En este relato comentaré como fue la segunda vez que me abrieron el culo y me follaron, dejando el culo preñado de leche.
Fue en La Coruña, el dueño del café bar Bío, que estaba situado en la calle San Vicente, justo enfrente la calle Angel Senrra. Ahora dicho café bar se llama Buenos aires, y no tiene nada que ver con el propietario del antiguo café bar.
No recuerdo su nombre, todo el mundo le llamaba Bío, al igual que se llamaba el café bar. Lo único que sabía sobre dicha persona, era que había venido de Brasil y había montado dicho negocio. Al poco de jubilarse traspasó o vendió el negocio, no sé si fue una cosa u otra, y poco tiempo después falleció. Obviamente esto sucedió hace ya unos cuantos años.
Se que él vivía solo, en un piso en la calle Ramón Cabanillas, a unos 100 metros de distancia de donde tenía el negocio. Había sabido de que era homosexual y que le gustaba sodomizar a jovencitos, lo supe por un joven gay, al que conocí cuando yo tenía 18 años.
A dicho joven lo conocí una noche al salir de una discoteca, chaston, que hay en La Coruña. Al salir de dicha discoteca, iba por unas galerías que van a dar a la plaza de San Pablo, y en dichas galerías; de aquellas todavía estaban sin terminar; me realizó una felación. Yo deseaba que me diera por el culo y me desvirgaran de una vez, pero él, un gay pasivo, lo que quería era polla, no abrirme el culo y follarme. Pues dicho jovencito fue quien después de saber por donde vivía, me dijo que el dueño de dicho café bar, era homosexual y que le gustaban los jovencitos como yo y que además de romperme el culo podría sacar algo de dinero. Por supuesto que yo no buscaba dinero, así que pasó el tiempo olvidándome del asunto. Cuando tenía 20 años y recientemente me habían desvirgado en Zaragoza, donde estaba realizando el servicio militar, en un permiso que me dieron, estando en La Coruña, recordé lo que dicho joven me había contado, por lo que decidí pasarme por dicho café bar, y ver si conseguía que me follaran, rompiéndome el culo por segunda vez en mi vida.
Estando en casa de permiso con el culito recién desvirgado en Zaragoza por Urbano, que fue el que me desvirgó en el hotel Europa, situado en la avenida de la independencia de dicha localidad maña, deseaba ser de nuevo penetrado por una buena polla y volver a sentir el gusto que había sentido cuando me dio por el culo desvirgándome el culito. Quería volver a ser follado y sentir como me preñaban el culo dejándolo repleto de semen. Al salir aquel día de casa, pasé por delante de dicho café bar, viniéndome al recuerdo lo que me había contado aquel joven gay, así que volví hacia atrás y después de unos segundos que me quedé pensando, entré en dicho local y pedí una cerveza para beber. Me sirvió el camarero que había, que además resultó ser el dueño y al que los clientes que había en aquel momento le llamaban Bío. Era un hombre ya mayor, estaría rondando los 60 años o algo más, era alto, delgado y no muy agraciado de cara, vamos que no era ningún adonis, más bien era de cara fea. Pero bueno a mí, lo que más me importaba era su polla, era lo que más deseaba, quería volver a ser follado y sentir de nuevo aquella sensación de una polla abriéndome el culo y llenándomelo de leche.
Así que tomé asiento en uno de los taburetes, pedí una cerveza y me puse a inspeccionar el ambiente del local. Pronto me di cuenta de que el dueño era el único que atendía el negocio, y además lo había cazado mirándome en varias ocasiones. Me había revisado de arriba abajo. En el momento que no estaba atendiendo a nadie, no me sacaba la vista de encima.
Los clientes que había en aquellos momentos eran todos hombres mayores al igual que él. Solo había un par de mujeres, las cuales parecían ser las esposas de 2 de aquellos clientes. Estaban viendo un partido de fútbol, el cual, al acabar dicho partido, la mayoría de los clientes terminaron por marcharse.
Después de haber acabado el partido y marcharse la mayoría de los clientes, yo decidí esperar a ver si conseguía mi objetivo, que no era otro que lograr que aquel hombre me diera por el culo. Ya había conseguido que se fijara en mí. Cada vez que lo había descubierto mirándome, había visto que me desnudaba con sus ojos, era como si me estuviera devorando, se notaba la mirada de deseo y lujuria por poseerme.
Pedí otra cerveza, me levanté del taburete para ir a echar una partida a la máquina recreativa que había en el café bar. Esta quedaba a la entrada al café bar, justo nada más entrar estaba a la izquierda, pegada a la pared y cristalera del local. A la derecha quedaba la barra del café bar, por lo que el dueño estando dentro de la barra tenía una panorámica perfecta del que estuviera jugando en dicha máquina recreativa. Y por supuesto que tan pronto me puse a jugar; era una de aquellas maquinitas de aviones o naves espaciales; el dueño no me quitó la vista de encima. Estoy completamente seguro de que se puso como un burro de empalmado, ya que le había podido ver que el paquete le aumentaba por momentos, y la cara de lujuria, cada vez era más evidente.
Por supuesto que yo no estaba mucho mejor que él, cada vez me ardía más el culo, y los deseos por ser follado eran cada vez mayores. Cada vez me insinuaba más y más, movía el culito tratando de excitarlo dejándole claro mis deseos.
Ya se habían marchado todos los clientes del café bar, solo quedábamos el dueño y yo. Le pregunté la hora que era, y a qué hora cerraba. Me dijo la hora, y que iba a empezar a limpiar la máquina del café, barrer y fregar y cerraría, ya que solía cerrar a eso de las 12 de la noche.
Le dije que iba terminar la partida y ya me marchaba, si no le importaba.
No, no me molestas, puedes terminar de jugar la partida que aún me falta por lo menos media hora para acabar.
Ya había limpiado la cafetera y había empezado a barrer, y yo aún seguía jugando en la maquinita, cuando empezó a barrer por donde yo estaba. Tu tranquilo, sigue jugando que no me molestas, me dijo. Si quieres aún tienes tiempo para beber otra cerveza, que después de barrer, aún voy a fregar el suelo, me gusta dejar el bar, limpio para cuando llegue por la mañana huela a fresco y limpio, me dijo.
Bueno le contesté, es que me da vergüenza que estés esperando a que termine, le dije.
Tu tranquilo, me encanta tener clientela tan joven como tú, los que sí son molestos son los que están borrachos y no dejan de dar la tabarra. Lo que sí voy a hacer, es cerrar la persiana para que no se me cuele alguno y me joda la noche.
No te apures por que cierre la persiana, tu tranquilo y termina sin prisas, voy a fregar y luego sí nos marcharemos, me dijo mientras bajaba la persiana y cerraba el café bar, quedando los 2 solos dentro del local.
Antes de que se pusiera a pasar la fregona por donde estaba jugando en la máquina, terminé la partida, yendo hacia la barra para terminar de beber la cerveza y pagarle lo que había consumido. Cuando quieras me cobras le dije, terminando de beber la cerveza.
¿Ya te quieres marchar? Me preguntó dejando de pasar la fregona a la vez que se giraba para mirarme.
Bueno, prisa no tengo, pero… La verdad es que me da vergüenza ser el último cliente y estar molestándote.
Ya te dije que estuvieras tranquilo, que clientes como tú, no me molestan en absoluto. Pero para que estés tranquilo, te cobro lo que tienes y te invito a beber otra cerveza mientras esperas a que yo termine, ¿Qué te parece?
Bueno, le contesté.
Me cobró lo que tenía, y puso 2 cervezas, una para mí, y otra para él.
Así no bebes tu solo y no te da tanta vergüenza, me dijo yendo a terminar de pasar la fregona al local.
Antes de que pasara la fregona a los aseos, le pedí que me dejara mear antes de que los limpiara. Fui a mear dejando la puerta medio abierta, a ver si se atrevía, y al menos entraba y me metía mano o al menos me insinuaba sus intenciones. Pero no, no hizo eso, se limitó a terminar de pasar la fregona al local, aprovechando a pasarla en la zona de la barra donde yo tenía la cerveza.
Una vez salí de los aseos, volví a la barra donde tenía la cerveza, pidiéndome él que me pusiera al final de la barra que estaba al fondo del local, ya que allí ya estaba seco el suelo. Llevó ambas cervezas para allí, y después de terminar de fregar los aseos, recogió la fregona y cubo, los guardó al fondo del local, y vino a donde yo estaba con ambas cervezas.
Se colocó a mi lado, poniéndose a beber su cerveza y charlar conmigo.
Lo primero que me preguntó era si era de allí, ya que le parecía que estaba realizando el servicio militar, y es que tenía el pelo muy corto y que era muy joven.
¿Cuántos años tienes? Me preguntó apoyando una mano en mi cintura.
Tengo 20 años, y sí estoy haciendo el servicio militar. Estoy en Zaragoza, pero ahora estoy pasando unos días de permiso, le contesté, pero sí soy de aquí, vivo con mis padres aquí al lado.
Ya me parecía, me dijo sin sacar la mano de mi cintura. Es la primera vez que te veo por aquí y me agrada tener clientes como tú.
¿Te apetece venir a mi casa y permitir que te invite a otra copa? Me dijo de repente, sin sacar la mano de mi cintura y acariciándome el costado a la vez que me apretaba con su mano la cintura.
Es aquí al lado donde vivo, me decía acariciándome cada vez con más descaro, al ver que yo no decía nada y dejaba que me fuese tocando con su mano.
Bueno, le contesté después de un rato que estuve pensando; prefería que me follase allí mismo, eso era lo que estaba pensando, por lo que la propuesta que me hizo me cogió un poco de sorpresa.
Desde que te vi entrar me gustaste, me dijo llevando su mano a mi entrepierna y aprovechar a sobarme con ella, a la vez que me apretaba el paquete.
¡Ohhh! Exclamé al notar como su mano apretaba mi entrepierna. Me acababa de apretar los huevos y la polla que ya hacía tiempo que la tenía tiesa y dura.
Hostias, sí que estás bien empalmado, tienes la polla bien dura y tiesa.
Me puse colorado, ruborizándome de la vergüenza que me dio, sin saber que hacer. Eché mano a la cerveza, dando un trago a la misma, mientras él seguía sobándome la entrepierna.
¿Te gusta? Me dijo mientras seguía apretándome la polla y huevos.
Yo no era capaz de decir nada, solo me dejaba hacer mientras miraba para la cerveza que sujetaba apoyándola en la barra del mostrador.
Se puso de pie pegándose más a mí, y empezó a aflojarme el cinturón, siguiendo luego desabrochándome el pantalón, mientras yo seguía sentado sobre el taburete y no decía y ni hacía nada. Solo dejaba que me fuera desabrochando el pantalón con sus manos.
Cuando hubo terminado de desabrocharme el pantalón, tiró por él hacia abajo, haciéndome que me levantara un poco del taburete, facilitándole la maniobra. Hizo lo mismo con el slip y una vez me los hubo bajado, llevó su mano a mi polla y huevos, empezando a manosearlos mientras iba descapullando mi pene.
¡ufff! Cabrón que bueno estás, decía sobándome cada vez más, haciéndome empalmar más y más, calentándome y excitándome con cada caricia que me daba con sus manos.
Acercó su boca a mi oreja, empezando a lamérmela y mordisquear el lóbulo de esta. Bajó al cuello haciéndome lo mismo, cosa que me hizo estremecer, a la vez que soltaba un gemido sujetándome a él, ¡ooohhh ohhh! Gemí mientras me estremecía y temblaba sujetándome a él.
Andas salido y caliente, ¿eh cabrón?
Anda deja que te vea este culito que me está volviendo loco, me decía llevando su mano a mi culo haciendo que me levantara del taburete.
Pasó su mano por el canal de mi culo, llevando sus dedos a la entrada de mi agujerito. Presionó con un dedo, haciendo que entrara la punta de este.
¿Ufff! Que cerradito y calentito tienes el agujerito, maricón. Quiero que me dejes follarte, quiero abrirte este culito y preñarte con mi lechita. Decía mientras me iba introduciendo el dedo en él, y seguía mordisqueándome y lamiéndome el cuello.
Yo estaba que me derretía de gusto. Abría las piernas todo lo que podía, facilitándole la introducción de su dedo en mi ano. Me sujetaba a él y no dejaba de temblar y gemir del gusto que estaba sintiendo.
Me gusta el culito que tienes, cabrón. Me encanta como lo mueves cuando juegas en la máquina recreativa, me calentaste bien pedazo de cabroncete. Quiero meterte la polla en él y verte menearlo mientras te doy por el culo y gimes para mí.
Llevé como pude mi mano a su entrepierna acariciándole los huevos, y palpando la polla que aquella noche me iba a dar por el culo por segunda vez en mi vida.
Espera, me dijo de pronto él, será mejor que vayamos a mi casa. Allí estaremos mucho más cómodos y te podré follar en la cama, me dijo apartándome la mano de su entrepierna.
Vamos, termina la cerveza y nos vamos, dijo terminando de beber su cerveza.
Yo hice lo mismo y una vez terminada la cerveza, me agaché y agarrando el slip y pantalón, me los subí. Abroché el pantalón y cinturón, y esperé a que él apagase las luces, subiera la persiana para poder salir, cerrara luego el café bar y una vez volviera a bajar la persiana, nos encaminamos a su casa, a la cual llegamos en menos de 2 minutos.
Abrió el portal de la casa al llegar, me hizo pasar y subimos andando al segundo piso que era donde vivía.
Una vez dentro de su piso, me llevó a la sala, me dijo que me sentara en el sofá y si quería beber otra cerveza.
Le contesté que bueno, mientras me encogía de hombros. La verdad es que lo que yo estaba deseando en esos momentos, era que me quitara la ropa y me follara hasta dejarme bien preñado el culo.
Desapareció dejándome solo en la sala, apareciendo al poco rato con 2 cervezas, ¿Quieres baso o bebes por la botella? Me preguntó.
Bebo por la botella, le contesté.
Se sentó a mi lado, dejando ambas botellas de cerveza en la mesita que había delante del sofá. Puso su mano sobre mi pierna, empezando a acariciarme la misma mientras me iba preguntando como me llamaba, si ya había estado con más hombres, etc. etc. etc.
Yo le iba contestando a todas sus preguntas, hasta que me preguntó si tenía que estar a alguna hora en mi casa. Le dije que no, que no tenía ninguna prisa, que podía estar hasta la hora que quisiera.
Mientras yo le contestaba a sus preguntas, él no había dejado de acariciarme con su mano. Me metía mano por todas partes, poniéndome cada vez más caliente y excitado. Tenía la polla que me reventaba de tiesa que la tenía.
Poco a poco fue acercando su cara a la mía, hasta que se apoderó de mi boca. Empezó a pasarme la lengua por mis labios, luego fue mordiéndomelos hasta que me metió la lengua en mi boca, saboreando toda ella con su lengua. Oh que bueno estás, me susurraba, mientras me iba comiendo la boca y lamiéndome toda la cara y cuello.
Quiero que nos vayamos para mi dormitorio y follarte metidos los 2 en la cama. Quiero disfrutar de tu cuerpo y darte por el culo hasta dejarte bien preñado este culito que me vuelve loco, me susurraba sin dejar de meterme mano y saborearme con su boca.
De pronto se levantó del sofá, fue hacia una de las habitaciones, encendió la luz, y al poco rato apareció sin la ropa, solo tenía puesto el calzoncillo. Ven me dijo, vamos a acostarnos.
Me llevó de la mano hasta su dormitorio, y al llegar abrazándome por la espalda, empezó a sacarme la ropa. Primero me aflojó el cinturón, luego fue desabrochándome el pantalón, dejó que fuese cayendo a mis tobillos, luego tiró de la camiseta que llevaba puesta, sacándomela por la cabeza. Empezó a morderme la nuca y cuello, mientras con sus manos apretaba y sobaba mi culito. Metía las manos por dentro del slip y mientras me apretaba y acariciaba el culo y me iba lamiendo y mordiendo el cuello y la nuca, me dijo. Anda sácate los zapatos y calcetines, y termina de sacarte el pantalón y métete en la cama, pero no te saques el slip. Eso deja que ya te lo sacaré yo.
Hice lo que me ordenó, y mientras yo terminaba de sacarme el pantalón y calcetines, él fue por el otro costado de la cama, encendió la radio que tenía sobre la mesilla, abrió el cajón que esta tenía, sacando una cajita de crema dejándola sobre la mesilla. Se metió dentro de la cama, abrió la misma del costado en que me iba a acostar yo, y esperó a que yo me tumbara, metiéndome dentro.
Nada más tumbarme sobre la cama, me tapó con la ropa, me acercó más a él, tirando por mi cintura con su brazo, a la vez que montaba una pierna sobre las mías.
Empezó a pasarme las manos por el pecho, y luego de acariciarme las tetillas y apretarme con los dedos los pezones que estaban duros e hinchados por la calentura y excitación que tenía, llevó su boca a ellos, lamiéndolos y mordisqueándolos.
Yo estremeciéndome y gimiendo de placer, me abracé a él, notando como su lengua lamía mis tetillas a la vez que succionaba con sus labios los pezones. Luego los mordisqueaba, para poco a poco ir subiendo por mi cuello hasta mi boca.
Levantó mis brazos colocándolos sobre la almohada, y mientras me los sujetaba con sus manos, con su boca iba recorriendo toda mi cara, cuello y pecho. Lamió y mordisqueo todo lo que quiso, haciéndome estremecer y gemir cada vez más.
Cada vez me tenía más caliente y excitado, la polla estaba cada vez más dura y tiesa. Ardía en deseos porque me sacara el slip y me diera ya por el culo. Pero él no tenía prisa alguna, seguía recorriendo mi cuerpo con su lengua, a la vez que me iba mordisqueando, haciéndome gemir y desear cada vez más ser penetrado.
Los labios ya me los había puesto tan enrojecidos he hinchados, de tanto morderlos y succionarlos con sus dientes y boca, que apenas los sentía. La cavidad bucal la había explorado con su lengua, sin dejar ningún recoveco por donde hubiera pasado saboreando con ella.
Ya me tenía totalmente entregado a él, pero él seguía y seguía con su placentera tortura. Seguía martirizándome con su lengua y boca, sin dejar de sujetarme los brazos. Ahora me sujetaba ambos brazos con una de sus manos, manteniéndomelos a la altura de mi cabeza, y empezaba con su otra mano a meterla por dentro del slip. Iba acariciando las ingles sin llegar a tocarme la polla, y poquito a poquito iba bajándome el slip.
Me acariciaba muy suavemente con las yemas de sus dedos, torturándome y deseando que me bajara de una vez el slip y agarrara mi pobre polla que ardía en deseos porque me la acariciara con su mano. Pero él nada, seguía con su placentera tortura, y no llegaba ni a rozarme la polla. El slip tan pronto me lo bajaba un poco, este al sacar su mano, volvía a su lugar. Yo ya estaba desesperado, caliente y excitado a más no poder, cada vez que abría la boca para gemir o hablarle, él me la tapaba con la suya, metía su lengua en mi boca, mordía mis labios y no dejaba que dijera nada.
Si aquella tortura seguía, no tardaría mucho tiempo en correrme, estaba que explotaba. Vamos que me tenía totalmente entregado a él, y a punto de caramelo.
¡Ufff! Que bueno estás cabrón, te voy a hacer disfrutar y gozar antes de darte por el culo. Quiero que estés tan caliente y excitado, que te entregues a mí sin ninguna resistencia. Quiero que te entregues y ardas en deseos por ser follado. Quiero que tu culito se abra para mí, y lo estés deseando con toda el alma, ¡ufff! Maricón que bueno estás, como te voy a follar este culito, te lo voy a preñar con mi lechita, me susurraba sin dejar de torturarme con su mano y boca, mientras me sujetaba mis brazos con su otra mano y su pierna sobre las mías.
Por fin el slip, iba bajando poco a poco, ya estaba a mitad de camino, y en cualquier momento mi pobre polla quedaría liberada.
Cuando esto sucedió, por fin acarició con su mano mi pobre polla. Mi cuerpo se volvió a estremecer, al notar su mano sobre mi polla, por fin la acariciaba y terminaba por sacarme el slip.
Lo bajó con la mano todo lo que pudo, terminando de sacármelo con su pie.
Ufff maricón, ya tienes la pollita toda resbaladiza, la tienes toda chorreada de líquido preseminal, decía acariciando mi pobre polla a la vez que me la descapullaba.
Así maricón, así te quiero tener, quiero que te entregues y desees que te de por el culo, quiero que abras este culito para mí, pedazo de cabrón, quiero llenártelo de leche y dejarte bien preñado.
Se estiró hacia la mesilla donde tenía la radio encendida y donde había dejado la cajita con crema, cogió esta y después de abrirla untó 2 de sus dedos con ella. Volvió a dejarla sobre la mesilla, se colocó entre mis piernas, me hizo levantarlas, llevando luego los dedos que había untado de crema a la entrada de mi ano. Empezó a untarme el ano, y poco a poco iba metiendo un dedo en mi culo, haciendo que este se fuera abriendo, a la vez que me iba untando aquella crema.
Ufff, maricón, que cerradito estás, anda relaja el culito y deja que te lo vaya abriendo con mis dedos. Anda relaja el esfínter para que no te duela, ya verás cómo luego vas a disfrutar con mi polla dentro. Voy a hacer que chilles de placer y te corras de gusto cuando te dé por el culo, me iba diciendo mientras me untaba de crema y me iba abriendo el culo con sus dedos. Ya me había conseguido meter 2 de sus dedos, haciendo que mi esfínter se relajara y dejara que se abriera sin oponer resistencia.
Yo mientras tanto me retorcía de gusto y gemía sin parar, ardía en deseos por agarrarme la polla y empezar a pajearme locamente. Pero él, cada vez que acercaba mi mano a mi pobre polla, me la sujetaba, apartándola de allí.
Tranquilo maricón, tranquilo, no sufras, ya te correrás, pero primero te voy a follar, luego cuando sientas mi polla dentro de ti y como te poseo, ya verás como te corres sin necesidad de tocarte. Ya verás que rico es que te sodomicen y sentirte poseído mientras te llenan el culo de semen.
Después de un buen rato siendo mi culo abierto por sus dedos y dejarlo bien lubricado y sin que mi esfínter opusiera resistencia alguna, me hizo dar la vuelta, poniéndome boca abajo y con el culo cara arriba.
Se colocó en medio de mis piernas haciendo que las abriera, se sacó el calzoncillo, se unto crema por toda la polla, y montándose encima mía, me sujetó los brazos metiendo los suyos por debajo de los míos, puso sus manos sobre mi nuca, y teniéndome totalmente inmovilizado, fue buscando con su polla la entrada a mi agujero.
Fue restregando su pelvis por mi culo, hasta que la punta de su polla quedó encajada justo en la entrada de mi ano. Dio un movimiento a su pelvis, haciendo que mi esfínter se abriera dando paso a la pija que punteaba en él.
¡Ohhh! Gemí al notar la punta de su polla abriéndome el culo, ¡ooohhh ohhh! Volví a gemir cuando esta terminó por abrirlo entrándome todo el glande.
Así cabrón, así te quería tener. Anda relájate y deja que se vaya abriendo tu culito. Levanta un poquito el culo y deja que te entre toda la polla.
Levanté un poco el culo, notando como terminaba por entrarme todo el rabo en él. ¡Ohhh! ¡ooohhh ohhh! Gemí a la vez que suspiraba, notando como aquel pedazo de rabo entraba en mi culo, invadiéndolo.
Ya, ya está, ya te lo he metido todo pedazo de cabroncete. Ya la tienes toda dentro maricón, ahora mueve el culito como lo hacías en el bar, provocándome. Anda muévete y disfruta de la follada que te voy a dar.
Empezó a sacar y meter la polla en mi culo poco a poco y lentamente, mientras me hablaba.
Ya eres mío cabroncete, ya tengo tu culo bien ensartado, ahora vamos a disfrutar de él, cabrón. Así te quería, desnudo en mi cama, bien empalado y a mi entera disposición para sodomizarte.
Así maricón, así, relájate y entrégate. Entrégame tu culito y deja que te lo sodomice, ya verás como vas a disfrutar y gozar esta noche.
Sin prisas, pero sin pausa, su polla entraba y salía de mi culo muy lentamente, mientras con su boca mordía y lamía mi nuca y hombro.
Notaba como sus bellos púbicos rozaban mi culo, las pelotas chocaban con la entrada a mi ano, y su polla se deslizaba por mi interior haciéndome sentir lleno y gozar con su deslizamiento mientras me cabalgaba tumbado sobre su cama. Me tenía totalmente entregado y a su entera disposición.
Solo se escuchaba la radio, los jadeos que dábamos al respirar, y el chof, chof, chof, de su polla entrando en mi culo.
Me estuvo cabalgando el culo, montado sobre mí, un largo tiempo. Mi culito ya se abría sin oponer ninguna resistencia, dejando que la polla que me estaba follando, entrara y saliera deslizándose por mi interior, sin impedimento alguno. Cada vez que me enterraba la polla en lo más hondo, me hacía sentir un placer que me recorría toda la espina dorsal, haciéndome gemir cada vez que me clavaba su polla en lo más hondo de mi culito.
Casi al mismo tiempo que el empezaba a gruñir y me anunciaba su eyaculación, empezaba yo a notar como por mi polla subía una agradable sensación de placer, que venía de mis huevos y culo. Fue subiendo esa sensación de placer, hasta que note como mi polla se hinchaba y empezaba a escupir todo el semen que tenía acumulado en mis huevos.
¡Ohhh! Gemí empezando a correrme, ¡ooohhh! ¡ohhh! ¡ooohhh! Suspiraba mientras mi polla iba expulsando el semen sobre las sábanas de la cama, a la vez que mi culito era inundado con el esperma del viejo Bío.
¡Ohhh maricón que gusto! ¡ohhh que gusto! ¡ohhh que gusto!¡ooohhh que gusto! Gritaba mientras me llenaba el culo con su leche.
Una vez terminó de eyacular dentro de mí, dejándome su esperma en lo más hondo de mis entrañas, se quedó tumbado sobre mi espalda, mordiéndome la nuca y hombro, hasta que hubo descargado por completo todo su semen y normalizó la respiración.
Una vez se hubo recuperado y su polla ya había salido de mi culito, se dejó caer en la cama, quedando boca arriba y pegado a mi costado.
¡Dios maricón! Que follada, me has hecho correr como nunca. Menudo culito que tienes hijo puta, me decía acariciándome el culo con su mano a la vez que me besaba la espalda.
¿Quieres quedarte a dormir conmigo, o prefieres marcharte? Aunque te quedes, hoy ya no te puedo follar más, si quieres que te vuelva a follar, será mañana por la noche si tú quieres. Vienes por el bar como hiciste hoy, y al cierre te vuelvo a follar. Este culito que tienes va a acabar conmigo, me vuelve loco tu culito, cabroncete.
¿Qué hora es ya? Le pregunté.
Van a dar las 3 y cuarto de la madrugada, me contestó.
Entonces mejor me voy, le dije. Mañana ya nos veremos en el bar.
Me levanté de la cama, empezando a vestirme. Buscaba el slip por todas partes, pero no lo daba encontrado.
¿Qué buscas? Me preguntó el viejo Bío.
El slip, que no lo doy encontrado, le contesté.
Tranquilo, vete sin él, mañana cuando me levante y lo encuentre te lo llevo. Así cuando estés en el bar, sabré que vienes sin ellos. Es como si fuera mi trofeo de caza, me dijo.
Así lo hice, me puse los calcetines, luego me puse el pantalón sin haberme puesto el slip, luego me calcé y terminé por ponerme la camiseta.
Bío se levanto y así en pelotas como estaba, me abrió la puerta de su casa, y sin dejar de meterme mano sobándome el culo, nos despedimos hasta el día siguiente.
Bajé las escaleras desde el segundo piso donde vivía el viejo Bío, abrí el portal, y me encaminé a dormir a mi casa. Iba la mar de extraño al ir sin el slip, notaba como rozaba el pantalón mi reciente abierto y follado culito por segunda vez en mi vida, teniendo la sensación de irme escurriendo la leche que me había dejado en él. La verdad es que iba la mar de contento y satisfecho. Nada mas llegar a mi casa, me quité la ropa, me puse el pijama y me fui a lavar un poco.
Luego de lavarme, me acosté a dormir, deseando que llegara el día siguiente e ir a que me volviera a follar el viejo Bío.
Pero esa historia la contaré en otro relato.
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