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Para mi cuñada
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Tiempo de lectura: 4 minutos

La primera parte de este relato empieza en la casa del pueblo de nuestros suegros, después de celebrar una fiesta familiar yo me voy a dormir la siesta porque me encuentro algo cansado y todo el mundo se queda en la finca disfrutando del día, así que me voy al sofá del salón de la casa y me coloco estirado con una manta encima que me cubre todo el cuerpo.

A los pocos minutos vienes tú y yo me hago el dormido, me llamas por mi nombre y me empiezas a tocar la cabeza con suavidad, yo me sigo haciendo el dormido pero realmente me estoy enterando de todo y me encantan tus caricias. En ese momento empiezas a bajar la mano por mi brazo y llegas hasta mi cinturón por debajo de la manta y tú estás en una posición en la que no se ve donde tienes metida la mano por si entra alguien.

Se me acelera el pulso pero sigo intentando parecer dormido y entonces desabrochas el cinturón y bajas la bragueta para meter la mano por dentro de mi calzoncillo y coges con delicadeza mi miembro que está morcillón, aún no está en todo su esplendor, pero noto que te gusta y me sigues acariciando y recorriendo toda mi polla como queriendo saber su forma y grosor. En dos segundos ya la tienes en tu mano súper dura, yo sigo sin hacer ningún gesto porque quiero que sigas jugando con ella y hagas lo que quieras. Noto que te encanta y en ese momento parece que entra alguien y tú al estar en una posición que no delata nada sigues con tu mano agarrando y acariciando mi polla que está a punto de explotar pero yo sigo sin hacer ningún gesto para no delatarte porque me encanta y no quiero que quites tu mano de ahí por nada del mundo.

Nos dejan solos otra vez y ves que me sonrío y me muerdo los labios sin abrir mis ojos y me la agarras con más fuerza pero lamentablemente te llaman y me tienes que dejar pero antes de irte me dices al oído "que rica la tienes cuñao" y me das un besazo que me deja ensimismado durante un buen tiempo…

La siguiente parte ya han pasado varios días, tú me invitas a un cafecito en tu casa porque mi mujer y tu marido están trabajando y nosotros estamos libres. En cuanto entro a tu casa me miras con ojos de viciosa porque sabes que me encanta, te abalanzas sobre mí y nos besamos con fuerza. Te aparto y te digo…

– Ahora me toca a mí ser malo contigo, vas a hacer lo que yo te diga a ver si es verdad que te gusta que te dominen un poco…

– Vale, que quieres que haga??

– Quiero que me beses con fuerza, sentados en el sofá y tú encima de mí.

Entonces te abalanzas sobre mí con una sonrisa de oreja a oreja como si te hubiese gustado escuchar eso. Me tiras sobre el sofá y te sientas sobre mis piernas abrazándome con todas tus extremidades sin dejar de besarme. Te beso el cuello y noto que se acelera tu respiración. Te pido que te quites la parte de arriba y te quitas la sudadera dejando que vea tu sujetador de encaje negro.

-Quítate toda la parte de arriba. -Vuelvo a decir mientras te doy un beso mordiéndote el labio.

Me sonríes y te quitas el sujetador asegurándote que te vea bien tus pechos mientras te muerdes el labio y me besas con deseo mientras te masajeo tus tetas y me quito la camisa porque ya tengo mucho calor con la excitación que tengo encima.

-Sácame la polla y juega con ella (te ordeno)

Entonces metes tu mano sin dejar de besarme y ya la encuentras súper dura, entonces te apartas y bajas hacia ella para empezar a hacerme una mamada y… bendita mamada ya que jadeas con cada movimiento como si te encantase comerla y yo me vuelvo loco de placer pero intento no hacer ruido. Es la mejor mamada de mi vida!!! Y tú sigues durante un buen rato con mi polla tiesa. Me dices que la tengo muy gorda y que te encanta mi polla. Te ordeno que vayamos a tu habitación y me agarras de la mano tirando por mí. Nos tiramos en cama y te empiezo a quitar tus mallas y braguita quedando tu cuerpo completamente desnudo frente a mi mirada para ver lo maravillosamente hermosa que eres. Me quito todo y me abalanzo sobre ti para comerte el chocho que ya está súper mojado, mi lengua recorre tu clítoris a una velocidad que te encanta por cómo te retuerces en cada movimiento. Gritas de placer y me dices "que bien lo haces cuñaooo" y jadeas con más fuerza.

Te cojo tus tetas mientras te como todo tu coño recorriendo tus labios y saboreando tus fluidos. Entonces me pides que te deje que me comas mi polla mientras te como y accedo de buen gusto así que seguimos durante un buen rato dándonos placer el uno al otro como si de una competición se tratase para ver quién da más placer a quién. Al cabo de varios minutos estoy tan caliente que te quiero follar pero me dices que no tenemos condones y te da miedo. Te pido darte por culo y me sonríes como si estuvieras deseando que lo dijera, entonces de empiezo a lamer el ano para ponerlo a tono, te lo acaricio y voy metiendo mi dedo poco a poco mientras mi lengua juega en el mismo sitio y voy viendo que te vas relajando mientras dices "que ricooo madre miaaa". Tú me sigues comiendo la polla para mantenérmela bien dura y te digo…

-Ahora es tu turno, enséñame a follarte como tú quieras (te digo)

Me tiras encima de la cama y coges un poco de aceite que tienes en tu mesilla para pasártelo por tu ano y que mi polla resbale mucho más rico. Te colocas encima de mí colocando mi polla en el sitio exacto y vas bajando poco a poco sobre mi polla dura hasta que entra entera y das un grito de placer largo pero gustoso. Eso me pone más cachondo y te vas moviendo poco a poco pero con una soltura que me deja loco, noto muchísimo placer y tú notas mi polla dura y gordita que te vuelve loca. Cada vez los movimientos son más intensos y gustosos pero sin prisa.

Después de un rato sudando de placer te pones a cuatro patas para que te penetre por el culo de nuevo con otra postura y me pides que lo haga con fuerza y así empiezo a embestir con movimientos rápidos y jadeas con fuerza pero te tapas la boca con la almohada para que no escuchen los vecinos hasta que nos corremos los dos a la vez.

Nos tumbamos, me besas y sonríes para preguntarme que me ha parecido y yo te digo que no tengo palabras porque ha sido demasiado espectacular mientras te abrazo con fuerza y me dices

– No será la única vez, tranquilo, me ha encantado.

– Te has ganado un súper masaje, aprovechando que ya no tienes ropa… (Te digo mientras sigo abrazado a ti)

Sonríes y me dices "vale amoreee" y empiezo a darte un masaje pensando en lo afortunado que me siento.

 

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