Hola, y gracias por seguir leyendo mis relatos, les recuerdo que mi nombre es Paulina, soy una mujer TV a medio tiempo, esto quiere decir que aunque salgo vestida de mujer la calle, y realizó la mayoría de mis actividades ya en mi modo femenino (atender mi negocio, acudir a reuniones familiares y de amistades, realizar las compras de mi casa, etc.), Aún tengo que vestir en algunas pocas ocasiones de niño, ciertamente muy pocas veces, y básicamente sólo cuando tengo que realizar algún trámite correspondiente a mi negocio o a mi casa, pues ambos están a mi nombre, y no me he decidido aún a realizar mi cambio de identidad, pues no me siento aún preparada para hacerlo (cuestiones personales).
El siguiente relato que voy a contarles el la secuela de la saga en la que les platico la forma en la que me relacione íntimamente en una relación de amantes con mi tío político, esposo de una hermana de mi madre. Para que comprendan mejor este relato les invito a leer el relato previo llamado “La vergota de mi tío”, esto que les contaré tuvo lugar en la hermosa ciudad de México, por allá del año 2005, justo cuando yo tenía hermosos 18 añitos. Espero que les guste:
Hacía tres semanas que no me veía con mi tío Alfredo, a cada momento en que pensaba en lo que había sucedido en la sala de mi casa con él, me ponía cachonda, y más aún cuando recordaba la gran vergota de la que era dueño mi tío, y de la que sería dueña yo, al menos por ese rato, pues su invitación a pasar esa noche de viernes juntos en su casa, para suplantar a mi tía que estaría fuera y lejos de la ciudad junto con mis primos, era una oportunidad única de cumplir una perversa fantasía sexual, además de calmar las ansias y el hambre de verga que había dejado en mi este macho desde la última vez que lo vi. Como ya lo comenté, no nos habíamos visto en esas 3 semanas, pero habíamos mantenido una buena comunicación por mensajería, lo más parecido al whatsapp en aquella época, y de esa forma es que pudimos ponernos de acuerdo para nuestros planes de esa noche. Recuerdo vanamente algunos de nuestros mensajes:
TA- Hola bonita, sólo quería desearte un lindo día y preguntarte si podremos vernos el viernes que sigue, estaré solo toda la noche del viernes y después alcanzó a tu tía Lupe y a tus primos en Cancún, ojalá puedas pasarla conmigo.
P- Hola papi! Creí que sólo lo habías dicho por decirlo aquel delicioso día, quiero que sepas que nada deseo más que pasarla contigo toda la noche, ya estoy ideando alguna excusa para faltar a casa toda la noche… alguna idea? Besitos!
TA- Por nada del mundo cancelaría está oportunidad de pasarla rico con una delicia de niña como tú! Lo de menos es que les pida a tus papás yo permiso para que te dejen venir, pero no sé si se extrañen, pues tu madre ya sabe que tu tía y tus primos se van ese día por la mañana.
P- Descuida, prefiero no exponer lo nuestro, le pediré a algún amigo que me cubra. Por cierto, en verdad podré disponer del closet y el tocador de mi tía?
TA- Si tu quieres, si. Tú quieres?
P- Pues es un punto que me llena de mucho morbo y me excita, así que si me gustaría hacerlo!
TA- Adelante, a partir de qué llegues tú eres la mujer de mi casa. Sólo asegúrate de dejar todo como lo encuentres, te aseguro que tu tía Lupe no sospechara, tiene tantas cosas que no se dará cuenta si usas un poco para ponerte guapa. Pregunta: Lo has hecho antes?
P- Que cosa? Vestirme de mujer?
TA- Sí.
P- Por supuesto! Desde los 7 años, por cierto mi prima Fany me ha enseñado mucho en cuestión de lo femenino.
TA- De acuerdo, hoy temprano pasaré por tu casa, lástima que a esa hora estás en tu escuela, pero en cualquier descuido dejo una llave del zaguán escondida, más tarde te aviso en donde la deje.
P- Si papi!
TA- Listo bonita, busca la llave en el baño de abajo, justo debajo del mueble del lavabo.
P- La tengo! Que emoción! Ya quiero que sea viernes!!
TA- Ya casi, un beso mujer bonita.
Durante toda la semana estuvimos platicando y afinando detalles, básicamente, yo intentaba conocer más de mi tío, en cuanto a gustos, preferencias, que le gustaba más, etc., en verdad me interesaba mucho complacerlo y que está noche fuera inolvidable también para él, (Supongo estaba un poco enamorada como toda niña de esa edad), también platiqué un poco más de lo que normalmente lo hacía con mi prima, con el pretexto de invitarla a una pijamada, pero básicamente lo que quería era asegurarme de que la casa estaría sola, no por desconfiar de mi tío, pero si por algo se venía abajo el plan, o llegaban a sospechar, podría advertirle a mi tío, sin embargo nada sucedió y mi prima se disculpó conmigo por no poder asistir, pues saldría en unas vacaciones exprés con sus padres todo el fin de semana por una convención de ventas de algo en lo que trabajaba mi tía Lupe, lamente por teléfono que no pudiera acompañarme, y quedamos para otro momento. Días previos al encuentro con mi tío, diseñe una coartada En la cual me iba a ayudar mi mejor amiga Paco, para los amigos era Franny, pues era otro chavo gay de la misma edad que yo, cómplice de todas mis puterias, e igual de joto que yo, él le diría a mis padres que teníamos una tarea en equipo del cual terminaríamos hasta tarde, y aprovechando el viernes, podíamos desvelarnos jugando videojuegos, cosas de niños obvio! La mamá de Fran, cómplice indudable de su hijo y por obvias razones de mí, fue la que al final consiguió la aprobación de mi madre, y ya con la excusa perfecta para no llegar a mi casa, llego mi tan esperado día, prepare todas mis cosas desde un día antes, mi tío juraba que en casa de mi tía encontraría lo necesario para mi transformación, pero quería estar completamente segura, por lo que de mi propio arsenal femenino tome: preservativos (obvio), lubricante anal, un kit de limpieza anal, perfume París Hilton, brillo Gloss, tangas esconde penes, medias, un bra que había comprado por internet que daba volumen a mi busto, (hoy en día se llaman brassieres push up), obviamente no podía faltar mi peluca y un juego de uñas postizas con cinta quitapon, (obsequio de la mamá de Fran, mi segunda mami, como ella misma se nombró) todo esto lo metí en mi mochila de la escuela, que en ese momento parecía un bolso femenino, pues solo llevaba cosas de mujer, para esa noche, y frente a mi tío no me interesaba ser otra cosa, ya había sentido todo el rigor de su gran herramienta masculina, haciéndome sentir más hembra que nadie.
En nuestras pláticas, quedó pactado que una vez que yo entrará en su casa, solo sería Paulina, y que él me trataría como si fuera la señora de la casa. Esto me llenaba de un completo morbo y no podía evitar ponerme cachonda cada que lo pensaba. Apenas dio la hora de la salida de clases y básicamente corrí como desesperada a la salida, mi tío me había depositado algo de efectivo en mi cuenta, por lo que cómodamente pude tomar un taxi de mi escuela que se encontraba por el metro Balderas, hacia la colonia Lindavista en donde viven hasta la actualidad mis tíos, pase a comprar un pollo rostizado a las finas hierbas y 2 botellas de vino tinto a un Súperama que está por dicha zona, y con todo listo me dirigí a la casa de mi tío, apenas traspase el umbral de la casa, sentí la necesidad de mudar mi indumentaria y maquillarme, en verdad estaba ansiosa por caminar y sentirme la señora de la casa, así que sin más me dirigí a la habitación de mis tíos, quería explorar el enorme closet de mi tía Lupe, creo que hasta aquí no he hecho mención del físico de mi tía Lupe, bueno ella es como de mi estatura, morena clara, cabello rizado como el de mi madre, senos pequeños y como todas las mujeres de mi familia, goza de un tremendo culote, principal atractivo de las féminas de mi familia, (como ya lo mencioné en relatos previos, al yo desarrollarme a la inversa en mi pubertad, también gozo de este hermoso atractivo femenino, y me encanta, pues es lo que me ha abierto muchas puertas y posibilidades en mi vida, jijiji). Al abrir la puerta de la recámara de mis tíos, me invadió la excitación por el olor que desprendía ese espacio, un poco de la masculina loción de mi tío mezclado con la femenina fragancia del perfume de mi tía, sin más, me dirigí al closet y explore con felicidad justo como explore previamente los closets de mi madre y de casi todas las mujeres de mi familia, este closet me era familiar, pues durante mi infancia mi prima, hija de mis tíos Alfredo y Lupe fue una de mis mayores confidentes en mis inicios en el travestismo, claro que habían pasado muchos años de este suceso, y había muchas cosas nuevas, vestidos que le había envidiado a mi tía, otros que nunca le había visto puestos, sentí deseos de explorar también el closet de mi prima, lo conocía también, su estilo por obvias razones era mucho más juvenil, sin embargo, hoy no quería ser la niña de la casa, la situación se prestaba totalmente a que yo fuera la señora de la casa, mire el reloj y apenas eran las 2:15 PM, tenía más de 4 casi 5 horas para vestirme, sin embargo sabía que me encontraría en una difícil situación para elegir que ponerme para sorprender a mi tío a su llegada, por lo que lo primero que hice fue despojarme de las feas ropas de mi uniforme escolar de niño, que para ese momento me pesaban, me estorbaban, me lastimaban. Guarde todo en mi mochila y está la guarde bajo la cama, pues desde ese momento y hasta el día siguiente no quería saber nada de ellas, pude observar mi completa desnudez en el grande espejo de cuerpo completo que tiene mi tía justo en la puerta de su envidiable armario, y la imagen que me regaló el espejo fue de una hermosa y joven silueta femenina, llena de curvas, no podía observar en el reflejo ocasionado por la poca luz que entraba por la ventana ningún rasgo masculino, pues por la falta de luz y debido a la posición del espejo, no podía observarse mi diminuta verguita, tan sólo los bordes de mi figura, que en verdad parecían los de una señorita, supongo que de no ser yo un chavito gay, tendría serios complejos dada mis femeninas formas, sin embargo y debido a que era todo lo contrario, siempre me sentí en verdad bendecido por mi cuerpo. Termine de admirarme en el espejo y entonces comencé la difícil selección de mi atuendo, primero la ropa interior: de mi propio guardarropa seleccione una diminuta tanga oculta pene, color rosado muy claro y con lindos holanes en todos los bordes, tenía un pequeño pero coqueto moño en la parte frontal y en la parte trasera el pequeño triángulo se escondía casi completamente en mis redondas y gordas protuberancias femeninas, dándome casi sin querer una sexi apariencia de usar un diminuto hilo dental, para la parte superior seleccione uno de mis bras predilectos, sin tirantes, en color lila y que gracias a su efecto modelador me regalaba volumen en mis pequeñas bubis dando la ilusión de poseer un muy generoso escote propio, seleccione un lindísimo vestido en color blanco, entallado de la parte central para arriba y con un amplio vuelo en la parte baja del mismo, también traía una coqueta cinta que se amarraba por todo el contorno de mi cintura y quedaba por detrás como un femenino detalle, además de que ayudaba a modelar la cintura, decidí que usaría ese vestido sin medias y cuando toco el momento de que seleccionara los zapatos que acompañarían mi atuendo seleccionado para la noche, me dirigí al área del closet que mi tía tenía designado para este femenino e irreemplazable accesorio, y casi me voy para atrás de la emoción, al igual que mi mamá, mi tía Lupe era fanática de los zapatos, así que no me costó mucho trabajo hallar unas zapatillas que se llevarán bien con el vestido seleccionado para esa ocasión, recuerdo que eran negras, con un bonito tacón de aguja, muy alto, y una coqueta tira a modo de pulsera al tobillo, además por abajo la suela era color rojo, detalle que siempre he considerado sumamente femenino. Con mi selección lista me dispuse a tomar un relajante baño en la tina de mis tíos, seleccione algunas sales y un poco de jabón líquido para hacer espuma. Me realicé un lavado íntimo en mi ansioso agujerito y me recosté un rato a descansar y disfrutar del baño. Por poco y me quedo dormida de la relajación muscular que me proporcionó ese baño, si no es porque mi tío Alfredo me mandó un mensaje que decía:
TA- Hola princesa, espero mi bonita mujer esté preparándose para mí en este momento.
P- Hola papi, es justo lo que estoy haciendo, no llegues tarde, compre la cena, te espero en casa.
TA- Se me pone durísima sólo de pensar en lo que te haré hoy.
P- Créeme que también quiero que ya sea más tarde para estar contigo.
TA- Perfecto, besos hermosa.
En ese momento salí del baño y me dirigí de nuevo a la recámara, lista y relajada para comenzar mi transformación. Lo primero que realice fue hidratar perfectamente todo mi cuerpo con una crema que dejaba mi piel suave y sedosa al tacto, ya la usaba yo con anticipación y en verdad me encantaba su efecto. Enseguida comencé el arte de maquillarme, para aquel momento yo ya era una verdadera experta en ese departamento, pues llevaba ya más de 10 años travistiéndome y casi 5 maquillándome, por lo que con suma confianza de saber lo que estaba haciendo tome una barra de maquillaje líquido en color canela cobrizo, el cual unte por toda la superficie de mi rostro con ayuda de una esponja suave, enseguida selle mis poros con maquillaje en polvo traslúcido, acentuándolo con uno de los polveros especiales de mi tía Lupe, con esto la piel de mi rostro termino por tomar una tonalidad y vista como la seda, enseguida tome uno de los lápices delineadores en color negro, y dibuje una felina y sensual línea por la parte superior e inferior de mi ojo, el contorno lo lleve medio centímetro más allá del final de mi pestaña, provocando la ilusión de tener los ojos más grandes, después tome la máscara para pestañas que mi tía usaba y que había sido recomendada entre todas las mujeres de mi familia, pues en verdad regalaba volumen y mantenía las pestañas alisadas, provocando que se miraran unas pestañas enormes, me regalaba una mirada muy sexi, para esa tarde me puse sólo un poco de sombra en mis párpados, en tonos oscuros, únicamente para resaltar el trabajo con la máscara para pestañas, me pinte los labios con un rojo pasión súper sensual, mis labios incitaban a ser mordidos, y encima de este coloque un poco de brillo Gloss, claro que no podía faltar que resaltará mi femenino lunar que tengo justo encima de mi labio superior. Mi maquillaje estaba listo y en verdad había valido la pena el tiempo invertido. Ahora me tenía que vestir con todo lo que previo a mi baño había seleccionado, en verdad disfrute enfundarme en la ropa de mi tía Lupe, cuando termine, aun sin usar mi peluca, parecía una más de las mujeres de mi familia, con todos los atributos físicos característicos que las distinguen. En verdad nunca tuve nada que envidiarles, (quizá el hecho de haber nacido mujeres biológicas y yo no, nada más), termine por colocarme la que por mucho tiempo fue mi peluca favorita, color castaña clara y rizada en su totalidad, y esta peluca fue en definitiva parte esencial de mi transformación, pues con ella me decían que me parecía muchísimo a mi mamá. La peine totalmente de lado dejando la parte lateral derecha de mi rostro descubierta. Termine mi transformación de aquel día ataviándome un par de femeninos anillos, 2 en cada mano, un lindo collar con un dije de corazón y unas hermosas arracadas en forma circular, estas últimas junto con el collar parecían de oro puro y me daban un aspecto muy elegante. Mire el reloj y eran apenas las 5:45 PM, tenía tiempo de sobra para poder colocarme las uñas que la mamá de Franny me había regalado, incluso, pude darme el lujo de cambiar su color, pues eran rosas fosforescente, y en el tocador de mi tía Lupe encontré un esmalte de uñas de color rojo que se asemejaba mucho al color del pintalabios que en ese momento estaba utilizando, por último me monte en las hermosas zapatillas que había elegido para la noche y por fin estaba totalmente lista, me pare frente al espejo que horas antes me había regalado lindas imágenes sobre mi desnudez, y en este momento la imagen que me regalaba era la de una señorita guapa y porque no decirlo, bien buena, elegante pero con el toque típico de una verdadera puta, además por qué negarlo, me sentía una puta y de hecho lo soy y me gusta serlo. No sé cuánto tiempo estuve frente al espejo, pero al mirar nuevamente el reloj y mi teléfono celular vi que eran casi las 6:30 PM, por lo que saque de mi bolsa mi perfume favorito desde siempre, París Hilton tradicional y me rocíe generosamente, pues es el mismo perfume que yo utilizaba uno de los días que mi tío Alfredo, un poco alcoholizado, me hizo comentarios subidos de tono por primera vez, situación que había derivado en lo que estaba a punto de suceder.
Aún con tiempo de sobra, me dirigí a la cocina, pues aún me hacía falta preparar la mesa para servirle de comer cuando mi hombre llegase de trabajar. Me excitaba por el hecho de escuchar el ruido de los tacones de mis zapatillas retumbar por toda la casa. Vertí el pollo que había comprado más temprano en una bandeja y le puse un poco de adobo y queso manchego y las papas encima, y lo metí al horno, pues por las pláticas previas con mi tío Alfredo me pude hacer con la información de que le encantaban las papas y el pollo frito al gratín, en lo que estaba listo mi rápida improvisación de cena, me dediqué a pasearme por la casa de mis tíos, una casa que yo conocía muy bien, pues desde niño venía a jugar aquí con mis primos, sin embargo hoy la diferencia es que estaba paseándome por ella con vestido y tacones, y estaba esperando a mi tío para esta vez jugar como niña adulta con su gran vergota. Recorrí prácticamente toda la casa, pues me llenaba de morbo hacerlo como mujer, además de que la diferencia de material en los pisos me regalaba distintos tipos de sonido de mis tacones, y en cada habitación en la que entre, encontré espejos en los que no dejaba de mirarme. Tan absorta estaba mirando mi femenino cuerpo en el espejo que estaba en el gran cuarto del comedor, que no escuché cuando mi tío llegó, sólo me percaté de su presencia cuando al girarme sobre mis tacones para observar mi bien formado y femenino culo, me dijo:
TA- No hace falta que yo te diga lo rico que es el culo de mi princesa, o si?
Corrí a sus brazos como una niña emocionada, me colgué de su fuerte cuello y le regale un piquito en los labios, y le respondí:
P- Hola papi! Perdón, no escuché cuando llegaste.
TA- Voy llegando bonita, que es lo que huele? Me cocinaste algo?
P- Si! Bueno casi, compre un pollito rostizado con papas y le puse adobo y queso manchego encima para hacerlo al gratín.
TA- Gracias mi amor, ya quiero probarlo, muero de hambre!
P- Yo también!- Le replique mientras le propinaba un segundo beso, está vez de lengua y con evidentemente carga de cachondez en el, mientras me pegaba a su cuerpo y mis muslos rozaban su entrepierna, entonces su respuesta que también se cargó de evidente toque sexual, al sujetar con sus varoniles manos mis gordas protuberancias traseras, fue:
TA- Y estas dos tienen hambre?
P- Pufff! Malo, las has tenido a dieta todo este tiempo!
TA- Hoy y a partir de hoy, estarán bien comidas, te lo prometo bonita.
P- (otro beso) Quieres que te sirva de cenar?
TA- Por favor!
Lo tome de la mano y lo guíe hasta el comedor, se acomodó mientras yo iba por el pollo al horno, y cuando le acerque su plato, el aprovechó para manosearme de una forma sumamente descarada, obvio a mí no me importaba, pues por la manera en que él se comportaba conmigo, me daba plenamente a entender que le había gustado la forma en que me vestí para él. La cena transcurrió sin más, platicamos como una pareja de nuestro día, de lo que hacíamos y de lo mucho que nos gustábamos, al terminar de cenar, a los dos nos urgía mucho sentir más cerca el cuerpo del otro, por lo que de inmediato le hice el comentario de que había comprado dos botellas de vino tinto, y él me invitó cortésmente a que nos trasladáramos a la sala para degustarlo más cómodamente, a lo que accedí, el se adelantó y yo recogí la mesa (La verdad es que no soy tan mala ama de casa).
Cuando me fui a la sala, mi tío Alfredo ya me esperaba con 2 copas servidas. Se sentó en el sillón más grande y me hizo la invitación con su mano para sentarme al lado de él, no logramos ni siquiera terminarnos la primera copa, y ya estábamos besándonos y acariciándonos. Me reconfortaba saber que no sólo era yo, y que ambos estábamos tan calientes. Sus manos no tardaron en buscar mi piel por debajo de los pliegues de mi vestido, acariciaban mis carnosas nalgas, y sus dedos, metiéndose entre mi tanga, se introducían de a uno en mi ansioso agujerito sexual. Yo no planeaba quedarme estática, y desabroché su cinturón, después su pantalón y tomé con mi mano izquierda su semidormida verga, que aún en ese estado se miraba muy apetecible y respetable, mientras mi boca seguía atendiendo a sus labios con sensuales y pasionales besos, su otra mano sobaba mis pequeñas bubis por encima de la tela de mi vestido. A esta altura, uno de sus dedos, el cual previamente me había dado a chupar, estaba totalmente dentro de mi goloso ano, nos separamos un momento, y nuestras prendas restantes quedaron tendidas en el piso, mi tío Alfredo se sentó en el sofá, con su enorme verga apuntando al techo, adivine sin problemas lo que él deseaba, por lo que me posicione hincada entre sus velludas y fuertes piernas, tome ese enorme trozo de carne masculina entre mis manos, las cuales se miraban súper lindas por mis largas uñas pintadas y por los femeninos accesorios que las adornaban, lo metí ansiosa a mi boca y comencé a chuparla como podía. Por más que intentaba, en mi boca no entraba más que su una tercera parte de su instrumento masculino, sus huevotes, grandes como dos pelotas de tenis, eran masajeadas y lamidas alternativamente. Después de varios minutos de saborear su vergota en todos sus ángulos posibles, unte mi estrecho agujerito con lubricante y lo monte de frente, mientras le besaba la boca, el con sus fuertes manos fue apuntando su durísima verga a mi ansioso ano, que esperaba con deseo acoger en su interior a ese gordo y venoso invitado que ya conocía con anticipación. La gorda cabeza de la verga de mi tío, comenzó a penetrar, sentí ese rico calor característico que se siente cuando las paredes anales comienzan a estirar para permitir el ingreso, me hizo gemir por el placer que me provocaba, fui bajando lentamente, hasta que sentí toda su inmensidad dentro de mí. Su boca no dejaba de besarme y de morder suavemente mis endurecidos pezones, mientras la formidable herramienta de mi tío palpitaba, esperando que mi culo se amoldara para comenzar el delicioso sube y baja que haría aparecer y desaparecer esa rica barra de carne dura. El dolor comenzaba a ceder, y daba lugar a que se transformara en el placer de sentir su vergota entrando y saliendo, haciendo que en ese momento no importara nada más que ser una hembra a la altura de este macho. Cuando quedaba totalmente sentada sobre mi tío, y lograba sentir sus enormes huevos chocando en mis nalgotas el placer me sobrepasaba, no quería que me la sacara jamás. Disfrute como una verdadera puta el estar clavada y ser poseída por mi tío, en un momento determinado, sus manos me tomaron por mis caderas y me marcaron el ritmo de la deliciosa cogida que estaba recibiendo, cada vez más rápido, cada vez más duro, su gran vergota entraba y salía de mi culo con suma facilidad, pues a esta altura, mi hoyito estaba ya totalmente dilatado, su trozo de carne era como un pistón aceitado penetrando cada vez con más fuerza. Me sentía totalmente empalada, yo ya no podía y sinceramente no quería controlar ningún movimiento de la rica y soberbia cogida que recibía en casa de mi tía Lupe, la hermana de mi madre, a manos y con la vergota de mi tío su esposo, que morbo! Me fascinaba sentirme dominada, de nada valía que yo estuviera montada sobre él, mis manos solo atinaban a acariciar su velludo pecho o pellizcar yo misma mis pezones. No tenía control del momento para nada, era una hembra hecha para dar solo placer a un macho que arremetía en cada embestida dentro de mí abriéndome cada vez más. Mis gritos eran de calentura desenfrenada, el dolor ya no existía, mi mundo en ese momento empezaba y terminaba con mi tío Alfredo, quién estaba cogiéndome en aquel momento sin miramientos. El mete y saca era cada vez más rápido, con rugidos bestiales y gritos empezó a acabar dentro de mí. Sentía el característico calor del semen dentro de mí. Yo misma, dejé salir mis líquidos sobre el trabajado estómago de mi tío sin poder contenerme. No, no tenía dominio de nada, me abracé extenuada a él, nuestros cuerpos se aferraron y nos fundimos en un hermoso beso, mientras su soberbia verga se ablandaba en mi interior. Con su ayuda me incorporé y trastabillando llegué al baño. Entre mis piernas se chorreaba el semen que brotaba de mi culito aún abierto, calenté a mi antojo el agua y me metí en la ducha.
La lluvia de la ducha, caía sobre mí relajándome un poco. Aún me temblaban las piernas, mis dedos con jabón se metía con tal facilidad por mi ano, que parecía una vagina.
Mi tío Alfredo se metió conmigo en la regadera, y completamos entre los dos nuestra higiene corporal, matizándolo con apasionados besos y caricias. Era un placer enjabonar esa vergota semi dura, que colgaba entre sus piernas o sentir sus dedos limpiar mi culito. Casi para salir de la ducha reparadora que nos estábamos dando, mi tío me dijo:
TA- Oye bonita, aún es temprano, ponte algo bonito y salgamos a cenar.
P- Noooo! Nunca he salido a la calle, me da mucho miedo.
TA- No pasará nada, yo te cuido. Además, la camioneta está dentro de la casa, sólo tenemos que subirnos y vamos y buscamos unos tacos, si no quieres bajar, podemos comer arriba de la camioneta, yo me bajo a pedir, anda si?
P- Seguro? Y si alguien nos reconoce?
TA- Nadie va a reconocerte, eres muy guapa y te sabes arreglar muy bien, y si me reconocen a mi, sólo pensaran que tengo una aventura con una niña muy guapa.
P- Ok, vamos.
TA- Pero ponte algo bonito.
P- Ok.
Mientras terminaba de maquillarme frente al espejo del baño, vestida con corpiño, tanga, liguero de encaje, medias negras con una muy sensual tira de encaje que gracias a la banda de silicona que traía se adhería a mi carnoso muslo, y unas zapatillas de tacón alto, mi tío Alfredo detrás de mí se peinaba y fingiendo un descuido me acomodo su vergota entre mis femeninas formas traseras, era imposible disimular la excitación que sentía, pues provocó que mi pequeña verguita se saliera entre los pliegues de mi tanguita. En cambio, su enorme trozo de carne ya estaba durísima otra vez, y exigía atención inmediata, sus fuertes manos masajeaban mis pequeños pechitos, poniéndome los pezones duros y sensibles nuevamente, los soltó únicamente para correr mi diminuta tanga a un lado y acomodar la cabeza de su vergota de nuevo en mi pequeño orificio anal, sin embargo, y debido a que ya nos habíamos aseado en ese momento, mi hoyito no estaba nada lubricado y estaba siendo muy difícil y dolorosa la penetración, por lo que de la sala traje el bote de lubricante y yo misma unte generosamente este aliviador gel en su vergota, y ahora si, al intentarlo nuevamente sentí ese enorme trozo de carne de hombre deslizarse de una manera muy deliciosa por mi interior. En el espejo del baño veía mi cara recién maquillada retorcerse por las muecas y gestos del placer que mi tío me estaba regalando, y la suya con gesto de satisfacción de estar enculando a su nueva puta personal, y en el espejo de la puerta veía como yo, parada con las piernas abiertas, con mi culo en pompa, inclinada hacia el frente, recibiendo esa vergota dura dentro mío, y mi tío, detrás mío, aferrado a mis caderas, me mantenía inmóvil y empinada para el frente, mientras no dejaba de meter y sacar sin compasión su gorda anaconda de mi pequeña cuevita. La metía hasta el fondo y la sacaba casi toda para volver a embestir. Mi cuerpo era sacudido con cada empuje, cada vez más rápido. Mis ojos por momentos se ponían en blanco, debido al placer recibido y al mar de sensaciones ricas que obtenía al ser cogida sin contemplaciones por ese enorme macho. Podía apreciar con detalle como su enormeee vergota se enterraba por completo en mi culito, desapareciendo completamente por momentos. La cachondez que obtenía por la cogida que me estaban dando, y por la visión de la película porno que podía mirar a través de los espejos, en donde yo era la actriz protagónica, en el papel de toda un hembra siendo sometida por el gran macho semental que resultó ser su tío, me descontrolaba, en ese momento no era dueña de ninguna de mis emociones ni de mis sentidos, solo me limitaba sumisamente a recibir esa verga que me inundaba de placer. La verdad, si me pongo a recordar, no recuerdo el número de hombres en mi vida me han hecho sentir esa sensación de placer tan grande, de sentirme tan pero tan mujer, con el deseo propio de entregarme y complacer a un macho de esa manera, seguro que no fueron muchos. El placer sentido, sólo puede describirse en la forma en que mis suspiros, gemidos y grititos histéricos de placer extremo se escuchaban, no hay mejor descripción para plasmarlo en este relato. Casi para llegar a su clímax, mi tío dirigió una de sus manotas, y tomó mi verguita y masturbándome, sacó mis jugos mientras los suyos inundaron mi ser.
Después de algunos minutos que ambos ocupamos para recuperar nuestro aliento, miramos el reloj, ya pasaban de las 11pm por lo que ya no era factible arreglarnos nuevamente con la intención de salir como habíamos planeado previamente, por lo que nos dimos una limpieza rápida, yo me cambié nuevamente pues mi ropa interior estaba llena de semen mío y de mi tío, esta vez elegí un hermoso babydoll en colores blanco y lila, recuerdo que tenía hermosos detalles de encaje en la parte de las bubis y el resto era de hermosa tela satinada, también tome prestadas un sensual par de medias a medio muslo, color blancas con una muy sexi tira de encaje que se adhería a mi piel gracias a una discreta tira de silicona, las combine con un liguero de encaje en color blanco que hacía juego perfecto con la tira de encaje de las medias, y sólo para rematar seleccione una hermosísima bata color blanco de tela de rayón, me enamoré de ella pues era larga pero transparente, por lo que perfectamente se podía mirar por debajo y dejaba ver mis gordas nalgotas desde atrás, también tenía peluche en todo lo largo de las costuras y en las mangas, estaba en verdad feliz de disponer esa noche del closet de mi tía Lupe, y en definitiva lo estaba aprovechando al máximo, así me dirigí junto a mi tío que sólo tuvo que cambiarse de bóxer, a la cocina, no quedaría otra opción que cenar algo de lo que encontrásemos en su refrigerador, afortunadamente pudimos encontrar lo necesario para que yo pudiera cocinarle huevo con jamón, yo preferí un platito de cereal, pues quería mantener mi intestino ligero, por si mi tío (y deseando que lo hiciera), volvía a cogerme está noche. Cenamos y nos fuimos a dormir un poco, pues en verdad necesitábamos reponernos, ya que por el esfuerzo físico yo sentía mi cuerpo realmente cansado. Le di un besito de buenas noches y me dormí perdidamente sobre su pecho, acurrucada totalmente al fuerte cuerpo de mi tío Alfredo.
No sé cuánto tiempo dormimos, pero me despertó la riquísima vergota este macho semental, pues tenía una típica erección matutina y aunque el estaba dormido por el cansancio derivado de la épica cogida que me dio la noche anterior, su anaconda estaba totalmente dura y buscando batalla nuevamente, yo podía admirar el físico tan espectacular que el poseía, sus músculos bien trabajados para sus 40 y tantos años, y obviamente, su majestuoso cetro de carne de hombre que se cargaba este fabuloso macho semental. Me incorporé y arrodillada sobre la cama tomé su vergota entre mis manos y comencé a lamer y besar la cabeza de ese monstruo venoso con verdaderas ganas, mi tío se despertó y con mi mano en su estómago le pedí que se quedara acostado, está vez quería manejar yo misma la situación, así que haciendo gala de las habilidades en el arte de mamar verga que yo poseía ya para ese momento, le propone a mi tío una verdadera felación, una mamada como debe darse, quería que se fuera a la playa con mi tía y se acordará de mí, quería que mientras mi tía Lupe se la estuviera mamando pensara en mi. Mame todo el tronco de su gran vergota, bajaba y besaba sus gigantes huevos, los sobaba mientras atendía la inmensa cabezota de esa verga. Solo la solté para lubricar mi culo, con mi tío acostado y su vergota apuntando al techo, me monté sobre él y lentamente la fui devorando con mi culo hambriento. Mis manos sobre su pecho me servían de apoyo para cabalgarlo. Era yo quién ahora decidía, era Paulina quién le daba placer a su amante. Mi culo se tragaba toda su verga, me movía en círculos con toda su gran herramienta masculina dentro mío y luego daba brincos sobre él, me despegaba un poco, para luego embestir y mandármela a guardar nuevamente hasta lo más profundo de mi caliente agujerito anal. Subía y bajaba sobre su grande barra de carne con gran facilidad, mi culo gozaba cada centímetro de verga que penetraba en mi cuerpo, mi tío no permanecía del todo estático, pues sus fuertes manos pasaban de sobar y nalguear mis gordas y femeninas asentaderas, a masajear y pellizcar mis pequeñas bubis y mis pezones, de pronto, mi tío me indicó con gestos que estaba por terminar, asi que me baje de mi montura y me abalancé sobre su vergota y con la cabeza de esa víbora en mi boca, lo masturbé con fuerza, hasta que hinchándose hasta el extremo posible explotó su cremosa leche en mi boca, la cual deguste con verdadero placer, ante la satisfecha mirada de mi tío. Cuando terminó, me dispuse a lamer los restos de su deliciosa corrida, dejé su verga totalmente limpia con mi boca, y enseguida recogí con mis dedos el semen que caía por las comisuras de mis labios y me los tragaba deleitándome con su delicioso sabor, y entonces regalándole una coqueta sonrisa le dije:
P- Buen día, mi amor…
TA- Uff… Que buen inicio de día!
Allí termino el delicioso día en que reemplace por primera vez a mi tía en su propia casa, en su propia cama con su delicioso marido, acepto que no fue la última vez que esto sucedió, pues sus viajes a convenciones en ciudades foráneas eran continuos, y siempre se adelantaban ella y mis primos, por lo que dejaban a mi tío Alfredo sólo una noche y allí era cuando yo y el aprovechábamos para dar rienda suelta a nuestra lujuria.
Él se fue a alcanzar a su familia, y yo me quedé aún un rato más, el me dejó la llave y me dijo que la guardará para cuando pudiéramos repetir lo sucedido, me quedé allí para limpiar lo que habíamos utilizado y lavar la ropa de mi tía y las sábanas que habíamos ensuciado. Acepto que también aproveche para dar rienda suelta a mi gusto por la ropa de mujer, pues mi tía Lupe tenía en ese momento un guardarropa que me causaba envidia, y en ese momento lo tenía completo para mí durante los siguientes 3 días, quien de ustedes mis niñas no aprovecharía semejante oportunidad?
FIN
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