pero tratas de aguantar desviando tus pensamientos. La alternancia entre los dos agujeritos es deliciosa, pero exige concentración. Te aferras a mis nalgas, marcando tus dedos en ellas y con una potente estocada, me la clavas en mi culito hasta el fondo, al tiempo que te inclinas sobre mí, para darme una mordida en el cuello. Con la polla firmemente enterrada dentro, consigues susurrarme en mi orejita: "eres mía, tu culo es mío, tu almejita es mía, y nadie más que yo, puede usarte"
No puedo reprimir un gritito al sentir tus dientes sobre mi piel. El roce de tus labios con el lóbulo de mi oreja, tus palabras logran transportarme. "solo tuya, siempre tuya" acierto a decir en un hilito de voz entre suaves gemidos, tu aliento sobre mi cuello me causa escalofríos placenteros. La escena es sumamente erótica, nueva y excitante. Atada y a tu disposición es una mezcla de emociones y solo puedo elevar mis caderas para sentir más aun tu polla abriendo descaradamente mi culo.
Esa elevación provoca que la penetración sea más profunda y sientes como tus huevos presionan con fuerza contra mis nalgas. No puedes evitar mirar, algo que es tu perdición, la visión de mi estrecho ano acoplado perfectamente al grosor de tu polla, rezumando saliva, flujo y lubricante es demasiado para ti. Te retiras unos milímetros, tan solo para dar una última y fuerte estocada y descargar un torrente de semen caliente que inunda mis entrañas y te hacen perder la noción del tiempo y casi la conciencia.
Tras el orgasmo, en esos segundos de la "peiti mort" te desplomas sobre mí, mordisqueando mi cuello con suavidad. Poco a poco, vas retirando la verga de mi interior, buscando en la mesa con la mirada. Estiras la mano, y alcanzas un pequeño plug, que te permitirá ejecutar tu diablura. Con cuidado, sacas tu semi—erecta polla y antes de que salga el río de esperma, insertas el plug en mi interior a modo de tapón.
"con esto, no olvidaras que tu culito es de mi pertenencia"
Luego de la gran corrida siento como el plug queda completamente enterrado en mi interior. Cuando intentó zafarme, te posicionas detrás de la cámara desmontándola del trípode y me haces una señal negativa con uno de tus dedos. Te miro con cara desafiante y con un brillo de morbo en mis ojos. Te relames ante el gran colofón final. Posicionas la cámara haciendo un zoom de mi culito. Por otro lado, te pegas a mí, con la cámara pequeña para hacer un plano de detalle contra picado. Un primerísimo primer plano.
"Ahora, querida hijita, te voy a dar la merienda…"
Con una mano, sujetas el plug y con la otra colocas una cuchara justo debajo. Cuando retiras el plug con un sonido característico, la riada de leche no se hace esperar. El semen sale de mi ano y lo recoges con la cuchara. Cada grumo, cada hilo, cada gota.
"Empuja" Lanzas la orden de forma que sea interpretada como tal y ante mi negativa, me das una sonora nalgada.
“¡¡¡Empuja!!!" Las últimas trazas de semen salen de mi interior cayendo directamente en la cuchara. Colocas de nuevo el plug.
"Ahora, quien va a ser una niña buena y se va a tomar todo esto…" Me acercas la cuchara rebosante de leche a la cara y aprieto los labios.
"Venga hijita, que esta es la leche de las campeonas…"
Me sujetas las fosas nasales para que abra la boca y me metes dentro la cuchara, derramando dentro la espesa y blanca lechita. La cámara lo está captando todo a la perfección.
"Ahora, se una nenita buena y trágatelo todo…"
Mi mirada tiene un brillo travieso, me trago toda la leche que me has obligado a tomar, tu cara de morbo y satisfacción no se hacen esperar y la mía sacándote la lengua tampoco se hace esperar. Me remuevo inquieta al ver que todavía no tienes intención de desatarme, además de sentir la invasión del plug, que ha quedado bien incrustado en mi estrecho ano, te dedico mi mirada más dulce que se te derrite fácilmente. Tratas de resistirte a esa dulce e inocente mirada. Regresas a mi culito, y me quitas el plug de nuevo, y rascas con la cuchara los últimos restos. Cuando ya parece no salir nada más, me pegas una gran lamida de ano junto con mi empapadísima rajita que me arranca gemiditos.
Te acercas de nuevo con la cuchara.
"A veeeer, que viene el avión…" Abro mi boca, la cierro en torno a la cuchara y me como los últimos restos, lanzándote un guiño que te provoca una nueva palpitación en tu polla.
"¿Ya has aprendido, hijita?"
"Si Daddy ya aprendí la lección, prometo no desobedecerte más" digo en un tono juguetón con una risita de fondo. Te vuelvo a dedicar mi dulce mirada acompañada con una sonrisa, estoy en mi labor de derretir tu corazón y por fin librarme de las ataduras. De forma lenta y pausada, vas soltando las ligaduras, esposas y demás amarres de mi cuerpo. Me aplicas en las muñecas una cremita para restaurar la piel y aprovechas para aplicármela en otras partes del cuerpo también castigadas.
Apagas las cámaras, consciente de que tendremos que hacer un posterior montaje con todas las escenas de ambas cámaras, y que será un trabajo difícil, puesto que jamás conseguimos hacerlo de una sola sesión. Recogemos todo, en silencio, escuchando tan solo nuestras respiraciones, hasta que todo queda despejado.
"Comemos algo, mi vida"
Alargo mi mano para tomar tu camisa y así cubrir mi desnudez, me sonrojo nuevamente no lo puedo evitar y mi tripa ruge fuertemente aunque no tengo mucha energía para levantarme "si vida pero no tengo fuerzas, algo sencillo" digo mientras masajeo mis extremidades.