Conozco a Lorena desde hace diez años, más o menos cuando ella tenía la edad de veintinueve y ya era madre de dos hijos. Desde entonces esta chica tiene relaciones extra maritales conmigo y no sé si las tendrá con alguien más. Ella, lo dice de esta manera, de una manera que me parece cómica: Siempre te he sido fiel a ti y al único que he engañado es a mi marido.
Lorena es de estatura pequeña, es de esas chicas que les llamamos “petit”, quizá mida un metro con cincuenta y ocho centímetros y pesara máximo unas 130 libras. Es de rostro bonito; cabello y ojos oscuros, en un cuerpo muy bien cuidado y tiene un trasero que llama la atención, especialmente cuando ocupa pantalones vaqueros o esos vestidos pegados a su lindo cuerpo. Sus pechos son de copa “C” y, hace un poco de más de un año, que se los acomodo estéticamente y le lucen como a una chica de dieciocho.
Ella con el tiempo es muy abierta conmigo y a pesar que conoce que tengo algunas aventuras con otras mujeres, lo único que intenta indagar, ¿qué tan buena son estas otras mujeres a comparación con ella? Es tan abierta y con tanta confianza, que fue la misma Lorena la que me involucró con su prima hermana. Su prima hermana Sheri se quejaba de no encontrar placer sexual con su marido y es como termino en la cama con las dos primas, aunque en todo este tiempo nunca hemos hecho un trío. Sheri, a contraste de Lorena, es más alta y de tez más clara y aunque tiene tremendo trasero, sus pechos son más pequeños y creo que eso le provocaba algún complejo que al igual que su prima, se los mando a operar y ahora son de una copa C.
Como la mayoría de las mujeres, Lorena y Sheri eran muy escépticas y temerosas al sexo anal, aunque creo que Sheri si ya había tenido alguna experiencia. Después de unos meses, Lorena se había vuelto adicta al sexo anal, que es raro que tengamos sexo vaginal. Nos encontramos en algún hotel cerca de su casa, o cerca de la escuela donde estudian sus hijos, como también ha venido algunas veces a mi casa. Solamente una vez hemos tomado el riesgo de hacerlo en su casa, pues con ellos viven sus suegros. La rutina es básicamente la misma; un baño, un segmento de cinco a diez minutos de sexo oral, el cual yo también retribuyo con una extensión más, pues regularmente aprovecho de comerle el culo y comenzar la lubricación y dilatación de su esfínter. A Lorena le gusta tanto la antesala a la penetración, que ella con el tiempo me lo dice cara a cara: ¡Me encanta que me comas el culo!
Lorena es tan sensible, que no es raro que tenga orgasmos anales en este proceso de lubricación y dilatación de su ano. Al contrario de Lorena, Sheri es más cohibida, aunque sé que le gusta, pero no tiene esa confianza para admitirlo y tiene razón, con Sheri los encuentros sexuales son mucho menos frecuentes y por el momento no sé lo que le empuja a conllevar uno, pues no hay una secuencia o rutina, pues de repente me llama y me pregunta si tengo tiempo para un almuerzo o un trago, regularmente en esas horas que su marido trabaja y sus hijos están en la escuela. En ocasiones puede pasar un mes o tres meses y de repente llama.
Con Lorena es diferente. Dos semanas después de su periodo, que creo que es cuando está en ese proceso de ovulación, es la semana que nos encontramos hasta tres veces. Como dije, ella es tan adicta al sexo anal, que después de la antesala del sexo oral, su posición favorita es montarme de frente o a la inversa. Sus movimientos pélvicos son una delicia de ver y de gozar. Su mirada, sus expresiones faciales gozando del sexo son una descarga de testosterona que hay que saber manejar y creo que eso hace que esta chica siempre me busque para esta aventura sexual por más de una década. Siempre me ha dicho que admira mi nivel de resistencia y siendo una mujer multiorgásmica analmente, su mayor deseo y sueño es tener un pene potente y erecto el mayor tiempo posible para ella lograr orgasmo tras orgasmo.
Obviamente no siempre fue así. Como dije al principio, Lorena era escéptica y con mucho temor al sexo anal. Las primeras experiencias la tuve que rogar y creo que padeció dolor a pesar que me tomé el tiempo para lubricarla. De hecho, pasamos meses sin intentarlo, pero nuevamente le rogaba y quizá por complacerme lo volvía a hacer. Con el tiempo y con más confianza me confesaba que a pesar que le parecía incomodo al principio, sentía una sensación de placer. Creo que fue que cada vez que lo intentábamos ella se sentía más relajada, lo que en un momento provocó sentir el primer orgasmo anal.
Su orgasmo anal fue tan potente que hizo que los espasmos fueran incontrolables y que le provocara una especie de ataque epiléptico. Cuando recuperaba la compostura y su respiración se normalizaba, se soltó a llorar. La recuerdo pensativa, como intentando comprender que es lo que había vivido. Ella me lo describió como una corriente eléctrica de placer por toda su columna vertebral que se apagaba por un segundo y volvía a aparecer con más potencia. Me dijo que quería gritar, pero esta electricidad no la dejaba y por un momento pensó que se desmallaría. Me lo describió tan placentero y con la misma sorpresa cuando alcanzo su primer orgasmo en su vida.
Tuvo que pasar más de dos meses para volverlo intentar, pues sus hijos estaban de vacaciones en verano, pero una vez en la cama de hotel, esta vez no hacíamos el anal en la posición de perrito, como siempre lo habíamos hecho, en esta ocasión ella se montó sobre mí y comenzó una cabalgata semi-lenta, la cual tomó un ritmo pélvico más frenético con los minutos, hasta que vi de nuevo en su rostro esa mueca de placer que la enviaba de nuevo al paraíso. Me lo anunció con el ruego de repetitivas frases: Tony me vengo, me corro, no pares, dame más fuerte, no pares. – y se corrió.
La sorpresa en esta ocasión para Lorena, es que cuando el placer se disipaba, ella continuó montándome, y aunque no tenía el mismo ritmo pélvico, yo continué pompeando con un ritmo agresivo y creo que ella pensó que yo estaba a punto de venirme y ella quería asistirme moviendo sus caderas de nuevo y fue ella la que encontró otro orgasmo. Este pareció ser más fuerte que el primero y sus jadeos y gemidos hicieron que yo descargara también mi tensión y acabé en su rico culo.
En esta ocasión descubrió que no solo el orgasmo anal era una realidad, pero también descubrió que era multiorgásmica. En nuestras experiencias algunas veces hemos contado hasta diez orgasmos en tres horas, mientras yo solo he conseguido dos o tres y eso es lo que me da envidia de las mujeres, esa posibilidad de lograr varios orgasmos, aunque debo confesar, que me da enorme placer provocarle a mis parejas ese placer, aunque esto suene redundante.
Hemos vivido tanto con Lorena, que tenemos ya mucha confianza al igual que como cualquier pareja que vive junto la tiene. Desde que descubrió el orgasmo anal, el sexo convencional se fue quedando relegado al punto que creo que lo hicimos así, hace algún año o más. Sabemos que cuando vamos a la cama, es esa antesala del sexo oral, para proseguir al sexo anal. Esto se convirtió así sin que yo protestara que me diera su conchita y porque Lorena un día bajo la influencia de dos copas de vino me dijo: Para mi marido la conchita, para ti, mi boquita y mi colita.
Tengo cincuenta años y más de diez cogiendo con Lorena. No sé si algún día terminara esta relación. Realmente me encanta coger con ella y es por eso que en mi fotografía panorámica en mi perfil, les comparto una escena con esta linda mujer, que me llena siempre de morbo, me hace gozar profundamente con sus gemidos y alaridos, porque realmente es una pequeña diosa de la cama.